Danilo Sánchez Lihón
1. Y el fuego
purifica
Es la noche anterior al Inti Raymi en el Cuzco y nos
hemos reunido aquí en la Plaza de Aucaypata el Inca con su pueblo y esperamos
descalzos la salida del sol.
Todos estamos sumidos en profundo silencio, con
inmenso y recogido respeto y devoción, empezando por el Inca y sus parientes,
con los brazos abiertos y en rendida oración.
Ahora, el gran sacerdote crea el Nuevo Fuego, del cual
todos extraemos una llama votiva.
Porque el sol es fuego. Y el fuego es energía que
purifica seres y cosas.
Resalta el color escarlata en la vestimenta del Inca.
Y entre nosotros el verde, el azul, el amarillo y los dulces bermellones.
El Inca permanece inclinado y reverente esperando la
salida del sol, mientras todos entonamos el himno que dice:
2. En las cumbres
de los cerros
Poderoso sol
de la
felicidad eterna,
cálida fuente
principio de
vida.
¡Qué
resplandor!, diciendo
me
prosternaré ante ti;
mírame,
Señor, adviérteme,
y vosotros
ríos y cataratas,
y vosotros,
pájaros,
dadme
fuerzas,
todo lo que
podáis darme;
ayudadme a
gritar
con vuestras
gargantas
aún con
vuestros deseos
y
recordándolo todo
regocijémonos,
tengamos
alegría.
¡Oh sol! que
dijiste
y tuviste por
bien que hubiese
Inca Señor,
guárdalo en paz,
alumbra a las
personas
que
apacientas, no estén
enfermos,
guárdalos sanos
y salvos, ¡Oh sol!
3. Cultura
de fiesta
Cuando el sol aparece en el horizonte se oye primero
el agudo silbar de los pututos.
Y estremecen la plaza los sones de júbilo de las
flautas, pincullos y zampoñas.
Luego revienta en el aire el zumbar acompasado de los
huáncares.
Resuenan las tinyas con sus ritmos de fiesta y se alza
un grito de júbilo que retumba en los aires.
Se eleva una wifala de las multitudes reunidas en uno
y otro confín hacia la bóveda sideral, para hundirse después en el alma de la
gente.
La música en particular y el arte en general, son
manifestaciones primigenias, naturales y espontáneas en el mundo andino.
Mundo en el cual se ha alcanzado a plasmar una cultura
de fiesta del alma, fiesta moral que enaltece el corazón, la mente y el
espíritu de las personas.
4. Carácter
matinal
Y es porque hoy día 21 de junio se cumple el inicio
del solsticio de invierno, que es cuando el sol se aleja en extremo de la
tierra, teniendo esta conmemoración un sentido de llamado, de invocación y
gratitud.
Que se hace en todas las ciudades y comarcas a lo
largo y ancho del Tahuantinsuyo, ocasión en que recibimos en el Cuzco a los
curacas y nobles que vienen de las panacas principales del reino.
Revela esta festividad aspectos fundamentales de
nuestra cultura, cuales son en primer lugar el carácter matinal, el que en ella
se exalte lo que es luminoso, afirmativo y fecundo.
El cultivo del arte de manera consumada, de exaltación
de la vida y de gratitud y homenaje a la naturaleza y al cosmos.
Pero igual, la excelencia científica, donde la
precisión astronómica está basaba en juiciosos, prolijos y múltiples sistemas
de observación.
5. A la luz
del sol
Esto se puede constatar en la multiplicidad de
adoratorios que a su vez son observatorios astronómicos, en los monumentos
solares.
También en los sistemas de orificios aéreos que lucen
los edificios públicos
En ellos la ubicación de las estrellas es captada con
total perfección.
Incluso, para las mediciones astrales contamos con
vasijas de uso ceremonial en las cuales se deposita agua sobre una superficie
cóncava.
Estos instrumentos tienen un sistema de señales en
base a huecos y relieves que nos permiten registrar evoluciones matemáticas de
los cuerpos celestes.
Es en estas superficies en donde se ven reflejadas las
estrellas del firmamento, sabiendo de ese modo su exacta ubicación solo al
verlos posarse en un determinado punto del recipiente.
6. Radiante
claridad
Nuestra cultura incaica es helíaca por ser su eje el
sol.
Y entre nosotros es en el astro diurno que se
representa el círculo de sabiduría de la vida.
Por eso, todas nuestras actividades significativas las
hacemos a la luz del sol.
En la cultura andina honrar al sol hasta ahora tiene
el sentido de glorificar la vida que bajo su poder germina, crece y madura.
A cuyo abrigo nacen, se crían y sustentan las
especies. Y cuya luz esplendente es tomada como metáfora de conocimiento,
virtud y sapiencia.
Las puertas de las casas se construyen en dirección de
la salida del disco solar. Los terrenos se trabajaban bajo su radiante
claridad.
El brillo del rostro y de los brazos, efecto del sudor
generado por el esfuerzo bajo la luz del sol, se destaca en las composiciones
de conmemoración y poemas de apoteosis y celebración como son los hayllis.
7. Y en todos
reconocernos
Y así como esperamos aquí la salida del sol en la
plaza, lo hacen en las calles, las colinas, los caminos. En las cumbres de los
cerros y en las llanuras estupefactas de todo nuestro vasto territorio.
Todas las familias estrechamente reunidas: varones y
mujeres, ancianos y niños.
Esta fiesta ritual se la une después al trabajo y a
toda presencia de lo sagrado: Al sol, a las nieves, a las lagunas y a los apus,
que son las montañas.
Es fiesta de solidaridad, de reverencia a lo noble y
venerable, lo que asegura, protege y afirma la vida.
De reconocer al padre y a la madre que el mundo tiene,
cuales son: el sol y la tierra. Porque la cosmovisión de nuestros pobladores
hizo que el mundo tuviera padre y madre.
Y, consecuentemente, respeto, adoración y principios
de vida que acatar y que hacer cumplir. Y en todos nosotros reconocernos hijos
y seres entrañables que se quieren. ¡Jajaylla, hermanos!
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