ÁNGULOS POÉTICOS DE KARINA LUZ
Por: Bethoven Medina Sánchez
La noche cae sobre mí
como un pájaro dorado,
me arroja sus alas a través de hermosos soles
que flotan a velocidad imposible sobre mi rostro.
De: La Noche cae sobre mí
Karina Bocanegra
Karina Luz (Trujillo, 1986) joven poeta de reconocido prestigio en el norte del Perú, ha editado un libro de poesía que debe ser revalorado: “El ángulo abierto de la noche” (Disponible desde 2015 en Amazon.com).
Un ángulo –como geométricamente entendemos- es la parte del plano limitada por dos semirrectas que tienen su origen en común. En el diario existir diremos que es un rincón de la casa, y como transeúnte, que es una esquina. Ahora, como lectores, comprobaríamos que es un elemento poético que la poeta Karina Bocanegra ha utilizado para hablarnos de la noche.
Según Astrom existe un ángulo de posición de un astro, el cual connotativamente está más afín a la intención poética. Este es el ángulo formado por el círculo horario del astro y el círculo horario de una estrella fija, lo cual suena ya como interpretación literaria. Con la misma intencionalidad y como es Arte, podemos citar también que en el cine se usa el ángulo de toma que no es más que la posición de la cámara respecto al objeto que se filmará. Y así, cuando los poetas contemplan la naturaleza, descubrimos un ángulo propio de concepción.
Los artistas crean por sus emociones y sensaciones, y entre éstas, la del dolor. Es por ello que se dice que se tiene un dolor muy agudo y que hay dolores tan fuertes. En este caso, la autora con sensibilidad aguda, descubre el ángulo abierto de la noche.
En este texto de lograda factura, la poeta, en la vida y su entorno, oficia de ángulo central, por cuanto es el vértice que está en el centro de la circunferencia de la existencia y de la realidad.
Es decir, Karina Bocanegra está en el ángulo central de la vida y desde ahí nos habla del ángulo abierto de la noche que depara desolación y a la vez ensoñación, lo que nos invita a meditar y buscar la superación como entes sociales.
El cabello de la noche como nido.
‘Tengo miedo’, gritará la Noche
al acostarse sobre sus sueños
y rasgará el papel de los días
con afiladas voces.
De: Jamás he pertenecido a mi verso
En el segundo apartado, dedica poemas a sus mentores Jean Nicolás Arthur Rimbaud (poema homónimo), “Para el capitán, con vellosidad” dedicado a Walt Whitman, “Para amarte Alejandra”, dedicado a Pizarnik; “Dios” dedicado a Sylvia Plath. Son poemas que surgen de la admiración a los escritores referentes, cuya vida y obra, son identidad y orientación para nuestra representante en el parnaso nacional en la última promoción literaria.
En la tercera estación, usa la prosa poética. Leamos este fragmento en donde la referencia es la noche:
Ven
oscuridad, háblame de ti, muérdeme la voz de dinosaurio extinto;
tomemos agua de noche, vendrás a regalarme collares para olvidarte.
Después de tanta soledad nos queda estar solos.
En la cuarta parte, se enfoca a la noche como lapso que antecede a lo vespertino a través del cual se observan algunos rayos de luz. Es, entonces, cuando la poeta nos presenta el ángulo orientado, es decir que es positivo o negativo según el pensamiento o lei-motiv con el que poetiza a la noche, tal como señala en estos versos:
Hace varios siglos
yo hice la noche,
columpiada en el vacío
escribí nuestros nombres.
De: Yo hice la noche:
En esta parte del libro encontramos el ángulo poliedro, es decir, nos habla de la noche, como emisora del mensaje conteniendo amor, conflicto, confrontación y esperanza; de manera que este espacio comprende tres o más planos que concurren en el punto de la arte poética de Karina Bocanegra.
Luego viene el poema “Rostro de la noche”, en el cual nos anuncia su intención poética, acaso coincidente con el caso del glaucoma de ángulo abierto que nos hace perder la visión, de manera que al final se presenta la oscuridad. Entonces, tal como ocurre para muchos artistas, la noche puede ser interpretada en dos sentidos: el primero cuando carece de una significación, pues se conceptúa como la prefiguración de lo negativo y nos desespera y confunde el espíritu, propiciando la confrontación lógica a cargo de la poeta, quien retadoramente, lo embellece con fuerza y poniéndose de pie. Leamos:
He aquí la noche
Hermosa piel que calzo
He aquí el silencio
Bello hombre sin rostro.
