Rodolfo Ascencio Barillas
1.
Quiero grabar mis palabras al viento
Y decirle cuanto llore por ti
Yo soy la gran voz del silencio
Que se oculta en los grandes mares
Yo soy la flor que se marchito
En el edén de las delicias.
2.
Yo soy el viejo sueño del hombre
Que se esfumo en las narices del viento
Yo soy aquel pájaro herido
Que no encontró su nido
Yo soy la sombra del infinito
Que viaja por el tiempo
En la tranvía del sufrimiento.
3.
Quiero pisar la huella de mi infancia perdida
En los pedazos de cielos nublados
Quiero besar la roca de tu alma
Que ilumino mi juventud adolorida
Y quiero mirar la inocente cenicienta
De los ojos extraviados.
4.
Pero mañana en el nuevo despertar
Contemplare la aurora
Que besa la montaña y el cielo
En las manos que dibujan tu universo
5.
Mañana retornaran las nuevas esperanzas
Que disuelve la década de mis emociones
Mañana habré vivido la ilusión de los niños
Y los sueños que arrastran mis hombros
6.
Y cuando el invierno haya inundado las hojas
En las nieves del campo
Y en mi pecho haya nacido
Otro nuevo encanto.
7
Entonces la agitada sombra volverá ha la luz
Y yo te recordare en los cimientos de mi vida
Allá estarán las voces del vacío
Habrá tormento en la noche pulcra
Y el rocío que destila tu pestaña
Mojara la ardiente sed de tus labios
En el ocaso de tu primavera
Y en la solitaria mañana
Estaré esperando las mieles del atardecer
En tu inhóspito corazón de niña
8.
Y tus fantasías acariciaran mis entrañas
En la melodía armoniosa de la cañada
Y mis hombros reposaren soñando
Y las rosas de tus ojos descansaran
En el susurro del viento,
Y fue su perfume que embriago mi garganta
Junto al lecho de su bello amor que no existió
9.
Y se escucharon las mudas piedras
Para decirle al torrente río
Que recorre serpenteantes ilusiones
Y le dije parad vuestras agonías perdidas
Y otra vez recordarle al corazón
Cuan cansado estoy de esperar
Aquel sueño que no tuve
La ilusión que me fue negada
Y los besos que jamás nos dimos
10.
¿Quién escuchara el silencio de mi voz
Quien amara mis ideales
Quien acudirá a mi triste funeral
Quien se acordara de mi existencia
Quien defenderá mis grandes esperanzas
Quien me rescatara del injusto mundo
11.
Por eso quiero ver el viento soñar
Y la lluvia vespertina respirar
Quiero volver ha sentir la emoción
De ver un día las aves pasar
Y las aguas de los arroyos cantar
12.
Y los bellos manantiales de los hondas quebradas,
su llanto gemir con el inesperado ocaso
Y caminar por los bosques
Que cubren los suelos de sus frutos
Y hojarascas que vuelan con la leve brisa
Y los trinos que se oirán a lo lejos
Pronunciando tu bello nombre
En la ensoñación de mis sentidos
13.
Y el mundo otra vez ignorara la ilusión de los niños
Soñando amar el martirio de mí pecho
Y las estrellas del firmamento visitaran
Vuestros anhelos en las playas del sol
14.
Porque todo se me habrá negado
Aquello que con tanta ilusión
Mi corazón ha buscado.
El sueño que nunca tuve
El amor que indiferente me miro
Y el sueño que nunca encontré
15.
Es por eso que yo soy el eco que no se escucha
Yo soy el soplo que le da vida al sufrimiento
Yo soy el fantasma que no existió
Yo soy la noche pintada en el mural del tiempo
Yo soy la almohada que no tuvo cabecera
Yo soy el lúgubre gemido de mi eterna agonía
Aquello que nunca llego, pero que siempre amé
16.
Pero mañana seré el sol que alumbre hasta tú morara
Mañana habré visto los capullos nacer y morir
Mañana resucitaran los viejos sueños del ayer
Y encontrare lo que el triste corazón deseaba
Mañana será la esperanza del mundo lipidioso
17.
