LA LOCA JUVENTUD DEL TUQUITO DE MIKI GONZALEZ
Por Fransiles Gallardo
Estoy
a 37 mil pies de altura, sobre los Andes y la aridez chilena de
Iquique, Antofagasta y Calama, recostado sobre el asiento del avión que
me lleva al Buenos Aires de Borges y Gardel; donde la colonia de
paisanos cajamarquinos está de celebración y voy a exponer mi trabajo
literario.
Los parlantes nos alarman diciéndonos que “ajustemos los cinturones porque entramos en zona de turbulencia atmosférica”.
Yo estoy en turbulencia nostálgica y emocional.
Estoy escuchando música peruana en un avión chileno.
Por
los audífonos siento los largos y estridentes clarines cajamarquinos,
el tun tun de las cajas, el rasgueo de la cashua en las guitarras, el
sonido de las quenas y antaras y el rítmico sonido del piano.
Es la cashua cajamarquina en ritmo de música joven para escuchar, degustar y emocionarse hasta la nostalgia.
Es el compacto de música andina peruana musicalizado en beat por Miki González
Hay
además, entrañables melodías de nuestro folklore peruano; que re
descubre algunas piezas clásicas y acerca a la juventud, a paladear
nuestra propia música.
A
fines de los setenta el Indio Mayta le puso música ranchera a los
carnavales de Cajamarca y mi protesta en la radio, como periodista de
esa época, fue tenaz e implacable. “Está deformando la música
cajamarquina”, decía.
Lo
que hacía el Indio Mayta, era popularizar el Carnaval. Ampliar
fronteras y auditorios.
Llevar la nostalgia a esos corazones cajachos,
dispersos por el mundo.
Hoy lo entiendo.
Mi
relación musical con Miki González, como muchos de mi generación, data
de los años ochenta cuando flaco y pelucón formaba parte de esa
extraordinaria generación musical de Gianmarco y su Domitila, el feo
Raul Romero y Los No se quien y los no se cuantos y “un elefante se
balanceaba sobre la tela de una araña; Arena Hash, la banda de Pedro
Suárez Vértiz y el himno de los ex patriados “ cuando pienses en
volver…”.
Y
ahí estaba Miki González y su “Vamos a Tocache…que la coca van a
legalizar”. Claro que iba por tres días a Tingo María y Tocache, y lo
retenían por tres semanas.
Ironías
del destino y de mi profesión. Como Ingeniero Civil fui a Tocache en el
año 2012, para construir la primera gran obra emblemática del Gobierno
Regional de San Martín.
El símbolo educativo de Tocache: El colegio 412 que Miki González popularizara en su canción Vamos a Tocache.
“Hoy
gran baile social en el centro educativo 412, las entradas
en….propagandizaba Miki González llamando a las fiestas en ese histórico
local, al cual demolimos para construir un hermoso y moderno colegio.
Y Miki Gonzalez regresó el 2013 para el Aniversario de Tocache, al frente de su remozada banda musical.
Eran
los primeros años del post senderismo, narcotráfico, MRTA y la
represión militar policial de los años 90 y 2000. Del Capitán Humala y
el cuartel de Madre Mía.
Sin pelo, más flaco y más viejo, separado de la cuñada de Cristhian Meyer.
Retornaba.
No para legalizar la coca. Regresaba para impulsar la producción masiva
del café y el cacao, símbolos agrícolas de una región de agricultores,
gente pacífica y de bien.
Fue
una bulliciosa presentación en la Plaza de Armas. Los jóvenes
tocachinos admiraban a una leyenda musical y repasaban la historia de su
pueblo.
Eran nuevos tiempos. El narcotráfico había sido controlado y el terrorismo también. Eran tiempos de paz.
Desde un ángulo de la plaza y con una cerveza. Disfrutaba.
Dos
años después y con el apoyo del Colegio de Ingenieros del Perú publique
mi libro Puka Yacu, Rio de Sangre, como un homenaje a los tocachinos
que no sucumbieron ante la tentación, la ambición y la venganza.
Estábamos
hospedados en el Hotel España. Coincidimos en el hall. El rodeado de su
banda y los fans que le pedían autógrafos. Yo con mis botas de barro.
Nos saludamos con un movimiento de cabeza. Quise acercarme para
conversar de música y literatura. De mis libros publicados. Pero no
tenía ni uno a la mano.
Talvez,
algún día, en cualquier lugar, con un café o una cerveza conversemos
sobre Tocache y nuestras experiencias. Y talvez hagamos algo juntos.
Y
hoy, sobre las nubes y en un lugar ajeno y distante a nuestra patria,
me reencuentro con Miki González y su tributo a la música de mi tierra
cajamarquina.
Loca
Juventud es una cashua emblemática de los Reales de Cajamarca “Si te
casas algún día / pero yo se que hay de mi no te olvidarás / Cuantas
cosas han pasado / nuestra loca juventud ya no volverá….ya no volverá…”
Los clarines retumban con su espectacular sonido, los saxos hacen lo suyo, las guitarras invaden nostalgias, la caja resuena.
“Tuco que canta en mi puerta…es que está cerca mi muerte…” Suena y resuena en mis oídos y mi nostalgia.
A 10 mil metros de altura y sobre las nubes de dos países ajenos, estoy llorando.