viernes, 30 de noviembre de 2012

INVITACIÓN DE HONOR: CEREMONIA DE ENTREGA DE PREMIOS LATINOAMERICANOS EN NOVELA INFANTIL Y JUVENIL – 30 NOV, 10:30 AM – CASA DE LA LITERATURA PERUANA

 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
 
ADHESIÓN
 
ACADEMIA PERUANA
DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
 
VIERNES 30 DE NOVIEMBRE. 10.30 AM.
CASA DE LA LITERATURA PERUANA
ESTACIÓN DESAMPARADOS
AL COSTADO DEL PALACIO DE GOBIERNO
 
CEREMONIA
DE ENTREGA
DE PREMIOS
EN LITERATURA
INFANTIL
 
ENTREGA DE PREMIOS A LOS GANADORES
DEL CONCURSO LATINOAMERICANO
DE NOVELA PARA NIÑOS Y NOVELA PARA JÓVENES
 
PROGRAMA
 
1. Bienvenida a cargo del escritor y académico
Lic. DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
2. Palabras del escritor ROBERTO ROSARIO VIDAL,
Presidente de la Academia Peruana
de Literatura Infantil y Juvenil
3. Referencia sobre los escritores ganadores
de los Premios Novela para Niños
a cargo de la escritora y académica
doctora SARA MONTALVÁN ARTETA
4. Referencia sobre los escritores ganadores
de los Premios Novela para Jóvenes
a cargo de la escritora y académica
doctora CARLOTA FLORES DE NAVEDA
5. Entrega de premios
6. Palabras de los escritores ganadores
7. Brindis de honor
Maestros de ceremonia alternados:
Dras. SARA MONTALVÁN y CARLOTA FLORES
 
OBRAS
Y AUTORES
PREMIADOS
 
CATEGORÍA DE NOVELA INFANTIL
 
PRIMER PREMIO:
 
“UN REMEDIO PARA BENVOLIO”
(Seudónimo: Uno de mis desvelos)
Autora: JUDITH MENDOZA
(Argentina)
MENCIONES HONROSAS
-“LOS HERMANOS QUE COSECHABAN
CUENTOS DE HADAS”
(Seudónimo: Deborah Grimm)
Autora: EDNA ITURRALDE DE HOWITT
(Ecuador)
- “UN MAESTRO MUY RARO”
(Seudónimo: Alcamor)
Autora: LAURA QUINTANA CRELIS
(Uruguay)
-“LOS CIELOS DE ALINA”
(Seudónimo: ALINA LUNA)
Autora: ELDA DURÁN
(Argentina)
-“LAS COMETAS EN EL PUERTO”
(Seudónimo: La vendedora de dragones)
Autora: PATRICIA IRENE COLCHADO MEJÍA
(Perú)
 
CATEGORÍA DE NOVELA JUVENIL
 
PRIMER PREMIO:
 
“PALOMITA DE SOL”
(Seudónimo: Taki Parwa)
Autor: SÓCRATES ZUZUNAGA HUAITA
(Perú)
 
MENCIONES HONROSAS
 
- “FÁBULA VERDE”
(Seudónimo: Bernabé Cobo)
Autora: ISABEL MESA DE INCHAUSTE
(Bolivia)
-“A ORILLAS DEL GUADALQUIVIR”
(Seudónimo: Carolina)
Autora: CARLA DULFANO
(Argentina)
-“EN SILENCIO”
(Seudónimo: Matgra Renuel)
Autora: MATILDE RENTERÍA VELASCO
(Chile)
-“LA SOMBRÍA CASA DE DIONE”
(Seudónimo: Anquises)
Autor: ARAMIS QUINTERO SEGOVIA
(Cuba)
 
*****
 
REFLEXIÓN
 
COMPROMISO
CON EL MUNDO
Y CON LOS SUEÑOS
 
 
 
Danilo Sánchez Lihón
 
"La literatura es la infancia
por fin recuperada"
Georges Bataille
 
1. ¿Qué es
la literatura infantil?
 
