¡Carnaval, carnaval!
Por Dario Mejia
(Melbourne AUSTRALIA)
Por Dario Mejia
(Melbourne AUSTRALIA)
La palabra "Carnaval" proviene del latín "Carnevale", la fiesta de la carne, del loco amor, donde todas las travesuras valen. En el Perú, febrero es el mes de los carnavales y aunque ya no se celebra como antes, durante tres días con feriados, de todas maneras esa vieja costumbre perdura en todo el Perú.
En Lima se celebran los carnavales ya sea con fiesta en algún club social o regional, donde se elige a la "Reina del Carnaval", o también en algún club de playa con un luao que se ha vuelto popular en los últimos años. Pero, los carnavales también se celebran y juegan todos los sábados y domingos del mes de febrero, con agua, tanto en Lima como otras ciudades del Perú, siendo los globos con agua los más populares entre la gente. También se moja con chisguetes, jeringas y baldazos de agua.
En los barrios más tradicionales de Lima, como Barrios Altos, el Rímac y La Victoria, si que no se salva de ser mojado ningún transeúnte que se atreva a caminar por cualquiera de sus calles durante los fines de semana. A pesar de estar prohibido el juego con agua, hasta la policía lo piensa muchas veces antes de entrar a esos lugares en época de carnavales porque saben que les lloverá un globo con agua de cualquier edificio, callejón o quinta, ya que en temporada de carnaval no se perdona a casi nadie de ser mojado, ni así se arrodillen.
Los micros y combis se vuelven blancos de los globos y baldazos de agua. El betún y la pintura también son utilizados por muchos y en la noche los "torpedos" y la popular "matachola" son el terror de todas las chicas que se atrevan a circular por la calle, ya que no sólo las deja llenas de talco o yeso, sino que también las deja con dolor de cabeza.
Cuando estuve de paseo por Iquitos, en Febrero del 2000, unos amigos me fueron a buscar al hotel para jugar carnavales. Ya hacía muchos años que no jugaba carnavales, así que los amigos llegaron en una camioneta pick-up con un barril lleno de agua y baldes pequeños con los cuales cargábamos el agua y mojábamos a todo aquel que viéramos caminando por la calle. Mojábamos y de paso esquivábamos los globos de agua que nos arrojaban... hasta que llegamos a una calle en donde había por lo menos unas 50 personas, entre hombres, mujeres y niños, parados en la pista y cerrando la calle. No nos quedó más remedio que detener la camioneta y doblarnos como sea tapándonos la cabeza porque nos llovió de todo: agua, globos, barro, pintura, huevos y no sé que más... qué bravos habían resultado ser los charapas para jugar carnavales ¡eh!.... hasta nos arrojaron "del agua su duro".
La gente provinciana que vive en Lima celebra la "Yunza" que es un ritual característico entre los que son de la sierra, conocida también como "Umisha" en la selva y como "Cortamonte" en la costa. Consiste en plantar, artificialmente, un árbol cargado de regalos, en torno al cual se baila hasta tumbarlo con los cortes de un machete o hacha. La pareja que da el corte con el que se derriba al árbol queda emparentada y a cargo de la organización de la "Yunza" del siguiente año. Creo que la mayor parte de la población peruana ha asistido alguna vez a la celebración de esta fiesta que es una tradición de muchos pueblos, llevada también a Lima hace muchos años.
Si muy bien los carnavales se celebran en todo el Perú, por su colorido y organización, Cajamarca es conocida como la "Capital del Carnaval", donde miles de personas provenientes de diferentes lugares invaden las calles durante diez días de febrero para jugar con agua, saltar y bailar hasta el cansancio durante el día y la noche... y todo en honor del Rey Momo o Ño Carnavalón.
En la ciudad de Iquitos se celebra el Carnaval Amazónico, también está el Festival del Carnaval y de la Muliza Cerreña en Chaupimarca, Pasco. El Carnaval Ayacuchano, el Carnaval Huaracino, el Carnaval Jaujino, el Carnaval Ucayalino y otras festividades más de carnaval que se llevan a cabo en los diferentes pueblos del interior desde que se inicia el mes de febrero.
El Carnaval Negro es otra de las celebraciones y atractivos culturales y turísticos de algunas zonas del Perú. El Carnaval Negro Cerro Azul, en el malecón de Cerro Azul, ya lleva varios años llevándose a cabo al ritmo de música negra, baile y un concurso de belleza donde las candidatas son de raza negra.
El Festival Verano Negro de Chincha es una celebración y muestra de la cultura negra en el Perú, donde por medio de un despliegue de comida, danzas, música, poesía, concurso de belleza y otros eventos culturales, se resalta la influencia de la cultura negra en el Perú. En forma paralela se realiza el Carnaval Negro en el distrito de El Carmen, Chincha, donde se llevan a cabo concursos de cajón, zapateo, festejo y de El Negro más Negro. También se celebra la Yunza Negra.
