CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2012, AÑO DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA Y
CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES NUEVOS
FEBRERO, MES DE LOS HUMEDALES, DE NUESTRAS LENGUAS NATIVAS,
DE RICARDO PALMA Y FEDERICO BARRETO
SÁBADOS 7 PM. AULA CAPULÍ:
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
PRÓXIMAS ACTIVIDADES DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA:
SÁBADO 18 DE FEBRERO
CONFERENCIA:
DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA
LIDIA VÁSQUEZ RUIZ
HOMENAJE Y DISTINCIÓN:
ROBERTO ARRIOLA
SEMBLANZA:
DANILO BARRÓN PASTOR
LA DÉCIMA EN LA RECONSTRUCCIÓN DE MUNDOS:
ROBERTO ARRIOLA
SÁBADO 25 DE FEBRERO
CONFERENCIA:
LA PIEDRA EN LA POESÍA DE CÉSAR VALLEJO
EMILIO SÁNCHEZ LIHÓN
HOMENAJE Y DISTINCIÓN:
GERARDO ANGULO
DEL 18 AL 20 DE MAYO, 2012
CAPULÍ 13, VALLEJO Y SU TIERRA
PEREGRINACIÓN A SANTIAGO DE CHUCO, TIERRA DE VALLEJO
FESTIVAL TRILCE DE LA CANCIÓN, LA POESÍA Y DANZA ANDINAS
PERSONALIDADES QUE ASISTIRÁN A CAPULÍ 13, VALLEJO Y SU TIERRA
CARLOS HUAMÁN LÓPEZ (UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO), ALFRED ASÍS (POETA DE ISLA NEGRA - CHILE), GUSTAVO ROJAS VELA (PRESIDENTE DE EDUCAP), JOSÉ LUIS AYALA (POETA NACIONAL DE IDENTIDAD AYMARA), LIDIA VÁSQUEZ RUIZ (ABOGADA Y PROMOTORA CULTURAL, PODER JUDICIAL), EDMUNDO TORREJÓN JURADO (SOCIEDAD DE ESCRITORES DE BOLIVIA), FREDERIC SOTOMAYOR (GESTOR CULTURAL UNMSM Y CAPULÍ, PERÚ), CÉSAR VALLEJO YNFANTES (PATRIARCA DEL VALLEJISMO EN EL PERÚ), RAMÓN NORIEGA TORERO (DIRECTOR DE LA CÁTEDRA DE SABIDURÍA ANDINA DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), CARLOS CASTILLO MENDOZA (DIRECTOR DE RELACIONES INTERNACIONALES DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), JAIME SÁNCHEZ LIHÓN (DIRECTOR DE PATRIMONIO E IDENTIDAD DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA. USA), LUCINDA MARTÍNEZ ZUZUNAGA (POETA, PRESIDENTA DE SIPEA-PERÚ), LUIS CARRASCO (DIRECTIVO DE ACUDES), SAMUEL CAVERO GALIMIDI (PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS DEL ORBE, AEADO), HERIBERTO GALINDO (POETA, PROMOTOR CULTURAL DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA), MARA L. GARCÍA (PRESIDENTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS.UTAH – EEUU). JAVIER DELGADO BENITES (MAESTRO Y ESCRITOR, DIRECTIVO DE CAPULÍ, VALLEJO YS SU TIERRA, ENCARGADO DE LA FERIA DEL LIBRO (MAIDÚ DE UGAZ, POETA Y ESCRITORA), VILMACI VIANA (POETA Y ESCRITORA - BRASIL), CARLOS GARRIDO CHALÉN (PRESIDENTE DE LA UNIÓN HISPANOAMERICANA DE ESCRITORES), JOSÉ CRUZADO GAMBOA (POETA, DESCENDIENTE DE CÉSAR VALLEJO), ENMA GAMBOA (MAESTRA, PROMOTORA CULTURAL, DESCENDIENTE DE CÉSAR VALLEJO), CATHERINE MASSANA (INSTITUTO DE ESTUDIOS VALLEJIANOS DE PARÍS, FRANCIA)
Aula Capulí:
Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
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ACTUALIDAD
ACUARELA DE FEBRERO EN LA SERRANÍA
Piscobamba, cuna de Danilo Barrón Pastor
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
ESTA SÍ QUE ES TEMPESTAD
Por Danilo Sánchez Lihón
1. Collares de plata
– ¡Ha llovido toda la noche!
– ¡Y vean cómo está el cielo de anubarrado!
