Azulea el camino,
ladra el río...
César Vallejo
1. Llegaron
rápido
– ¡Pronto! La camilla.
– ¡Arturo ha caído en el camino!
– Lo hemos acomodado en posición horizontal y dos compañeros se han quedado junto a él. ¡Se ha desmayado!
– ¡Vamos! ¡Pronto! Avanzaremos en dirección a la posta médica. ¡Comisión de Primeros Auxilios! ¡En acción!
– Ya estamos listos, profesor.
–
Muy bien. El equipo de comunicaciones avise a sus padres y establezcan
una red de enlaces con los puntos estratégicos. ¡Que todos cumplan a
cabalidad con su misión!
– ¡Está sangrando, profesor!
– ¡Vamos! ¡Tú que has visto dónde ha caído, guíanos! ¡Corriendo!
Gracias a Dios han llegado rápido. Y Arturo es trasladado por sus compañeros de escuela a la posta médica.
2. Hemos
actuado
–
El niño ha sufrido conmoción cerebral, por lo cual debe ser derivado al
hospital de la provincia. Aquí en la posta le hemos aplicado un
medicamento para prevenir coagulaciones peligrosas y a fin de dilatar
los vasos sanguíneos.
– Pero, ¿qué tiene, doctor, que no despierta?
Ha
sufrido un golpe en la cabeza y debe ser evaluado en un lugar más
especializado. Tiene además un brazo fracturado que estamos procediendo a
operar. Pero en verdad debo felicitarlos por el eficaz y rápido
traslado que han hecho. ¡Eso lo ha salvado!
–
¡Niños! –Dice ahora el director de la escuela al alumnado formado en el
patio de la institución educativa–. Quiero en primer lugar informarles
cómo ha sido el accidente ocurrido: Arturo, al venir corriendo, tropezó
en una piedra de las muchas que hay en el camino. Su cuerpo al caer
chocó con una de ellas donde seguramente se rompió el brazo para después
golpearse la cadera en la roca. Sin embargo, dentro de la situación
triste y dolorosa que estamos viviendo, quiero felicitarlos porque todos
hemos actuado de manera solidaria, organizada y rápida.
3. Cabe
esperar
–
Hay que destacar la actitud solidaria y responsable de todos y cada uno
de sus compañeros para ejecutar cada quien la tarea que tienen
asignados para cumplir como organización escolar. –Dice el profesor del
aula.
–
Cada equipo ha hecho lo conveniente. Todos los recursos han estado
disponibles, la red de comunicaciones ha funcionado bien, la camilla que
hemos adquirido esta vez ha sido de gran utilidad. –Recalca el
director.
– En estos momentos Arturo está siendo trasladado en compañía de sus padres y de un cuerpo médico a la capital de la provincia.
–
Reiteramos a cada uno de ustedes nuestra felicitación, porque solo una
comunidad bien organizada puede lograr resolver los problemas como hoy
día lo hemos logrado.
–
Cabe esperar ahora que nuestro querido Arturo, integrante de esta
comunidad escolar, recupere totalmente su salud y regrese a su aula de
clases. –Expresa el director–. Pero quisiera escuchar opiniones y
comentarios de ustedes mismos, alumnos.
4. Muy
bien
–
Maestro, –dice Felipe, el amigo más cercano de Arturo–. ¿Por qué
nuestros caminos han de ser peligrosos? ¿Llenos de piedras filudas y
sueltas?
–
Sí. Y con tramos sin emparejar, barrizales donde resbalamos y caemos. Y
hasta agua empozada y que después poco a poco se seca en barrizales
pantanosos, agua que debería encauzarse hacia los campos sembrados ¡y
servir para regar los cultivos!
–
¡Sí, maestros! –Agrega Efraín–. Los caminos son accidentados, parecen
ríos de piedras. Y cualquier día hay otro accidente de peores
consecuencias. ¡Limpiemos los caminos! Allí también debemos demostrar
nuestra organización.
– ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! –Repiten todos–. ¡Limpiemos los caminos!
–
Muy bien niños. Los hemos escuchado atentamente. Voy a reunirme con los
profesores y los padres de familia para tomar alguna decisión al
respecto. Les agradecemos muy de veras. Muchas gracias.
5. Aquí
está
–
Bien. En relación al tema planteado en el patio de nuestra escuela
quisiera pedir la opinión de los profesores y padres de familia aquí
presentes.
–
Señor director, a la escuela se viene a estudiar. Hay otras entidades
que tienen como responsabilidad ese aspecto. Que no lo hagan es otra
cosa, pero no vamos a interferir en sus funciones, ni vamos a poner a
trabajar a los niños como personal de servicio o como peones sin
pagarles su jornal. La escuela no puede distraer sus actividades
haciendo lo que a otros corresponde cumplir. Sería muy lamentable recaer
en eso porque se incidiría en faltas graves de función.
–
Bien, hemos escuchado diversas opiniones a propósito de las cuales
quisiera decir que precisamente hay disposiciones del Ministerio de
Educación respecto a las funciones de la Escuela que paso a leer
textualmente. Y que expresan: “Participar en acciones de bien común y en la mejora del nivel de vida de las personas, integradas a su comunidad”.
–
En razón de lo leído por usted, señor director, yo quisiera opinar que
no podemos cruzarnos de brazos ante realidades que necesitan de una
solución. Sin embargo, aquí está la Junta de Padres de Familia que se
han reunido en sesión y queremos pedirle que nos comuniquen cuál ha sido
su decisión.
6. Nunca
más
–
¡Limpiar los caminos todos juntos!, la escuela y la comunidad, eso es
lo que hemos decidido, y apoyar la gestión de la dirección de este
plantel.
– ¡Bravo! ¡Vamos a limpiar los caminos que nos llevan y traen a la escuela!
– Muy bien. Tenemos herramientas. Pero vamos a organizarnos con las sugerencias que ustedes mismos nos alcancen.
–
Maestros, yo propongo que las secciones del Primer y Segundo Año vayan
adelante, cuidadosamente y guiados por sus maestros, recogiendo las
piedras pequeñas y formando montículos en los lugares que tengan
salientes para allí hacer espacios llenos de flores.
–
Que el Tercer Año arrime las piedras más grandes hacia las cercas. Y
remueva las piedras que están incrustadas, colocándolas hacia los
bordes.
–
Que el Cuarto y Quinto Año nivele el terreno, haciendo canales y
acequias para que el agua ya no se empoce ni impida el paso de las
personas que transitan.
–
Que la comunidad vaya rompiendo con cuña y comba, con pico, lampa y
barreta, las peñas filudas y haciendo graderías donde el terreno es
empinado.
7. Límpidos
y floridos
Y
así lo hemos hecho, convirtiendo un camino rústico y pedregoso en un
camino amable, límpido y florido. Si un niño antes se demoraba una hora
en llegar, ahora lo hace en veinte minutos, porque en ellos ahora hasta
se puede correr.
Es
un ahorro extraordinario de tiempo si pensamos en todo lo acumulado de
un año a esta parte. Hoy el maestro ha reunido al alumnado otra vez en
el patio y les habla así:
–
¡Niños! Han llegado buenas noticias sobre la salud de Arturo y que
quiero comunicarles: Ha superado la lesión cerebral y no quedará ninguna
secuela ni del golpe en la cabeza ni de la fractura en el brazo.
– ¡Bravo! ¡Bravo!
–
¡Niños! Hemos aprendido varias lecciones de esta dolorosa experiencia,
pero yo quisiera resaltar dos: La primera: que una escuela bien
organizada resuelve los problemas y hasta salva vidas humanas. Y la
segunda: Que todo lo que hay que aprender debe servir para mejorar la
realidad, como ahora es un orgullo ver cómo son límpidos y floridos
nuestros caminos. ¡Hurra, niños!
– ¡Hurra!
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