ASOLAPO ETERNO
Por Rodolfo Ascencio Barillas
La poesía es la expresión de la belleza sublime de los más hermosos sueños del ser humano
La cultura es la insigne expresión de los pueblos a través de las bellas artes que identifica los más grandes valores de la conciencia universal
Los Poetas, los escritores, y los artistas unidos en un mar de sentimientos y conocimientos en el mundo místico de la cultura ancestral y perentoria
A vosotros hermanos les saludo en nombre de las artes y la literatura, partiendo del concepto de la humildad y las raíces de nuestros pueblos abundantes de altos designios en el túnel mágico de los bellos amaneceres
Vosotros sois como los rocíos de exuberante gentileza que emana de los ojos del cielo silencioso, torrentes bendiciones del creador de todo el universo, las artes y la poesía.
¡OH, hermoso sueño maravilloso de vuestras utopías que se deleitan en las delicias de la vida, el amor y la existencia. Que le dais agua a la carganta sedienta, que le dais pan al estomago hambriento y que dais tus bellos sueños a multitudes hábidas de amor y de justicia.
Tus caminos son los que recorren los senderos del alma inhóspita, del corazón de un amor solitario que busca en el desierto, la fuente de claros manantiales que bañan vuestras ilusiones
Compartir con el abandonado, exonerar la intolerancia del destino, y buscar aquellos motivos que desde el inicio de lejanos tiempos, les hicieron soñar para encontrar lo que ahora podéis acariciar
Y que la solidaridad, la perseverancia y la sabiduría puedan distinguir entre la diferencia del amor y la pasión, que son virtudes y debilidades de la arquitectura humana
Y que Dios siempre Ilumine las manchas de vuestros corazones, pensando con humildad en los días futuros que le añade a la atormentada vejez, antes corriendo los veloces ríos que en nuestra juventud se deleitaban las grandes y soñadas ilusiones
Pedid siempre sabiduría en todos los caminos de la vida, y que no perturben los azotes del dinero y la riqueza que daña el hermoso sueño de la coexistencia pacífica de vuestros corazones y la añorada paz mundial fruto del esfuerzo de la misma naturaleza humana y millones de voces unidas en la hermandad de vuestros pueblos.
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Su poesía es la luz bella de los amaneceres
Sus versos, el agua cristalina de los arroyos
Yo, quise ser el cóndor flamante
Emperador de la ciudad del sol
Yo quise estremecerla en mi riachuelo
Y ver la sonrisa de su hermoso rostro
Yo, vi desde mis ojos la belleza que cautivó
Sus grandes ideales
Ella es la dulce poetisa de los mágicos poemas
Y la sabiduría que enciende la antorcha de la humanidad
Y su voz escarlata es el regio amanecer
Cuando vuele la alondra hacia su morada
Yo, vi su majestuosa silueta esculpida
Por grandes soñadores
Y en los bosques, ríos, y en los verdes mirtos
Ella es la joya que abrasa mi corazón,
Y las aguas que bajan de sus montañas,
Fluyen abundantes estrellas en sus ojos,
Bella poetisa del Cusco Inmortal
Yo, quise atrapar su exuberante realeza
Sacerdotisa de los incas en el templo
Sagrado del Machupicchu,
Y en Talavera de la Reina, vivirás con los siglos de las estrellas
Yo, contemplaba tus lindos ojos pensadores
Que estremecen los imponentes valles del Cusco
Y, vi que tu corazón imperial es el fulgor de los astros
Que brillan en el firmamento
Eres la gran poetisa que le da vida
A los poetas que para el corazón
El alma esta muerta
Yo, siempre te quise hermana poetisa de Los Andes
Y a los ancestros que habitan en tus raíces
Yo, vi tus ilusiones que se unían con las mías
Y tus bellos versos, son suspiros del corazón
Tus manos son las margaritas del campo
Y tu sonrisa es la eterna fuente de poesía
Eres la excelsa delicia de tus viñedos
Y tus ojos luceros encendidos,
Y yo, te esperaré junto al riachuelo
Y las aguas que mitigan la sed en mi garganta
Yo, vi el amor de tus entrañas
En las bellas mañanas
Y los años de nuestras vidas
Abrigarán la esperanza de la ilusión
Aunque llore de tristeza mi corazón
Aunque mis lágrimas se derramen en mis ojos
Y la fuente de tu poesía,
Lleve una suave brisa hacia las cañadas de tus encantos
Yo, recordaré el canto de la sirena
Con las alas poderosas del viento
Así llevaré tus versos a la luz de los poetas
Yo, amaré los versos de una gran diva
Y el estilo peculiar de sus palabras
Y su vida es la vida de la naturaleza
Y la primavera de todos los amores
Yo, le diré siempre lo que pienso,
En los umbrales del ocaso
Yo, escuché los suspiros de su corazón
Yo, la esperaré por toda la eternidad
Yo, la recuerdo en el crisol de mis ojos
Y su talento lo llevo en mi memoria
Ella es la bella sacerdotisa del templo mayor
Donde los apus que hablan con el tiempo
Para encontrar su eterno destino.
