Danilo Sánchez Lihón
1. La misma
savia
En
la poesía de Manuel Scorza el brillo de la palabra, su fulgor preciso y
la nota exacta en el límite de lo posible hacen lo imposible,
encuentran una luz, una puerta, una escalera; hallan una rendija hacia
la cual asomarse para avizorar otro universo. Es deslumbrante en la
imaginería que despliega. Como él mismo dice:
¡Ninguna mano arrojaría ninguna flor sobre la tumba de ese relámpago!
Empezó con versos cortos, en Las imprecaciones y Los adioses, luego los fue volviendo más largos, en Desengaños del Mago, después los hizo versículos casi descriptivos, en Cantar de Túpac Amaru.
En
este proceso llega finalmente a perfilar las estrofas de sus novelas,
en donde se siente el mismo hálito mágico de sus poemas, evidenciando
que se alienta en su narrativa una línea de continuidad que va de su
poesía hacia su prosa.
Y
que, si bien se distingue formal y externamente, tienen la misma raíz,
la misma savia y urden o perfilan la misma flor de la cual emerge y se
alza un asombroso arco iris.
2. Metáforas
a favor de la lucha
Demiurgo,
visionario de reinos ignotos, creador de mundos nuevos e imperios
fastuosos, de monarquías milenarias, lujoso en los detalles, pasa del
amor sentimental al sensual, del olvido al goce, de la ausencia a la
posesión deslumbrante.
Así,
el conjunto de su obra constituye una épica de la vida, del amor y los
valores genuinos de redención del hombre; la épica de un país épico y de
vida épica, como es el Perú. Que al principio es mítico, luego trágica,
luego dramática, para después hacerse épica en el verbo y la pluma de
poetas de categoría mayor como fue y es Manuel Scorza.
Se
siente en su poesía rugir y desatarse la tormenta. Se escucha bramar y
precipitarse la tempestad. Asolar con su rugido el viento. La cólera, la
indignación, la rabia de los elementos terrestres por la condición
indigna del hombre sobre la faz de la tierra.
Donde
lo fantástico adquiere categoría de símbolo, donde las fantasías son
metáforas a favor de la lucha de la comunidad indígena, donde se siente
adhesión, compromiso pleno, identificación con esa masa ígnea de
hombres, hecho que es de una sensibilidad total y de una grandeza
absoluta.
3. ¿Puros
de qué?
Garabombo
era invisible, como invisibles eran todos los reclamos, los abusos y
las quejas. La protesta fecunda, el grito que parece del nacimiento, el
alarido del que avisa, amonesta, impreca, las palabras urgentes,
heridas, sangrantes, pareciera que se esfuman y se hacen viento. Y se
vuelven transparencia y sabiduría.
Y
esto es ser únicos, y esto es ser diáfanos y hasta diamantinos. Y esto
es ser puros. Porque yo no sé por qué se les llama “puros” a los poetas
esteticistas, a los que solo retuercen el lenguaje, a aquellos que no
sienten ni la punta de un alfiler rozárseles las venas, aquellos que no
sufren nada salvo la confusión de sus propias palabras.
O,
me corrijo: ante quienes sentimos la confusión de sus propias palabras
sin que ellos mismos lo sientan. Aquellos de la inmovilidad y lo
aséptico. ¿Puros entonces de qué? ¿Puros o distantes de la nobleza de
ser hombres íntegros?
En
Manuel Scorza, como todo lo que relumbra, estalla y arde, es también
parte de su esencia la sombra y tiniebla, y a ésta se la siente también
pura, de pureza humana y no de indiferencia.
8. Triunfo
silenciado
Alguna
vez escribí que el primer territorio liberado en nuestro transido y
aquejado Perú era el territorio de la poesía y el de la literatura, en
donde, por la década de los 60 y 70 flameaba la bandera de la redención
del indígena, de la justicia social para los desposeídos, de la
dignidad, y para los explotados y marginados de la tierra.
Sin
embargo, a la vuelta de algunas décadas, ¿qué es lo que ha ocurrido?