Mañana los niños jugaran con el alma de sus ojos
Mañana responderé a todas mis inseguras cuitas
Mañana una madre no llorara en el silencio
Mañana los hombres se amaran como hermanos
Y la paz del mundo volverá a nuestros sueños
18.
Por eso yo te esperare en el lugar del bello laurel de la india
Yo abrazare la belleza de tu sonrisa
Y tus locas intenciones de soñar
Yo volveré como un roble fuerte a tu ciudad
Y desde la cima mirare tus lágrimas
Que se unen a las mías.
19.
Yo soy en invierno que desmorono la campiña de los frutales
Yo soy la nieve que se derritió en el techo de tu casa
Yo soy el alma viviente que el mundo vio nacer
Yo soy un desconocido en el ósculo de tus resabios
Yo soy la paciencia de las distantes estrellas
20.
Pero yo era la sorda palabra de los campos
Yo era la voz que se desgarraba en los collados
Yo era el suave céfiro de los andes
Yo era el vientre de las enmudecidas piedras
Yo era la triste esperanza de los peregrinos
Yo era la llovizna que caía sobre la hierba seca
21.
Yo era la aurora del esplendido amanecer
Yo era el ocaso de un nuevo día, y que iluminaba mi juventud
Yo era un ave que deambulaba por las nubes
Yo, era la esperanza de los íngrimos pueblos
Yo era las corriente del rió sin dirección
Yo era el heno que fue olvidado
Yo era el que ame al mundo sin pedir nada a cambio.
22.
Y los reyes del mundo soñaron
Con grandes poderes
Soñaron los hombres con riquezas
Soñaron los pobres de la tierra
Soñaron los que arquitectos de la paz
Soñaron los que murieron por los demás
Soñaron las ciudades que mutilaron
Y los hijos que lloraron
Soñaron los guerreros junto a las sangrientas ilusiones
Que un día existieron y luego desaparecieron
23.
Ayer fue el sueño que el hombre forjo
Las fantasías de un errado porvenir
Ayer fue a esperanza que no tuve
Ayer llore las amarguras de mi alma
Ayer quise retornar a mi lugar de siempre
Ayer los hombres traicionaron sus ideales
Ayer quise vivir de los recuerdos
24.
Ayer quise vivir el sueño de los niños
Y las vivencias de ilobasco
Ayer pude amar a los que me amaron
Ayer quise retornar a mi tierra
Y ver el roció de las madrugadas
Ayer tu sonrisa ilumino mi rostro
Y las caricias que ayer sentí
25.
Pero hoy volveré a mis sueños de infancia
Volveré a besar la frente de mi madre
Y escuchare la guitarra de mi padre
Y las risas de mis hermanos
Y los amores que me abandonaron
Volveré a sentir lo que soñaba ayer
Y a vivir lo que no pude vivir
26
Pero nosotros volveremos a recuperar
El tiempo que perdimos
Para jugar con e viento
Y contemplar los cielos azules
Allá en mejicanos, la tierra que te vio nacer y que nos vera morir
Allí recordaremos las promesas que no cumplimos
Y los sueños que olvidamos
27.
Pero ahora quedaron las hermosas primaveras,
Los ríos en el camino de los montes
Y las acacias que besan los pinos
Y los eucaliptos junto a los altos árboles
Y las lluvias de invierno por las noches
Y los fríos en las mañanas
Y las golondrinas en las tardes
Ya no estarán, sino solo en el recuerdo
28.
Aunque viva en el pasado, te seguiré amando
Aunque las ilusiones no hayan perdurado
Aunque mi nombre se haya borrado
Aunque mi sufrimiento viva en mi alma
Aunque pasen todas las cosas
Aunque el mundo no existiera
Aunque la muerte visite la felicidad de mis años
Aunque siga pensando en tu nombre
Jamás dejare de amarte como siempre te he amado,
Mi eterno amor.
Rodolfo Ascencio Barillas
Poeta Salvadoreño
“EL MARTIRIO DE MONEÑOR ROMERO”
(Poema dedicado a la memoria del martirio de monseñor Oscar Arnulfo Romero el 24 de Marzo de 1980)
1.
