LA CANCION DE UN POETA TRISTE
Rodolfo Ascencio Barillas
Grandes son mis lamentos,
Inmenso es mi dolor
En la arquitectura de mi camino
Soy el llanto que gime en el viento
Y las amarguras agrias de mis entrañas
Yo nunca encontré la felicidad que anhelaba
Ni el consuelo de la mustia infancia
Y con las interrogantes que me atormentan.
Quien soy, que vago por el mundo
Deambulando con mis penas,
Si no era un niño que me inundaba llanto
Yo quise volver a mi tierra
Y vivir el sueño que despierta en el alba
Y el mañana que llueve lágrimas de vidrio
Ese soy yo, un reflejo del sol moribundo
Y el destello oculto en la luz de la verdad
Yo soy un grito espantoso en la noche fría
y el inmenso dolor de mi pecho ardiente
Ese soy, la ola de la amargura
Soy la triste montaña en la selva solitaria
Soy la trémula voz de los ignotos pantanos
Soy la noche que se perdió en el infinito
Ese soy, mis ojos mustios en el ocaso
Soy el río que no encontró su cause
Soy el espavorido lamento de mi soledad
Soy la sombra sin aliento viviente
Ese soy yo las sordas palabras de mi boca
y la herida que nunca encontró su cura
Yo soy el terrible manjar de aves rapaces
Y soy la llama que no encendió su hoguera
Ese soy, el apetito desesperado de mis angustias
Soy el camino que no encontró su sendero
Soy el calvario de la penumbra
Soy la ponzoñosa daga que se clava en el corazón
Ese soy, la vida desahuciada en el mundo
Y la muerte que camina en el túnel sin retorno
Yo soy la fiera indómita que duerme enfurecida
Y el abrojo repudiado por los que amaba
Ese soy, que ama sin ser amado
Soy la vanidad del alma penitente
Soy la precaria suerte del que lo presiente
Soy el misterio cósmico de la luna
Soy un potro salvaje en un abismo
Soy el ceniciento incoloro de los arcoiris
Soy la cicuta que embriaga mi garganta
y el enhiesto cantar de los ruiseñores,
Soy el extravagante sueño de la monotonía
Soy el farniente fastidio de las lejanas llanuras
Soy el fétido encanto de la pesadumbre
Soy el impúdico atardecer de los menesteres.
Ese soy, aquel que no mas soñaba
Con sueños imposibles en su almohada,
Soy el misterioso verso de los poetas
Soy un escondrijo en los desfiladeros
Soy la vana voluntad de las sienes
Soy una pluma que vaga en los bosques.
Ese soy, las burbujas que se desvanecen con la lluvia
Soy el relámpago campestre de los pueblos
Soy el ave que no encontró su nido
Soy el cenit de infinitos estelares
Ese soy.
¿Quien despertara el mañana?
¿Quién escuchara el silencio?
¿Quién dormirá en los brazos del sol?
Y caminar en el surco donde su rostro habita
¿Quién besara el piélago soñado?
Y la lluvia que brota en sus entrañas
¿Quién acariciara el sueño del hombre?
Y las ilusiones fugaces que pasaron
¿Quién buscara la esperanza del mundo?
Y los idílicos vientos de los nostálgicos veranos
Que fueron solo ideales esfumados
En la construcción de las pavesas
De un desprovisto destino,
¿Quién comprenderá el dolor de mi corazón?
Y aquellas horas consumidas en mi juventud.
¿Qué se hicieron las ilusiones de mi vida?
Los sueños que en mi pecho soñaba
Fueron épocas de la infancia pasada
Y que lleva el sello de mi sufrimiento
De aquel tardado momento
Que el terrible destino devoro,
Y en la magia que en mi alma expresaba
Yo Imaginaba bellas mariposas
Que en la rosa de mi corazón estremeció.
¿Qué se hicieron las luces?
Y las noches que pintan las estrellas
De mujeres bellas en un oasis de ternura,
¿Qué se hicieron los sueños macilentos?
Y el viento que se unía a los claros atardeceres.
Cual música romántica resonó a mis oídos
De los efímeros y tristes peregrinos
¿Qué se hicieron las promesas no cumplidas
Y las llamas de los fuegos encendidos
¿Que se hicieron los anhelos del mundo
y los embelesos diamantinos de un amor inerte
¿Qué se hicieron las cuitas de mi alma
Y los mustios días de lejanos recuerdos
¿Qué se hicieron las musas de la literatura
Y la eterna criatura de mi plenitud,
Y que hoy en mi vida solo son resabios
Que agonizan en los besos de tus labios
Y que niegan los sueños inciertos de mi juventud
De un corazón que llora en el lamento.
