Construcción y forja de la utopía andina2017 AÑODE LA IDENTIDAD Y DEL PATRIMONIOINALIENABLE DE NUESTROS PUEBLOSAGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,DE LA JUVENTUD, LAS COMETAS,EL DEPORTE, EL FOLCLORE YDE LOS PUEBLOS INDÍGENASCAPULÍ ESPODER CHUCO
SANTIAGO DE CHUCOCAPITAL DE LA POESÍAY LA CONCIENCIA SOCIAL
*****PRÓXIMA ACTIVIDADDE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRAVIERNES 25 DE AGOSTO. 6:30 pm.AULA MAGNA CAPULÍ:“SERHERMANOS”(El 22 de agosto muere Miguelel hermano de César Vallejo1. Palabras de bienvenidaDANILO SÁNCHEZ LIHÓNOSWALDO VÁSQUEZ CERNA2. La hermandad en el mundo andinoRAMÓN NORIEGA3. Lectura de poemas sobre el hermano(Tribuna abierta)4. CompartirCentro CulturalUniversidad Alas Peruana.Av. Cuba 301. Jesús MaríaLima. PERÚ*****11 DE AGOSTODÍADEL AIREPURO
FOLIOSDE LAUTOPÍA
Danilo Sánchez Lihón1. El misteriode su destinoUna dulzura infinita invade el alma cuando pensamos que nuestros pasos van rumbo a Cachicadán. ¿Será por el camino pródigo para ir hacia él? ¡Y que se abre como las alas de una mariposa alucinante! ¿O será por sus flores que se extienden por sus laderas en matices de azules, gualdas, fucsias y del color del alba? ¡O será por su aroma a anís, a manzanilla ¡y al vaho de su tierra humedecida!Dista Cachicadán de Santiago de Chuco 45 minutos que se viajan o recorren conmocionados por una explosión telúrica en que se sumerge cada día la cuenca del río Huaychaca, hasta llegar a esta ciudad enclavada entre bosques de rosas, hortensias y alcanfores.Es un balneario hermoso de aguas termales que emergen a borbotones a flor de tierra en el llamado “Ojo de agua” en la base del cerro llamado La Botica, a cuyas faldas se extiende la población de casas siempre enlucidas de blanco, de calles adornadas de cadenetas, donde en su paisaje siempre hay un grupo de niños y niñas jugando en cualquier esquina, y los ojos de sus muchachas que miran desde detrás de alguna puerta. Y siempre hay una anciana cristalina sentada en el poyo de alguna posada; que representa todo junto el misterio de nuestro destino.2. Dulcee idílicaQuizá por eso Cachicadán es trino de mandolina, brillo iridiscente, claro de bosque, entre montañas de epifanía. Situada a 2,885 metros sobre el nivel del mar cuenta con todos los servicios turísticos: restaurantes, hoteles y comunicaciones.Rodeado de una eclosión telúrica, amanece y anochece entre sus campos sembrados, aquí y allá, de maíz, trigo, cebada y huertos de repollos, cebollas y hierba buena. ¡De trinitarias y zarzaparrilla que hacen una combinación de colores verdes, dorados, azules junto al magenta de sus flores de que se siembran asimismo sus caminos!Sus plantas medicinales se extienden desde sus cañadas abismales y se elevan hasta la cima de sus apus tutelares. Cachicadán es tan hermoso que ahoga mirar hacia el frente, o hacia los costados, de su asombroso paisaje.En su cabecera y hacia lo alto se empina el cerro La Botica que preside su apacible decurso; sea sus días efímeros ya sea su eternidad ensimismada. Y su delirio de infinito. En donde se concentra el prodigio de su farmacopea esparcida y silvestre en sus variados pisos ecológicos.Así como es calma, Cachicadán es fuerza, detonación, estallido; es sutileza de los matices de las flores imprevistas que se encuentran en lo más recóndito de una grieta, o en el empedrado de una casa antigua, o prendidas a sus muros añejos, en lo hondo y en la cúspide de su cordillera. ¡Es una emoción siempre dulce e idílica!3. Tomillosy shiraquesEntrar a Cachicadán siempre es una alegría, un regocijo del alma, un motivo de exaltación y ternura también por su gente probadamente buena. Respirar en sus huertos el olor de sus higueras y matas de toronjil, de sus calles invadidas por el humo de la buena comida, y subyugados por la sombra amable de sus tiendas donde sólo por entrar y estar en su penumbra de azafrán y violeta compramos cucuruchos de arroz, pero también donde hay alfajores, manzanas del valle, granadillas de la ribera del río; y el agua gaseosa llamada “Volcán”. ¡O, lo que sea!Contemplar sus balcones azules y otros de color caoba de sus casonas donde se han quedado temblando tantas serenatas y el fulgor de las estrellas, las acequias rumoreantes que corren delante de las edificaciones de techos y ventanas vetustas. ¡Y los puentes! que se tienden de la calle a las puertas de entrada de las tiendas, creciendo abajo en el canal matas de tomillos, de shiraques ¡y de hierba santa!Cruzar las tablas y maderas cimbreantes de estos puentecillos que enlazan la calle apisonada que aún conserva la fragancia de la lluvia reciente, con los domicilios o las tiendas, hacen del hecho rutinario de comprar algo, o de simplemente entrar por una puerta, una prueba de equilibrio como también un