Surgía
los años de 1975 a 1985 en Santiago de Chuco, cuando cursaba los
estudios de primaria y secundaria, los años más gloriosos de mi vida de
estudiante. En dicha época tuve los primeros contactos con los escritos
de Danilo Sánchez Lihón, tal como recuerdo con sus libros: “La piedra
bruja “ y “Camino a Santiago”: Su lectura a esa edad fue de lo más
satisfactoria, porque son relatos de vivencias en el lar natal,
acontecimientos que vive todo oriundo de ese lugar, y que Danilo con su
genialidad lo escribe porque ama a su tierra y porque no quiere que pase
el tiempo y esos recuerdos no se olviden, quiere que sigan latiendo en
los pobladores de Santiago de Chuco.
Desde
esas primeras lecturas surgió mi admiración a Danilo. Así pasaron mis
estudios primarios, secundarios y universitarios, y nunca tuve la
ocasión de conocerlo personalmente. En un inicio me confundía con su
padre que tenía el mismo nombre, quien era profesor de la escuelita
elemental Nº 271, llamado “Centro Viejo”, donde estudió César Vallejo y
la mayor parte de personas ilustres de Santiago de Chuco. Averiguando a
mi padre me comentó que era el hijo quien es escritor y poeta y que
radicaba en Lima.
Así
pasaron los años, en que dejé mi tierra por continuar mis estudios de
Ingeniería Química y Educación. Dedicados por completo a ello, visitaba
mi tierra natal en vacaciones de fin de ciclo, o en la fiesta de julio
en honor al Apóstol Santiago. Pronto incursioné en la docencia en
educación superior nivel en el cual, hasta ahora trabajo, siempre
escuchando su nombre, leyendo algunos artículos salidos de su pluma y
que se publicaban en revistas, periódicos y que eran comentados por
algún intelectual.
Por
el año 2006, finalizando el último ciclo de mis estudios doctorales en
Lima, dado mi interés en realizar un trabajo de investigación sobre
César Vallejo, al cual admiraba desde escolar, realicé una investigación
a fin de llenar un vacío y para que conozcan más al poeta universal,
abarcando su etapa de estudiante y docente, que muy poco comentaban sus
biógrafos, inquietud que la cristalice en un libro titulado “César
Vallejo, estudiante y docente”.
Era
mi primer trabajo intelectual, quería publicarlo, pero no conocía cómo
era el proceso ni nada del mundo editorial. En esas circunstancias, me
acordé de Danilo Sánchez Lihón, en un principio para que me haga el
prólogo, y me pregunté: ¿Y ahora cómo logro comunicarme con él? No tenía
su dirección ni menos su teléfono. Para ello, comencé a revisar sus
libros que había leído en Santiago de Chuco y que me acompañaban siempre
para releerlos y con su lectura recordar a mi tierra mientras y así
calmar el dolor de estar ausente. Revisé detenidamente las primeras y
últimas páginas para ver si por ahí encontraba su dirección y teléfono,
datos que felizmente encontré en el copyright. Fue el momento en que lo
llamé. Era un día viernes, justamente en la noche viajaba a Lima para el
día sábado asistir a mis clases de la sección doctoral. Lo llamé
aproximadamente las 9 de la noche y me contestó un señor:
– ¿Se encuentra el Doctor Danilo Sánchez Lihón?
– Sí, con él habla.
–
Yo soy Javier Delgado Benites. Le llamo desde Nuevo Chimbote. Soy de
Santiago de Chuco, paisano de Ud. Me gustaría conocerlo personalmente,
admiro sus obras. He realizado un trabajo de investigación sobre el
poeta César Vallejo y me gustaría que Ud. me haga el prólogo. ¿Podrá ser
factible Doctor?
– Sí, por supuesto.
–
Gracias Doctor, mañana estoy en Lima, porque estudio doctorado en
Educación. ¿En dónde lo puedo ubicar, para conversar? Mis clases
terminan a las 2:30 de la tarde y de ahí me encuentro libre.
–
Yo en la tarde tengo una consultoría en la editorial Bruño, y estoy
terminando de esta labor a las 3:30, no sé si puedes ir a dicho local,
ubicado en Breña, anota la dirección. Yo estoy saliendo esa hora, ahí
nos encontramos, vas llevando el impreso.
– Excelente, Doctor; estaré a esa hora con el machote.
– Ahí nos vemos entonces. Un abrazo.
Así fue mi primer contacto telefónico con Danilo Sánchez Lihón.
Viajé
esa noche a Lima, llegué a las primeras horas del sábado, asistí a mis
clases en la universidad, salí media hora antes de finalizar la clase,
me fui a almorzar, y luego tomé un taxi con dirección a la editorial
Bruño. No lo conocía personalmente. ¿Cómo sabré que es él? Me
preguntaba. Él tampoco me conoce. Y me hacía muchas más interrogantes en
el trayecto. Llegué a la editorial 20 minutos antes de la hora
indicada. Entré al local y lo que hice fue sentarme en una de las sillas
que había ahí, para la espera de los clientes. Ya faltaban pocos
minutos para que sea la hora indicada. Esperé, y a la hora exacta baja
del segundo piso y logro ver a un señor de estatura mediana que vestía
un polo rojo de pantalón azul de vestir. Cargaba un maletín de cuero
marrón en el hombro. Por algunos rasgos característicos de los naturales
de Santiago de Chuco me dirigí al él y de frente lo saludé y le di la
mano, como si nos hubiéramos conocido de muchos años.