¿Quién iluminara el ocaso de mis amaneceres
Y las brumas de una triste ilusión
¿Quién derramara lagrimas de cristal
Y la humanidad que vive con densidad
¿Quién edificara el nacimiento del nuevo mundo
¿Quién soñara con las lejanas primaveras
Y las hermosas doncellas de los siglos
y yo viviré en el rumbo de la penumbra
Esperando el retorno de mis recompensas
Y soñare volverte ha besar
Y a vivir en nuestro gran amor
Y caminare sobre las sombras del punto
Y en la eterna ensoñación
De las tiernas caricias de un destino
Que desaparece en un sueño profundo
¿Quién dormirá en el sueño del mundo?
¿Quién encontrara la luz del universo?
¿Quién vivirá en las lozanas mañanas?
¿Quién soñara la verdad incólume ¿
¿Quién despertara la paz de los niños ¿
¿Quién escuchara los ecos eternos del cielo?
Pero fue ayer que volví a contemplar el ocaso
Y la inmensidad del cielo
Ayer pude besar tus labios
Y la suave ternura de tu piel
Ayer renacieron las esperanzas del hombre
Y la hermosa paz que nació en el mundo
Y vi en el techo del cielo
La cumbre celeste de tu cuerpo infinito
Ayer, yo ame su alma angelical
Y el deseo de su carne voluptuosa
Ayer quise mirar las nubes de las praderas
Y la gloria que prepara sus aposentos
Ayer fui un niño que amaba su terruño
Y los colores dibujados por tu sonrisa
Ayer tu espíritu miraba la chispa divina de tu aliento
Ayer pude mirar los días del mañana
Y los pájaros que acariciaban tus suspiros
Ayer quise escuchar el aliento de tu voz
Y la exhalación que respiraba tu pecho
Ayer vi las quietas aguas minar los arroyos
Y manantiales de estrellas deshojaban el firmamento
Ayer yo anhelaba la dicha de tu existencia
Y el sueño de ver tu bello rostro
Ayer miraba el ínfimo dolor de tu vientre
Y los someros años de nuestras vidas
Ayer quise volver a mis encrucijadas
Y a las plomizas lluvias de invierno
Ayer quise retornar al amor que nunca tuve
Y a los placeres que en el alma se esconden
Ayer fui un león embravecido en las recónditas selvas
Y la jauría de pensamientos persiguiéndome
Ayer recupere el sentido direccional de mis locuras
Y la complaciente tranquilidad de mi conciencia
Ayer fue otro sueño sin mañana
Y hoy será el sueño del ayer.
El dolor es espina en mi vida
Y es la congoja de mis sufrimientos
Yo soy el canto de un futuro incierto
Y la tribulación que se cierne en la humanidad
Yo soy la brisa que se levanta con el polvo
Y el bullicio de un promiscuo intento
Yo amaba la dulce sonrisa de tu rostro
Y las quejas de un dolor injusto
Yo quise vivir con armonía
Junto a yacimientos de libertad incólume
Yo soy la sombra de mis tristezas
Y un alarido funesto en el desierto
Yo soy solitario y triste
Yo soy el eco extranjero del universo
Yo soy el grito ahogado en el mundo
Y soy el triste, más triste…
Rodolfo Ascencio Barillas
Grandes son mis lamentos,
Inmenso es mi dolor
En la arquitectura de mi camino
Soy el llanto que gime en el viento
Y las amarguras agrias de mis entrañas
Yo nunca encontré la felicidad que anhelaba
Ni el consuelo de la mustia infancia
Y con las interrogantes que me atormentan.
