EL PRIMER BONZO TRUJILLANO
Por:
Bethoven Medina Sánchez
“Muchos se han sorprendido y, hasta
confundido, preguntándome cómo es posible que escriba sobre el -primer zonzo trujillano-,
cuando en verdad he escrito sobre el -primer bonzo trujillano-, lo cual es
totalmente distinto” confesó Luis Fernando Quintanilla. El
público que escuchó atento, se echó a reír. Esto ocurrió en la Feria
Internacional de Libro de Trujillo, en marzo
del presente año. En efecto, se presentó el libro “El primer bonzo trujillano y
otras historias insólitas”.
L.F. Quintanilla sabe muy bien que el
objetivo del periodismo actual es influir en la opinión pública a través de
noticias cuya naturaleza y estilo se vinculen más al público. Por eso, a su
libro lo ha divido en dos partes
intituladas “El siglo XX amanece “y “Vientos de Guerra”. Es decir, comparte
contenidos anecdóticos y diversos sobre conflictos y otros hechos, siendo más
descriptivo que analítico. Su estilo intriga a los lectores e incita más a aquellos consumidores interesados en la
agenda informativa y en los temas citadinos e históricos. Así, transmite un mensaje
positivo y optimista.
En “El primer bonzo trujillano y otras
historias insólitas” se plasma el periodismo que recolecta, sintetiza,
jerarquiza y difunde información pasada pero que suceden relativamente en la
actualidad, aunque con otros personajes y actuales escenarios. En este caso, se
vuelven frescas las fuentes del pasado social desde donde se capta la forma oral de los hechos, los mismos que
fueron registrados en forma escrita; a veces, advirtiéndonos con prosa fina e
irónica y cercano a lo visual de la
información (“Venecia a la trujillana” y “Terror en el tranvía”). Es sello del
autor parafrasear refranes usados como titulares y que a veces ironiza (“Los
chanchos no vuelan pero vagan” y “A oídos sordos tren asesino”).
En cuanto al título, pertenece a una noticia y el término “bonzo” explica
que es una forma de inmolación y suicidio por el cual un individuo acaba con su
vida rociándose con algún tipo de líquido inflamable y prendiéndose fuego; así como
ocurrió el lunes 10 de noviembre de 1943, con el protagonista y maestro de obra
Julio Barriga, cuando iba a cumplir sus 34 años (págs. 82,83).
El libro de Luis Fernando
Quintanilla, se inscribe dentro del periodismo
social, literario y de investigación. Son historias insólitas y estrambóticas
que colindan con el periodismo cultural y periodismo político, entre otros tipos de
periodismo que han sido definidos por Matías Puelma de la Universidad de
Pacífico.
Nuestra
ciudadanía actual demanda información veraz y honesta sobre temas relevantes lo
cual requiere de prácticas y miradas diferentes, siempre en búsqueda del
sentido de responsabilidad social a la hora de informar. Así lo hace L.F.
Quintanilla y recurre a la ironía como arma de actualización de los textos y sobre
hechos que siguen ocurriendo a pesar de la nueva tecnología y los ruidos en las
redes sociales; por lo que, considero, estamos ante una comunicación más
horizontal, participativa y orientada al rescate histórico social. Son
historias insólitas que descubrimos con intriga y buen humor en las dos secciones
del libro.
En la parte
titulada “Vientos de Guerra” se registran los textos “Dinamitar a los
Gildemeister”, “Los últimos rugidos de patria y cuba”, y “La rebelión de los
indios”; los cuales evidencian que el periodismo sólo
puede tener sentido si aporta a los receptores con la información necesaria
para extraer conclusiones, para hacerle pensar de manera crítica, motivar
respuesta, ya sea emocional o intelectual. Asimismo, se incluyen textos como
“Una mirada al Trujillo de 1923” que trata sobre Clemente Palma y se anuncia al
Grupo Norte, “El tesoro” que versa sobre los albores del cine en el Perú. Además,
hay noticias con títulos que sugieren canciones
como “No te metas con mi hijo”… No
te metas con mi cucu, “Estar en la Universidad”…es cosa de locos, “Pero mira cómo beben”.. sugiere villancico.
A los hechos como ocurrieron, Quintanilla le da expresiones sencillas, a
las buenas y malas noticias, las cuales nos narra como si fueran cuentos breves;
casi todo es lo que parece. Por lo que, para desentrañar la complejidad de lo
que ocurre ha mostrado voluntad de hacerlo, un ejercicio de periodismo que va
más allá de los titulares facilones y que llegue a donde no llegan los demás,
en síntesis e ironía, que hacen una lectura agradable.
¿Qué motivación y razones tuvo el
autor para actualizar y difundir información positiva en las noticias? ¿Cómo obtiene
esto en un sentido práctico?, él mismo nos señala que “Este libro es el resultado de una combinación de dos pasiones: mi
gusto por las publicaciones antiguas y mi fascinación por las historias
insólitas, estrambóticas”. Por mi parte, diría que es también un periodismo
humano con calidad, honestidad y crítica independiente por cuanto está centrado
en las personas, especialmente los más significativos, desde un enfoque de revaloración
humana.
El libro se puede leer como diario por
su agilidad y variedad de contenidos como en el aparte intitulado y
parafraseando a Vallejo: “España aparta de mí esta sangre” con noticias como “Un acto nada deportivo”, “Tragedia
sobre un camión”, “Rosas que curan”, “Feliz año nuevo”, “Cuando el polvo es
negocio”, “Lucy Smith en el cielo” y “La viuda que fue liberada por la Mamita”;
pues, como se advierte, son temas deportivos, accidentales, sociales, musicales
y religiosos; respectivamente.
En la segunda parte “Al filo de la
navaja” tienen originalidad y
contundente vigencia las notas periodísticas sobre el poeta lambayecano “José
Eufemio Lora y Lora: un relámpago de vida” y “Morir en la catedral”, que narra
escenas del protagonista Luis de la
Puente Uceda.
“El primer bonzo trujillano y otras
historias insólitas”, a mi modesto entender, rescata historias que generalmente
no recogen los grandes medios. Su objetivo es recuperar la función social del
periodismo y el concepto de servicio a la información en asuntos económicos y
políticos. Hay que leerlo.
Escritor Bethoven Medina Sánchez - Trujillo 14 NOV 2014 - Foto: Nalo Alvarado Balarezo