EL MUNDO DE LOS POETAS
Por Rodolfo Ascencio Barillas
1.
Yo, me vi entre las peñas
Y en las profundidades
De la espesa selva quejumbrosa
Y entre arbustos y matorrales
Los musgos se unían a los frescos
Yacimientos,
Que borbollaban el eco de mis
Atolondrados pensamientos,
Yo, sentía en las aguas cristalinas
Que besaban mis pestañas
Con el susurro del viento
Yo, escuchaba las voces infinitas
Cual triste cascada de mis penas
Y junto a su frescura de éxtasis
El crisol de mi alma entristecía
Yo, amaba las burbujas
Del claro manantial
Mientras la luna jugaba
Con sus manos mirando
Caer la noche oscura
Y las blancas espumas bajaban
En sus majestuosas corrientes
Y que también iban mis ilusiones,
Y entre ramas verdes y hojarascas
Vacilaban repetidas veces
Encontrarse con mis encrucijadas
Yo, estaba sentado frente a su sombra
Que relumbraban con los espejos de mis ojos
Yo, ignoraba la misteriosa sinfonía
Que anunciaban las caminatas de la luna
Y los reflejos de sus rayos
Se cuajaban entre los altos árboles
Y volví, a soñar con las estrellas
Que palpitaban en sus húmedas peñas
2.
Yo, veía algunos pajarillos
Que se alimentaban con el fruto
De sus entrañas,
Y el trepídenle silencio del ocaso
Me daba la calma de las mansas aguas
Y los delirios compungidos de mis sueños
Me hacían contemplar.
El deleite de sus manjares
Yo, quise escribir mi mejor poema
Y en vez de versos, fueron espinas
Que mi corazón recibía,
Y quise que en la virtud suprema
De quien busca sus sueños
Halla el dolor,
Yo, viví en el paradisíaco de su edén
Que nadie había pisado,
De su selva umbrosa
Que abrazaban la noche soñadora
Yo, me dormí para despertar en sus amaneceres
Y regocijarme con las lluvias torrenciales
Yo, amaba la eterna quietud de sus aguas
Y la sibila de su canto desnudaba mi conciencia
Y el dulce helor en las húmedas sangrías
Del aroma que expelen las flores
Yo, vi mis días que se acababan con mis sueños
Y la fragancia de su voz en el surco de mis anhelos
Era la travesía que mi juventud añoraba
La eterna fantasía de mis ensueños
Yo, miraba con asombro la inhóspita cañada
Y el recuerdo de su amor en mi corazón nacía
3.
Yo, escuchaba su ruido en dulce melodía
Y miraba con alegría, los extraviados senderos
Y la tierra que se mezclaba con el barro
Y pensé en el origen del hombre
Fue, que con manos en el lodo
Fuimos hechos para beneficio de todo
Yo, me sentía una pluma en el aire
Que en la vida no encontró el camino
Yo, veía que en las peñas que se detenían
Lamentando amores
Aunque le ame con demasía
Y con la loca pasión de mis ojos
Yo, desnude la belleza de su naturaleza
Y los secretos que el corazón presiente
Y seguí extasiándome en sus prodigiosas aguas
Soñando que era un niño que a mis pies bañaba
Y en aquel manto de estrellas, bajo la sombra de la noche
Con Dios hablaba, y en silencio me iluminaba
Yo, quise sentir los labios del viento
Y la noche se ausentaba con el amanecer
Yo, ame los versos de tu poema,
Y con metáforas de las rimas te hice llorar
Yo, sentía una extraña sensación
Beber sus aguas de su turbulento corazón
Yo, solo ame para siempre ser amado
Yo, amaba las nieves de los altos cerros
Yo, quise vivir los lejanos días de mi terruño
Yo, te ame, más que nadie en la vida
Yo, te amare, en tu cielo unido al mío
Hasta el infinito de tu amor
Allá en el mundo de los poetas…
REVELACION
Por Rodolfo Ascencio Barillas
Yo era como un niño Que miraba el espíritu de la lluvia
Yo, miraba la tarde que caía sobre la tierra
Y el espeso helor de las madrugadas
Que disolvían mis entrañas encadenas
Yo, era el lucero que miraba
Las quietas aguas
Yo adoraba el perfume suculento
De la frondosa rosa
Y sus espinos besaban mis amordazados labios
Yo, despertaba con una ilusión
En la inhóspita habitación
Yo, amaba las abundantes ramas
En las corrientes del rió
Y dejaba correr sus burbujas
Que acariciaban sus peñas
Yo, amaba la dulce faz de los océanos
Y los archipiélagos de tus manos
Yo conocí el dolor intenso
Que dormía junto a mis sueños
Yo sabia que las estrellas en el mar
Visitaban tu regazo
Yo, ame a una dulce niña
Que negó el amor a mi corazón
Yo, quise decir mil palabras
Que lo dijeran todo
Yo, busque en los rincones del mundo
El amor que nunca tuve
Yo quise ser lo que señor soñé alcanzar
Sueños que nunca llegaron
Ni amores que no existieron
Yo, nunca conocí la belleza de una mujer
