martes, 29 de abril de 2014

29 DE ABRIL: DÍA MUNDIAL DE LA DANZA - FOLIOS DE LA UTOPÍA: DANZA DE LA TIERRA CHUCO - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2014 AÑO
DE LA BATALLA DE LA LECTURA Y
ESCRITURA POR LA CONSTRUCCIÓN
DE UN MUNDO MEJOR
 
ABRIL, MES DE LA PALABRA,
LA CREATIVIDAD LITERARIA E
INMORTALIDAD DE CÉSAR VALLEJO
 
CAPULÍ ES
PODER CHUCO
 
*****
 
FESTIVAL
DE DANZAS FOLCLÓRICAS
EN EL XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
 
 
ORGANIZADO EN EL MARCO DEL XV ENCUENTRO
INTERNACIONAL ITINERANTE DE CAPULÍ, VALLEJO
Y SU TIERRA A FIN DE CONSERVAR Y DIFUNDIR
EL PATRIMONIO DE DANZAS FOLCLÓRICAS
DE NUESTROS PUEBLOS.
 
 
ESTA MUESTRA QUE SE REALIZA
A ESPACIO ABIERTO Y DE CONCURRENCIA LIBRE,
EN LA PLAZA DE ARMAS DE SANTIAGO DE CHUCO
QUE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA HA ABIERTO
PARA LA PARTICIPACIÓN ENTUSIASTA
DEL PÚBLICO PRESENTE.
 
 
ESTÁN INVITADOS TODOS LOS PUEBLOS
QUE DESEEN CONCURRIR CON SUS DANZAS
TRADICIONALES EN DONDE ALTERNARÁN PALLOS,
KIYAYAS, TURCOS, CANASTEROS, QUISHPE CÓNDOR
Y TODA LA VARIEDAD DE DANZAS DE SANTIAGO
DE CHUCO Y PUEBLOS ALEDAÑOS Y QUE
EN ESTA OPORTUNIDAD SE HARÁN PRESENTES.
 
 
 *****
 
29 DE ABRIL
 
 
 
 
DÍA
MUNDIAL
DE LA DANZA
 
 
 
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 
 
DANZA
DE LA TIERRA
CHUCO
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
 “Mientras los blancos proclamaban que los indios eran bestias, los segundos se contentaban con sospechar que los primeros eran dioses. A ignorancia igual, el segundo procedimiento era más digno de hombres ciertamente”.
Claude Lévi-Strauss
“Tristes Tropiques”
 
1. El sol
hecho iris
 
La danza del Quishpi Cóndor de mi tierra nos conecta con la savia nutricia de lo que esencialmente somos; con esa raíz prístina, con ese arroyo de aguas claras y con ese rayo fulgurante que es nuestra identidad que, aunque herida, se mantiene palpitante e intacta en sus valores retenidos y conservados en su entraña. 
 
Que será esencia y conciencia en la reconstrucción y forja de la utopía andina que pugnamos porque arraigue, se plasme, se expanda y consolide.
 
Danza que en su extensión tiene su raíz en la nación chuco, en la lengua culli y en el culto al dios Catequil o Catequilla, cuyo asiento está en San José de Porcón en Santiago de Chuco, volcán que ruge, de cuya lava estamos hechos, como de tierra trémula. 
 
Ahora bien, sería bueno el intento de sondear en el origen del nombre de la danza del Quishpi Cóndor. 
 
He aquí algunos elementos: Quishpi en quechua es: “piedra que descompone los colores del arco iris”. Es el sol hecho iris, transfigurado y embellecido por acción del agua hecha lluvia. Es connubio y acto de amor entre cielo y tierra.
 
2. Un dios
tutelar
 
La danza del Quishpi Cóndor se relaciona con el lucero del alba y con el arco iris. Es el abrir los caminos, es el enseñar al hijo a batir las alas para el vuelo. 
 
Se vincula con la lucha en el mundo, confrontación con los caminos de tierra y piedra, representados en la boleadora que porta uno de los danzantes.
 
Es esta un arma indígena hecha de piedra que utilizaban para enredar los pies del enemigo en una pelea, como ahora para abrir el camino.
 
Es el lucero del alba que antecede, haciéndose visible en el firmamento, a la presencia del dios sol. 
 
Quishpi es ser luminoso y translúcido. Padre de los indios caciques y príncipes; protector de los sembríos. 
 
Antiguamente se le adoraba ofrendándole polvo de concha de mullu.
 