– Hoy sí que va a llover todo el santo día.
– ¡Ay, Dios mío! ¡Vamos a sucumbir bajo esta tormenta de agua!
– ¡Levántense ya, hijos! ¡Qué creen!, ¿que porque está oscuro es de madrugada? ¡Corran a ver, de repente se están mojando las paredes para poner latas, de lo contrario se derrumba la casa!
Primero es la conversación de mi madre y mi abuela. Y después la pugna para que nos levantemos en estos días de febrero que son de invierno y vacaciones.
Me enderezo. Desde mi cama me entumece la cortina de lluvia que se desprende de cada canal de las tejas y extiende sus collares de plata, esmeraldas, amatistas y otras piedras preciosas.
Más allá, ya en el patio, se ve un raspado de aguacero insistente y vertical que se precipita desde el cielo y que vela, oculta y obscurece al mundo.
2. Astilla tras astilla
Pero a esta sensación de pesadumbre la contrarresta el chisporrotear de la candela en la cocina de leña.
Quisiera pero hasta llegar al fogón la lluvia no puede ni a alcanza con sus dedos tumefactos y apenas espolvorea de vez en cuando sus gotas de agua fría.
Quien la enciende muy temprano es mi padre a quien le gusta hacer este rito secreto de prender y avivar el fuego.
Para ello, haciendo un nudo de hilachas, retazos y pajillas como si fuera el nido de un gorrión, lanza el fósforo y hace brotar una llama primero minúscula pero luego briosa y audaz que cambia el sentido del mundo de lo yerto a lo radiante, porque ahora nos sentimos vivos ante tanta oquedad.
Y luego, va poniendo astilla tras astilla de leña seca que arde y revienta como si celebrara unas bodas entre el agua y el fuego, levantando una hoguera vehemente capaz de devorar el cosmos.
– ¡Leche caliente! –Es su proclama entusiasta.
3. A los pastores y al ganado
– ¿Ya? ¿Se levantaron hijos? –Anima hacia adentro.
Es el preciso momento en que centellea en las sombras un rayo y retumba un trueno seguido de otros relámpagos como si los cielos se resquebrajaran en bloques descomunales de rocas que van a caer primero sobre nuestras cabezas estupefactas para luego rodar en los abismos de la eternidad.
La lluvia carga y arrecia, ya no como un tamborileo monótono, sino como si se derramasen tinajas y baldes de agua en el tejado.
– ¡Ya empezó otra vez la tempestad fuerte! –Dice mi madre compungida.
– ¡Ay, Dios, que esta tormenta no traiga desgracias, ni en el pueblo ni en la campiña! –Replica mi abuela.
– Libra y protege, Señor, a la gente que anda por los caminos y en estos momentos cruza sobre los puentes.
– A los peregrinos que en este instante atraviesan los vados bajo el caudal embravecido de los ríos.
– A los pastores y al ganado lejos de sus rediles y que todavía no encuentran refugio que los defienda.
4. Los ojos contritos
– Ampara, Señor, a los ancianos que tiemblan arrebujados en sus tarimas.
– A los recién nacidos sin mantas suficientes que los abriguen.
Y, en la cadena de estallidos que ahora se han desatado, explosiona uno que arroja violentamente los objetos de la repisa en la habitación oscurecida.
Y triza el vidrio de la alacena con la efigie de la Virgen de La Puerta.
– ¡Ay, Dios, apiádate de tus siervos! –Reza la abuela.
También una que otra olla y sartén se balancean con ruido discordante, colgados de sus clavos.
Pareciera incluso que el rayo hubiera resquebrajado alguna de las paredes de la casa. Y otra vez retumba otro estampido.
– ¡Santa Bárbara doncella!…
– ¡Líbranos de esta centella!
Mi madre y mi abuela se persignan elevando los ojos contritos al firmamento anubarrado, donde zigzaguean los relámpagos.
5. Les reclamo
El día, en vez de aclararse se ha ennegrecido más todavía. Y el aguacero es tanto que pareciera que vivimos sumergidos dentro y al fondo del agua.
– ¿Sí, mamá?
– ¡Anda y levanta a tus demás hermanos!
– ¡Hijos!, ¿ya? –Dice ella–. ¡La casa y el mundo se están cayendo y ustedes siguen durmiendo!
Ahora centellea otro relámpago.
– ¡Dios bendito, no vayas a castigar a tus fieles…!