Quien soy, que vago por el mundo
Deambulando con mis penas,
Si no era un niño que me inundaba llanto
Yo quise volver a mi tierra
Y vivir el sueño que despierta en el alba
Y el mañana que llueve lágrimas de vidrio
Ese soy yo, un reflejo del sol moribundo
Y el destello oculto en la luz de la verdad
Yo soy un grito espantoso en la noche fría
y el inmenso dolor de mi pecho ardiente
Ese soy, la ola de la amargura
Soy la triste montaña en la selva solitaria
Soy la trémula voz de los ignotos pantanos
Soy la noche que se perdió en el infinito
Ese soy, mis ojos mustios en el ocaso
Soy el río que no encontró su cause
Soy el espavorido lamento de mi soledad
Soy la sombra sin aliento viviente
Ese soy yo las sordas palabras de mi boca
y la herida que nunca encontró su cura
Yo soy el terrible manjar de aves rapaces
Y soy la llama que no encendió su hoguera
Ese soy, el apetito desesperado de mis angustias
Soy el camino que no encontró su sendero
Soy el calvario de la penumbra
Soy la ponzoñosa daga que se clava en el corazón
Ese soy, la vida desahuciada en el mundo
Y la muerte que camina en el túnel sin retorno
Yo soy la fiera indómita que duerme enfurecida
Y el abrojo repudiado por los que amaba
Ese soy, que ama sin ser amado
Soy la vanidad del alma penitente
Soy la precaria suerte del que lo presiente
Soy el misterio cósmico de la luna
Soy un potro salvaje en un abismo
Soy el ceniciento incoloro de los arcoiris
Soy la cicuta que embriaga mi garganta
y el enhiesto cantar de los ruiseñores,
Soy el extravagante sueño de la monotonía
Soy el farniente fastidio de las lejanas llanuras
Soy el fétido encanto de la pesadumbre
Soy el impúdico atardecer de los menesteres.
Ese soy, aquel que no mas soñaba
Con sueños imposibles en su almohada,
Soy el misterioso verso de los poetas
Soy un escondrijo en los desfiladeros
Soy la vana voluntad de las sienes
Soy una pluma que vaga en los bosques.
Ese soy, las burbujas que se desvanecen con la lluvia
Soy el relámpago campestre de los pueblos
Soy el ave que no encontró su nido
Soy el cenit de infinitos estelares
Ese soy.
¿Quien despertara el mañana?
¿Quién escuchara el silencio?
¿Quién dormirá en los brazos del sol?
Y caminar en el surco donde su rostro habita
¿Quién besara el piélago soñado?
Y la lluvia que brota en sus entrañas
¿Quién acariciara el sueño del hombre?
Y las ilusiones fugaces que pasaron
¿Quién buscara la esperanza del mundo?
Y los idílicos vientos de los nostálgicos veranos
Que fueron solo ideales esfumados
En la construcción de las pavesas
De un desprovisto destino,
¿Quién comprenderá el dolor de mi corazón?
Y aquellas horas consumidas en mi juventud.
¿Qué se hicieron las ilusiones de mi vida?
Los sueños que en mi pecho soñaba
Fueron épocas de la infancia pasada
Y que lleva el sello de mi sufrimiento
De aquel tardado momento
Que el terrible destino devoro,
Y en la magia que en mi alma expresaba
Yo Imaginaba bellas mariposas
Que en la rosa de mi corazón estremeció.
¿Qué se hicieron las luces?
Y las noches que pintan las estrellas
De mujeres bellas en un oasis de ternura,
¿Qué se hicieron los sueños macilentos?
Y el viento que se unía a los claros atardeceres.
Cual música romántica resonó a mis oídos
De los efímeros y tristes peregrinos
¿Qué se hicieron las promesas no cumplidas
Y las llamas de los fuegos encendidos
¿Que se hicieron los anhelos del mundo
y los embelesos diamantinos de un amor inerte
¿Qué se hicieron las cuitas de mi alma
Y los mustios días de lejanos recuerdos
¿Qué se hicieron las musas de la literatura
Y la eterna criatura de mi plenitud,
Y que hoy en mi vida solo son resabios
Que agonizan en los besos de tus labios
Y que niegan los sueños inciertos de mi juventud
De un corazón que llora en el lamento.
¿Quién iluminara el ocaso de mis amaneceres
Y las brumas de una triste ilusión
¿Quién derramara lagrimas de cristal
Y la humanidad que vive con densidad
¿Quién edificara el nacimiento del nuevo mundo
¿Quién soñara con las lejanas primaveras
Y las hermosas doncellas de los siglos
y yo viviré en el rumbo de la penumbra
Esperando el retorno de mis recompensas
Y soñare volverte ha besar
Y a vivir en nuestro gran amor
Y caminare sobre las sombras del punto
Y en la eterna ensoñación
De las tiernas caricias de un destino
Que desaparece en un sueño profundo
¿Quién dormirá en el sueño del mundo?
¿Quién encontrara la luz del universo?
¿Quién vivirá en las lozanas mañanas?
¿Quién soñara la verdad incólume ¿
¿Quién despertara la paz de los niños ¿
¿Quién escuchara los ecos eternos del cielo?
