LA HISTORIA JAMÁS CONTADA
SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE LA POLICÍA EN LA OPERACIÓN CHAVÍN DE HUANTAR
Paul Valery se refiere a la historia como el producto más peligroso que ha elaborado la química del intelecto, reabre heridas, hace soñar, emborracha a los pueblos, suscita recuerdos engañosos , despierta manías de grandeza y persecutorias , vuelve a las naciones agrias, impacientes y vanidosas y justifica todo lo que queremos, incluso, esconde otras historias que con el tiempo pugnan por salir a la luz.
Han pasado 17 años de la operación de rescate de rehenes Chavín de Huantar, una operación brillante, un ejemplo de estrategia militar y de inteligencia, pero pocos conocen que la policía, principalmente, la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE), tuvo un rol importante en el trabajo de inteligencia y penetración electrónica durante los 126 días que duró el asalto y toma de rehenes en la residencia del Embajador de Japón. Tuve la oportunidad de conversar con el Mayor PNP en retiro, Marco Castro Renswich, uno de los protagonistas, y me contó, fiel a su estilo, la historia jamás contada sobre la labor del personal policial en esta admirable operación.
El mayor Castro, como otros policías, permanecieron durante años en silencio y no hace mucho tiempo, rompieron su silencio, porque tienen la esperanza que se les reconozca su sacrificada e inteligente labor. Por parte de los comandos del EP, hubo premios, reconocimientos, ascensos, les regalaron viviendas y hasta hoy, les rinden homenaje, pero al grupo de policías que tuvieron destacada labor de inteligencia, nada de nada . Más, aún, existió el intento de silenciar su participación bajo amenazas, obligándolos a firmar un documento para no revelar nada de la participación de la policía en este operativo de rescate . El día 22 de Abril de 1997, al promediar las 4 de la tarde, después de la culminación de la Operación de Rescate de Rehenes “Chavín de Huántar”, todos los policías que participaron en labores de inteligencia, se encontraban en el segundo piso de la Clínica Virgen del Carmen en donde montaron una base de operaciones durante todo el tiempo que duró el asalto emerretista, procedieron a desmontar todo el equipo utilizado, embalarlo junto al mobiliario y efectos personales que habían llevado y después de dos horas, bajaron al primer piso de la Clínica, recibiendo el reconocimiento de médicos y enfermeras. Pero, ¿Cómo la DINCOTE se convirtió en un pilar de apoyo para el éxito de la Operación Chavín de Huantar?
El Consejo para el control de la crisis.
Ante la gravedad de los acontecimientos, el Comando de la Policía Nacional desde un primer momento dispuso que la Jefatura de la VII Región PNP, Dirección de Seguridad del Estado, Dirección de Inteligencia PNP y la Dirección Contra el Terrorismo PNP, conformen un “Consejo para el Control de la Crisis”, estableciéndose un puesto de comando único y permanente en la zona de influencia al teatro de operaciones. Los agentes de la DINCOTE, se encargaron de llevar a cabo cuatro tareas: trabajos de penetraciones humanas y tecnológicas para conocer de todo aquello que acontecía en el interior de la residencia, procurando saber ubicación de los rehenes, actitud de los mismos, disposición y desplazamientos de los terroristas, comentarios y perspectivas que tenían en mente realizar, así como el recojo y análisis de los desperdicios que salían; la identificación plena de los terroristas, lugar de origen, nexos, familiares y todos aquellos aspectos relacionados con la investigación, necesarias hasta la formulación del atestado; el análisis de la información obtenida para producir inteligencia y retransmisión de la misma al comando policial ante una eventual intervención de Fuerzas Especiales de la DINOES-PNP.
