viernes, 2 de agosto de 2013

2 DE AGOSTO: DÍAS DE VACACIONES EN AGOSTO - FOLIOS DE LA UTOPÍA: PARVAS DE ESPIGAS Y LUCEROS - POR DFANILO SÁNCHEZ LIHÓN

 
 
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
 
2013 AÑO
EVANGELIO VALLEJO DE LA SOLIDARIDAD
Y UNIVERSALIDAD DEL MUNDO ANDINO
 
AGOSTO, MES DE LOS NIÑOS,
LAS COMETAS, EL DEPORTE
Y LOS PUEBLOS INDÍGENAS
 
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IMÁGENES DE LA INAUGURACIÓN
DEL XIV CAPULÍ
EN LA CASA DE LA LITERATURA PEUANA
 
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http://www.youtube.com/watch?v=IoU5PcknYXg&feature=share
 
 
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
 
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO DE POESÍA
 
EL HOMBRE
Y SU ÁNGEL
 
DE
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
 
PANEL
DE PRESENTACIÓN:
 
RAMÓN NORIEGA
EMILIO SÁNCHEZ LIHÓN
JULIO YOVERA
 
CONDUCCIÓN GENERAL
MANUEL RUIZ PAREDES
 
SÁBADO 17 DE AGOSTO
5 PM.
CASA DE LA LITERATURA
PERUANA. ANTIGUA ESTACIÓN
DESAMPARADOS
 
7 PM.
AULA CAPULÍ
EN EL RESTAURANTE
EL CORDANO
 
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PARTICIPACIÓN
DE CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
COMO JURADO CALIFICADOR
 
JUEGOS FLORALES ESCOLARES NACIONALES
“UN PAÍS DE TODAS LAS ARTES”
 
CONCURSO REGIONAL DE DECLAMACIÓN
CON LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES
REPRESENTANTES DE 45 UGELES DE LA REGIÓN
“LA LIBERTAD” EN SANTIAGO DE CHUCO
 
TEATRO MUNICIPAL TÚPAC AMARU
DE SANTIAGO DE CHUCO,
LUNES 19 DE AGOSTO, 2013
 
SE SELECCIONARÁN A LOS REPRESENTANTES
QUE COMPETIRÁN EN LA ETAPA FINAL NACIONAL
 
GERENCIA REGIONAL DE EDUCACIÓN,
UGEL SANTIAGO DE CHUCO
 
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CONVOCATORIA
 
XV ENCUENTRO INTERNACIONAL
CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
TELÚRICA DE MAYO, 2014
 
LIMA:
MARTES 20
Y MIÉRCOLES 21
 
TRUJILLO
JUEVES 22
 
SANTIAGO DE CHUCO
VIERNES 23
SÁBADO 24
Y DOMINGO 25
DEL MES DE MAYO
 
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PÁGINA WEB
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Teléfonos Capulí:
420-3343 y 420-3860
99773-9575
 
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2 DE AGOSTO
 
 
DÍAS DE
VACACIONES
EN AGOSTO
 
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
 
 

PARVAS
DE ESPIGAS
Y LUCEROS
 
 
El autor en la tumba de Vallejo - Paris
 
Danilo Sánchez Lihón
 
 
“Anoche el cielo
era solo estrellas”
Luis Valle Goicochea
 
 
1. Cielo tachonado
de estrellas
 
– ¡Niños! Si quieren duerman aquí en la parva, sobre el rastrojo de las gavillas, porque no hace frío y el aire está fresco.
– ¡Claro que sí, Pablo!
Es el mes de agosto en la serranía, cuando se cortan en los campos los tallos de las sementeras, se recogen en gavillas y se los trilla en las parvas que son explanadas en las cumbres y faldas de las colinas donde sopla el viento y, juntadas las espigas en manojos, pisan los caballos y pollinos que dan vueltas guiados por el labriego.
Los tallos trizados se ventean con las horquetas, quedando a un lado la paja y en otro el grano grácil de trigo, cebada, lenteja, lino o arveja, que la mujer va juntando con una calabaza, que llena a una batea que va colmando en un costalillo.
Es un mundo de fragancias que se desprenden de los vegetales recién desflorados, ante el asombro que produce en las noches el cielo tachonado de estrellas, hasta el pasmo de no haber un solo punto en donde clavar una aguja que no estuviera cubierto de luceros.
 
