Danilo Sánchez Lihón
Yo busco en mí el triunfo
libre, universal, de la vida.
César Vallejo
1. Mayor
plenitud
El
mundo andino que ha sido construido, cultivado y decantado
pacientemente desde las culturas pre incas y también en la época
incaica, hasta lograr su aparente naturalidad y hasta su sabio
primitivismo, como por ejemplo el ser candorosa y matinales, que así lo
fuimos al principio y lo conservaremos hasta el final, es la única
alternativa que queda al mundo contemporáneo para salir del atolladero
de la globalización y seguir las verdaderas rutas que nos hagan una
humanidad digna de sobrevivir sobre la faz de la tierra.
Sin
embargo, el despojo y la coerción con que se ha tratado al mundo
andino, y se lo sigue tratando aún; la horrenda miseria que se ha
impuesto sobre él, y de que es víctima, no han mellado su esencia.
Tampoco la inmisericorde explotación con que se lo castiga, y de la cual
somos cómplices, no han podido hasta ahora destruir su insigne cultura
ni quitarle un adarme de su bondad, dulzura y profundidad.
Si
ha ocurrido así, como bien dice un yaraví ayacuchano, “entonces ya ni
la muerte podrá matarnos”. Porque el genocidio más infame de toda la
historia de la humanidad se descargó sobre este mundo. Así como es
legendaria y de gesta su resistencia heroica y sacrificada que ha
permitido conservar aún las lenguas primigenias y su organización
esclarecida. Y en esa dimensión será su florecimiento futuro, como la
más grande victoria que podremos conseguir para el Perú y el mundo; y
que es la utopía andina que anima y alienta al movimiento cultural
Capulí, Vallejo y su Tierra.
2. Capacidad
de pervivir
Se
alcanzó en la mayoría de las expresiones un refinamiento vasto y
profundo, y en lo esencial; como ocurrió en el habla y en la oralidad,
que se la cuidó conscientemente para que expresara siempre el cariño y
la hermandad humana; con serenidad y armonía supremas que se manifiesta,
por ejemplo, en el trato, así como en el significado, el señorío y la
distinción de los nombres comunes y corrientes; y no solo de los
dignatarios sino de las personas humanas que formaban parte del
conglomerado social, donde resalta la ternura de los apelativos como
Quispe, el nombre más frecuente del incario, ¿cuál es su acepción? Es:
el iluminado y brillante, el que tiene resplandor. Y Huamán: el elevado,
el eminente y excelso.
Quiero
decir con esto que, en este plano, como en muchos otros, nuestra
cultura es el resultado de un proceso muy arduo de decantación y
síntesis, de criba y refinamiento, de adelanto y depuración. Es decir,
no surgió por generación espontánea ni casualmente, sino que es un
producto cultural que abarca procesos de elaboración en lo educativo y
social, en lo artístico y científico, en lo religioso y moral, así como
también y lógicamente en lo cotidiano, casero y familiar. Es un modelo
prolijo y sutil el de esta cultura que evidencia y revela una visión muy
profunda, original y refinada de las cosas, plena de sabiduría y
acendrada virtud. Cuyo estamento y
estatuto es el de una expresión ingenua e inocente, residiendo en ello
su capacidad de pervivir, no siendo ni endeble ni bárbara ni silvestre.
3. Revalorización
de la oralidad
El
mundo andino es una acumulación quintaesenciada de experiencia y
pensamiento, que por el hecho de no haber quedado registrada en
escritura pareciera carecer de valor, y hasta se pone en tela de juicio
su existir, pese a que ahí están sus evidencias, postulándose que son
obra de extraterrestres.
Ello
se debe a que tenemos el defecto, muy europeo, por cierto, de que, si
no se muestra algo tangible, como puede ser en último caso el registro
en código de escritura de algo, entonces concluimos que aquello no es
serio ni es confiable ni verdadero.
Tratamos
de convencernos de que de ese modo no es funcional, y que, al
contrario: es vacuo, nulo e inconsistente. Y lo que se propone sin
sustentar la mecánica del proceso entonces no existe.
Pero
observemos en cambio lo siguiente: en la ciencia incaica no hay
escritura, situación que ha motivado una injusta apreciación; cuál es:
que entonces no hubo ciencia, o tradición científica en nuestra cultura
ancestral. Sin embargo, las evidencias son innegables.
Allí
tenemos los portentos en todo tipo de ingenierías que demandan y
suponen investigaciones previas, incluso en el ámbito de la astronomía.
Por esta razón es muy importante, en dicha perspectiva, la
revalorización de la oralidad.
4. Este
fruto
Porque
a falta de la puesta en valor de la oralidad se encasilla en el
prejuicio de creer que los antiguos peruanos no tuvieron ciencia; siendo
dicho conocimiento, en manos de los incas, el más avanzado del mundo en
todo orden de cosas. Si no, ¿cómo entonces se puede explicar, por
ejemplo, la construcción de Machu Picchu enterrado por más de 500 años y
no se registró siquiera un atoro, ni una inundación, ni un derrumbe en
la complejidad de sus canales, como ningún deterioro en sus cañerías
internas y externas?
