LA INGENIERIA Y LOS INGENIEROS:
ABSTRACCIONES AL BORDE DE LA CORNISA
El técnico de nuestros tiempos. El ser
humano actual y en especial el Ingeniero de hoy, ha ido perdiendo gradualmente
su capacidad de contemplación. De
asombro. De meditación. De su entorno vivencial natural.
No se interesa por observar la
naturaleza. Salvo algunas situaciones medio ambientales, post suceso.
No se embelesa admirándola. No hace mínimos
esfuerzos por comprenderla. No asimila las grandes lecciones ni las que parecen
rutinarias.
Esas, que en todo instante. Cotidianamente.
La pacha mama nos brinda, en toda su creación.
Un árbol. Creación de la madre
naturaleza. Un simple y solitario árbol. Enhiesto en la variada y agreste
topografía de nuestra tierra.
Contemplarlo y filosofar sobre su existencia,
es llenarse de ciencia, arte e ingeniería.
Un árbol de cualquier variedad.
Tamaño. Grosor. Dureza. Crecido en el arenal. Sobre los riscos. Dentro de los
fangos. De tallo rastrero. Arbusto. De doscientos años. Con fruto. Sin frutos.
En la jungla o solitario.
Un árbol. Una planta. Simplemente un
vegetal.
Cavilar sobre su forma de pervivencia,
es abstraerse en un mundo pleno de ingeniería. Su contemplación y análisis nos
brindan las más reales, vastas y simples soluciones de ingeniería.
En un árbol está toda la ingeniería.
Con toda su amplísima variedad de especializaciones.
Un simple árbol y su extrema capacidad
para resistir las fuerzas de los vientos. En todas direcciones. De todas las
velocidades. En cualquier momento. El estadío eólico tendría mayores
respuestas.
La resistencia estoica a los sismos.
De cualquier magnitud. En cualquier suelo. Bajo cualquier circunstancia. La sísmica
y sus preguntas.
Resistir heroico la furia de los
huaycos. De los deslizamientos. De los temporales. La geología y sus
interrogantes.
La erosión del viento. Las lluvias.
Los ventiscales. De los elementos químicos. Radioactivos. El medio ambiente y
sus conjeturas.
Ese árbol tan débil y flexible en sus
hojas y en sus ramas superiores. Que vibran al vaivén de los vientos y no se
quiebran. Los materiales y sus diseños aprenderían mucho.
El aumento de grosor y resistencia de
las ramas a medida que se acerca al tronco, hasta volverse parte de él. El
diseño y sus variantes.
Se arraiga entre la tierra y extiende
sus raíces en amplitud para alcanzar mayores volúmenes de líquidos y
nutrientes.
Profundiza sus raíces para obtener
mayor estabilidad y firmeza para responder, enhiesto, a las agresiones de los
elementos externos de la naturaleza.
Además. Aves que anidan entre sus
ramas. Aves. Animales. Insectos que necesitan de su cobija. También es
ingeniería.
Otros animales que alivian sus ardores
bajo su sombra en el calor estival. O se guarecen de lluvias y tormentas del tiempo.
Contemplar la belleza externa de un
árbol. Desde arriba. Desde afuera. Es apreciar la belleza del arte en su mayor
dimensión.
Contemplar la estructura y solidez
interna de un árbol. Desde abajo. Desde adentro. Es apreciar la ingeniería en
su verdadera dimensión.
Procesos. Actividades. Procedimientos.
Cálculos. Croquis. Belleza. Arte. Solidez. Es ingeniería.
El caos y la perfección en su real
dimensión. En un solo elemento. En todos los elementos.
En un árbol están integradas todas las
ramas. Las especializaciones en las que ha sido seccionada la ingeniería.
Las especialidades, que sólo pequeños
grupos de escogidos pueden dominar. Que se han convertido hoy, en esenciales
para la técnica actual.
En este mundo de creciente
especialización. La tecnología y la tecnificación se ahogan en sí mismas.
Saber más de menos cosas. Cotidianamente.
La visión del Ingeniero. Con la
tecnología y las exigencias de adaptación a la velocidad de los cambios en la
vida cotidiana. La amplitud de su visión primigenia. Se estrecha cada día más. Hacia
un campo específico de su ejercicio profesional.
Su visión de mundo se angosta. Se
limita. Irremediablemente.
Volvamos a mirar un árbol.
Todos los seres humanos. También.