2. Quieta
candela
 
– ¿Entonces niños, les hago aquí una choza?
– ¡Mejor sin choza, Pablo! Así, no más. ¡Basta hundirnos en la paja de trigo! Y así, amaneceremos mirando el cielo.
– Sin choza esta claridad de las estrellas no les dejará dormir.
– ¿Y a qué hora se apagan?
– Están brillando hasta el alba, niños. Esta noche no será oscura. Más tarde el cielo se pone aún más claro y luminoso, como si fuera lechoso o como si hubiera nevado.
– ¿Nevado?
– ¡Sí, pero si en vez de caer la nieve hacia abajo a la tierra se fuera hacia arriba!
Así, habla el Pablo.
Y es cuando los astros semejan lámparas encendidas, quieta candela y permanecen de ese modo hasta que el sol amanece.
 
3. Alborota
las espigas
 
– ¿Entonces, para qué vas a darte el trabajo de hacer una choza, Pablo? ¡Mejor mirar!
– Trabajo no es, niños, porque miren, amarro así en la punta estos tallos de maíz que he cortado y traído; tejo espigas de trigo y cebada en lo más alto, las abro y extiendo, pongo las horquetas y se hace la choza. Y ustedes ya duermen aquí adentro.
– Entonces yo dormiré con la cabeza afuera, Pablo.
– Y, ¡yo también! –Exclama mi prima.
– Bueno niños, si es así, de repente ven al duende de las parvas. ¡Entonces lo espantan!
– ¿A quién, dices?
– ¡Al duende!
– ¿Es malo?
– ¡Travieso, no más, es! Trae una horqueta y trata de ventear en la noche las espigas. Pero lo hace tan mal que derrama y alborota los puñados por uno y otro lado.
– ¿Y, cómo es?
 
4. El verdor
de la campiña
 
– Juguetón. ¡Pero lindo, gracioso y divertido es! Desamarra los pollinos y los espanta. Da trabajo irlos a traer hasta donde los arrea. Pero no hace daño.
– ¿Asusta?
– Al contrario. Es reilón y simpático. Por ahí se lo escucha. Eso sí, da la molestia de tener que juntar otra vez los atados que lanza por uno y otro sitio.
– ¿Y esas luces que titilan en los cerros en la banda de enfrente? ¿Qué son?
– Candiles de las casas.
– ¿Y más allá?
– Esa mancha oscura de árboles, donde alumbran esas luces grandes es el pueblo de Santa Cruz de Chuca. Y a la izquierda, esa luz que parpadea más intensa es Cachicadán.
– Y en ese cerro del frente, ¿viven acaso?
– Nadie vive ahí, niños. Ni nombre tiene ese cerro. Es malo. Es puro potrero. Y siempre está negro, entre el verdor de la campiña.
 
5. Los pasos
de las almas
 
– ¿Has subido hasta esa cumbre, Pablo?
– Nadie ha subido nunca desde la creación del mundo porque ese cerro está encajonado entre esos dos ríos. Son puros abismos. En él no se siembra nada, son matorrales y siempre se encrespa, así como se lo ve ahora, estirado hacia el cielo.
– ¿Y por aquí penan?
– ¡Aquí no, niños! La parva siempre es limpia y tranquila. ¡No ven que es alimento y comida! Por eso los difuntos la respetan. Si ellos mismos, cuando vivían, han juntado aquí sus cosechas, las mismas que alivian el hambre ¡y son el sustento del pobre!
– ¿Y bajan los zorros?
– En noches tan claras como ésta, no. ¡Qué van a bajar, niños! De todos modos, van a quedarse aquí afuera los perros. Y cualquier cosa que ocurra, me gritan. Yo voy a estar atento. Mi sueño es tan ligero, que siento hasta cuando el gusano se está comiendo a la papa o al maíz en el granero. Y ¡qué no voy a sentir los pasos de las almas!
 
6. Todo ahí
es misterio
 
– Eso sí, niños. Si al amanecer ladran los perros seguro que es en dirección del río. Entonces ahí sí tienes cuidado.
– ¿Por qué? ¿Qué hay ahí?
– ¿Ven esa piedra grande en esa orilla? Ahí sube a peinarse la sirena, justo en noches claras como ésta.
– ¡Uy! ¡Qué miedo!
– Al contrario niña, ¡es una mujer muy hermosa!
– Y, ¿por qué aparece en esa hondonada?
– Porque ese es un lugar encantado. Todo ahí es misterio, donde el agua hace remolinos que es por donde ella sale de las profundidades. Desde aquí no se ve su rostro, sino desde la otra b. Y se la ve hermosa. Yo solo una vez la he visto porque verla más veces encanta. De aquí sólo se aprecia su espalda desnuda y su cabellera negra que la suelta y la recoge.
– ¿Y cómo vamos a saber cuando está ahí?
 
