Danilo Sánchez Lihón
1. Combatiendo
los males de este mundo
La
voz de Margot Palomino cuando canta es voz luminosa de la flor del
cactus, que se eleva sobre los abrojos. Única, esplendente y en total
transparencia, bajo el sol y emergiendo de las tunas, del maguey y de
las pencas que la envuelven. De la pitajaya de los pedregales. Voz
suspendida en el infinito, agraria, matinal, silvestre. Con la proeza de
las guitarras que lo acompañan. Y, a veces, de las antaras y quenas que
la siguen y rinden pleitesía a sus pies.
Y
al fondo y detrás de todo en sus cantares van los silencios, quienes
también nos ofrecen sus mudos acordes, sus fugas, compases y, sobre
todo, sus lacerantes heridas y agonías. Siempre cantando al amor y a la
rebelión. Y solidarizarse con los seres humanos que sufren las
injusticias de los males que se han enseñoreado de este mundo.
¡Siempre
asumiendo lo herido por reivindicar! Siempre haciéndose cargo de la
congoja por consolar, y sobre todo del que lucha. Siempre adherida al
dolor con el cual ser compasivos, combatiendo los males de este mundo
por redimir, y la aspiración entrañable de lograr un mundo mejor. Ideal
por el cual su canto se derrama como un río de piedras preciosas, de
campos sembrados de anís, azucenas y alcanfores en flor.
2. Anunciando
la alborada
Voz
que es un milagro, porque es un surtidero que no se arroja desde una
cumbre inhiesta, sino que más bien despliega sus alas desde una
hondonada, emergiendo de una fuente cristalina y subiendo hecha arco
iris hacia la cúspide de la montaña.
¡Esa
es su proeza y su imposible! Ir al origen, señalando el futuro y en
ello arriesgando la vida. Con su canto elevando al infinito nuestras
llagas; impelido el dolor y su rebeldía hacia lo alto por una cascada de
trinos.
Es un volcán que emerge traslúcido, que musita entre las piedras y luego asciende a trovar entre los luceros.
Es
calandria que vaticina, aún en el crepúsculo, el amanecer de un nuevo
día, anunciando la aurora con dulces acordes y melodías justicieras.
Calandria en el viento, en lo alto de la rama de un tiempo nuevo.
Luz
y chorro que brotan y que suben hacia arriba. Y, ¿para qué? ¡A fin de
forjar una esperanza irreductible! Y las estrellas haciéndole coro y
compañía.
Pero, ¿cómo surgió? ¿Cómo se hizo?
3. Dolor
y esperanza
Un
día leyó trémula a José María Arguedas. Lo admiró y su reverencia fue
tan inmensa y sin límites que fue para ella un deslumbramiento.
Fue
descorrer las marañas que ocultaban un mundo hondo, conmovedor y
absoluto. Fue descubrir una realidad hirviente hecha de dolor y
esperanza.
Y
se quedaron fijas e impresas en la retina de su alma las palabras de
dedicatoria del libro “Todas las sangres” al charanguista Jaime Guardia,
que leyó como si retuviera en las manos brazas, candela o carbones
ardientes, cuando dice:
"A Jaime Guardia, de la Villa de Pauza, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin límites".
La
imagen se le quedó impresa e indeleble acerca de aquel personaje, quien
pasó a ser un referente mítico, ya en la inmortalidad.
Por eso no cupo de asombro y estupor un día en que asistió a una actividad cultural en la Cooperativa Santa Elisa.
4. Y cantó
libre
Le
dijeron: ese señor que está tocando y cantando es Jaime Guardia, amigo
personal de Arguedas. Se quedó paralizada, anonadada, estupefacta. No lo
podía creer.
Y
reuniendo todo su coraje se animó a ir a saludarlo. A preguntarle no se
sabe qué. Pero ya no estaba. Bajó a los camerinos del auditorio. Y
felizmente allí lo encontró: gigantesco, una mole, un apu tutelar de
nuestros andes. O así le pareció. Y le dijo:
–
¡Maestro, quiero saludarlo! Es un honor poder hacerlo. Le tengo
presente desde la dedicatoria de Todas las sangres, que le hizo don José
María Arguedas.