Si muy bien muchos dicen que los carnavales se degeneraron con el juego de agua de los últimos años, se equivocan al respecto ya que esa "degeneración" lleva más de 150 años. Lo mismo que las prohibiciones del juego con agua tienen una historia de más de 150 años, pero sigue viva la costumbre aquella.
En la edición No. 1680 del 14 de enero de 1845 del periódico "El Comercio", de Lima, la Intendencia de Policía publicó un aviso advirtiendo a los hojaleteros que estaba prohibida la fabricación de las jeringas destinadas al juego de carnaval. Las medidas que tomaban las autoridades para tratar de eliminar los carnavales se puede también apreciar con lo que se publica en la edición No. 2289 del 5 de febrero de 1847 de "El Comercio", bajo el título de Intendencia de Policía, donde se hace saber que estando prohibido y en desuso por dos años el juego de carnavales en la provincia de Lima, la intendencia cuidará de mantener inalterable el orden público, del mismo modo que lo hizo en el 45 y 46. Lo que quiere decir que en los años 1845 y 1846 estuvo también prohibido jugar carnavales en Lima... ¡Qué bravos deben haber sido nuestros antepasados jugando carnavales para que ya los prohibieran a mediados del siglo XIX!
Carlos Prince, en su obra "Fiestas religiosas y profanas", Lima 1890, cuenta que era casi imposible hacer que los carnavales desaparezcan y que ni siquiera las prohibiciones de la policía, para que no se juegue con agua, ha podido evitar que se arroje agua de los balcones y se juegue en las calles. Prince también señala de que treinta años atrás, por mediados del siglo XIX, las negras y zambas, en grupo, solían colocarse al pie de las acequias y por las inmediaciones de los brazos de río, saliendo al encuentro de todo transeúnte con sus mates de agua en las manos, al tiempo que gritaban: "Agua bendita". Si la persona, al oír aquello, no daba inmediatamente una moneda, le arrojaban agua sucia y, si no era lo suficientemente veloz para escaparse, lo bañaban en la acequia o era sumergido en el río.
Por esos tiempos ya habían los grupos de personas que con las caras pintadas, de todos los colores, recorrían las calles llevando consigo un arsenal de pinturas en polvo con lo que pintaban a todo aquel que se les cruzara en su camino. Eran tres días de locura, desorden y completo desenfreno donde las jeringas, baldes, bateas y tinas eran las armas de combate del carnaval.
Los bailes de máscaras, en Lima, que suelen llevarse a cabo por temporada de carnaval, tienen sus origenes también por mediados del siglo XIX. En la edición No. 3764 del 30 de enero de 1852 de "El Comercio", se comenta sobre la novedad de un baile de máscaras que se realizó en el Teatro de Variedades de la Calle de Espaderos, actual quinta cuadra del Jr. de la Unión, y entre otras cosas se dice que unas doscientas personas bailaron hasta la zambacueca (que era como también se le llamaba a la zamacueca). Claro que también se comenta que hubo cena, brindis y abundancia de trompadas en los bandos de diferentes naciones allí reunidos.
Algunos sostienen que la popular "matachola", con la cual se jugaba de noche, fue introducida en los carnavales por los años 30. Ello está errado ya que la matachola ya existía desde el siglo XIX, al igual que una costumbre más "dolorosa" que la matachola que consistía en amarrar latas vacías a un cordel y con ello darle a la víctima que, normalmente, salía despavorida huyendo de los latazos.
En la edición No. 418 de la revista Variedades, del 4 de marzo de 1916, se comenta sobre los carnavales de antaño, para esa época, y como se continuaba celebrando. Las latas y la costumbre de arrojar motas de harina que blanqueaban eran comentadas como costumbres del carnaval nocturno. En base a ese dato de la revista Variedades de 1916, es que sostengo que la matachola ya existía desde el siglo XIX.
Con el correr de los años, los carnavales fueron adquiriendo otra dimensión oficializándolos el presidente Leguía. Se introdujeron los desfiles de carros alegóricos por las calles de la ciudad y la elección de reinas del carnaval en los distintos barrios de la ciudad. Como Leguía había oficializado los carnavales, la primera reina del carnaval de Lima fue elegida por voto popular en febrero de 1922, con mesa de sufragio, cédulas y todas las de la ley.