Con odio en las entrañas
De sicarios y marañas
Pensando contemplaba un día
Inesperado,
Oficiando una misa yacía
En el sacrosanto altar
Escuche gritar
Una monja, estremecer
Por la bala asesina
A nuestro monseñor perecer
Un 24 de Marzo de 1980.
2
Quien mando a matar a nuestro gran pastor
Quien escucho la voz del trueno
Porque se estremeció la oligarquía
Quien derribo las puertas del cielo
Quien dará de beber a las multitudes
Quien dará agua fresca del manantial
Quien derramo la sangre inocente
Quien mancho la luz del universo
Quien disparo el arma homicida
Porque la verdad no impartió su justicia
Quien detendrá la furia oprobiosa de sus verdugos
Quien escuchara la voz de los sin voz
3.
No, los que lo asesinaron a nuestro monseñor
Fueron los escuadrones de la muerte
Dirigidos por los que se escondían detrás del poder
Porque sabemos que odian la igualdad entre los hombres
En una sociedad tan injusta como la nuestra
Mi monseñor Romero.
Tenia que venir ha pagar todos los pecados
Y ha glorificar a los martirizados
Por sus propios asesinos
Estudiantes, sacerdotes y campesinos
De nuestra tierra El Salvador
4
Monseñor Romero vive
En el recuerdo eterno
Del pueblo Salvadoreño
Para dar agua a la sedienta patria
Para dar pan al menesteroso
Para dar esperanza a los abandonados,
Él con su muerte nos eximio de culpa
Y nos convirtió en hermanos
Y predico con su ejemplo
Llevando su palabra por todas partes
Y algunos no lo entendieron
Y solo su martirio nos libero
De la triste memoria histórica
De nuestro sufrido el Salvador
5
Mártir y redentor
Porque siempre vivirás en las luchas del pueblo
Porque has resucitado en el alma de los salvadoreños
Su excelencia;
Tenia que venir a soportar el paso nefasto de la bala
Su amor y su muerte se unió en uno solo
En una tierra ensangrentada por el odio y la codicia
Un pueblo que el amaba mucho
Llamado el pulgarcito de América
6
¿Donde estará la sonrisa de monseñor
Y la firme convicción de sus ideales?
¿Donde estará el aliento de su voz
Y la ultima gran homilía, del domingo
Veintitrés de marzo de 1980?
¡Que pueblo vino a merecer su martirio
Si hasta sus propios verdugos fueron perdonados...
7.
Marzo anocheció embravecido.
Dando alaridos de espanto
Cegando la sangre con llanto
En la cruz de los altares
Con angustias y pesares
Que Profano la fatídica bala
De sus acérrimos asesinos
Dejado el cuerpo de cristo
Resucitado en el alma viva
De nuestro monseñor
Martirizado.
8
Fueron los sicarios siniestros
Ocultos en claro oscuro de la noche
Llegando hasta el sacrosanto altar
Dejando en su pestilente mirada
El horror del abominable crimen
Mezclando con su sangre
El vino consagrado
De nuestro gran monseñor
Mártir y redentor
Vencedor de tres días
En el pueblo ha resucitado
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Poeta Salvadoreño.
Sábado, 2 Octubre de 2011.
“LOS MARTIRES DE LA UCA Y DEL PUEBLO”
1.
Noviembre anocheció escarnecido
Y amaneció adolorido
En un pueblo estremecido,
Llegaron de madrugada
Con media luna pausada
Se alejaron de mañana
Antes de sonar la campana
Con grito, sangre y saña
Irrumpieron el día del reposo
Dándole a Dios gozo
2
Entre la arboleda y el viento
Se escucharon sus lamentos
De aquel día violento
De agonías y tormentos
Y fue cristo crucificado
En el pueblo resucitado
De sus seis sacerdotes jesuitas
Con sus tristezas infinitas
Del terrible odio de sus entrañas
De los aullidos de lobos y sañas
3
De aquel fatídico día
Que apenas comprendía,
Y que privo los corazones
Las cruces y las acciones
Comenzando por la mortandad
De la virtud hacia la verdad
Para culpar ha otros
Con el llanto de vosotros,
De vuestras sabias enseñanzas
Y de vuestras amadas añoranzas
4
De los abominables homicidios
Improperios y magnicidios.