acontecimiento inusitado, maravilloso, de inmenso regocijo. Y hasta de etéreo y trascendente estremecimiento.4. Envueltaen su rebozoY luego, por los vericuetos de las calles retorcidas y empedradas de la parte alta del barrio San Miguel, subir a sumergirnos en el vaho de El Ojo de agua hirviente, donde brotan las aguas termales, sintiendo cómo se nos abrigan los pies por la tierra caliente que pisamos.Aquí aspiramos la fragancia del cerro La Botica que sintetiza el aroma de todas las flores y plantas del universo que curan los males del cuerpo y sanan también las heridas del alma.Como igualmente, en cualquier recodo quedaremos extasiados por el rostro hermoso de alguna niña o muchacha linda, tímida y pudorosa, para quedar hechizados y con el convencimiento de que, si existe todavía Paraíso Terrenal sobre la faz de la tierra, ese es este.Sea que aparezca o desaparezca tras de un pilar, columna o muro. Sea que permanezca en un patio o en un corredor, límpida y a la vez misteriosa como una fuente. Sea viéndola arrebolada, cruzar como un céfiro la calle con una falda flameante.¡Envuelta en un rebozo imaginario que solo está en su anhelo o en el nuestro, porque va con sus brazos desnudos abrazando y escondiendo tras su leve blusa inocente sus senos estallantes!5. Bosquesde eucaliptosUna vista panorámica de Cachicadán, situados desde el Campo Santo, denominado Jerusalén, nos permiten ir reconociendo algunos hitos de su plano, más onírico que real:He aquí ya situados en el altozano, con el sol que dora nuestras frentes, y aunque lo repitamos mil veces: en la parte alta el Cerro La Botica, al pie del cual brotan y fluyen las aguas termales de propiedades minero-medicinales que han convertido al barrio próximo, llamado San Miguel, en el sector de turismo en salud más visitado de todas estas comarcas.He aquí, por un flanco del cerro ya mencionado, ubicamos el camino que conduce a los restos arqueológicos de Wallío y Sagarbal.He allí cómo en los contornos destaca la presencia de innumerables bosques de eucaliptos que rodean la ciudad y le brindan el aroma característico que tiene el lugar, cuál es su fragancia de tierno alcanfor.Por allá, ver cómo a la derecha hay un mirador natural que es el cerro llamado ahora Alto del Perú, y está bien que así se llame, y no Alto Perú, porque tendría que haber alguna razón que lo vincule a Bolivia, no habiendo ninguna; y al pie del cual se asienta la amena campiña de Mocaboda.6. Al piey hacia el centroMirando en lontananza y hacia la izquierda es notoria la presencia del promontorio El Angla.Y, al fondo, se aprecia el majestuoso cerro Ichal, renombrado por sus restos arqueológicos, en donde se asienta el Santuario del dios Catequil, y el oráculo famoso; y que le fue adverso a Huayna Cápac a quien le anunció la destrucción del imperio incaico.Veamos allá, al pie y hacia el centro está el conjunto de casas donde, hacia la derecha, se ubica la Plaza Mayor. Y, a la izquierda, el barrio de El Rosario, más conocido como El Canto del Pueblo, donde actualmente se ha erigido El Arco que es el pórtico de ingreso principal a la ciudad, incluyendo el Instituto Pedagógico que justamente lleva por nombre Catequil.En la parte baja está el sector donde se alinean frente a frente los centros educativos de todos los niveles que tiene la localidad.Pero, en conjunto, Cachicadán, sea desde aquí o ya sea mirado desde la distancia, se ve envuelto en una especie de neblina dorada y púrpura que definen bien su aura y su alma mágica.7. Sabiosy afectivosY porque sobresale de sus canaletas que recorren calles y casas particulares, ese vaho azul, y la visión mágica del humo y la neblina que produce el agua caliente de sus pozos termales, que corre por las acequias de este pueblo dulce, lírico, amoroso, donde por las noches no faltan las notas estremecidas de una serenata que nos hacen cómplices de un amor imposible y desgarrado.¡Yo mismo aquí las he dado!, y mi voz debe haberse quedado en los maderos de estos balcones, bajo estos techos pasmados donde he cantado, sabiendo muy bien quién se arrebujaba hacia adentro asustada, aunque no sé si escuchara despierta o dormida.De allí que volver a Cachicadán es retornar a todos estos elementos fundamentales de la vida. Y a la reserva moral que constituyen nuestras cumbres, fuentes, ríos y nuestras casas nativas. Es volver a las nieves eternas, jamás corruptibles, límpidas y de una fuerza inmarcesible, siempre inspiradoras y a la vez compasivas acerca de nuestras vidas, situadas en lo alto de nuestras cordilleras.Sabiendo que retornamos a encontrar sabiduría y consejo, que les pedimos a nuestros apus, huacas y pacarinas; todos ellos protectores, sabios y afectivos en estos tiempos aciagos, como también de grandes batallas y hondas esperanzas.
