POR LAS HUELAS DE MI PRIMER AMOR
Yo giré tu cintura lunar locuras halladas en mis deseos. Y
descubrí la miel rodando la geografía de tu piel; y te abarqué inmenso
como huésped y como amo, y fuiste el viento apoderándose de los molinos
mi sangre, y tu grito fue lluvia de hembra sideral diseñando genealogías
del hombre infinito.
El primer amor es alusión de lo supremo pegado en el
alma como un navío perfumando reminiscencias inalcanzables.
Entonces no sabía que tú eras mi primer amor, porque eras mi
único amor. Desde entonces, evocarte es
recorrer las fragancias digitales de tu cuerpo recorriendo mi alma, en
pos de universos irrecuperables.
Y no sabría decirte si en tus labios hallé el paraíso o la
agonía, pero tú eres estrofa de mis ríos, mi agua curativa, obligándome a
buscar en todas las mujeres tus ojos, tus labios, tu pelo, como si todas las
mujeres, fueran tú.
Y eres mi aldea de soledad y bejucos, sagrado lugar en donde
viven flores con tonos de mi primer amor, mi gran amor convertido en
nacionalidad.
La íntima patria de uno, es el lugar del primer amor.
El Perú es mi primer gran amor, marcado por mi salida en
busca del pan y la luz (“como gana el pan, se gana la luz” Luís Felipe) y
es también mi rosa de los vientos indicando mi vuelta a Ítaca.
No hay símil más perfecto que tus senos con los Andes ni
playas ni acantilados, con tus caderas invernando sorpresas.
El mar es una sonata que se reproduce en tus jadeos, y
las lluvias tañen notas de relámpagos en tus besos.
Tu sonrisa es pétalo reflejado en una porcelana fina, Y
eres mi poema caminante sobre el dolor armando esperanzas, vuelos
de sorpresas o flautas perfumadas de maíz colectivo con milagros de mar y
peces invitando a niños a una ronda de jardines emplumados de golosinas como
piñatas de leyendas doradas.
Régulo Villarreal Dolores
C.14.2.17
NEPER Perú Caminante
Literatura Caminante para una historia en marcha.