Y que a mis ojos le negaron su existencia
Yo dibujaba con mi sonrisa
Las tristezas de mi soledad
Yo, le ame más que a mi vida
Aunque ella no merecía mi amor
Pero más pudo la pasión
Que la mente y la razón
Yo, vi mil doncellas hermosas
Y viví el torrente de ilusiones
Yo, soñaba locuras de mozo enamorado
En la limpia verdad de mi alma
Yo, sentía que en mi pecho brotaba
Un manantial de ternura
Yo, amaba el sol del medio día
Y la lejanía de los cerros de mi guazapa
Yo derramaba mis lágrimas junto a la luna
Y gemía el extraño amor que sentía
Yo, pude gritar en los acantilados
En el silente eco de mi voz
Yo, era observado por los ojos de los astros
Y la leve brisa que pasaba por mi ventana
Yo, hablaba con Dios de madrugada
Y sentía mi espíritu iluminado
Yo, era la sombra que caminaba por el desierto
Yo, era la tentación que se escondía en mi rostro
Yo, ame los sueños de un mundo perdido
Y soñaba la esperanza de encontrarla algún día
Yo quise sentir los labios del viento
Y la noche que se ausentaba con el amanecer
Yo ame los versos de un poema
Y las metáforas de sus rimas
También soñaban en brazos de la noche fría
Yo, amaba todas las travesuras de niño
Y las estrellas que jugaban con mis ojos
Yo, tenía una extraña ilusión
Yo, no pude alcázar las vicisitudes del tiempo
Yo, no supe las peripecias que el mundo escondía
Yo, recordaba los hermosos sueños de infancia
Yo, quise vivir mil historias perdidas
Yo, quise amar los años de mi juventud extraviada
Yo te ame más que nada en la vida
Yo, te amaré en el cielo infinito de la eternidad…
IN MERORIAN
MARIA HORTENSIA CALDERON DE ASCENCIO
Por Rodolfo Ascencio Barillas
I.
Madre
Madre mía
Mi ser amado
Mi eterna luz
Mi verdad
Mi todo.
II.
Ahora que te recuerdo,
Tu bello rostro angelical
Tus ojos de miel
Tu mirada de mujer preciosa
Tus pasos en el patio de la casa
Tu voz, el paladar de mis campiñas
Y allá en los cielos de Mejicanos
En la colonia jardín,
Donde yo, viví mis años de infancia
Mis ilusiones de adolescencia
Mis tristezas de juventud,
Allí perduraran los recuerdos
De tu vida, obra y pensamientos
Que hoy los llevo en el alma
III.
Yo, vi el atardecer de tus cielos
Y pude comprender el ocaso
Yo, puedo verte en los amaneceres
En el canto de los pájaros,
En el reverdecer de los cerros
Y en las corrientes del río,
Yo busque los lejanos rincones
Para encontrar tú aliento,
Yo quise ver el crepúsculo
Para contemplar la belleza de tu rostro
Y vi tu silueta en las tardes esmeraldinas
Yo, te soñare siempre bajo la sombra
De aquel hermoso laurel de la India.
IV.
Yo, me fui al fondo de un abismo
Con las tristezas de mi alma
Yo, fui atrapado por el tiempo
Y no pude ver salir el sol
Yo, vi a mi madre esperando
El siguiente día de la esperanza
Yo, escuche su tierna voz
Bendiciendo mí nombre
Y sentí el aliento de su boca
Que al verme en las encrucijadas de la vida
Ella se sacrifico por liberarme de ellas
Yo, vi sus ojos llorar y su gran amor le hizo penar
V.
Madre, Madre mía
Donde están tus hermosos sueños
Donde están tus bellas ilusiones
Que se hicieron tus tiernas caricias
Que se hicieron tus dulces emociones
Que se hizo la tierna sonrisa de tu boca
Que se hizo la nobleza de tus encantos
Y tus firmes consejos en mi vida
Y tus benditos ojos en la luz del día,
Cuanto extraño tu ausencia
Y el crisol de tus ojos soñadores
Y el agua que baña mi costado
Y la eterna primavera que pasamos
En los hermosos días del ayer
Madre que siempre amaré.
VI.
Madre, hoy que vuelvo a tu regazo
Puedo contemplar la belleza de tu rostro
Hoy puedo mirar al cielo bendiciendo tu nombre
Hoy puedo ver la luz que destellas en mi alma
Y la exuberancia que deleita tu corazón
Yo, que siempre te llevare en mí ser
Yo, que puedo difundir tu bello nombre
De todas las flores eres la más hermosa,
Eran los dulces ruiseñores que llegan ha cantarme
Eran los hermosos sueños que vivimos juntos
Y después que han pasado los fríos inviernos
Quise encontrar el incierto destino
Que a todos nos prueba en la suerte
Aunque tu risa la tenga en el recuerdo
Y tu voz no pueda escucharla
Siempre te llevare en mi corazón
Madre mía, Madre de mi alma.
Poeta Salvadoreño
Embajador de Asolapo, El Salvador
Director de Prensa Internacional de Asolapo, con sede en el Cusco Perù
Director de Imagen de la Organización de Prensa Latinoamericana