Danilo Sánchez Lihón
1. Yo lucho por ti,
amor mío
Amor mío, pude haber tomado la ruta del norte y haberme refugiado en Arequipa para después encontrarme contigo en Lima.
Jamás
pensé que pudiera haber algo más fuerte que tú como para haber caminado
en sentido contrario adonde tú estabas. Y seguir tras de este llamado a
la vez simple y misterioso. ¿Cuál es?
Defender
la casa, la tierra, el lar de nuestros ancestros, la moral que sostiene
la vida. Y ya ves, heme aquí, con mis pies en el desierto sin huellas
que me lleva a Arica.
La batalla del Alto de la Alianza fue una hecatombe, un holocausto, un martirio.
Tacna
en este momento en que te escribo en esta libreta está siendo atacada;
se saquean establecimientos, se fusilan inocentes, se violan mujeres.
En
Tacna se incendian casas y establecimientos privados y públicos. Y se
destruye todo lo que aparente desarrollo, afán de erigir, progreso.
Han impuesto una ley: que si uno de sus soldados es atacado degüellan a toda una población.
2. Por cariño hacia ti
y a mis hijos
El
ejército aliado de Perú y Bolivia ha sido prácticamente aniquilado. La
guarnición de Arica está aislada e indefensa, bloqueada por mar y por
tierra. En el alto mando que aún queda del ejército del Perú sólo
Cáceres ha insistido en marchar y defender Arica.
En
el fragor de la batalla ha sido y es tu regazo donde la vida, amor mío,
nace la visión y el temblor que me acompaña siempre en estas horas de
prueba.
¡Oh,
dulzura! Saber que mi vida existe imborrable en tu vida. Saber eso me
hace ser un buen soldado. Ahora es tu rostro el que va conmigo por todos
estos breñales y confines.
He
cruzado el desierto. El ejército chileno se traslada a Arica por vía
férrea y otros batallones avanzan bordeando los contrafuertes andinos
para atacar Arica por el este.
Cuando
la vida vuelva a su normalidad ¿desaparecerá el fervor en que vivimos
estas horas? Yo lucho por ti, amor. Y aunque parezca que los he
abandonado, el cariño hacia ti y a mis hijos me impone que yo esté aquí.
3. Ya luzco mi uniforme
de bayeta blanca
4
de junio. Arica es una ciudad hermosa convertida ahora en cuartel
militar, transformada en factoría, en casamata, en furgón. Pero la vida
en ella aún aflora bella y exquisita.
Me
he presentado al coronel Francisco Bolognesi. En algún momento creí
reconocer en él al padre que perdí de niño. Me parece un hombre noble,
valeroso y lleno de comprensión acerca de la vida, con raigambre y
sentido muy hondo del deber y del honor. Da valor y coraje verlo.
Me
encanta pensar en él. En mi mente se ha quedado muy fuerte y muy
querida su imagen. Me ha asignado al Batallón Artesanos de Tacna
comandado por don Marcelino Varela. Y ya luzco mi nuevo uniforme de
bayeta blanca, que no alcanza para todos y es un privilegio usarlo.
La
cumbre del morro donde acampamos es una explanada natural de 10 mil
metros de extensión y 260 de altitud. Aquí se emplazan las piezas de
artillería y en la pendiente se han hecho fosas y casamatas. Somos
aproximadamente 1600 hombres repartidos en varios batallones.
4. La vida
ya me premió
Bolognesi
ha mandado volar la línea férrea y los terraplenes de la estación del
Hospicio, así como los puentes de El Molle y Chacalluta, para evitar la
movilización de tropas enemigas.
Sus
equipos de ingenieros los han reparado al instante. Es una maquinaria
de guerra implacable, intencionalmente preparada, y siniestra.
Hoy
ha ocurrido una desgracia: El ingeniero Teodoro Elmore que conoce los
planos y ha tendido las minas que rodean al morro, y defienden a Arica,
ha sido capturado por una patrulla chilena. Esto es desastroso.
La
señal de que Elmore no confesó nada será que en las próximas horas será
fusilado. Y su cadáver aparecerá a la vera de un camino o arrojado al
campo. No cabe otra lógica. Si vive es que el Perú luchó investido de
una grandeza mayor: sabiendo que luchaba incluso en contra de la suerte
puesto que conocen los planos de nuestras defensas.
En esta hora crucial ¡qué suerte conocer a algunos hombres sublimes dentro del sencillo, como Francisco Bolognesi!
Basta mirarlo para sentir que la vida ya te premió por el solo hecho de haberlo visto y conocido.
Y de esa nobleza se envisten tantos aquí. En verdad todos los que custodian el morro.
5. Aquí se defiende
el orden del universo
El ejército enemigo tiene hasta este momento seis mil hombres, al pie y en los contornos del morro.
Nosotros
somos 1600 hombres que han tenido que dejar la oficina, o el arado, o
la garlopa, la tiza de pizarra, el cepillo de pulir, el hilo y la aguja
de coser, porque allanaron nuestro hogar y terruño. ¿Cabe humillarte?
Que
dejaron todo porque abofetearon a nuestros seres queridos. Y en nuestra
propia casa. ¿Cabe permanecer pasivos, aunque tenga que dejarlos a ti y
a mis hijos a quienes amo tanto?