La literatura infantil es un arte que recrea contenidos humanos profundos y esenciales; emociones y afectos primigenios; capacidades y talentos que abarcan percepciones, sentimientos, memoria, fantasía y la exploración de mundos ignotos.
Es un arte que abarca campos del quehacer humano básicos y que tiene que ver de manera raigal con la cultura, la educación, la comunicación, la ciencia y lo más central de las humanidades.
Es un arte que asume la realidad, decanta la vida, recorre y traspasa la fantasía, al mismo tiempo que sublima y cambia la vida toca y se introduce en lo eterno.
Devela, desentraña y debate artísticamente asuntos fundamentales del ser del hombre y de las cosas, de la naturaleza y de la vida, del cosmos y del destino, al mismo tiempo que remece, conmueve y transforma el alma escondida del ser del niño o de la persona humana que lee.
Busca reinventar el mundo en función de viejos y a la vez nuevos cariños e ilusiones. Permite que el niño se sitúe frente a la realidad con fascinación, lleno de encanto que los creadores arrancan al misterio como expresión de la vida con significados henchidos de valor y colmados de esperanzas.
 
2. El rico acervo
de la literatura infantil
 
Diversas categorías o clases de literatura infantil se perfilan. Así, se puede considerar una literatura infantil hecha por adultos con alma de niños y de niños con puño, tinta y pluma de adultos.
Ya en otro plano u orden, hay una literatura en donde predomina lo lúdicro, otra en donde se despliega lo fantástico, otra donde bulle lo humano en su dimensión social o colectiva.
Hay una literatura que se complace en el ritmo del lenguaje, otra que se interesa más bien por el ámbito de las formas, otra que se sumerge en la materia de los sueños, y otra que se compromete con los problemas y dolores del mundo.
Constituyen el rico acervo de la literatura infantil el conjunto de obras de arte cuyos temas y asuntos, mensajes y significados tienen relación con los intereses, expectativas e inquietudes de los niños.
Son cualidades de ellas el ritmo, la sensorialidad, el encantamiento, la oralidad; como a su vez el hurgar y discernir sobre asuntos esenciales de la existencia.
El tratamiento general del estilo responde a la manera peculiar de sentir y relacionarse el niño con el mundo, ¡de estremecimiento por un lado y de suma originalidad, por otro!
Tiene unas características y singularidades propias en la dimensión de su realización temática y lingüística, mucho más naturales, directas y auténticas en comparación a la literatura adulta, que en este caso deviene en adulterada.
 
3. Obras completas,
absolutas, consumadas
 
Las obras de literatura infantil son textos de arte pleno y total, como cualquier otro documento o testimonio del repertorio universal, igual que la "Divina comedia" del Dante, la "Novena sinfonía" de Beethoven, la "Gioconda" de Leonardo de Vinci, "La piedad" del gran Miguel Ángel.
Aunque sean breves en su extensión no son menos grandiosas y reveladoras en su valor y significado como las obras que hemos mencionado, considerando además otro factor cual es que su público son los niños quienes son sensibles y están conectados con realidades profundas. Y a los más colosales y excelsos contenidos humanos.
Así, cuentos como “La sirenita” o El patito feo” de Hans Christian Andersen, novelas como "Pinocho" de Collodi, "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carroll, "Mi planta de naranja Lima" de José Mauro de Vasconcelos, "El principito" de Saint-Exupéry, "Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez, son obras completas, absolutas y consumadas.
En el ámbito de la literatura de mi país tenemos libros como las “Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma, "El caballero Carmelo" de Abraham Valdelomar, "Rutsi, el pequeño alucinado" de Carlota Carvallo de Núñez, “El árbol blanco” de Francisco Izquierdo Ríos, “Los días de Carbón”, de Rosa Cerna Guardia, “Cholito en los andes mágicos de Oscar Colchado.
 
