AMIGO
Dedicado al gran escritor Gabriel García Márquez
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Amigo, célebre, insigne, ínclito escritor,
mira el rocío que cubre las hojas de las montañas,
y las caídas de las aguas que deslumbran tus pupilas,
ahí se escucha el sórdido eco de tus suspiros,
y el polen que destellan las blancas margaritas,
derramando lloviznas de estrellas,
y el cielo se une con el mar en el ocaso de tus sienes,
y en la excelencia de tus manos cabalga amaneceres.
Dedicado al gran escritor Gabriel García Márquez
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Amigo, célebre, insigne, ínclito escritor,
mira el rocío que cubre las hojas de las montañas,
y las caídas de las aguas que deslumbran tus pupilas,
ahí se escucha el sórdido eco de tus suspiros,
y el polen que destellan las blancas margaritas,
derramando lloviznas de estrellas,
y el cielo se une con el mar en el ocaso de tus sienes,
y en la excelencia de tus manos cabalga amaneceres.
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Amigo: ¡Cuánto extraño tus hermosas expresiones!
y el dulce recuerdo de tu imperecedera sonrisa
mira, los sauces que bañan las mieles de la luna
y el cosmos que danza en los trigales
y tus rojizas mejillas que emergen de tu amable boca;
así se va la tarde como se fue tu vida
dejando la chispa divina de tus versos;
¿Sabes?, el viento viajero lleva tu nostalgia,
y los umbrales del mundo enjugan tu llanto,
y fenece el pesar ausente con el recuerdo de tu soledad.
¡Oh Gabriel!, hombre de la ilustre mirada,
y la gloriosa frente enhiesta de bondad;
mira amigo, cómo se aleja la muerte,
y cómo nos abandona la suerte;
y también como renace la vida,
y la majestuosa belleza de exuberantes prados.
Amigo: ¡Cuánto extraño tus hermosas expresiones!
y el dulce recuerdo de tu imperecedera sonrisa
mira, los sauces que bañan las mieles de la luna
y el cosmos que danza en los trigales
y tus rojizas mejillas que emergen de tu amable boca;
así se va la tarde como se fue tu vida
dejando la chispa divina de tus versos;
¿Sabes?, el viento viajero lleva tu nostalgia,
y los umbrales del mundo enjugan tu llanto,
y fenece el pesar ausente con el recuerdo de tu soledad.
¡Oh Gabriel!, hombre de la ilustre mirada,
y la gloriosa frente enhiesta de bondad;
mira amigo, cómo se aleja la muerte,
y cómo nos abandona la suerte;
y también como renace la vida,
y la majestuosa belleza de exuberantes prados.
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Yo te recuerdo en los manantiales de tu delirio
y en los alegres albores de bellos amaneceres.
Tu voz es el canto de las radiantes flores,
en los solitarios arcoíris de las altas colinas,
y en los frondosos valles que pintan las estrellas
y que acarician los cercos de la luz al beso,
y las cristalinas aguas que reflejan los piélagos salados,
y la agonía incandescente de tu pecho,
que reviven en las azules playas de escondidos mares,
allí, te buscaré en los arrecifes de tus manos,
y en la polinesia que expelen los suspiros de tu aliento,
y que despierta en el plectro de tus ojos.
Yo te recuerdo en los manantiales de tu delirio
y en los alegres albores de bellos amaneceres.
Tu voz es el canto de las radiantes flores,
en los solitarios arcoíris de las altas colinas,
y en los frondosos valles que pintan las estrellas
y que acarician los cercos de la luz al beso,
y las cristalinas aguas que reflejan los piélagos salados,
y la agonía incandescente de tu pecho,
que reviven en las azules playas de escondidos mares,
allí, te buscaré en los arrecifes de tus manos,
y en la polinesia que expelen los suspiros de tu aliento,
y que despierta en el plectro de tus ojos.
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Mira amigo mío, cómo ha pasado el tiempo,
y cómo se acerca la noche de tus lejanos ocasos.
Yo te digo en el aquilón de mis tristezas,
y en el regocijo de tus fríos inviernos,
cual paraíso que duerme en los rubores de tu viento,
y en el crisol que purifica tu triste lamento,
y que yo, viviré con tus pletóricas travesías.
Amigo que despiertas en las delicias del Señor,
y que dejas todo con la herencia de tu amor…
Mira amigo mío, cómo ha pasado el tiempo,
y cómo se acerca la noche de tus lejanos ocasos.
Yo te digo en el aquilón de mis tristezas,
y en el regocijo de tus fríos inviernos,
cual paraíso que duerme en los rubores de tu viento,
y en el crisol que purifica tu triste lamento,
y que yo, viviré con tus pletóricas travesías.
Amigo que despiertas en las delicias del Señor,
y que dejas todo con la herencia de tu amor…
A RODOLFO ASCENCIO BARILLAS
.
Por Luz Samanez Paz
RODOLFO, Poeta de El Salvador,
que vuelcas tu alma en tu pluma,
para ti le pido al cielo
las bendiciones de DIOS.
Eres en ser especial,
que nació para cantar
los versos más bellos,
que arrullan nuestro soñar.
Con pasión i con ternura,
con la más honda emoción,
das al mundo tus poemas
que siente tu corazón.
I por eso has alcanzado
la cumbre de tu ideal,
que es entregar tu alma
por la PAZ UNIVERSAL.
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Por Luz Samanez Paz
RODOLFO, Poeta de El Salvador,
que vuelcas tu alma en tu pluma,
para ti le pido al cielo
las bendiciones de DIOS.
Eres en ser especial,
que nació para cantar
los versos más bellos,
que arrullan nuestro soñar.
Con pasión i con ternura,
con la más honda emoción,
das al mundo tus poemas
que siente tu corazón.
I por eso has alcanzado
la cumbre de tu ideal,
que es entregar tu alma
por la PAZ UNIVERSAL.
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Rodolfo Ascencio Barillas
Poeta Salvadoreño
Embajador de ASOLAPO, El Salvador
Director de Prensa Internacional de ASOLAPO, con sede en el Cusco, PERÚ
Director de Imagen de la Organización de Prensa Latinoamericana
Rodolfo Ascencio Barillas
Poeta Salvadoreño
Embajador de ASOLAPO, El Salvador
Director de Prensa Internacional de ASOLAPO, con sede en el Cusco, PERÚ
Director de Imagen de la Organización de Prensa Latinoamericana
Miembro de la Asociación Nacional de Escritores del Perú y América
“NUESTROS PUEBLOS HERMANOS UNIDOS EN EL ARTE Y LA POESIA”
El 7 de Julio de 1958 nace en la Ciudad de San Salvador, El Salvador, Rodolfo Ascencio Barillas, hijo amado de don Cosme Ascencio Luna y Doña María Hortensia Barillas de Ascencio. Rodolfo Ascencio, reconocido poeta a nivel internacional, es amante de los demás géneros literarios y de la Filosofía.