Danilo Sánchez Lihón
1. Personaje
fabuloso
Fue
el primer recolector de nuestras tradiciones orales, el primer
folclorólogo y documentalista en el Perú; precursor de muchas corrientes
de pensamiento para el Perú actual.
En
todo sitio –a veces a la luz de la luna– iba escribiendo sobre algo a
lo cual nadie le hubiera dado valor, como era lo que se hablaba y decía.
Fue primero un maravilloso lector oral, que no tenía casa y dormía en
los zaguanes de donde era arrojado, porque su presencia y su modo de ser
resultaban impertinentes.
Con
el tiempo su genio y su lenguaje devinieron en ser virulentos,
constantemente procaces. Y quien tuvo diversas denuncias como un indio
“de mala inclinación”. Se conoce que quitó mujer y le quitaron también
su mujer. Que era jaranero y andaba y bailaba hasta el amanecer. ¿Acaso,
muchos seres del presente no se sentirán identificados con este
personaje fabuloso?
Y
es que nada más chocante para aquella época que un indio orgulloso.
Además, que tenía mucho de verbo y mucho de razonable en su decir. A él
no se le había pasmado ni la mirada ni la boca. Porque se tiene el
estereotipo de ubicar al indio sumiso, lacayo y servil.
2. Indio
levantisco
De
allí ¡qué sublevación debe haber causado entonces la imagen de un indio
atrevido, vigoroso y desenfadado! Con lengua fácil para aducir,
replicar, debatir. Presto a la denuncia y al desacato. Dispuesto a
señalar entuertos y esclarecer malas acciones.
Un
indio así debe haber sido inaguantable, juzgado desde su condición ¡de
indio! Estas libertades hasta se podían permitir en cualquier otra raza o
clase social, pero no en un indígena de la colonia más despiadada,
cruel y aberrante del planeta Tierra.
Guamán
Poma fue un indio perennemente sublevado, pese a que se declara vasallo
del rey y cristiano fervoroso. En el fondo se pone las investiduras del
rito occidental para bufar, bramar y espumar su rebeldía; y para
despotricar enfatizando sus condenas.
Se
atilda para lanzar su grito herido en nombre incluso de los supuestos
valores occidentales. Lo encerraron varias veces en la cárcel, porque no
era un indio sumiso sino arrogante. Tenía una fascinación por sí mismo.
Se dibuja armonioso, joven, seductor. Y consignaba por escrito ser
príncipe.
De
su obra le decía al Rey en su grueso legajo: "Escrivillo es llorar",
por el enorme sufrimiento a favor de su gente y por los males en contra
de ellos que en su libro se cuentan.
3. Qué extraños
laberintos
Fue
el primer "gestor de información", pero de aquel conocimiento para
cambiar el mundo urgentemente y redimir la vida y la realidad lacerante.
Y, sobre todo, la condición del indio. Fue recogedor del conocimiento y
del saber que nos interesa estar al tanto, porque está hecho para tomar
decisiones de vida o muerte; de aquel que representa al hombre, saber
que nos dice de la realidad, saber que subleva y postula una esperanza;
es decir saber estratégico.
Sin
embargo, su libro “Nueva Corónida o buen gobierno” no llegó a su
destinatario. Fue vendida al peso en una carnicería de Lima, cuando su
autor ya mendigaba y se había decepcionado del último intento que hizo
de remitir su obra al Rey. Y que, como hemos dicho, fue descubierta en
Europa en 1908, se presentó un informe acerca de su existencia en 1912 y
recién fue publicada el año 1937. Está no solo dedicada sino escrita y
dirigida al Rey de España.
Solo
que llegó a su destinatario 360 años después, cuando el Rey Juan Carlos
de Borbón, visitó en el año 1972 la capital imperial del Cuzco,
acompañado de su esposa, la Reina Sofía. Fue en esa circunstancia en la
cual, el alcalde de la ciudad don Daniel Estrada, le entregó un ejemplar
editado de aquella obra. ¡Qué estruendos en el cielo! ¡Qué estragos en
las almas de tantos hombres y mujeres muertos por abuso y exterminio! ¡Y
qué extraños laberintos siguen los pasos de los seres, los asuntos y
las cosas en este reino estremecido!
4. El marginado
de siempre
Guamán
Poma quien recogió datos y vivencias empapados en lágrimas, en sudor y
llanto del pueblo que amó, y por el cual se hizo mísero, dejó plasmada
en esta obra grandiosa y estremecedora, la vida y el dolor de su pueblo.
Sin embargo, por el hecho de ser indio, ni en vida ni tampoco después
de muerto, es tomado en cuenta en el repertorio de personajes
importantes del Perú.
Sigue
siendo un marginado. No hay una sola calle que lleve su nombre, ni
menos una plaza consagrada a su memoria. Ni un solo sitio, ni un
monumento, ni cualquier cosa que resalte su proeza en cualquier ciudad
importante de nuestro país. No figura ni siquiera entre los retratos de
hombres que se los erigen como aquellos que culturalmente han ayudado a
construir el Perú. Y que se presenta en la galería de forjadores de la
nacionalidad peruana.
No
está entre quienes lucen en la galería de retratos en el salón
principal de la Biblioteca Nacional del Perú. Al contrario, aún se lo
persigue para destruirlo, como a Túpac Amaru. Se trata de hacerlo
desaparecer. Así tenemos que, en el último congreso de historiadores
realizado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, se consintió
que se presentara una ponencia, a cargo de la italiana Laura Laurencich,
en la cual se niega que haya existido.