4. Asediada
desde diversas esferas
 
Bajo tales premisas y en la perspectiva que hemos advertido la literatura infantil tiene que ser, en primer lugar, literatura en el sentido íntegro y cabal de lo que se comprende, asume y reconoce como tal.
Ha de ser obra de arte acrisolada y esencial en sus contenidos, de plena realización estética, con una trama auténtica y libre, con una tupida urdimbre en su proeza de lograr con el lenguaje belleza, con recursos que lo hagan intensa y conmovedora, profunda y apasionada, orientada hacia un fin trascendente y no persiguiendo un propósito funcional en razón de algún proyecto o intención utilitaria.
Empero, debido a que la literatura infantil es acosada desde diversas esferas y no siempre surge desde el arte legítimo, se cuestiona su autenticidad. Si bien con propósitos altruistas ella ha estado, lo está y seguirá estando asediada por intenciones formativas, funcionales y hasta comerciales.
Estos hechos sí que constituyen verdaderas amenazas en cuanto a su deferencia y consideración, afectando su calidad de arte indiscutible, asunto que le causa daño y perjuicio irreparable cuando se la utiliza para transmitir informaciones o condicionar conductas con el riesgo de su falsificación general, desprestigiándola en algunos aspectos y ambientes, a veces de manera irrecuperable.
De allí que quizás como ningún otro campo o área la literatura infantil ha tenido que bregar, y lo sigue haciendo y no cesará de hacerlo en el futuro, por el reconocimiento de su legitimidad literaria la cual depende de su pureza como arte.
 
5. Compromiso con el mundo
y con los sueños
 
El debate desatado y sostenido con resultados felizmente ventajosos a favor de la literatura infantil, en cuanto a su reconocimiento y legitimación, ha amainado más no ha desaparecido y siempre se renovará ya que ella siempre será asediada desde posiciones que no son las fidedignas y genuinas.
Sin embargo, su reconocimiento más que por la contundencia de la argumentación a favor de su validez y la demostración de su raigambre verdadera, se debe a hechos innegables y contundentes:
1. Su presencia rotunda a nivel de obras literarias de calidad.
2. Ser un fenómeno sobresaliente como función editorial, y
3. La abundante lectoría libre de parte del público infantil.
Este último factor es quizá el más contundente, puesto que no es de naturaleza formal ni el alentado por el sistema educativo, sino aquella dimensión que se presenta y desenvuelve espontánea, puesto que es la elegida y animada por los propios niños.
Aparte del sustento académico y el andamiaje teórico que lo acredita como arte superior y acrisolado, de modo evidente ella es innegable como:
– Un hecho artístico
– Un hecho histórico
– Un hecho social
– Un hecho psicológico
– Un hecho editorial
 
VALORACIÓN DE PALOMITA DE SOL
 
Luis Cabrera Delgado
 
(Cuba)
 
