Por Agustín Orihuela
En el mes de noviembre de 2014 viajé a Israel para asistir a un curso en el Galilee International Managemet Institute.
Entre los profesores se encontraba el doctor Ernesto Kahan, quien
recibió el premio Nobel de la Paz en 1985, como delegado de la
Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra
Nuclear (IPPNW). El doctor Kahan nació en Argentina en 1940 y emigró a
Israel durante el golpe militar en su país de origen. Es profesor
emérito en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv,
vicepresidente primero de la Asociación Mundial por la Armonía Global y
presidente de la asociación ISRAEL IPPNW.
Además de médico, académico y promotor
de la paz, el doctor Kahan es poeta, y por su obra literaria tiene
diversos reconocimientos: es académico de honor por la Academia
Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades,
vicepresidente primero de la Academia Mundial de Arte y Cultura
(Congreso Mundial de Poetas), presidente honorario de la Asociación
Israelí de Escritores en Lengua Castellana, vicepresidente del Foro
Internacional para la Literatura y la Cultura de Paz y presidente
ejecutivo colegiado de la Unión Hispanoamericana de Escritores.
Muy rápido, su sencillez, carisma y conocimientos atraparon la atención de su auditorio. Descubrí en sus libros de poesía: Paxaporte y Ante-Réquiem y En camino, a un poeta renovado con un espíritu pleno de inclinaciones por la humanidad.
¿Cómo fue su infancia y su acercamiento con la literatura?
Mi infancia, en un pueblo rural de la
Patagonia Argentina, estuvo empapada por la intelectualidad de mis
padres. La biblioteca de la casa estaba atiborrada de libros de
filosofía de mi padre, quien era médico, y de novelas y poemarios de mi
madre, quien fue poeta y pintora.
¿En qué momento surge la conciencia de que estaba acercándose a la literatura? ¿Cuándo decide que será poeta?
A la edad de 18 años, durante mi
servicio militar obligatorio y el hervir de las hormonas de la mocedad,
escribía poemas íntimos para responder a los estímulos que me incitaban o
herían mi libertad. Al poco tiempo comencé a leer para perfeccionar mi
estilo poético y, poco a poco, picado por el toque de “la musa”, decidí
entregar mi ser a la poesía. Fueron años de búsqueda de personalidad y
experimentación estilística.
En sus poemarios existe una
espiritualidad cargada de imágenes en las que el horror, la
autodestrucción y también la esperanza están presentes. ¿Cuáles son las
obsesiones literarias de Ernesto Kahan?
No tengo obsesiones literarias,
simplemente soy muy sensible al dolor humano, la injusticia y la
perspectiva histórica en irradiación hacia el futuro de la humanidad.
La identidad cultural se
transmite a través de las generaciones. En su caso, como miembro de una
generación de escritores nacidos en los años cuarenta del siglo pasado,
¿con qué autores o corrientes literarias se identifica?
Obviamente uno va cambiando a lo largo
de la vida y las circunstancias que lo rodean. Me identifiqué mucho con
los escritores latinoamericanos que continuaron la llamada Generación
de Mayo en Argentina (Echeverría, Mármol…), los poetas del llamado Harlem Renaissance
antirracistas como Langston Hughes, en EE. UU., y Lorca y la conocida
como la Generación del 27. Posiblemente el poeta que más influyó mis
comienzos, y sigue haciéndolo hoy día, es Walt Whitman. Ahora, a medida
que voy respondiéndole, van surgiendo más y más nombres de escritores y
poetas. No quiero dejar de mencionar en esa lista a la poesía del Popol
Vuh, el libro de la creación del pueblo Maya.
Ante-Réquiem y En camino está escrito con una compleja estructura compuesta de coros. ¿Cómo fue el proceso de construcción de esta obra?
Entiendo que su pregunta está más
dirigida a la forma que al contenido humanista y ecológico de esta obra,
que en mi opinión y la de muchos expertos, es de lo mejor que he
escrito. Pues bien, su estructura tiene mucha similitud con otros
réquiems, y muy especialmente con los de Verdi y Mozart.