– ¡…Ni a tus creyentes con este diluvio!
Ambas, mi madre y mi abuela parecieran que no solo sienten sino que hablan juntas, unidas por el mismo pensamiento. Aunque mi abuela Sofía es mamá de mi papá.
– ¿Y a los que no creen en Dios? ¿A los que no son fieles? –Les inquiero–. ¿A ellos, sí que les caiga el relámpago? –Les reclamo.
– Todos creen en Dios en estas horas. –Me contestan seguras.
6. Entre piedra y piedra
Los perros han cesado de aullar de forma lastimera y mejor han buscado cobijo en algún sitio escondido.
Las gallinas, estáticas en sus corrales, apenas parpadean y algunas se han acurrucado como si fuera el atardecer y la hora de dormir defendidas en sus nidos.
Los gatos tienen sumergido el pecho en atroces augurios y pensamientos.
– ¡Dios Santo, cómo zapatea el agua en el suelo!
– Ya rebasó el brocal del pozo y está mojando el cimiento del horno.
– ¡Y hasta humo sale de las rendijas que hay entre piedra y piedra!
– ¡Te juro hasta las almas se asustan con esta tormenta!
Mi padre cruza presuroso, de uno a otro corredor, con una manta en la espalda:
7. También somos tierra
– Ayúdame hijo, vamos a ver las goteras.
– ¡Cómo van a subir con estos rayos y estos truenos!
– ¡No hijito, no suban! ¡Es peligroso! –Se interpone mi abuela.
– Se está mojando la bóveda, mamá. Hay que subir y arreglar las tejas desde abajo.
– Esperen un rato que la lluvia escampe. ¿Qué tal si les atraviesa un rayo?
– No suban todavía hijitos. No nos vaya a pasar una desgracia, –ruega mi abuela.
– Porque al final, ¿qué son las tejas y la casa? ¡Tierra! ¡Sólo tierra! ¿Pero ustedes? –Argumenta mi mamá.
– También somos tierra. –Replico entrometido y haciéndome el sabiondo.
–Si fuéramos tierra ya nos hubiera disuelto y arrastrado esta tempestad.
8. En el fondo de nosotros
El chorro de la teja canal se ha impulsado tanto que cae en el centro del patio, azotando con su cola de luces multicolores y de plata labrada salpicando todo el contorno de la casa.
– ¡Vamos! Justo es el momento de ver si hay además otras goteras.
Y subimos, agachándonos por los terrados.
El rumor, que abajo da miedo, aquí es un estruendo y un abismo invertido hacia arriba.
Los rayos retumban y se arrojan bocanadas de agua sobre nuestras pobres y nimias existencias terrenales.
– Papá, ¿y tanta agua, adónde va a parar?
– Al mar.
– Y, ¿está lejos?
– La gota de agua como el océano, la tempestad como la calma, están en el fondo de nosotros mismos.
9. Suspiros de alivio
La tempestad ha cesado de modo repentino.
El cielo encapotado se rasga y aparece un manantial de luz azulina en la bóveda oscurecida de nubes que se arremolinan despavoridas.
Es por esa breve abertura de azul por donde el sol lanza sus dardos de oro y diamante sobre la vasta extensión del mundo.
Todo de repente se ilumina. El verde de las colinas fulge en lontananza.
Son tinyas, timbales y clarines los que ahora se imponen y esclarecen definitivamente la mañana.
Las lanzas y espadas del sol rozan las cumbres de las montañas y la encienden de oros, amatistas, gualdas.
Y pronto relumbra ya en los techos humedecidos de las casas que exhalan hondos suspiros de alivio.
Y el sol ya bruñido llega hasta la pared enjalbegada del horno.
10. Siempre el mundo sobrevive
Se posa en las bancas del corredor y agujerea los resquicios de las tejas tendiendo sus lámparas oblicuas que enrollan y desenrollan el humo que expenden las leñas.
Hacia el poniente dos arco iris translúcidos de colores estallantes y nítidos invaden el mundo.
Un repentino estallido de balidos, cacareos, piidos estallan. Los jardines y los huertos enderezan sus pistilos y corolas y a la luz del sol emiten sus fragancias.
– ¡A salido el sol! –Repiten mi madre y mi abuela al unísono con una sonrisa de dulzura en la comisura de sus ojos.
Y se sirve el desayuno de leche espumante, con fritura de cecina y yuca encebollada.
Siempre el mundo sobrevive y amanece esplendoroso a cualquier tormenta.
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