NAVIDAD ANDINA
Por Régulo Villarreal Dolores
A lo mejor la Navidad andina, con la ternura de su poesía y sus candorosos Niños Manuelitos, con su cósmica alegría colectiva, de carácter ritual y no ostentación de regalos diseñados por el consumismo, es la última bebida de paraíso que tenemos los peruanos, una especie bosque de lobos para burlar a los cazadores del mercado de babas apretadas, persiguiendo a todos los bolsillos, con sus “niño jesús de plástico” calzados de zapatos de números estrechos, haciendo más inmensa la cortedad de la avaricia del capitalismo salvaje.
En mi Comunidad de San Juan de Pararín, siembra de personalidad y no cultivo del individualismo, La Navidad es la consecuencia del antiguo Hatún Raymi (Fiesta Grande- solsticio de verano, 22 de diciembre). Yo conocí el riesgo de los vuelos como alimento picaresco de la libertad. Y, participando de sus fiestas costumbristas, descubrí que la palabra puede abrir la ceguera de los dioses acostumbrados a dar palos de ciegos y transformarlas en esperanza, como pensamiento generoso del hombre para preservar la inocencia que no miente, ni ambiciona nada.
A lo mejor, a eso contribuyó el natalicio de mi padre: Manuel Villarreal Huerta Q.E.P.D, 25 de diciembre, cuyo cumpleaños de Mañuco, me fue siempre difícil de distinguir, el de la celebración del Niño Manuelito o Navidad Cristiana, animada por la comparsa acrobática de los Negritos de Pararín.
Los Negritos de Pararín, danza costumbrista de la Comunidad, lo constituyen 6-7 danzantes, enmascarados de negros, luciendo bandas de vivos colores, cruzadas entre pecho y espalda; y, en el centro de la comparsa, el VIEJO o AUKIS, un personaje con atuendos llamativos, movimientos y gestos espectaculares y graciosos, a semejanza de Piqui Chaqui, el personaje gracioso del Drama Quechua Ollantay, girando como péndulo o nexo entre los danzantes y el público, acompañado por su “dama”, un imberbe entre 8-12 años de edad, vestido de blanco y tocado con el sombrero de la mujer pararina, identificando la Comunidad, hacían de la Fiesta de Navidad, una especie de balance o despedida festiva del año Fiscal.
Mientras exista la Comunidad, la Navidad pararina, con su niño Manuelito, seguirá festejándose con la fiesta colectiva, animada por la viril y acrobática danza de Los Negritos de Pararín y no con regalos tramposos para frotar los lomos pantalleros de los complejos y arribismos. La defensa y preservación de la Comunidad, es la defensa y preservación de su cultura colectiva que genera paz, con equidad.
Feliz Navidad Paisanos/as, Feliz Navidad amigos del Perú y del mundo, y que el próximo año 2015, sea un año mejor para todos, especialmente, se recupere la majestad de la Justicia, que los encargados de impartir la Justicia, no confundan con repartir la justicia de acuerdo a sus intereses y simpatías personales.
Por un Perú mejor, como expresión de la participación de todos. Un abrazo, Régulo Villarreal Dolores 7C.26.12.14