El lucero del alba es un dios tutelar, un guardián, un enviado. Es un ser de altura, superior, puesto allí para preservar el orden, la protección ante el acoso del mal y garantizar la sobrevivencia.
 
3. Soplido
que acaricia
 
Es el paje del sol, su servidor y acompañante; quien lo anuncia, lo resguarda y le vela. Es su representante y mensajero. 
 
En algún momento el sol se vale de él, se vuelca en él. Es su sustituto. Es la alborada andina, que es de fuego y viento, contenida esta vez en las alas del cóndor. 
 
Es la primera luz hacia el trabajo, la primera visión del día, el primer símbolo y el primer amor.
 
En el amanecer también encontramos la presencia de la brisa que es tenue, como un niño que está naciendo.
 
Soplido que acaricia las siembras en lo alto de un espacio y en lo profundo de una cañada.
Viento dormido en las plumas del cóndor que se aquieta en pleno vuelo y de aduerme al centro y al final de sus alas tendidas.
 
Por eso, qué ingrato que ahora, por lo menos en la danza del Quishpi Cóndor, todo esto sea ocultamiento ante una realidad cruel y despiadada. 
 
Aunque implícita en su rito esté la idea de libertad, del ser intocado. La estrella que algún día renacerá y seremos.
 
4. Fuerza
y poderío
 
En Santiago de Chuco se cuenta que Quishpi era el apellido de un cacique, quien pretendiendo el amor de una mujer se hizo cóndor. 
 
Ahora, en la danza, es posible que se oculte también, como la deidad antigua, milenaria y anterior al imperio de los incas, aquella historia terrena de un amor imposible.
 
La danza remite al cóndor, a su vuelo circular. El personaje que da vueltas, se alisa las plumas, salta en zigzag, bate sus alas. 
 
Quien hace de Quishpi, lleva un cóndor disecado en la cabeza, pañuelos en las manos que sacude al aire para significar el viento.
 
El cóndor, mimetizado en la danza del Quishpi, es un símbolo del mundo andino, escogido y seleccionado por nuestra cultura, en este caso de la danza, para ocultar en ella a un dios. 
 
Los antiguos peruanos no escogieron como alegoría que nos represente, ni a la paloma, ni al águila. Ni el oso ni al puma. Seleccionaron al cóndor; símbolo de grandeza, de fuerza y poderío.
 
5. Sin
un solo ruido
 
¿Por qué? En primer lugar, porque su vuelo es de altura, sidéreo y astral. Se eleva hacia regiones que ninguna otra ave puede llegar jamás. Conoce las elipsis del viento y se vale de ellas.
 
Sigue los cauces y las corrientes que abren las turbulencias y las tempestades. Es el más próximo a los dioses y a la eternidad.
 
Sus alas dan y recogen la energía de la gélida atmósfera; absorbe las partículas de calor y no las de frío que ella contiene. 
 
Vuela a ratos en círculos elípticos para alcanzar grandes alturas a las cuales no llegan otros seres vivientes. Y se lanza en plano inclinado por las quebradas, en vuelo o caída vertiginosa. 
 
A veces, pliega sus alas y se deja caer en descenso vertical, para recién abrirlas a pocos metros de tierra.
 
Alas inmensas que bate en una especie de rito divino, para posarse suavemente sin un solo ruido a ras de suelo. 
 
Es aerodinámico en toda su contextura.
 
6. Alza
el vuelo
 
El cóndor es de todos los climas y de todos los aires. Duerme en los andes, desayuna a la orilla del mar, almuerza en la Amazonía y cena en la zona yunga antes de recogerse a dormir en los picachos nevados. 
 
Domina el espacio, domina el mundo. Es el rey. No conoce fronteras geográficas ni límites telúricos. Trasmonta todos los climas: abarca los bosques y los desiertos, los roquedales y los sembríos; las nieves, los pajonales y los mares.
 
Vive en las cordilleras escarpadas, cerca de las nieves eternas, en las rocas y en los farallones alzados a pico sobre el pavor y el miedo, y los escoge por su altura y abruptuosidad. No comparte su hábitat. 
 
Es solitario como especie, austero y gélido, tiene alma de roca y de piedra. Pero a la vez de cielo cristalino, tal y cómo es el Perú.
 
La mirada del cóndor es vasta y profunda. Atalaya las cumbres, se eleva sobre otras miradas, abarca amplios horizontes y luego agudiza sus ojos en el lugar en que quiere fijarlos, casi siempre para atacar. Tiene amplitud, profundidad y praxis. 
 