¿Quién escuchara sus campanas
De frívolas y mustias mañanas
y aunque por mas lo consientas
y con indiferencia lo presientas
Por haber denunciado
Todas las injusticias, pronunciado
En los años de terror
De crimen, genocidio y horror
5
Del pueblo salvadoreño
Que de todos es el dueño
Porque el hambre es viviente
El sol que sale en oriente
De tu vasta tersa frente
En el fulgor de una estrella
La disputa y la querella.
¿Quienes los asesinaron?
Porque los asediaron,
Si eran hombres de bien
6
Y de justicia, también,
Fueron los viles designios
De sus mentes, y sus demonios
En el martirio de los jesuitas
De sus entrañas marchitas
Los que odian, ellos fueron
Y dos mujeres perecieron
En los recintos de la Universidad
Que con gran impunidad
Masacraron a nuestros padres
7
También lloraron las madres
Un dieciséis de Noviembre
Antes de celebrar el mes de Diciembre
De 1989, de la cruel mortandad
Que con gran barbaridad
Realizaron los asesinatos,
Con estrategia militar y conatos
Y como sicarios entraron
Y como buitres salieron
Los árboles se entristecieron
8
Los pájaros no cantaron
Los búhos enmudecieron
Los pueblos se consternaron
Y ahora que el tiempo ha pasado,
Y el recuerdo ha perdurado
De esta triste pena
Que la libertad condena
Y que a todos nos ofende
Aunque ello, siempre pretende
Ocultar lo que todos sabemos
9
Y en nuestro pecho llevamos
Lo que ellos soñaron
Y por siempre quisieron
El amor entre hermanos
Amemos a los humanos,
Porque el señor ha perdonado
Aunque sea reprobado,
Y porque se debe perdonar
Sin dejar de olvidar
Nuestra bella existencia
10
Y de su noble Consistencia,
De que grandes hombres existieron
Y que sus sueños nos dejaron
En las tristezas del alma
Que no os perturbe la calma
En los años de nuestras vidas
Y que tardan las profundas heridas
En construir la historia
De llevar la niñez a la gloria,
Ellacu, Nacho, Amando, Lolo
11
Segundo, y Moreno,
Elba y Celina Ramos
Y más fuerte que el heno
Gracias a Dios, damos
Porque reposáis en los aposentos
De los palacios, que son ciertos
Con nuestro señor Jesús
y sus Ángeles de luz,
Por liberar al pueblo oprimido
De explotación, llanto y gemido
12
De aquel triste destino
Que encontró su camino.
Fue un oscuro pasado
Que ellos, han perdonado.
Y el capitalismo
Es un estado de salvajismo
Condenando a la población,
A la Pobreza, hambre e indignación
Que nos privan el vivir
Y que nos niegan nuestro existir
13
En una sociedad injusta
Que ha todos nos asusta,
Y perder los valores
Sin tener que omitir los favores
De nuestras cristalinas ilusiones
Que solo son concepciones
En nuestras vidas y mejores.
¡Vivan, los padres Jesuitas¡
Por liberarnos de cuitas
Y de tragedias mayores
14
Murieron los señores,
En sus rostros los rubores
Que con gran pundonor
Viviremos en un mundo mejor
Sin políticas confesas
Y falsas promesas
De un el Salvador, con justicias
Sin odios, hambrunas y avaricias
Que nos permitan la oportunidad
De que todos vivamos con libertad,
Igualdad, equidad, y existir con dignidad.
Rodolfo Ascencio Barillas
Poeta Salvadoreño
Embajador de Asolapo, El Salvador
Director de Prensa Internacional de Asolapo, con sede en el Cusco Perù
Director de Imagen de la Organización de Prensa Latinoamericana
Miembro de la Asociación Nacional de Escritores del Perú y América
“NUESTROS PUEBLOS HERMANOS UNIDOS EN EL ARTE Y LA POESIA”
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