El 20 de noviembre fueron dados a conocer los resultados del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil 2012 convocado por la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil en que resultó ganadora en la categoría de novela para jóvenes Palomita de sol, de Sócrates Zuzunaga; galardón que viene a sumarse a otras distinciones literarias obtenidas por este autor peruano, quien se ha caracterizado por no escribir atendiendo a pautas, moda ni convenciones, sino como expresión de sus necesidades personales; y ello lo demuestran títulos como Y tenía dos luceros, Zorrito de puma y Takacho, takachito, takachín.
Con una formación académica en el ámbito de la enseñanza y, posiblemente, una actividad profesional relacionada directamente con los niños, junto con su particular idiosincrasia de hombre andino, le han servido a la hora de establecer una comunicación estética literaria con los más jóvenes lectores; logrando, según ha sido catalogado por la crítica, “un perfecto mimetismo con el sentimiento infantil”.
Palomita de sol, concebida en 10 capítulos, es una novela de amor, de un primer amor adolescente, que como se expresa en la frase colofón del relato:“…nunca se olvida”; mucho más este por tratarse de un amor trágico, alegórico al drama shaspereano de Montescos y Capuletos, con la peculiaridad de que las causas del cisma son aquí las diferencias sociales y económicas de los personajes.
Trabajada en una no acostumbrada segunda persona, la voz narrativa es un alter ego recordándole a Aluko, su protagonista, todos los detalles de la historia. Este tratamiento formal le otorga originalidad a la obra y hace que el lector tome una actitud más comprometida y participativa en los hechos; los que se van concatenando progresivamente en un adecuado desarrollo dramático capaz de mantener el interés por lo venidero en el próximo momento.
Entre los valores estéticos a destacar en la novela, se debe señalar su proyección desde una cultura latinoamericana autóctona y popular, término este último que asumo como significativo de identidad de uno de los pueblos de nuestro continente. Este elemento está desde el tratamiento mismo del idioma, pues por la proyección de voces vernáculas, la sintaxis de los diálogos, descripciones y narración -que reflejan una forma peculiar del habla latinoamericana-, y la belleza con visos poéticos con que se manifiesta todo el tiempo, enriquecen al castellano. Aquí me gustaría mencionar la tendencia del autor a usar vocablos reconocidos como americanismos (pircado, badulaquería, jebe), quechuas (chitis, tiktimaki, tunyu, kirkinchu) y otros de pura estirpe española, pero poco usados en la actualidad (fintas, dizque, encostalar…)
El sistema de imágenes y metáforas con que se adorna la prosa está en todo momento referido al ambiente donde viven los personajes: la peculiar geografía andina, sus fenómenos atmosféricos, su flora, su fauna... denotando la simbiosis con la Naturaleza del hombre no contaminado por el asfalto. Sirvan a manera de ejemplo estas citas:
“el viento soplaba, suave y cariñosamente, y eso era como las palabras de tu padre, gruñón pero afable” (…)“unos pequeños senos empezaban a crecer y a abultar, como cerritos incipientes”(…) “su pollera celeste, ribeteada con cintas de arco iris” (…) “brincando, como una chivatita que está yendo a abrevar en el caudal de la acequia” (…) “la pancita azul del cielo ayacuchano”
El autor ha sabido reflejar la filosofía, idiosincrasia, patrones de conductas y tradiciones de una determinada población andina, recurriendo de manera directa, cuando le es necesario, a la parábola ilustrativa y educativa de algunas de sus leyendas, como cuando, por ejemplo, para cuestionar la ambición, hace referencia al hermoso canto del chiwaku pidiéndole perdón a Taita Dios, por haber roto el Arí Mankacha en aras de obtener ganancias. La obra proyecta con fuerza la mitología andina, no sólo dentro del ámbito de la literatura, sino desde ella, al globalizado mundo que se construye hoy en día obviando las esencias particulares de los diferentes grupos humanos que habitamos el planeta.
En este sentido señalo la transcripción de formas poéticas que, insertadas de manera oportuna, matizan la trama y dan a conocer composiciones de puro arraigo de la cultura popular. Ello ocurre cuando ante el terrible desengaño amoroso que sufre, el protagonista canta:
“Al cielo pido la muerte,
pero no llega;
quiero ese sueño sin despertar
para olvidarteeeee…”