Pero fue ayer que volví a contemplar el ocaso
Y la inmensidad del cielo
Ayer pude besar tus labios
Y la suave ternura de tu piel
Ayer renacieron las esperanzas del hombre
Y la hermosa paz que nació en el mundo
Y vi en el techo del cielo
La cumbre celeste de tu cuerpo infinito
Ayer, yo ame su alma angelical
Y el deseo de su carne voluptuosa
Ayer quise mirar las nubes de las praderas
Y la gloria que prepara sus aposentos
Ayer fui un niño que amaba su terruño
Y los colores dibujados por tu sonrisa
Ayer tu espíritu miraba la chispa divina de tu aliento
Ayer pude mirar los días del mañana
Y los pájaros que acariciaban tus suspiros
Ayer quise escuchar el aliento de tu voz
Y la exhalación que respiraba tu pecho
Ayer vi las quietas aguas minar los arroyos
Y manantiales de estrellas deshojaban el firmamento
Ayer yo anhelaba la dicha de tu existencia
Y el sueño de ver tu bello rostro
Ayer miraba el ínfimo dolor de tu vientre
Y los someros años de nuestras vidas
Ayer quise volver a mis encrucijadas
Y a las plomizas lluvias de invierno
Ayer quise retornar al amor que nunca tuve
Y a los placeres que en el alma se esconden
Ayer fui un león embravecido en las recónditas selvas
Y la jauría de pensamientos persiguiéndome
Ayer recupere el sentido direccional de mis locuras
Y la complaciente tranquilidad de mi conciencia
Ayer fue otro sueño sin mañana
Y hoy será el sueño del ayer.
El dolor es espina en mi vida
Y es la congoja de mis sufrimientos
Yo soy el canto de un futuro incierto
Y la tribulación que se cierne en la humanidad
Yo soy la brisa que se levanta con el polvo
Y el bullicio de un promiscuo intento
Yo amaba la dulce sonrisa de tu rostro
Y las quejas de un dolor injusto
Yo quise vivir con armonía
Junto a yacimientos de libertad incólume
Yo soy la sombra de mis tristezas
Y un alarido funesto en el desierto
Yo soy solitario y triste
Yo soy el eco extranjero del universo
Yo soy el grito ahogado en el mundo
Y soy el triste, más triste…
TE QUIERO
Rodolfo Ascencio Barillas
Te quiero, porque te quiero
Y más te quiero
Y no puedo dejar de quererte
Te quiero con el beso ardiente de tu boca
Y el perfume que derrama tu vestido
Y las joyas que escondes en tu alma
Te quiero como el aire que respiro
Y como el rocío que cae en las madrugadas
Te quiero en la infinita verdad de tus labios
Y en el lecho de todas tus latitudes
Te quiero en el solitario desván de mi recuerdo
Y las noches que gemías con la luna
Yo te quiero con el viento de tus narices
Y el soplo fugaz de un lucero,
Cuando nos besamos, se despierta la aurora
En el clímax del ocaso
Te quiero como la inocencia de un niño,
Que llora por su juguete preferido
Te quiero en las mansas aguas del riachuelo
Y a veces te siento en la hora de la noche triste,
Porque tu ausencia es mi calvario
Y los días que son interminables
En brazos de la soledad,
Yo te quiero en el umbral de la primavera
Y en las heladas montañas de los andes
Así te quiero, como lo que eres,
La belleza estremecida con mis besos
Yo, te vi, antes de las estrellas
Y supe que tu silueta es de misterios
Te quiero en la infinita quietud del universo
Y en el bello cristal de tus ojos
Te quiero, por el recuerdo eterno del paraíso
Y la distancia del beso entre la montaña y el cielo
Te quiero en las burbujas del claro manantial
Y las gaviotas que vuelan surcando los mares
Por eso te quiero,
Rodolfo Ascencio Barillas
Te quiero, porque te quiero
Y más te quiero
Y no puedo dejar de quererte
Te quiero con el beso ardiente de tu boca
Y el perfume que derrama tu vestido
Y las joyas que escondes en tu alma
Te quiero como el aire que respiro
Y como el rocío que cae en las madrugadas
Te quiero en la infinita verdad de tus labios
Y en el lecho de todas tus latitudes
Te quiero en el solitario desván de mi recuerdo
Y las noches que gemías con la luna
Yo te quiero con el viento de tus narices
Y el soplo fugaz de un lucero,
Cuando nos besamos, se despierta la aurora
En el clímax del ocaso
Te quiero como la inocencia de un niño,
Que llora por su juguete preferido
Te quiero en las mansas aguas del riachuelo
Y a veces te siento en la hora de la noche triste,
Porque tu ausencia es mi calvario
Y los días que son interminables
En brazos de la soledad,
Yo te quiero en el umbral de la primavera
Y en las heladas montañas de los andes
Así te quiero, como lo que eres,
La belleza estremecida con mis besos
Yo, te vi, antes de las estrellas
Y supe que tu silueta es de misterios
Te quiero en la infinita quietud del universo
Y en el bello cristal de tus ojos
Te quiero, por el recuerdo eterno del paraíso
Y la distancia del beso entre la montaña y el cielo
Te quiero en las burbujas del claro manantial
Y las gaviotas que vuelan surcando los mares
Por eso te quiero,
y quizá mañana regrese a tu regazo
Te quiero como las viñas en flor
En mis mares de fantasías
Te quiero por ser mi amante y mi amada
Y yo te busque en la sombra del mundo
Navegando bajo el río de mis ilusiones.
