HOMENAJE AL POETA RAÚL GÁLVEZ CUELLAR, POR LA PRESENTACIÓN DE SU LIBRO "DECIMAS" EN LA SOCIEDAD DE POETAS Y NARRADORES DE LIMA, HUACHO (28/03/2015)
El polifacético y muy distinguido Raúl
Gálvez Cuellar, poeta, narrador,
crítico, ensayista y abogado de gran talento, que nos honra con muchos libros
de notable producción literaria y su amistad, Y nosotros los que le apreciamos
en todas las vertientes de su creación y personalidad, nos sentimos igualmente
honrados de tenerlo como un maestro y amigo.
Esta vez Raúl Gálvez Cuellar lo hace con
su libro DÉCIMAS, otro gran aporte de su producción poética que nos muestra más
allá de saber hacer buenas décimas, algo que lo enaltece en sus más altas
calidades espirituales. Y es que don Raúl, además de atesorar y cuidar del
cariño de su querida esposa, lo que más hacer es amar la naturaleza y extrañarla
fervientemente, si él pudiera se quedaría a vivir cerca de Kuelap, en algún
lugar Chachapoyas o Amazonas. Pero hay otro don igualmente especial en él, es
el cultivar la amistad entre poetas decimistas, hidalgo y siempre humildísimo
él en sus poemas que trasuntan lirismo (pero también el mejor pago que se le
puede hacer a otro amigo poeta, es dedicándole versos de su propia inspiración
y cosecha).
Siempre
me ha convocado la egregia personalidad de Raúl Gálvez Cuellar, una interesantísimo
Espíritu, que se afirma en detalles que a veces parece no tener importancia, pero que definen la reciedumbre de la
personalidad, el carácter, la capacidad creadora e inventiva de quien hace esas grafías, en este caso de un
escritor de tremenda talla y vuelo de cóndor como Raúl Gálvez. Por ejemplo la
tipografía de su letra, sus palabras y hasta su firma ya lo dicen todo. Su
firma, en Raúl Gálvez, en sus dedicatorias, es tan especial, original y
llamativa como la de Salvador Dalí.
Y este libro es justamente eso, algo
especial, un CANTO A LA AMISTAD, que nos hermana, que se hace en la convivencia
entre poetas, en la asistencia eventos literarios, recitales, y el reto que demanda el ser hoy
por hoy poeta decimista Repentista. Parte esencial del Repentismo es la
improvisación, el sentido intuitivo alerta al adversario, así la manera de
hacer un show de las palabras.
El Repentismo es parte de la tarea que lo
viene cautivando a Raúl Gálvez, tanto como el alejarse de todo lo mundano e
intrascendente. Y es que está viviendo su mejor otoño, ese otoño donde cae su
sabiduría en los escenarios como caen las hojas verdi-amarillas del gran árbol.
El Repentismo no solo es improvisación,
es además saber muy bien hilvanar en versos ideas, imágenes sensoriales, sabiduría, historia, cultura popular y hasta jerga
popular. Hay sí un grado de picardía que es parte del ingrediente de este arte
popular. El buen repentista debe estar preparado para defenderse y no caer
públicamente apabullado. Debe tener además como cualidad la buena memoria, si no
la chispa y el ingenio para saber salir del paso airoso, sin las alas de pájaro
cantor cortadas ante los cabes y zancadillas.
El Repentismo es el gozo de la parafernalia
verbal, es juego de ilusiones, es provocación lúdica, es provocación sensual,
es demostrar que uno se ha puesto bien los pantalones con el deleite de recitar
formas estróficas memorizadas y aprendidas que vienen a su memoria como soplos
del viento. Una buena característica del buen Repentista ser osado, corajudo; haber
abandonado todas las formas de timidez y saber pararse en el escenario, mejor
si se tiene un micrófono y un parlantito incorporado, aunque este chille y el
repentista sude como condenado a la horca, necesite un vasito de agua (o quizá
de ron) para mojar la garganta y nos mire con ojos de Chiwako triste.
REPENTISMO
en la DÉCIMA es poner en jaque al adversario, como se dice entre
criollos: con un poquito de pimienta y
mucho ají de todos los rocotos. El repentismo surge en las ágoras, en las
plazas, con los oradores y por supuesto con los juglares, en especial en estos
tiempos modernos de la poesía popular que nos viene desde España del Siglo de
Oro, con los versos cuya forma estrófica
hoy han tomado muchos poetas del famoso poeta español Vicente Espinel, y actualmente se ha
enriquecidos en muchas regiones y países de nuestro continente y del Caribe,
como en Cuba, con Alexis Díaz Pimienta o aquí en el Perú con Antonio Silva, David Alarco
Hinostroza y toda la gran legión de decimistas que tenemos por todas las regiones del Perú. Y
algunos además tienen el talento adicional de ser poetas repentistas. Incluso
hay ya toda una Teoría de la Improvisación poética, y libros publicados que
hacen referencia a este arte popular que trasciende fronteras, que más bien nos
hermana, y que abraza incluso continentes. Se
trata de un arte de los repentistas, poesía improvisada en público, a los que
se llama: payadores, troveros, copleros, coplista, trovadores, bertsolaris,
huapangueros, galeronistas, regueifeiros, payadores, en fin. En España le
llaman además de copleros, cante de poetas. En Portugal, Cantiga ao desafío. En Venezuela le
llaman canto corrío, contrapunteo, canto con llenante, canto coleao,
contrapunto llanero. En Chile se ha incorporado fuertemente a su literatura
popular. Recordemos que en música también el repentismo está muy de moda entre
los jóvenes, con el Hip Hop.