Durante la planificación se formaron equipos de trabajo para coordinar con agencias de inteligencia nacionales e internacionales para el uso de “bichos” (micrófonos), obtenerlos y recuperarlos, establecer bases de seguridad especiales donde se pudieran operar los equipos de escucha en función de la penetración tecnológica, crear un sistema de comunicación con códigos y procedimientos secretos para evitar la identidad de los agentes; establecer un grupo de recojo y análisis de los desperdicios (basura) en la que salían entre otras cosas notas de los rehenes, que en muchos casos correspondían a listas de personas al interior, misivas a sus familiares y en algunas otras información relacionada con la cantidad de terroristas al interior de la sede diplomática, tipo de armamento, puestos de vigilancia, rutinas y diversa información que constituyó en un primer momento la columna vertebral de toda información en caso que se produzca algún incidente que amerite una intervención de emergencia; establecer desde los edificios próximos a la residencia un sistema de visión del interior del local, los movimientos que en ella se dieran, el desplazamiento del personal de la Cruz Roja Internacional, de los Bomberos, de los Médicos y complementar datos con relación al accionar terrorista de la OT-TA en la Selva Central, especialmente en Pichanaki, Yurinaki, San Sirio Palomar, Alto Yurinaki, etc. Además, viabilizar los mecanismos para poder “ingresar” los equipos de inteligencia electrónica al interior de la residencia mediante operaciones especiales, que de ninguna manera debían ser descubiertas por los terroristas, periodistas, Comisión de Garantes, Cruz Roja Internacional, ni siquiera por los rehenes que no fueron seleccionados en el proceso de reclutamiento de inteligencia; carnetizar e identificar a todos los periodistas nacionales y extranjeros que se encontraban cubriendo el evento; recojo y análisis de los desperdicios (basura) en la que salían notas de los rehenes, instalación de bases de trabajo de ubicación estratégica y coordinar con los efectivos de la FBI, así como con la Policía Metropolitana de Tokio.
El primer “bicho” o micro, ingresó oculto en el bastidor de un cuadro con la imagen del Señor de los milagros, luego ingresaron en los termos, dos cajas de frutas, escobas, una guitarra con estuche, un crucifijo de madera, linternas de mano y una Biblia , entre otros, lo que permitió la grabación y escucha en tiempo real de todos los acontecimientos que se desarrollaban al interior de la sede diplomática, tanto del comportamiento de los emerretistas como de los rehenes, posteriormente dichas cintas magnetofónicas eran sometidas a un riguroso proceso de escucha y apreciación de situación por parte de la Oficina de Análisis de la DIRCOTE, para luego ser enviados al SIN.
Al terminar la operación que recuperó la residencia nipona y rescató los 72 rehenes con el mínimo costo, gracias a la puesta en marcha de la gran maquinaria de inteligencia y contrainteligencia por la policía, principalmente la DIRCOTE, esta unidad hizo vanos intentos por hacer público su participación y lo relevante del gran sacrificio, dedicación y profesionalismo que desplegó su personal desde el primer minuto en que se tomó conocimiento de la tragedia nacional ocurrida la noche del 16 de Diciembre de 1996 y perpetrada por una banda de delincuentes liderados por Néstor Cerpa Cartolini (a) c. Evaristo, pero fueron intentos vanos para reivindicar la participación de los policías ya que quedaron sepultados en el anonimato por culpa del director general PNP de aquel entonces, Tnte. Gral. Víctor Alva Plascencia, quien cumpliendo órdenes emanadas del Servicio de Inteligencia Nacional en donde reinaba Vladimiro Montesinos, silenció , bajo amenaza de sufrir drásticas sanciones a quien se atreviera a desmentir las declaraciones difundidas por el Gobierno en todos los medios de prensa, en el sentido que la recuperación de la residencia fue un trabajo concertado por el triángulo encabezado por el presidente de la República, Alberto Fujimori Fujimori, el asesor del presidente, Vladimiro Montesinos Torres y el General “Victorioso”, Nicolás de Bari Hermosa, responsable de los Comandos que intervinieron en el asalto final. Cuando en el diario El Comercio, se publica en primera plana un artículo que dejaba entrever que había sido la Dirección Contra el Terrorismo y no el SIN quien se había encargado del trabajo de los micrófonos, el Mayor PNP Marco Castro Renwick, quien había diseñado las penetraciones electrónicas en la residencia nipona y estuvo a cargo de una veintena de efectivos entrenados en técnicas de escucha y trascripción de audio (damas y varones de la policía, personal de alta confiabilidad, fue dado de baja por medida disciplinaria, responsabilizándolo de la salida de esta información que los estrategas del SIN pretendían ocultarla para siempre.
Pocos conocen parte de esta historia. Después de 17 años, aún permanece enterrada la valiosa y crucial participación que tuvo la policía en el desenlace de la operación militar “Chavín de Huantar” en donde perdió la vida, el magistrado Carlos Giusti Acuña, el comandante EP Juan Alfonso Valer Sandoval y el teniente EP Raúl Gustavo Jiménez Chávez, así como 14 miembros del destacamento del “MRTA”.
Los comandos de las FFAA que participaron en la operación Chavín de Huantar, todos los años reciben homenajes , pero la labor de la policía, principalmente la DINCOTE, aún permanece en el nonimato hasta que sean reinvidicados por una cuestión de justicia.
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