En
ella se postula incluso que nunca existió como persona, atribuyéndole
su "Nueva Corónida..." al sacerdote chachapoyano Blas Valera. ¡Como si
el sufrimiento, el dolor y la esperanza, por no referirnos a la lucha
feroz con el lenguaje, pudieran simularse!
5. Arma
de lucha
Cabe
imaginar a Guamán Poma, cuando todo en la escritura se le encrespa y
solivianta, cuando nada ya le obedece, recurrir al entresueño y a sus
imágenes de delirio, esbozadas para entreoír, ya con la pluma detenida,
lo que hay de apuesta, de supuesto y de no dicho. Y de obstinada
esperanza. A lo que hay de devoción, de coraje y utopía entre las líneas
y ringleras de letras uniformes y decisivas. Cabe oír en ese entresueño
las voces y desentrañar los sones de los campanarios y avizorar el
fulgor de las cúpulas de las torres de las ciudades despiertas o
dormidas que el oyera y viera. Cabe recurrir a la oralidad que sobrevive
entre las piedras para oírlo apostrofar, maldecir, gemir. Y retorcerse
de dolor.
¿Podremos
escucharlo? Porque en escritores representativos de un pueblo, como es
él, cabe leerlo en lo no dicho, en los códigos que no han quedado
registrados ni cifrados, pero que aletea en el aire impalpable al menos
de su topografía. Y allí, telúricamente es posible escucharlos. Porque
la literatura y su función en la realidad se da en el sentido de la
relación que una obra tiene con nuestra identidad, que es lo mismo a
decir: que equivale y tiene correspondencia con nuestro destino como
individuos y como comunidad.
En
Guamán Poma hay esa honda correspondencia, como lo hay en otros apus:
César Vallejo, José Carlos Mariátegui y José María Arguedas. Encontramos
en ellos la equivalencia del acto de escribir junto y paralelo al de
dolerse y sufrir para que a partir de ello construyamos un mundo más
auténtico y mejor. Y de anhelar el bien y luchar por la humanidad. Y,
mientras el dolor permanece y hasta se expande, utilizar la pluma como
un arma de lucha, de redención e inclaudicable esperanza.
6. Raíces
en la heredad
Por
eso, aquellos autores citados son los paradigmas de escritores, porque
en ellos como en ningunos otros, está latente y palpable el drama de
nuestra identidad. Constituyen los modelos de escritores a seguir, no
para el éxito personal, ni para vender, ni para ganar premios, ya que se
cree ahora equivocadamente que eso es lo que cabe esperar de un
escritor, una suerte de ser y parecerse a un mono de feria colocado por
nosotros mismos en una vitrina.
Guamán
Poma asume el escribir para defender, amparar y proteger; cumpliendo
una alta misión social, vigilante y redentora. Él constituye un
paradigma de las letras ariscas, rebeldes y conturbadas consigo mismas,
urgido de escribir por el dolor en el que se desangra su pueblo.
Es
un creyente en la función social y en la moral transformadora de la
palabra escrita a partir de lo cual se derivan decisiones
trascendentales. Eso lo salva y lo vuelve un referente en la historia
humana. Lo delinea como el indio sensible, dolido y ofendido que supo
comprender esta dimensión de la palabra escrita y consagrarse a ello con
fervor descomedido. Indio además de gran coraje que intuyó aquel poder
mágico y revelador, por saber amar lo nuestro y hundir las raíces en la
heredad querida.
Por
alentar nuestra identidad y escribir aquella obra desmesurada, que al
decir de Raúl Porras Barrenechea es una “Monstruosa miscelánea”, autor
hispanista, don Raúl, que no supo comprender lo indígena, y que no solo
se burla de él, sino que hace escarnio de su persona y hasta lo
calumnia. Pero, peores improperios Guamán Poma escuchó en su vida
arriesgada y, eso sí, plena de excesos y desmesura.
7. Un alegato
moral
Pero
a estas alturas sería mezquino no reconocer que su obra es un
monumental legado a nuestra nacionalidad, a la reconstrucción de nuestra
historia, a la formación de pertenencia e identidad en nuestro suelo y
heredad, personal y colectivamente. Porque la suya es la voz de quien
veía que era un imperativo moral sacudir la conciencia del gobernante,
de quien veía que de aquel dependía la solución a los males que afligen a
la gente, y a él se dirigía en una actitud candorosa que no resta
mérito a su descomunal aventura vital, y que al final es a nuestra
sensibilidad y conciencia de quienes son ciudadanos de esta patria
estremecida en donde sus palabras ahora repercuten.
Es
la voz, la palabra y la letra que hasta ahora sangra y que clama por
las condiciones de vida que sufren los indios en minas, obrajes y
haciendas, y que nos llena de coraje y esperanza. Es la voz de un
escritor que quiso y quiere cumplir la misión de aliviar el sufrimiento
de la gente; es la escritura del cronista de una época que eleva en la
picota de sus letras, sus sentimientos y su conciencia histórica, y con
él la nuestra.
Es
la voz de compromiso con el pueblo, con lo popular, con lo humilde, lo
pobre, lo sencillo y mísero. De adhesión al hombre que sufre y a ese
vibrar con lo telúrico. Que nos enseña a solidarizarnos y a comprometer
nuestra vida con los más caros ideales humanos, aunque ello devenga,
ayer u hoy, en tormentosa, angustiada e infausta epopeya. Y a eso llamo
humildemente escribir para querernos y amarnos mejor. Todo eso es y
representa Guamán Poma, cuyo nombre significa: águila y puma.
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CONVOCATORIA