O en un momento de euforia en que Aluko comienza “a danzar como un danzante de tijeras, silbando la tonada del “wallpa waqay” (…) “y a cantar huainitos de amor:
Esas tus pestañas
alfileres son,
que me han traspasado
hasta el corazón.”
La novela, sin que ese sea su intención, nos va estar transmitiendo en todo momento información de la cultura de este pueblo, como son las prácticas de la medicina tradicional (“la curandera pedía que le traigan un huevo fresco, de gallina negra, puesto en un día martes o viernes. Y, con ese huevo, ella le pasaba por todo el cuerpo al enfermo, lentamente, deteniéndose en cada lugar, rezando unas oraciones extrañas y llamando al espíritu para que regrese al cuerpo del niño…”), sus alimentos (“tuna”, “un cántaro lleno de espumante chicha de jora”, “sopa de maíz molido”); los roles familiares (“te percataste de que su padre te estaba apreciando mucho. Y te dijiste, para tus adentros, que él podría llegar a ser tu suegro y te alegraste mucho con esa idea”); y otros muchos elementos de la vida andina.
Aunque su tema central es el amor, reflejado en la psicología propia de la adolescencia, se abordan otros asuntos de interés como es la actitud discriminatoria ante la diferencia que sufre el protagonistas (“marginado por tus propios amigos de esa época por tener esas verrugas” (…) “eras más despreciado que el chiwakitu o zorzalito negro”); las contradicciones éticas y sociales que enjuician determinados estratos de poder (“Ellos gozan haciendo sufrir a los pobres… Para eso, tienen su plata, pues…¿Cuándo llegará la justicia para los pobres?...”); las actividades laborales en la que participan los jóvenes varones (“…encostalando papas, junto a tus padres. O, tal vez, estarías mejor cortando alfalfa y pasto para tus cuyes (…)apacentar tus ovejas) y las mujeres (“…hilando ese copo de lana” (…) “¿Vas a tejerte una chompita?”).
Hay en la novela un dibujo psicológico preciso de los personajes, tanto del actor principal como de los actuantes secundarios en el más cercano círculo de este. No sucede lo mismo con la coprotagonista y objeto de amor que mueve la trama, pues su descripción, hecha con ojos de enamorado, se basa más en la belleza física, se obvian las cualidades personales y se regodea en lo puramente externo:
“era una palomita de sol y lluvia y noches de luna, que revoloteaba su grácil adolescencia entre floridos retamales y maizales y alfalfares. Qué caray, era una palomita muy coqueta y de andinos sentimientos, a quien le gustaba recibir miradas anhelosas, porque sabía que sus ojos eran más hermosos cuando ella bajaba sus pestañas” (…) “su risa llegó hasta tus oídos, como la bulla musical de un riachuelo que se desliza por las quebradas con una música de campanitas de plata, o como el canto jubiloso de una lorita bullanguera que se va hacia las quebradas en busca de maizales en flor” (...) “su sonrisa de nievecita blanca”.
Esta no presentación de la Jacintacha en toda su dimensión psicológica, considero está hecha con la intención de propiciar la versatilidad de interpretaciones que los lectores podamos hacer ante el comportamiento de la muchacha en el desenlace de la novela.
Las anécdotas en que transcurre la historia del libro nos llevan desde el surgimiento puro y esperanzador en su protagonista del sentimiento amoroso; pasando por la incipiente y natural sexualidad propia de la edad, la que en el niño en contacto directo con los animales (“…un carnero que tuviste hace un tiempo atrás. Qué caray, éste, pues, no dejaba nunca de perseguir a las ovejas y trataba siempre de querer subirse sobre ellas, con la finalidad de sacudir las ancas, haciendo lo que se tiene que hacer para que la oveja salga preñada y así tenga su cría.”) carece del matiz malsano y represivo que la religión se ocupara de atribuirle (“Lloraste pidiendo perdón a Taitacha Dios y a los santos de la iglesia”); hasta las nefastas consecuencias del sexo cuando está movido por intereses puramente carnales.
El valor de esta novela sobrepasa el estrecho margen del nivel etario del lector implícito con que arbitrariamente se acostumbra a encasillar los libros, pues este es un texto para todas las edades. Su galardón prestigiará al Premio Latinoamericano de la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil y en su debut marca el nivel de calidad exigido para próximas ediciones del concurso
A Palomita de sol, me atrevo a augurarle un puesto dentro de los textos clásicos de la literatura latinoamericana. 
 
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