– Doctor Danilo, ¡buenas tardes!
– Buenas tardes. ¿Javier Delgado Benites?
– Si Doctor, mucho gusto en conocerlo.
– ¿Haz traído el trabajo impreso?
– Sí, aquí lo tengo.
– Está bien.
Salimos
del local de la editorial, paró un taxi, subimos y nos fuimos con
dirección al jirón Callao, donde él tenía que hacer varias diligencias,
en el centro de Lima. Bajamos y entramos a un restaurante,
– ¿Vamos sirviéndonos algo?
– Doctor pida Ud. Yo ya he almorzado.
Entonces
pidió una sopa propia de nuestra tierra, el famoso cashallurto llamado
en Trujillo shambar. Saqué el machote y lo entregué. Lo revisó
detenidamente. Está interesante. Como me lo has solicitado escribiré el
prólogo, me dijo.
Nos
pusimos a conversar mientras almorzaba, me preguntó por dónde vivía en
Santiago de Chuco. Le indiqué que vivía en el mismo barrio donde queda
su casa. Terminó de almorzar, pagó la cuenta y guardó el impreso en su
maletín y nos salimos conversando.
– ¿Vas a publicar pronto el libro?
– Sí, Doctor. Por eso es mi interés que haga el prólogo.
– Te pregunto porque muchos me solicitan que haga el prólogo de sus libros, pero que después no publican sus trabajos.
–
No Doctor. Usted está hablando con un Ingeniero. Si me comprometo en
hacer algo tengo que concretarlo. (Tomaba como referencia que todo
trabajo de investigación debe ser publicado). Sin embargo, quiero
consultarle: ¿cómo puedo hacer para publicarlo? Ud. Doctor conoce estos
menesteres, por tantos libros que ya ha publicado.
– Podemos publicarlo en una coedición, si te parece. Es la fórmula viable de cómo yo te puedo apoyar.
– ¿Cómo es eso, Doctor?
–
La editorial te va cobrar tanto. Tú pones el 50% y yo el 50% del costo.
Y al entregarnos los libros nos repartimos mitad y mitad.
– De acuerdo, Doctor. Entonces yo lo llamaría para avisarle.
– De acuerdo, y con mucho gusto.
Así
quedamos, cruzamos la avenida Tacna, nos despedimos. De ese modo llegó a
concretarse la edición de mi primer trabajo académico sobre el poeta
universal César Vallejo, y a la vez conocí a Danilo Sánchez Lihón, a
quien admiraba y admiro.
Se
editó el libro, me llamó para ir a recogerlo a Lima, sentía una gran
emoción de haber publicado mi primer libro. Fue mi sueño desde niño
escribir algún día. Se había concretado este hecho, como también
entablar una amistad con Danilo, un paisano que deja bien en alto el
nombre de Santiago de Chuco y del Perú, siguiendo las huellas de
Vallejo.
Me
invitó a presentar el libro en mayo de ese año en Santiago de Chuco, me
comentó que viene haciendo desde el año 2000 encuentros internacionales
con el movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra, cruzada cultural que él
preside, certámenes al cual asisten escritores del Perú y del
extranjero, y que era una fecha propicia para que yo presente el libro.
Acepté
su invitación, llegándose a concretar la presentación en mi tierra
natal, Santiago de Chuco, en el salón de actos de la Municipalidad, en
donde diserté sobre el libro publicado, otorgándome posteriormente el
laurel “Piedra negra sobre una piedra blanca”. Desde esa época hasta
ahora soy miembro activo de dicho movimiento cultural que cada día crece
y es incontenible su avance.
Actualmente
me une una amistad sincera y fecunda con Danilo Sánchez Lihón, y la vez
de mi parte una fervorosa admiración por la prolífica publicación
intelectual que él posee. Estamos enrumbados en un solo objetivo cuál es
fortalecer el Movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra que él preside, a
fin de que contribuya a construir la utopía andina avizorada y propuesta
por el poeta César Vallejo, forjando una sociedad con identidad y
solidaridad humana, acopiando los valores ancestrales de nuestros
pueblos conscientes de nuestra alta responsabilidad histórica y social.
Así,
Danilo Sánchez Lihón, se expresa de mi persona en el prólogo de mi
libro “Chuquismos en la obra y en la tierra de César Vallejo”: “Javier
Delgado Benites viene sorprendiendo a sus lectores desde hace algún
tiempo, con una y otra obra de investigación literaria, pero también
etnológica, folclórica, filológica y siempre referidas a ese espacio
sagrado como es Santiago de Chuco”.
JAVIER DELGADO BENITES