– ¡Ah, muchas gracias!
– Yo también quiero hacer música como usted, maestro.
– ¡A ver, canta pues! ¿Te escucho! –Le inquirió, retándola sin plazos ni concesiones, don Jaime Guardia.
Y cantó. Libre, dulce, extasiada, como si se arrojara desde una peña al abismo.
–
¿Quién eres? ¿De dónde has salido? ¿Eres real o eres fantasía? ¡Nunca
había oído una voz tan bella! ¡Yo quiero que tú cantes conmigo!
5. Luz
y conciencia
Ese
fue el arrebato en contestar, de manera abrupta, inusitada e
intempestiva, con los ojos engrandecidos por la emoción, el legendario
maestro.
– ¡Gracias, maestro!
– Pero, ahora mismo, vamos. Tengo una actuación. ¡Quiero que cantes conmigo!
– Pero, ¡no tengo nada preparado!
– En el auto ensayamos. ¡Vamos!
Y
así ocurrió. Ese fue el inicio de la carrera artística de Margot
Palomino, pasando a integrar el conjunto Trilce de la familia de don
Jaime Guardia.
Sin
embargo, pese a esa inmensidad de cantar como ella canta, Margot se
siente más una sembradora, una promotora cultural, una activista de la
luz y la conciencia de la gente.
Se
desvive por organizar actividades culturales. Ella, humilde, dice que
canta como consecuencia y en su afán de hacer promoción cultural. ¡Y que
por eso sube a los escenarios! Fíjense, la humildad.
6. Su trino
más hondo
Margot
Palomino es la anunciadora de una nueva alborada. Nació en
Quinistaquilla, a orillas del río Tambo, en el departamento de Moquegua,
pero está identificada totalmente con la música ayacuchana. Aunque, en
verdad, a quien canta es al Perú eterno, a los niños presentes, de antes
y del futuro.
Canta
a los pobres del mundo. A quienes armados de valor han iniciado el
asalto al cielo. Canta a todo lo puro como son las piedras en quienes es
prometedor sembrar conciencia. Canta a los luceros, a las amanecidas en
los caminos, a las nieves eternas que fulguran por la ventana cuando el
ómnibus, en el cual va a los pueblos, se tambalea sobre los abismos.
Es
el despertar del mundo andino en su melodía y en su trino más hondo. Es
estela de agua fresca, catarata andina. Manantial de agua dulce que
exorciza el cansancio y sana las heridas. Es un buen brindis, efusivo,
cálido y en silencio. Es embriaguez de abrazo, de promesa y redención
para todos los hombres y mujeres de la tierra.
Es
la voz que junta el dolor y el agobio de siglos y se hunde en la
esperanza más convencida y en el alarido de triunfo más súbito. Es la
queja y el dolor más acervo, junto al juramento y la consigna para
arremeter contra los males que se han enquistado en algunos cubiles del
mundo.
7. Los andenes
nuevos
Su
canto es para cambiar todo esto. Lo dolido y lo que apena. Y también lo
que solo alivia; cambiándolo por la plenitud, por la dignidad y por la
aurora plena de un tiempo nuevo.
De
ella se recoge profunda alegría e intenso coraje. Es voz que arrulla,
que enternece y nos subleva contra lo que daña y ofende.
Con
su canto ella construye para ti, para mí, y para todos, los andenes
nuevos. Y alienta la vida en los campos recién roturados.
Todo ello a fin de construir aquí y ahora, y donde tú te decidas, la solidaridad y la fraternidad humanas.
¡Porque ese es nuestro compromiso! ¡Porque ese es nuestro deber hacer vigente!
Por eso existe, por eso actúa y por eso será también invencible Capulí, Vallejo y su Tierra, movimiento al cual ella pertenece.
Esto
es: ¡Restituir los valores del mundo andino sobre la faz del planeta! Y
volver a acunarlos sobre el dulce regazo de la Pacha Mama, que es
tierra sagrada.
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CONVOCATORIA