Nos
levantamos porque vinieron a imponer cupos infames y hacer explosionar
lo que habíamos construido y levantado con esmero. ¿Cabe ser
indiferentes?
Amor
mío, si no vuelvo a casa, cuando crezcan nuestros hijos háblales que si
no estoy con ellos la razón es que su padre quiso que vivieran en un
país intachable, con honor y moral. Y eso lo conquistaremos hoy día.
Y
esa es la razón de esta partida. Ganaremos para siempre aquí el ser
dignos. Porque se puede ganar una guerra, pero también la infamia y el
oprobio.
6. Por amor a ti,
hoy no estoy a tu lado
Aquí
en Arica defendemos no sólo una patria sino el sentido de ser hombres.
Salvaguardamos la condición de la especie humana, del bien, la verdad y
la justicia.
Hemos sido invadidos y defendernos es un deber sacrosanto.
Por
eso luchamos. Por eso Roque Sáenz Peña deja su curul de diputado en
Argentina y viene aquí a batirse como un hombre indignado. En Arica se
preserva y protege aquello que hace que la vida merezca ser vivida.
Pero ¿los otros? Los demás pueblos ¿Por qué contemplan impasibles lo siniestro?
Por
eso Alfonso Ugarte que es rico y podría estarse divirtiendo en
cualquier lugar ameno, ha equipado y solventa el Batallón Iquique, y
prefiere el fragor de la batalla.
Hace
unos días se ha batido como un león en Tarapacá; tiene heridas de bala,
una en la frente. Y ahora está aquí prefiriendo el sacrificio y la
muerte antes que permitir el abuso y la afrenta.
Por eso, por amor a ti y a mis hijos, ahora no estoy a tu lado y estoy aquí.
7. Qué seremos
dentro de unas horas
Bolognesi
ha tenido un gesto muy lindo y amable conmigo. Ha preguntado por mí, me
ha venido a buscar y me ha invitado a caminar a su lado por los
senderos de El Morro, a cuyos flancos están fijas y alertas las
baterías.
Me
confiesa que tengo un gran parecido con su hijo Enrique. (Enrique y
Augusto, hijos de Francisco Bolognesi, también ofrendaron su vida en la
defensa de Lima).
Me ha pedido que sea su ayudante de campo. He aceptado, envestido de honra por este hecho y el permanecer a su lado.
Hoy
día, 5 de junio, se recibió al emisario chileno Juan de la Cruz Salvo
pidiendo la rendición de la plaza, basados en las siguientes razones:
1) Es imposible su defensa, por la inmensa superioridad militar del ejército de Chile en fuerzas de tierra y mar.
2) El aislamiento total en que nos encontramos, que sin auxilio de ningún tipo hace inminente la derrota.
3)
Dicen saber todos nuestros emplazamientos, pertrechos y recursos. Y el
sistema de minas, digo yo, porque Teodoro Elmore no ha sido fusilado y
se pasea al lado de ellos.
8. Emblema
de coraje
¡Suerte! ¡Aumentará nuestro valor y heroísmo saber que luchamos también en contra de tus naipes y barajas torcidas!
La
rendición hará posible, según el ejército chileno, que todo el
destacamento acantonado en este lugar se retire portando sólo armamento
ligero. Alejamiento que no sería hostilizado por sus tropas.
¿Creerlos? Bolognesi ha respondido que su decisión inquebrantable es luchar hasta quemar el último cartucho.
Esta
decisión ha sido consultada a la junta de jefes quienes la han
ratificado unánimemente, sin excepción en el sentido de que Arica no se
rinde.
Esto es grandioso. Es colosal. Es supremo, amor mío. Y ahora sé que te veré, así sea en el infinito.
Sólo
Leónidas de Esparta, en las Termópilas, ha de ser comparable. Con la
diferencia, a favor del Perú, que aquellos eran soldados y estaban
preparados para la guerra. Nosotros somos maestros, agricultores,
artesanos, hombres de paz.
Bolognesi
mismo es un anciano, retirado del ejército, pero que ha retornado al
llamado de su conciencia, su honestidad y su valor.
9. Ni
un fósforo
Pero, eso sí, de algo estoy cierto, amor mío: Arica será emblema de coraje grandioso en la historia humana.
¡Arica no se rinde! Y esta decisión la hacemos nuestra y la proclamamos los 1600 hombres de este pináculo.
¿Luego de este sacrificio podrá haber algún peruano indolente?
¿De
aquí para adelante habrá algún maestro o estudiante mediocre? ¿De aquí a
la eternidad habrá algún peruano que se sienta vencido, o derrotado, o
impedido por algo? ¡No! ¡Jamás! Por eso luchamos.
Muchos
de nosotros seremos cadáveres dentro de algunas horas. Entonces, a
partir de ahora ¿habrá alguien que sienta que no tiene razones para
esforzarse, ser mejor y luchar?
Por eso, tiene sentido luchar aquí hasta morir, sin dudar, ni arredrarse, ni claudicar.
Vamos a morir por todo lo excelso, prístino y acrisolado que puede haber en la vida y en la eternidad de los tiempos.
¡Que eso sea lo que prevalezca en este momento supremo!
En
estos momentos en que te escribo al incierto claror mortecino del
crepúsculo, en que todo ya se convierte en oscuridad. ¡No hay ni una
chispa de luz! ¡Ni un fósforo se puede encender por precaución en El
Morro!
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CONVOCATORIA