Canciones de carnaval
La musa popular no podía estar ausente ante esa costumbre limeña que ya llevaba muchos años, así que Filomeno Ormeño compuso una polca alegre, pegajosa y muy movida que la presentó a un concurso de canciones de carnaval organizado por la Municipalidad de Lima en 1938. "Canción del carnaval", de Filomeno Ormeño, ganó el concurso aquel y a los pocos días todo Lima bailaba y cantaba la polca aquella, la cual sigue escuchándose y bailándose hasta nuestros días.
"Canción de carnaval" tuvo tanta acogida que a los pocos meses fue llevada al disco en New York. Lo curioso es que no fue grabada por músicos peruanos sino por la orquesta que dirigía el músico polaco Brunek Grabowski. La grabación se realizó el 12 de septiembre de 1938 en New York para el sello Columbia (Co 5773-X), con número de matriz Co 23443. Pero, como se trataba de una canción en idioma español, por razones comerciales, se utilizó el nombre de "Orquesta Lira Peruana" poniendo como director de la orquesta a Guillermo Gale. La voz la puso el cantante de Puerto Rico Arturo Cortés. En el sello del disco se anunciaba como "Canción oficial del carnaval de Lima".
Al reverso del disco los mismos músicos grabaron, también el 12 de septiembre de 1938 en New York, el vals "Idolatría" de Oscar Molina, Disco Co 5773-X, con número de matriz Co 23444. Esta grabación, que fue hecha mucho antes que lo hiciera Eloísa Angulo, muestra otro detalle curioso, tiene una letra que es completamente diferente a la que se conoce en la actualidad. Aunque no se puede negar que la letra aquella es hermosa también y es debido a este detalle que se me viene a la mente que Aurelio Collantes señaló que el vals Idolatría fue compuesto por Oscar Molina en 1906, habiéndosele añadido la letra mucho tiempo después, ignorándose quien sea el autor de la letra. Tal vez la versión grabada en 1938 fue con una letra añadida al vals antes que la letra con la que se conoce en nuestros días.
Los carnavales fueron tema de inspiración de nuestros compositores. En "El Cancionero de Lima" No. 1288, de casi mediados de enero de 1940, se publicó la polca "Los carnavales" de Gonzalo Toledo. Nuestro gran cronista y compositor tenía 17 años en ese entonces y le dedicó su polca al Centro Musical Carlos Saco. En el número siguiente de dicho cancionero se publicó la polca "Viva el carnaval" del cantautor Samuel Joya, quien la acababa de componer (el 15 de enero de 1940) dedicándosela al CSM Felipe Pinglo.
La Reina de la Farándula en el Carnaval de Lima de 1941, Gloria I, adornó la portada de la edición No. 1346 de "El Cancionero de Lima", del 21 de febrero de 1941. En dicha edición se incluyó la letra de varias canciones de carnaval: Carnaval Limeño de Serafina Quinteras y Eduardo Márquez Talledo, Canción del carnaval de Filomeno Ormeño, Viva el carnaval de Amparo Baluarte y Nicolás Wetzell, La canción del carnaval de Amparo Baluarte y Reyes Pinglo, Canción del carnaval de E. López Mindreau y Nina de López, Noche de carnaval de Eduardo Márquez Talledo, Marcha al carnaval de Eduardo Márquez Talledo, Viva el carnaval de Samuel Joya y Carnaval de Rodolfo Nizama y Artemio Rázuri.
Chabuca Granda también compuso la polca "Carnaval de calles" que el dúo Irma y Oswaldo volvieron popular: "(...) Una fiesta de color, / una fiesta de matraca, / olvido, si es que hay dolor, / una fiesta de esperanza; / esperanza de reír / tras la máscara pintada / y que al reír y reír / las penas se vuelvan nada."
En la actualidad, el Carnaval es una celebración de muchos pueblos del Perú y aunque la manera como lo festejan en algunos lugares haya cambiado con el paso de los años, lo que no cambia es que se juegue con agua durante esos días. Ni en los años en que había corte de agua, a cada rato, la gente de Lima se privó de jugar carnavales en febrero. En esos tiempos difíciles, la gente se las ingeniaba para jugar de alguna manera y dar rienda suelta a esa traviesa tradición que es el carnaval. Claro que el agua con la que jugaban ya estaba "usadita", pero en carnaval "todo se vale". Y es que los carnavales es una vieja tradición que, como lo dijo Carlos Prince, difícilmente morirá... después de todo, un poco de agua no mata.
Canción del carnaval
(Polca Peruana)
Filomeno Ormeño
Todos a reír y a gozar
todos a gozar del carnaval;
mascarita, vamos a danzar
con ritmo triunfal.
Alegremos Lima virreinal,
nuestras reinas se divertirán
y sus risas nos animarán
en el carnaval.
¡Carnaval, carnaval!
es el grito general;
¡carnaval, carnaval!
de alegría sin igual.
Fuente:
Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au
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