Danilo Sánchez Lihón
Como el niño
que amanece
dentro del pecho
del hombre.
Thiago de Mello
1. Es una obra
de arte cabal
Literatura
infantil es aquella que los niños adoptan, asumen y transforman
libremente. Que los niños hacen suya de modo entrañablemente afectivo.
Que vivencian, incorporan a sus juegos, la integran a sus sueños y a su
vida cotidiana. Que la recrean y cambian a su antojo. Que la vuelven a
vivir de diverso modo, trasponiendo escritura y oralidad, libro y casa
nativa, fantasía y mundo objetivo
Y
no es aquella a la cual se le pone la etiqueta de ser tal, y que
intencionalmente se destina a los niños colmándola de ilustraciones,
implementándola de una estrategia de ventas con un amplio despliegue
publicitario, que entroniza dicha obra en el mercado con técnicas de
marketing editorial. Y que no tiene méritos para ser considerada ni
siquiera literatura, ni mucho menos literatura para niños, que exige
cualidades y valores más acrisolados que el resto de literatura y que
son más raros de encontrarlos en nuestro contexto cultural.
Pero
en contraposición a lo anterior, ¿qué es lo que hace que cierta
literatura sea adoptada, escogida, querida y hecha suya por los niños,
estos la eligen principalmente cuando refleja sus problemas, cubre sus
expectativas, atiende sus preferencias, responde a sus preguntas, recrea
sus vivencias y da pábulo a sus anhelos más sentidos.
2. La literatura infantil
es la básica y general
Los
niños incorporan la literatura infantil a su mundo si es que a través
de ella pueden ver representados sus sentimientos, emociones y
experiencias. Y por donde deambula su mente.
Igual
a lo que ocurre con los adultos: cuando seleccionan o eligen una
literatura lo hacen en función de sus afinidades e intereses.
De manera ineludible, en todos los casos y siempre, debe ser una obra de arte literario probado, soberano y cabal.
Ha
de tener una obra para niños que se ofrece como literatura, en primer
lugar, todos los atributos estéticos como cualquier otra obra de arte en
general. Y en estética, vinculada a la niñez lo fundamental es el bien
como esencia, la verdad como revelación y la belleza como
deslumbramiento.
Y
así como se reconoce en la vida: el hombre es consecuencia del niño y
el niño es en realidad el padre del hombre, así también en el vínculo
entre literatura infantil y el resto de literaturas aquella es la básica
y general, como es lógico y natural suponer, pensar y aceptar.
3. El espíritu
de infancia
Del
mismo modo, así también se reconoce por fin y se actúa bajo dicha
óptica y orientación en el sentido de que el centro o el protagonismo de
la acción en la escuela y en la educación corresponde tenerla al niño,
que también debe ocurrir en el campo de la literatura en general. Porque
solo podemos leer una obra literaria a partir de creer en la ficción,
que es una cualidad raigalmente infantil. Leemos a partir del niño que
somos, ya que no hay mayor afinidad posible que la existente entre
literatura y niñez, o entre infancia y literatura. Cabe sustentar
entonces idéntica relación y defender en el campo del arte y más
consecuentemente en el terreno de la literatura esta preeminencia.
Tomando
en cuenta además que la literatura adulta asume pautas y patrones de
dominación cultural avasallando y haciendo un mundo injusto y como tal
desequilibrado e inestable, de entes y objetos mecanizados, literatura
que está gobernada por una intencionalidad, cual es vender y dominar a
favor de un modelo cultural que favorezca los intereses de unos pocos, a
la cual le haría mucho bien desembarazarse de tantos prejuicios,
pátinas y tufillos de soberbia frente a la literatura infantil, y entrar
a una relación más fresca y lozana con el espíritu de infancia, que es
el mismo que tiene la vida y el mundo, y que está prístino y radiante en
la literatura infantil.
4. Belleza
y verdad
Todo
lo anterior debemos sostenerlo no por capricho, parroquialismo o
consigna, ni por un prurito de escalonamiento, sino porque es el orden
cierto, efectivo y fidedigno de las cosas, las cuales hay que devolver a
su verdadero y exacto lugar. Por eso, al escribir una obra dirigida a
los niños hay que hacerla instalados en realidades trascendentes que muchas veces no son palmarias, precisas ni evidentes.