Jamás el cóndor es domesticado. Puede permanecer cautivo pero no acepta la condición de ave de corral. Si se lo dejo libre inmediatamente alza el vuelo.
 
7. El dios
doliente
 
El cóndor no comparte sus días al lado de otras aves. Su relación es distante con las otras especies. Mira melancólicamente las casas de los hombres, que constituyen para él, un profundo misterio. Observa a la mujer, al anciano y al niño desde su atalaya, quizá sin poder comprenderlos. Pero se abstrae en ello, silencioso y gélido. Se ha acostumbrado a respetar a esos seres que ve celebrando fiestas o sumidos en los más grandes pesares.
 
Por eso, esta danza conmueve y estremece, tanto por el dios como por el cóndor, que ellos dos se involucren y se oculten en un baile enmascarado. El primero mimetizado en el cóndor y el segundo ya no aéreo sino como un ser de tierra. que acompaña en las procesiones a los santos cristianos; como en el caso de Santiago de Chuco a Santiago Apóstol, el obrero. 
 
Y que va limpiando el camino con su “bola” u ovillo para que pase el anda de aquel, al compás de la banda de músicos donde van lisiados, tullidos y deformes gemebundos. ¿Qué contradicción brutal es esta? ¿El cóndor barriendo el sendero, hecho de tierra, cascajo y polvo, del dios doliente y pesaroso? ¿No hay aquí una estrategia cultural del mundo andino, insumiso e irredento?
 
8. Piedra
que inaugura
 
Por lo menos, se pone de manifiesto una sabiduría, una compasión, un acto piadoso, el de un dios ayudando al otro dios, sufrido y padeciente. 
 
Aquel dios feliz ayudando a encontrar su camino al representante cristiano, que es una divinidad del dolor; sin dejarse engañar, aparentando ser ignaro, salvaje y sucio; esclavo a la vez, pero en el fondo ayudándole a alcanzar, al otro dios su sitial, a encontrar su camino, a resolver el problema de cómo afrontar el mundo y la vida.
 
La supervivencia del Quishpi Cóndor nos da un mensaje grande para el Perú actual, necesario para su esperanza y utopía. Cuál es que perviven, están vigentes, apenas camufladas, pero translúcidas, nuestras raíces y más caras esencias. 
 
Es esta danza una expresión heroica de la resistencia cultural en la vía de nuestra liberación. Dentro de esta perspectiva, el hecho de que perviva es, de por sí, asombroso: es una montaña que se convirtió en una piedra mimetizada en el camino.
 
9. cauta
y silenciosa
 
Es, a su vez, el pedrusco o el terrón de polvo hecho fuego, que puede convertirse, en cualquier momento, en promontorio, en roca que funda y en piedra que inaugura otra vez una cordillera señera.
 
Debemos reconocer no solo el heroísmo que se da en los campos de batalla sino en nuestros hechos culturales, porque mantener vivo a un dios no es simple ni fácil. 
 
El Quishpi Cóndor es la presencia de una fuerza ancestral para no perder el hilo de nuestra identidad, pendiente de construirla y hacerla vigente aquí y ahora. 
 
Es heroísmo no protagónico sino oculto, de quien se mimetiza, se sumerge en un sueño, en una visión y en una adoración, cauta y silenciosa.
 
10. Nuestra
esperanza
 
El Quishpi Cóndor es lo que está más allá de lo que se ve, oculta y aparenta. Es el laberinto en nuestras almas que esconden un tesoro. Es un conjuro, un sortilegio y una adivinanza. Vale por lo que representa. No es y sí es. 
 
Es el recipiente de una cosmogonía, de un cuerpo de creencias y de visiones del mundo. Y de fe en la vida, simbolizada no en un tótem: el cóndor, sino en un rito: la presencia delante de algo y detrás de todo.
 
Sentimos con ella que deben de haber herencias, legados, puentes, tan hondos y atroces como este. Que debemos estar atentos y conscientes de nuestras raíces. Y estar fuertemente sujetos y enlazados para mirar los abismos.
 
Y ahí sostenernos y hasta extasiarnos, para saber quiénes somos. Y a admirarnos en el hondo legado y ancestro que cada uno de nosotros representa. Al final, nos muestra que en el fondo de cada uno de nosotros habita palpitante una esperanza.
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO:
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO:
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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