1 DE AGOSTO,1938 EN EL PERÚSE CREALA ORQUESTASINFÓNICA
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
MULTITUD
EXTASIADA
EN LA PUERTA
Danilo Sánchez Lihón
Se ven gentes admirando
de las mieses el color;
y es sublime y admirable
contemplar la creación.
Canción
1. Uno y otro
compás
Hoy
a partir de las siete de la noche han empezado a llegar a nuestra casa
los integrantes de la Orquesta Magisterial de Cuerdas Ollantay, que
dirige mi padre.
La
puerta a la calle está abierta de par en par, y a un costado de la sala
está armada la batería que es una tarola en su trípode, el bombo donde
se sostiene atornillada una varilla con el platillo que atruena en la
fuga y remate en las marineras, y prendido al aro del bombo un timbal
que suena con la baqueta como una campana sorda.
Entran
los músicos con una mirada de puquial y el gozo que se refleja en su
cara, seguro porque pronto se llenarán de acordes, compases y melodías
que dejan el alma extasiada haciéndola hincarse con la emoción por lo
hermoso que produce la vida cuando se la convierte en música y canciones
que llegan al alma.
Después
de saludar ingenuos y azorados van extrayendo sus guitarras y
mandolinas que han traído debajo de sus ponchos recién llovidos, como si
trajesen aprisionada una golondrina, un picaflor, un canario. Y al
punto se dedican en un breve barullo a afinar sus instrumentos y a
seguir uno y otro compás.
2. Lágrimas
de amor
La
primera pieza con que de veras la orquesta arranca a tocar es siempre
un ritmo de pasodoble, para lo cual mi padre alza el brazo, lo detiene
un instante en el aire mientras mira a cada uno de los músicos y lo baja
enérgico y de perfil como si fuera a cortar con su filo un bejuco
haciendo surgir las notas que se proyectan y nos elevan hasta las
estrellas:
Como el rocío matinal
de lindas perlas el jardín
brillando están en el rosal,
en los claveles y el jazmín.
Al
oírlo desde adentro de la casa nos apuramos en ayudar a mamá a dejar
bien arreglada la cocina, pues ya hemos invitado a mi abuela y a mis
tías a escuchar el ensayo de la orquesta desde la habitación contigua a
la sala, mientras continuamos excitados con el pasodoble que sigue:
Millares hay en cada flor
y en todas ellas tiritando están
son gotas de agua tan cristalinas
como si fueran lágrimas de amor.
3. Rostros
arrobados
Sentados
los mayores en sillas los chiquillos hemos tomado posesión del escalón
donde nos abrigamos ilusionados viendo cómo la sala de la casa se va
llenando de gente. Sentimos que nos colma la alegría por la dicha de
estar juntos. En la cocina ya se ha preparado café y en un momento nos
serviremos “tajadas”, bizcochos y pasteles.
Así,
mientras el ensayo avanza la gente que pasa por la calle se va quedando
detenida. Al principio miran y oyen de pie en la vereda, sean adultos
emponchados o niños encogidos por el frío. Pero poco a poco se van
arrimando al umbral.
Y luego, disimuladamente dan un paso hacia adentro y otro paso más. Y
luego, empujón tras leve empujón van ganando un espacio en el amplio
ruedo para quedar acurrucada ya dentro. Y ya hay una multitud colmando
la sala.
Los
de adelante se sientan en el suelo. Los de atrás se apretujan,
enderezándose hacia lo alto. Y en silencio y con los rostros arrobados
encuentran así en los arpegios que desprenden mandolinas, guitarras y
violines, y las voces de los cantantes, el camino de sus propios
destinos:
5. Cielo
serrano
La
orquesta, ya afiatada, como si todos se hubieran puesto de acuerdo con
la mente y con el alma íntegra, mirándose entre sí, como si hubiera un
acuerdo unánime que data de hace miles de años, arrancan tocando una y
otra canción. Repentinamente la melancolía y el dolor han tomado por
asalto los corazones cuando interpretan:
Cielo serrano cómo te añoro
cómo recuerdo tu limpio tul
me siento lejos, lejos muy lejos
y extraño triste tu claro azul.