¿Qué catástrofe silenciosa se ha desatado para que imperen y dominen en
el panorama de las letras nacionales los aspectos denigrantes, espurios e
insanos de los neutros, los viscosos y perversos?
¿Qué
sistema tan envilecido e infame hemos dejado que se imponga, que ha
colocado a talentos como Manuel Scorza nada menos que en la marginalidad
y en el ostracismo del reconocimiento en nuestro país?
Porque
podría ser explicable que la indiferencia se ensañe contra un pobre
estudiante que anhela labrarse un destino en las letras nacionales, o
con un escritor discreto, quizás con un tímido artesano de la palabra,
tal vez con un creador menor y sin vínculos.
¿Pero
que se aplique a poetas y novelistas como Manuel Scorza? ¿A uno de
nuestros grandes creadores como es él? Sencillamente, ¡no lo entiendo!
5. Pero,
además...
Él,
permanece sin figurar en las antologías. ¡Es inhallable en ediciones
nacionales! Es escaso en estudios, comentarios y críticas. Menospreciado
arteramente por algunos escritores que deslizan subrepticiamente contra
él su veneno.
¿Cuál
es la razón, el motivo que explica todo esto? Su consecuencia con una
literatura de inspiración social. Porque, qué coincidencia: a otros
destinos proteicos de inspiración social, como son Alejandro Romualdo y
César Calvo, les pasa igual.
Igual
murió el primero de ellos abandonado, pobre y encontraron su cadáver
días después de haber muerto en su propia casa. Y el segundo de ellos,
César Calvo, murió en un hospital de caridad, su columna periodística
Campana de palo fue silenciada años antes, y, ¿qué periódico, revista de
actualidad, programa de radio y televisión se ocupan de sus obras?
En
algún momento creí y pensé ingenuamente que los medios de comunicación y
los cenáculos no daban espacio ni cabida ni aceptan a quienes nunca
tuvieron éxito en algo, o no hubieran ganado un premio.
6. La causa
del pobre
Pero
Manuel Scorza, Alejandro Romualdo, César Calvo, y muchos otros ganaron
premios internacionales. Pero, además, ¿quiénes pudieran ser e igualarse
como ellos en ingenio, audacia, brillo verbal y en ideas geniales?
¡Creo que nadie!
Sin embargo, en el caso de Scorza, Calvo y muchos otros con un signo de vida preciosa son, al contrario, vilipendiados.
Manuel
Scorza incluso fue muy controvertido porque en algún momento de su vida
su éxito fue resonante. A este respecto, y corrigiéndome lo que pensaba
antes, lo cierto es que en nuestra idiosincrasia nos duele más bien el
éxito del otro.
Respecto
al éxito extraordinario de Manuel Scorza se hicieron mil conjeturas,
elucubraciones, y surgieron rencores y hasta maldiciones. Y es que la
riqueza de los demás nos parece monstruosa.
El
que alguien sea dichoso nos hace retorcernos de envidia; amarga aquí la
vida de muchos y nos inunda de cólera. Nos lastima la vida y la alegría
del otro.
7. Lo que no morirá
jamás
Pero, ¡fuera o lejos penas, quejas y quebrantos! ¡Dejémonos de lamentos!
La poesía de Manuel escorza es lluvia buena e inmensa. Es viento saludable y poderoso.
Es torrente cristalino que baja de las montañas. Es arroyo y es cascada que se precipita cantarina y fortalece el alma.
Es
río de aguas caudalosas que crea bosques y da lugar a cultivos y
sembríos, que riega huertos en donde se alzan cabañas entre grandes
árboles, donde crecen árboles frutales y plantas que alimentan y curan
los males del cuerpo y la mente.
Es
agua que luego se conduce por acequias desde donde se lanzan para mover
molinos de piedra y mover turbinas eléctricas que dan luz a los
pueblos.
Es agua buena que fecunda, que refleja los rostros de los niños que van a la escuela.
Es
lo que vendrá, lo que nunca acaba. Es la dicha, es el brotar de las
espigas, es lo justo y es lo bueno. Es la esperanza, que no ha de morir
jamás.
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