Tarde te améSan Agustín
¡Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te buscaba;
Y deforme como era,
Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
Que, si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:
Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume y respiré,
Y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento hambre y sed;
Me tocaste y me abrasé en tu paz.
****
TARDE ME DI CUENTA
Tarde me di cuenta
que con tu amor me rodeabas
pero yo estaba ausente
ni siquiera te buscaba.
Respiraba ansiosa el aire,
que como una ofrenda me dabas
pero vivía sin sentir vida…
en cámara lenta, avanzaba.
Tuviste que quebrantarme
para que al fin te buscara
y así darme cuenta,
que sin ti no era nada.
Mi clamor como alarido
de una fiera lastimada
¡Ven a lamer mis heridas,
saciar mi alma atormentada!
Hoy, ya sé que no fue tarde...
Te alabo y bendigo
porque este amor que arde
es el tuyo que acaricia
a este ser cobarde
que te encontró un día
dignándose mirarme.
Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
Derechos reservados Nº 452298
¡Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te buscaba;
Y deforme como era,
Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
Que, si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:
Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume y respiré,
Y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento hambre y sed;
Me tocaste y me abrasé en tu paz.
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TARDE ME DI CUENTA
Tarde me di cuenta
que con tu amor me rodeabas
pero yo estaba ausente
ni siquiera te buscaba.
Respiraba ansiosa el aire,
que como una ofrenda me dabas
pero vivía sin sentir vida…
en cámara lenta, avanzaba.
Tuviste que quebrantarme
para que al fin te buscara
y así darme cuenta,
que sin ti no era nada.
Mi clamor como alarido
de una fiera lastimada
¡Ven a lamer mis heridas,
saciar mi alma atormentada!
Hoy, ya sé que no fue tarde...
Te alabo y bendigo
porque este amor que arde
es el tuyo que acaricia
a este ser cobarde
que te encontró un día
dignándose mirarme.
Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
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Argentina
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