Cielo serrano, testigo humano
de mis ensueños, de mi niñez
volver quisiera a contemplarte
sereno, humilde, sin altivez.
Allí
está esa masa compacta e inmóvil, extasiada y estupefacta de miradas
perdidas que vagan por el cielo infinito y que se erige por sobre los
ponchos que rodean la sala, arrebujados unos con otros, haciendo ya un
racimo indiviso.
6. Impregnan
el alma
Y la canción que continúa, que se desgrana y se eleva:
Tú que eres bello, tú que eres bueno
porque no sabes de distinción
como consientes bajo tus plantas
que la injusticia siembre el dolor.
Tú que cobijas bajo tu manto
al pobre humilde y al gran señor
por qué es que dejas indiferente
que el vil explote al trabajador.
Para
quienes entonces todavía somos niños, los ensayos de la orquesta
también significa sobreponiéndonos al dolor que trasuntan sus notas,
corretear libres con primos y primas por los patios, los corredores y
las escaleras.
Y
llegar hasta la calle oscurecida por las sombras salvo las antorchas de
los luceros prendidas a lo lejos y a veces solo iluminada con nuestras
voces y nuestros juegos, escuchando a la distancia los acordes que
impregnan el alma con sus trinos.
7. Insondable
inmensidad
Pero regresamos a nuestros puestos en el escalón porque la música fascina más que los juegos.
A tu ventana una mañana llegué
y me enamoré de tu bella hermosura
pero tirana con cuanta ternura
mi corazón al momento te entregué
Me juraste un día tu amor
no negrita, no por Dios
me juraste un día tu amor
y al momento te di un capulí.
Dime mujer si tu amor
ha de ser el verdadero
para entregarte primero
¡ay! una flor del capulí
Los perfiles, las miradas transparentes, los sombreros encogidos en las manos se entrelazan mirándose después de cada canción.
Allí están esos rostros ilusos, perdidos. Y esa capacidad para escuchar horas tras horas. Todos sumidos en un silencio arrobado.
8. Llega
desde lejos
Y después, en silencio y con los rostros absortos se sumergen en sus propias añoranzas:
Lejano estoy de un gran amor
del cual fui dueño,
lejano estoy ¡oh corazón!
por qué te apenas.
Lejano estoy, pero de lejos
te querré
a cada paso te veré
como la luz de mi existir.
He de volver
a esos lares tan queridos
donde mi amor puro y santo
te ofrecí.
Lejano amor
tú eres mi bien, mi adoración...
Los
ensayos son para participar en alguna velación o matrimonio, en un
cumpleaños o en el santo de algún amigo, o para recibir a algún
personaje que llega desde lejos y vuelve a nuestro pueblo.
9. Un secreto
que lo diré
Pero,
en otras ocasiones son para alguna actuación cultural organizada por
algún centro educativo o alguna institución tutelar de nuestra
provincia, de las que hay varias en mi tierra. Entonces vienen conjuntos
de niñas o niños que van a hacer de vocalistas, Y el coro de muchachos y
muchachas pone una nota de candor e ilusión en todos los corazones.
O
bien, en otros casos, vienen parejas o conjuntos de danzantes, para lo
cual el grupo de los que observan hechizados tiene que mirar desde
afuera de la puerta, haciéndose un racimo de rostros extasiados en la
penumbra de la calle. Para estos y los otros eventos se tienen que
ensayar en días continuos.
Pero
yo que acompaño para cantar en la orquesta al mismo sitio en que
efectivamente actúa, tengo un secreto que lo diré, y que es la razón de
por qué hay un tácito acuerdo entre los músicos de ensayar una canción
que se titula Embrujo.
Y
la razón es que ya en medio de la fiesta es la única canción que mi
padre baila. Para eso avanza por la sala y tiende el brazo a la pareja
que él ha mirado toda la noche. Entonces la orquesta se acomoda a tocar
para su director aquella letra que dice:
10. La tierra
mía
No sé qué encanto posee
la tierra mía,
será tal vez el embrujo
de sus mujeres.
O acaso las dulces notas
de sus canciones,
que toda América
canta con alegría.
De mi guitarra brotan
notas que cantan,
penas que muchas veces
nos da el amor.
Son como golondrinas
que al aire vuelan,
huyendo despavoridas
del cruel dolor.
Y que es el momento en que se elevan los cohetes y las bombardas y se enciende de luces el cielo de mi pueblo.
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