El otro sentido es cuando se interpreta a la noche como afirmación sobre lo negativo que habita en nosotros como parte de nuestra unidad cuerpo-espíritu, oscuro-claro. Es la contraposición de la luz a la noche, es la sobre posición de lo positivo sobre lo negativo. Cuando se entiende a
la noche como afirmación, el poeta ubica su yo en alfa y omega en lo
cotidiano. Alfa porque su génesis se evidencia antes de lo manifestado,
pues la nocturnidad, tiene expresiones en donde todo empieza y termina, tal como ocurre en todo. En este caso, la autora, va de la oscuridad hacia la luz, y con uno de los excelentes motivos de la existencia: el amor.
Comprobemos en el poema “Celebración de la luz”:
I
La muchacha se abre el pecho
Y deja salir al pájaro.
La muchacha abre la luz
Y deja salir a la noche.
…
II
La muchacha cierra su pecho
Y enciende al pájaro
La muchacha anochece y
Enciende sus estrellas
En la estancia cinco, viene el apartado que da título al libro. Éste, es una síntesis/concreción de los poemas que desarrolla en las secciones anteriores. De manera que, constituye una feliz conclusión. Sin embargo, el ángulo abierto se da cuando el hombre va perdiendo la visión biológica, y cuando ocurre, generalmente no se presentan señales ni síntomas dolorosos en el caso del glaucoma. La poeta usa la figura de esta enfermedad que avanza lentamente y, frecuentemente, sin que se advierta la pérdida de la visión.
El ángulo que descubre Karina Bocanegra es el de la noche, por cuanto el universo, y con él, la tierra, rotan; y la oscuridad nocturna aumenta, entonces, golpeando nuestra sensibilidad descendemos a nuestro yo con lo oscuro del alma que nos lleva a penitencia.
Es por ello que nos confiesa:
Quiero ser
el sonido de la noche aullando
quiero ser
las manos pintadas en la pared
las que pinté hace milenios
y que todavía recuerdo,
o una rama que se extiende bajo la ciudad
aplastándola
para arrancarla de raíz al cuadrado.
Y disconforme con la sociedad actual, y abrumada por la realidad, exclama:
Quiero nacer en un planeta sin habitantes
Para no tener que darme cuenta de que existo,
Quedarme a vivir en un árbol-mar
Perseguir palomas de pecho rojizo
Inventar razones para danzar
Seducir a la muerte
Preñar a la muerte
Matar a la muerte
Y enterrarla en el mismo lugar
Donde nací.
Esta escriba ve a la naturaleza en sí misma, observa lo “negativo” por cuanto permanece despierta y, con su imaginación y sentimiento,
ordena los espectros de las debilidades de la existencia. En su
consciente se sabe importante en la vida, y con su yo, es rentable sobre
sus pesares superando el abismo de la confusión y de la noche. Propone
actividad espiritual para lograr un orden moral, propiciando que el zoo humano siga vigente a través de las eternidades.
II
El ángulo abierto de la noche
Cierra los párpados y me acaricia
Con sus pestañas de pincel invisible.
III
Soy verde aliento de revoluciones naturales
Soy corazón redondo que bombea noche
Soy hermana del silencio prístino
Soy sangre que besa silencios
Soy piel de noche que teje tus sueños
Soy halcón que sobrevuela tus noches
Soy águila del mar
Soy un jinete
Soy el ángulo abierto de la noche.
Karina Bocanegra, en este libro, nos expone las señales como las imágenes que vemos y nos permite repasar la figura de la noche como afirmación, y además como actualizada prolongación desde el poeta Friedrich Von Hardenberg (Novalis) en el texto Himnos a la noche.
La noche como afirmación, es el tema y para lo cual debemos llegar al conocimiento de la naturaleza.
Es un libro que tiene sustancia evitando el vacío de contenido, pues al
aparecer “la noche” prácticamente en la mayoría de los poemas, se ubica
como contenido principal y es el eje temático que desarrolla con
solvencia.
A
nivel de eje formal, la poeta usa tres personas del verbo –o del
pronombre- se halla el yo. Luego establece un diálogo-monólogo, en
segunda persona y terceras personas, inclusive hasta formas impersonalizadas del verbo, como eje formal de este libro con varios ángulos de interpretación, usando mayormente anáforas y analogías.
Con este libro, Karina Luz
Bocanegra, reafirma su calidad poética enriqueciendo el parnaso de la
poesía peruana escrita por mujeres en esta década. Es ella, quien también lleva el verbo iluminado en primera línea y honra a nuestras letras.