Si me preguntase a mí sobre la décima,
después de haber revisado una y otra vez su forma estrófica me queda la
sensación de que un buen decimista no necesariamente debería ceñirse a las
formas estróficas que nos vienen desde los tiempos del español Vicente Espinel.
Me dirán: Son licencias poéticas. Más de cinco siglos de andadura tiene la décima.
Pienso que esta forma estrófica no es aún
perfecta, es perfectible, quiero
decir. Fue muy útil en su tiempo, hace cinco siglos, entre juglares, entre
trovadores, entre provenzales, conquistadores y conquistados. Lo es todavía,
pero no por ello debemos ser tan repetitivos y menos imaginativos. Y, por tanto, puede mejorarse en la mano, en
la voz y calidad de nuestros poetas contemporáneos con otra suerte de música, de realidad, de tecnología de
Internet, con formas estróficas que
permitan parear la totalidad de los
versos y hacerla igualmente de alta calidad estética. Seguir con la misma forma
llamada con toda justicia: Espinela, repetirla hasta el cansancio, y no romper
las formas estróficas es caer en el facilismo; es en esencia presumir de
entendidos, de doctos y sabios, cuando quizá no lo seamos. Y hacer la del atrevido
papagayo, la del lorito cantor, la del plumífero verbal capaz de matar con la
lengua, es quedarse allí mismo, sin tocar las nuevas campanadas de la poesía. Propongo
en esencia como poeta librepensador quebrar la palabra, quebrar el verso,
quebrar las formas estróficas para crear otras novísimas formas poéticas, tanto
como en el glorioso Siglo de Oro Español, con ese culteranismo Francisco de Quevedo,
Luis de Góngora, Miguel de Cervantes, Tirso de Molina, Calderón de la Barca. Por
ejemplo me preocupa que en la décima el primer y último verso no esté pareado
entre ellos. Interesante que el primer verso rime con el cuarto y quinto verso.
Interesante que el sexto y sétimo verso
de la redondilla rimen con el décimo verso. Con esto se puede conseguir
notables décimas de 10 versos octosílabos y practicándolas otras formas
estróficas conocidas, (¿Y las no
conocidas?) está en los grandes creadores.
Raúl
Gálvez, en la filigrana de sus poemas trasunta como he dicho altas calidades
humanas, porque desprendiéndose de toda su sabiduría, no hace encomio de ello,
sino de su aprendizaje espiritual entre amigos poetas. Por eso es que por las
páginas del libro DÉCIMAS, del muy querido Raúl desfilan nombres de personajes
muy conocidos, reconocidos talentos de la décima, homenaje de alguien que nos
homenajea a sus lectores a la vez con décimas. Abraza desde Tacna, la tierra
que lo vio nacer hasta Tumbes, y rompe fronteras con otros personajes,
agradecido por los recuerdos vividos en Europa, en Puerto Rico, Estados Unidos
y otros lares.
Y reitero una vez más que es un CANTO A LA
AMISTAD, su poética. En sus versos desfilan nombres conocidos y poemas
dedicados especialmente a ellos, como los de
Arturo Corcuera, Fernando Ojeda Mendoza, Germán Súnico Bazán, Julio
Solórzano Murga, Mario Celimendiz Rodellar, Juan Benavente, Jorge Aliaga Cacho,
José Pablo Quevedo, José de la Chira
Acevedo, Diego Vicuña Villar, Antonio Ros Soler, Santiago Risso, Karen
Calderón, quien fue directora de la Casa de la Literatura y que le abrió
interesantes espacios, todo un privilegio y un premio a su abnegada entrega,
para difundir sus libros. Pero también hay décimas de homenaje al gran vate universal
de nuestra poesía, esto es a César Vallejo y Antonio Cavero, poeta todavía muy
recordado, entre otros.
Muchas cosas podríamos decir de la décima,
pero más todavía de las cualidades espirituales y ese don de hacer amigos de
Raúl Gálvez. En el otoño de la vida se hermana con TODAS LAS VOCES posibles,
haciendo de su vida una primavera. Flor de Loto. Flor de Capulí. Flor de las
nuevas generaciones. Y por todo ello
Muchas Felicidades y que sigan nuevas producciones, doctor, amigo,
maestro querido Raúl Gálvez Cuellar.