Donde
mientras más incertidumbre y riesgo haya en la obra, puede ser su trama
y su entraña mucho más valiosa frente a otras que intenta desde la
superficie servir e implementar determinadas temáticas, expectativas o
necesidades muy terrenales en los niños. Escribir entonces muchas veces
sin explicación alguna de por qué se lo hace, de cuál es el sentido de
la obra, imbuidos meramente de encanto, de magia y sortilegio;
lúdicamente, tocados por lo libre, lo profano y al mismo tiempo sagrado.
Y
orientarse más por el misterio al cual se enfrenta un escritor de
libros para niños, que debe ser tan grande y vasto que él mismo debe
quedar sorprendido y ser el lector extasiado de sus propias imágenes y
configuraciones. Y de su propia obra más por la intensidad y
magnificencia del arcano que se descorre y desenvuelve que por lo que él
logre entender, o por lo que quiere exponer o por lo que intenta
dilucidar.
5. Infancia
es un estado de alma
En tal sentido, requisito que debe tener una obra para que sea considerada literatura infantil es no
escamotear los temas esenciales por otros circunstanciales, bien
intencionados ni comerciales, que solo atinarán a tocar apariencias y
superficies.
Todo
en ella debe arrojarse a los brazos de la belleza sin límites y a la
verdad, por dura y peligrosa que ella parezca, perdiendo en cada arrojo
la vida si es necesario. Y esto como la única salvación posible. Y si
eso se logra aparecerá la barca del bien para rescatarnos de las aguas
procelosas en donde como escritores pudimos perecer ahogados.
Es por eso que son lectores de literatura infantil los
hombres y mujeres de todas las edades, capaces de conmoverse ante las
verdades totales de la vida y del ser del universo, representadas en
ella, porque conservan su esencia de niños.
Porque el
concepto de infancia no se reduce a una etapa en la vida del hombre
sino a un estado de alma, como es el ser niño: plenos de maravilla,
creencia y alborada.
6. El dolor
y el riesgo
Los lectores de literatura infantil son quienes
buscan en los libros sendas y caminos hacia lo eterno. Buscan las
fuentes primigenias, los arroyos inmarcesibles que son origen y
fundamento en la vida
Los
lectores de literatura infantil son los que se arrojan ciegos y
decididos a navegar, a vivir o a morir, en los infinitos existenciales.
De
allí que los niños de toda edad hagan suya la literatura por ahora
llamada infantil y cuyo nombre estricto es literatura universal. Porque,
¿cuál otra manifestación puede ser propuesta para representar ese
título? Las Ilíada, la Odisea, la Divina Comedia son obras regionales y
hasta locales.
De
allí que los seres humanos de 40, 60 u 80 años lean aquel arte que
llamamos literatura infantil, y lo hagan con fruición e inquietud y
sientan que son niños en la plenitud y grandiosidad que tiene este
concepto, esta actitud y esta moral frente a la vida.
De
allí que con ella sintamos que nos hemos elevado a la cima de una
montaña para sentir que el dolor y el riesgo de vivir están justificados
plenamente.
7. Y ello
es heroico
De
allí que son lectores naturales de este arte los seres transidos y
atravesados con la flecha de todos los enigmas, incluyendo el de la
muerte, que, así como el mar de la vida bordea frecuentemente el
universo de la literatura infantil.
Y
de allí que la lean y la cuenten conmovidos y amorosos a sus nietos, o
al ruedo de la tribu cuando se juntan en torno a la hoguera a escuchar
relatos, y bajo el techo de las estrellas en el firmamento bajo las
cuales no cabe ningún tipo de mentiras.
Y que hacen del alma humana una avecilla de alas doradas que surca con una sombra de luz la noche infinita.
A
eso se opone, y con eso es que contrasta la literatura infantil
verdadera, que es aquella más vinculada inclusive al folclor de los
pueblos primigenios.
Literatura,
además, que es asombroso cómo pervive, a pesar de todos los acosos y
avasallamientos. Pero que a pesar de todos los ostracismos y prejuicios
sigue radiante. Y ello es heroico.
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CONVOCATORIA