Te quiero en la seducida noche de la luna
Y el sol que despierta en tus brazos
Te quiero en las fresas de mis labios
Y en las uvas de mi corazón
Yo te quiero con el alma en mis ojos
Y el deseo indeclinable de mi existencia
Te quiero en los manjares de miel
Y leche que fluye de tu boca
Te quiero en el incógnito hablar de tus palabras
Y la fútil expresión de mis versos
Eres, el cielo azul del verano
Y la dulce nostalgia de mis amaneceres
Y aunque no me quieras
Jamás dejare de quererte, amada mía
Yo, quiero impregnar un beso en tu llanto
Y arrullar la triste soledad de tus ojos
Cuanto te quiero, allá en mi ocaso
Y en el encuentro que fosforece en mi fantasía
Te quiero en las distancias de nuestras tierras
En los océanos del mundo
Y en las locuras del tiempo
Te quiero en las fantasías edificadas
En las escarchas de los granizos del campo
Te quiero en las razones de mis sueños
Y en los entendimientos de mi alma
Eres mi gran universo que camina
Y el fuego ardiente de la pasión que calcina
Te quiero y más te quiero
Te quiero en los bosques, en los ríos,
En los manantiales, en las montañas
En las ciudades, en los mares
Y en las golondrinas que dejan su nido
Te quiero en los glaciales de tu alma
Y en el espaviento que derraman los sentimientos
Y te quiero, para dibujar un mundo de soluciones
Y disfrutar con la belleza de tu piel
Y la seda de tus manos
Por eso te quiero, por tu timidez,
Y el raciocinio de le das a mi vida
Te quiero, y más te quiero
Y no lo puedo negar…
Te quiero como las viñas en flor
En mis mares de fantasías
Te quiero por ser mi amante y mi amada
Y yo te busque en la sombra del mundo
Navegando bajo el río de mis ilusiones.
Te quiero en la seducida noche de la luna
Y el sol que despierta en tus brazos
Te quiero en las fresas de mis labios
Y en las uvas de mi corazón
Yo te quiero con el alma en mis ojos
Y el deseo indeclinable de mi existencia
Te quiero en los manjares de miel
Y leche que fluye de tu boca
Te quiero en el incógnito hablar de tus palabras
Y la fútil expresión de mis versos
Eres, el cielo azul del verano
Y la dulce nostalgia de mis amaneceres
Y aunque no me quieras
Jamás dejare de quererte, amada mía
Yo, quiero impregnar un beso en tu llanto
Y arrullar la triste soledad de tus ojos
Cuanto te quiero, allá en mi ocaso
Y en el encuentro que fosforece en mi fantasía
Te quiero en las distancias de nuestras tierras
En los océanos del mundo
Y en las locuras del tiempo
Te quiero en las fantasías edificadas
En las escarchas de los granizos del campo
Te quiero en las razones de mis sueños
Y en los entendimientos de mi alma
Eres mi gran universo que camina
Y el fuego ardiente de la pasión que calcina
Te quiero y más te quiero
Te quiero en los bosques, en los ríos,
En los manantiales, en las montañas
En las ciudades, en los mares
Y en las golondrinas que dejan su nido
Te quiero en los glaciales de tu alma
Y en el espaviento que derraman los sentimientos
Y te quiero, para dibujar un mundo de soluciones
Y disfrutar con la belleza de tu piel
Y la seda de tus manos
Por eso te quiero, por tu timidez,
Y el raciocinio de le das a mi vida
Te quiero, y más te quiero
Y no lo puedo negar…
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