7. El Arado
y las Yuntas
 
– Si los perros aúllan en esa dirección, es que ya está saliendo del agua, y desde aquí se ve cómo resplandece.
– ¿Y se baña en esas aguas heladas?
– ¡Ahí vive, niños!, pero ahora ya duerman porque si seguimos conversando se hará de madrugada.
Así se despidió desde hace rato el Pablo. Nosotros hasta esta hora no podemos dormir, porque parece de día. En el pueblo de donde hemos venido el cielo también se tachona de luces, pero no tantas como éstas.
¡Todo está cubierto de estrellas!
– ¡Mira!, estas son Las Cabrillas.
– ¡Y aquellas otras, El Arado y las Yuntas!
– ¡Ah! Estas se llaman "Las Tres Marías". Están aquí. Mira. Algunas son azules y otras casi llegan a ser rosáceas, violetas y moradas.
 
8. El universo
infinito
 
– ¡Esta estrella es mía!
– ¿Cuál? Esa no es estrella, es lucero porque no titila y, además, es de color anaranjado. Las estrellas son azuladas, como ésta.
– ¿Y aquellas que son blancas?
– ¡Ah!, pueden ser planetas o satélites.
– Ahora encontremos estrellas de colores raros. A ver, ¡quien gana!
– ¡Mira ésta es granate! Y esta otra de aquí es verde esmeralda. ¡Y qué inmensa es! ¿No?
– Oye, ¿has visto a la hijita de Pablo? ¡Qué linda es!, ¿no?
– Sí. Se parece a su mamá. ¡Es preciosa!
– Sus ojos transparentes parecen manantiales.
– Pero también hay estrellas verdes y violetas. Mira.
 
9. Hundido
detrás de los cerros
 
– ¡Dónde!
– Mira éstas que están exactamente encima de nosotros.
– ¿Y por qué son tantas las estrellas? ¿Ah?
– Porque el universo es infinito.
– ¡Gana el que ve deslizarse y caer una de esas luces que se deslizan como antorchas!
– ¡Ah! Esos que se desprenden se llaman aerolitos.
– ¡Mira, ahí se descuelga una!
– ¡Oye! ¿Vistes? ¿Qué precioso, no?
– ¿Qué?
– ¡Cómo se ha zambullido esa estrella! ¡Desde el centro del cielo ha llegado hasta el borde, y se ha hundido detrás de los cerros!
– Sí, lo vi.
 
10. Hay otras
más lejanas
 
– ¿Y porque al caer las estrellas no chocan?
– Porque están muy lejos unas de otras en el firmamento.
– Ahora, ¡observa esta!
– También desapareció detrás del horizonte.
– Ahora, gana el que encuentra un espacio sin estrellas.
– ¡Aquí, mira! ¡Gané!
– ¿Dónde?
– Por aquí, ¡mira! ¡Por donde estoy señalando!
– ¡Si hay! ¡Concéntrate bien y al fondo de ese espacio hay otras más lejanas! 
– Ahora, ¿quién encuentra las más grandes?
– Yo. ¡Mira ésta!
– No; la de allá la gana. Y es más intensa.
– Y ¿qué dices de esta otra? Parece un pallar.
 
11. No voy a dejar
que te vayas
 
– Digo que así como es en el mundo de arriba, es en el mundo de adentro de nosotros mismos.
Hay allí tantas y más hermosas y resplandecientes estrellas.
– Escojamos una. ¡Ésta!
– ¡Ya la vi!
Cuando me vaya a Trujillo mírala, y ahí se encontrarán nuestros ojos.
– Yo no voy a dejar que te vayas nunca.
– Me iré. Aquí no hay colegio donde pueda estudiar la Educación Secundaria.
– ¡Entonces esconderé tus cuadernos para que te pongan malas notas y te aplacen de año!
– ¡Zonza! ¡Eres zonza!
– No importa, pero no quiero que te vayas.
 
12. ¡Está bien!,
pero, ¡no llores!
 
– ¿Escuchaste?
– ¿Qué?
– ¡Los perros! ¡Están ladrando en dirección del río!
– ¿Y?
– ¡Seguro ha salido la mujer que se sumerge en el agua y después peina sus cabellos negros sentada sobre la piedra!
– ¡Qué miedo!
– ¡María! No te entierres así. Te puedes ahogar con los rastrojos. Oye, ¿dónde estás? ¡No te asustes!
– Yo no te voy a dejar nunca, ¿oyes?
– Jamás se dice ¡nunca!
– ¡Nunca! ¡Nunca! ¡Nunca! Hasta el infinito, ¡nunca!, como esas estrellas.
– ¡Ya está bien! Pero, ¡no llores!
 
 
 
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