En algunas de sus obras existe una experimentación con el lenguaje. ¿Cuál es su relación con la poesía experimental?
Los poetas, por ser arquitectos de la
palabra, nos la pasamos experimentando con ella, ya sea con el uso de
las metáforas o de las notas musicales que la componen. A diferencia de
los artistas plásticos, que trabajan dialogando con material en sus
manos: arcilla, hierro, bronce, tela, madera, hoy los poetas mantienen
un diálogo, que es casi monólogo compartido, con imágenes virtuales que
encontramos en la Internet. Esas imágenes son otros escritores y poetas,
que a su vez dialogan con su poesía y la amistad virtual. Son una nueva
realidad, casi de nuestro interior, y que nos lleva en vuelo por la
existencia de mundos circundantes y círculos concéntricos de
personalidades. Estamos viviendo un período histórico en el que se
necesita compromiso y educación por la tolerancia para salvar los
aspectos positivos de la civilización y trabajar por el progreso social
en libertad, paz y armonía. En el 2014 escribí que “debemos actuar
para que la palabra tenga la fuerza necesaria para reemplazar a la ira.
Ella es la base del diálogo democrático y de la enseñanza para cambiar
actitudes violentas y ciegas, como el odio racista, la violencia de
género o religiosa y la intolerancia política o de clase social. Cuando
la palabra no tiene libertad o es ineficiente, deviene la ira.”
Ernesto Kahan es un
reconocido médico y un apasionado defensor de la paz mundial. ¿Cómo
combina sus actividades médicas con la poesía?
Escribí en el 2008 que “el
médico debe ser humanista y promover el humanismo. Debe amar profunda y
generosamente a los pacientes individuales y a la población de todos los
pueblos, etnias, sexos, razas, creencias y condición social. Debe amar y
respetar el cuerpo humano sano y enfermo. Debe preguntarse todos los
días por sus conocimientos y aprender. Debe preguntarse todos los días
por lo que sienten sus pacientes y aprender. Debe preguntarse todos los
días cuáles son los peligros que acechan a sus pacientes y a la
humanidad. Debe participar responsablemente, tanto ética como
socialmente, y generar diálogos y propuestas para una humanidad con vida
digna y segura. El enfoque es antropocéntrico.” ¿Cómo no habría entonces de combinar la poesía con la medicina?
Humanismo y medicina
Para aliviar el daño
que envuelve a la vida,
enfriar el fuego
que arde en las heridas,
descubrir los “secretos”
ver en la obscura caverna…
Sostener los pilares del amor
el perfume oculto en los plasmas,
las palabras aún no dichas,
la invención que espera,
la esperanza en el mañana,
y un consuelo a la desdicha…
¿Qué está leyendo ahora?
Estoy leyendo por tercera vez El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, y Demián
de Hermann Hesse, pienso que en función de mis próximas obras.
Obviamente, también estoy leyendo los textos de autores a los que me
comprometí evaluar o prologar y otros que son parte de concursos en los
que soy juez.
¿Está escribiendo? ¿De qué trata su próximo libro?
Escribo todos los días muy
disciplinadamente y con objetivos y planes definidos. En perspectiva hay
dos libros y no sé cuál saldrá primero. Uno es para niños y el otro con
poesía sugestiva y en cierto modo, enigmático.
¿Qué recomienda a los jóvenes que están aprendiendo a contar historias?
Hace ya tiempo que entendí que el amor
propio y los deseos de trascender solamente se pueden satisfacer con
obra y trabajo común, especialmente por medio de la humildad y el amor.
Muchos sostienen que la poesía es belleza y armonía y tienen razón, mas
sin amor es perfume vacío… es aire solamente. Cuando la belleza está
casada con el amor al pueblo, la justicia, la verdad, la paz… cuando el
amor es el rechazo de la guerra, el racismo, el genocidio, el odio… la
poesía es cultura y civilización.
Mi recomendación es que lean y escriban y no pierdan tiempo en escuchar mis consejos.
Fuente:
Poeta Ernesto Kahan