ODEBRECHT TAMBIÉN “DONABA”
PARA “PREMIAR” AL PERIODISMO
Por Luis García Miró Elguera
El calado de la podredumbre
odebrechtiana alcanza cotas inimaginables hasta hace poco. Hoy
conocemos, entre otras cosas, que los moralinos de ayer son los
corruptos de hoy. Los sumos sacerdotes de la ética en épocas del
fujimorismo ahora se han convertido en una partida de corruptos
sinvergüenzas marcados por la billetera de las constructoras brasileras.
No nos referimos a simples firmas edificadoras. Hablamos de una mega
organización criminal constituida a manera de escuadra imperial por el
clan socialista del Partido de los Trabajadores de Brasil. ¿El objetivo?
Hacerse de Latinoamérica vía la penetración –firmemente crematística-
de un clan de sociedades politizadas con intereses en el gremio de la
construcción. Entidades que actuaban como marionetas del clan
izquierdista Lula Sociedad Anónima, colocando y sacando a presidentes;
promoviendo o liquidando a partidos políticos; hundiendo o favoreciendo
financieramente a medios de comunicación, así como a “periodistas” y
politólogos que fungían de catones en estos países. Estas empresas, a
cambio de ganar licitaciones de mega obras América Latina y África,
untaban a los candidatos rojos –como Ollanta Humala en el Perú- para
que, ya una vez instalados en el poder, se comprometieran a devolverles
–con intereses, moras y multas- los fondos con los cuales financiaron
sus campañas electorales. Dichas devoluciones se efectuaban a través de
las canonjías económicas con las cuales los estados solventaban unos
monumentales proyectos de infraestructura ni remotamente imaginados en
los planes de desarrollo de sus países. Para ejecutar tales planes, las
constructoras brasileñas se presentaban en estos lares como promotoras
de “grandes obras de infraestructura de interés nacional”, tanto
mediante el sistema de asociaciones público-privadas como a través de
concesiones. Todas aprobadas y adjudicadas obviamente a dedo por los
corrompidos gobernantes, mafiosamente comprometidos tras recibir “ayuda”
de los brasileros para sufragar sus gastos electorales. Hablamos
entonces de proyectos que, en rigor, configuraban obras faraónicas desde
las cuales llenaban sus bolsillos las constructoras brasileras
digitadas por el corrupto lulismo. Proyectos licitados a precios viles,
aunque sujetos a modelos de negocio adecuados a sus intereses,
concebidos para eliminar a la competencia a sabiendas de que, más
adelante, esos valores serían alterados mediante enmiendas aprobadas por
los gobiernos elegidos con dinero negro obtenido de las edificadoras
brasileñas. No obstante, al final del día todos estos recursos resulta
que salían de las arcas fiscales estatales, vía presupuestos inflados y
contratos “renegociados”.
¿Cómo pudo
haberse escondido tanta miseria, tanta putrefacción durante tantísimo
tiempo? Solamente en complicidad con la llamada gran prensa. Ahora ya se
sabe que la corrupta Odebrecht tenía “comprometidos” a determinados
grupos mediáticos, a ciertos “gremios” periodísticos y hasta a algunos
gacetilleros que actuaban como francotiradores suyos trajeados de
catones de la honorabilidad. La lista irá saliendo poco a poco. Ya
circula un contrato firmado entre el inefable Ipys –Instituto Prensa y
Sociedad- y Odebrecht, mediante el cual ésta última “donaba” centenares
de miles de dólares para “premiar” a “periodistas”. ¿Quiénes conforman
Ipys? Entre otros, Augusto Álvarez Rodrich, Diego García Sayán, Guido
Lombardi, José Carlos Ugáz, Rosa María Palacios, Carlos Basombrío. Qué
tal fariseísmo.
Fuente:
DAIRIO EXPRESO