Y
si no, ¿cómo explicar los portentos que se alcanzaron a realizar aquí
en las industrias alimentarias, por ejemplo? ¿Cómo considerar las
evidencias que aún ahora nos asombran hasta en sus mínimos detalles,
como en la topografía a través de los andenes? Si no, ¿cómo explicarse
también los logros conseguidos en ingeniería hidráulica, construcción de
edificios, conservación de alimentos, trepanación del cerebro, la
amplia gama de medicinas, ingeniería de puentes y caminos, a tal punto
de haber procesado cromosómicamente creaciones como la papa?
Este
fruto, teniendo como base y punto de partida un tubérculo venenoso, se
lo trasformó científicamente en uno de los principales alimentos de la
humanidad actual. Modelo, por lo demás, completamente distinto a la
ciencia occidental que con los productos transgénicos más bien daña y
pervierte, en este caso la papa, quitándole sus valores nutritivos.
5. Ejes
de gobierno
Además,
los Incas no es que desconocieran la codificación de la palabra en
grafías, pues ahí están para testimoniarlo los “quilcas”, sino que,
analizando el peligro que la escritura acarreaba en la deformación de
las costumbres y actitudes humanas, ¡y hasta en el de las cosas!, la
descartaron de su proceso de desarrollo social y cultural.
No
es entonces que ellos desconocieran la escritura, sino que la
desestimaron y la obviaron por desligar ella las ideas de la realidad, y
la práctica de pensar de la vida natural; y con el consecuente peligro
de la enajenación del conocimiento por un grupo de poder; así como
también por la deformación que acarrea su uso, y las consecuencias
nefastas que se derivan de ello; y, sobre todo la perversión de la vida
que ha sido, que es el peligro mayor.
Este
rechazo a la escritura y la valorización de la lengua oral, es
coincidente, además, y paradójicamente, con la posición respecto al
mismo tema de los dos grandes maestros de la cultura occidental y
universal, quienes nos advirtieron del peligro de la escritura.
Esos
dos grandes maestros, como son Sócrates y Jesús, no conciliaron con la
escritura y se le opusieron, advirtiendo acerca de las nefastas
consecuencias de la letra y su aplicación, solo que en el incario lo que
era pensado como bueno no constituían ni quedaban como advertencias y
voces aisladas, sino que se hacía de ello ejes de gobierno y política de
Estado.
6. Y
se lucra
Hay
información acerca de esta toma de decisiones, acerca de la aceptación o
rechazo de la escritura, que ella ocurrió en la época del reinado del
Inca Túpac Cauri, que es cuando se descarta del uso en la vida diaria de
la palabra escrita, entre otras consideraciones para evitar que la
ciencia construya un mundo paralelo al de la realidad cotidiana.
Pero,
más aún: a fin de que no se erija como un mundo contradictorio al bien
común; y tornándose oscura, críptica, y sobre todo confrontada con la
vida auténtica, deformándola y corrompiéndola al quedar en manos de una
élite. Y, es más: que se volviera propiedad de unos cuantos, como ha
ocurrido con la ciencia occidental, hasta ahora.
Los
Incas desestimaron la escritura en aras de la vida, por su lealtad a la
vida misma, y al hombre como conjunto, colectivo social y comodidad,
para mantenerla incorruptible y evitar lo que nos acontece ahora, en que
el conocimiento contenido en ella, y la ciencia misma se la ha
distorsionado como privilegio y propiedad privada.
Y
se lucra con ella, habiendo quedado atrapada en ese esquema que
antepone fines utilitarios como condición ineludible para afrontar
problemas básicos inherentes incluso a los Derechos Humanos, como es el
de la salud.
7. Herencia
gloriosa
Ahora
bien, cabe señalar que al advertir estos hechos no se trata de
preconizar una vuelta o un retorno al pasado, sino ser conscientes de
estos asuntos y sus actuales condicionamientos para encontrarles una
debida orientación a los diversos elementos culturales, y a fin de
solucionar los desafíos del presente.
Panorama
en el cual el mundo andino viene a ser una acumulación de experiencias,
una manera de conceptuar la vida que corrigió a tiempo deformaciones
con el objetivo de no perder espontaneidad y correspondencia plena y
justa con la vida.
Ese
frescor, esa manera resuelta y coherente de insertarse con el mundo
natural, vendría a ser la decantación de un proceso histórico arduo y
complejo en donde primaron para su debida preponderancia principios
morales. De lo que se trata ahora es de cómo volver a conectar con dicha
tradición y modelo de desarrollo cultural.
Mundo
andino que felizmente nos pertenece y tenemos en dicha cultura una
herencia gloriosa, y un destino acrisolado por cumplir, cuya
conformación y estructura se enraíza totalmente con la realidad natural,
geográfica y ambiental en donde dicha cultura alcanzó a desarrollarse.
Su
aparente naturalidad es arte, su sencillez es ciencia, su candor es
sabiduría, producto de una elaborada decantación de la experiencia;
portento y maravilla consumada sobre la faz de la tierra.
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CONVOCATORIA