FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
LA VIDA,
EL HABLA Y
LA ESCRITURA
Danilo Sánchez Lihón
1. La vida
y la letra
De mil maneras el niño tiene que entender que el signo
escrito refleja reproduce o representa el habla, el lenguaje y la vida. Asociar
entonces estos tres factores: la vida, el habla y la escritura, es clave. Y para
lo cual cabe realizar todas las actividades que se puedan imaginar e
implementar.
Para ello la vida, convertirla en lenguaje, hay que
escribirla frente al niño en palabras y frases cortas: los sucesos, historias,
alegrías, padeceres que a él le ocurren. En hojas, libretas y todo tipo de
soportes. Y mostrarle lo escrito. Y releerlo cada vez que se pueda, de manera
natural y divertida.
Para que el niño tienda a identificarse con la palabra
escrita; para que sienta y reconozca que es un espejo, que recoge su voz, sus emociones,
sus pensamientos; que le representa su vida cotidiana como también sus sueños.
Y que las palabras escritas copian o reproducen en otra forma y dimensión las
palabras habladas.
Porque si el lector al leer no halla relación entre lo
que lee y una experiencia, un conocimiento o una vivencia nítida y que esté
relacionada a su propia vida, es difícil que le encuentre sentido a la lectura;
o bien habrá siempre un divorcio lamentable entre las historias de los libros y
los sucesos de la realidad, optándose siempre por la realidad por considerarla
más segura y prescindiendo de la escritura para siempre.
2. Temas
vinculados
Porque se lee en la medida en que el texto despierte
en nuestro ser un saber implícito, una memoria escondida, una vida ya esbozada
y que con la letra se activa, se devela y se proyecta al porvenir.
Pero cabe preguntarnos: ¿qué no ocurrirá en el alma
del niño al cotejar que la letra reproduce la vida y que al lado de la
ilustración fascinante él constata que está la palabra impresa que en la
pronunciación de quien lee vuelve a la vida o cobra vida por sí misma?
Mucho más aún si junto al niño aún tierno, y previo a
su alfabetización, seguimos la secuencia del texto con el dedo índice en el
renglón y vamos leyendo para él lo que allí se expresa.
Haciéndolo además con toda la entonación, vivacidad y
carga afectiva de que seamos capaces, ¿cómo también con las dotes y habilidades
de gustar y asombrar al niño con la lectura? ¡Ocurrirá algo inmenso!
Porque la mejor manera de iniciar al niño en esta
práctica fascinante es leerle textos breves, sencillos, ojalá que plenos de
gracia, magia y misterio sobre temas vinculados a su mundo y haciéndoles sentir
que todo surge del portento y milagro de las letras impresas en el papel.
3. Letras
que dan nombre
El libro debe ser también quien hable por sí mismo,
debiendo reproducir lo mejor posible el lenguaje oral, y de donde emerjan las
fábulas, los personajes maravillosos, las aventuras inacabables, ¿y, cómo? ¡A
través de los labios de las personas que leen! y que son seres que quieren,
aman y anhelan lo mejor para aquel niño. Y lo mejor es hacerlo una persona que
busque y encuentre en los libros episodios, pensamientos y visiones sobre todo
orden de cosas acerca de la realidad, que le permitan tener una ubicación en el
mundo como lo precisa su identidad y el deseo de ser aquello que más
auténticamente anhela ser.
Así la palabra impresa dejará de ser una casa ajena y
distante, terrible y ominosa, para ser posada o refugio en donde habita el ser
pero con toda su prodigalidad, encanto y prodigio.
Que los niños ojeen, investiguen por sí mismos y se
complazcan mirando las ilustraciones. Y nosotros atentos allí mismo, vayamos señalándoles
con nuestra propia mano, leyéndoles las letras que dan nombre y explicación a
cada tema que se presenta. ¿Qué dice aquí, mamá o papá?, será la pregunta más
natural del mundo. Y ahí tiene que estar la paciencia reunida, la inteligente
tarea de impulsarlos a leer.
4. La
motivación
Explicándoles: Estas letras contienen lo que hablamos.
Así: lo que tú hablas y yo hablo, y todos hablamos, pudiendo ponerlo todo en
estas letras. Por ejemplo: tú te llamas Juan. Aquí en esta palabra que acabo de
escribir dice Juan, donde cada letra es un sonido: esta es la j, suena j; esta es la u, y suena
u; esta es la a, y suena a; y la
última, la n, suena n. Todas juntas
dicen Juan.
– Y, ¿aquí?
– Mira: éstas son el conjunto de vocales: la a, esta otra la e, luego la i, esta otra
es la o, y ésta abierta en su parte
de arriba es la u; y suenan así: a,
e, i, o, u; que se combinan con estas
otras letras que son consonantes, por ejemplo, la g y la t. Entonces aquí
dice gato porque esta a con esta letra g
suena ga, y esta otra combinada con la t
suena to. Gato.
A lo que vamos con todo esto es a que la clave de la
lectura es algo simple que el niño lo va a entender si la actitud, el momento
en que se da y el ambiente son lo más propicios. Y si es que la pregunta, la
inquietud y el interés por leer tiene que salir del niño. Él tiene que poner el impulso, la energía, y
luego el motor.
Pero solo lo hará si es que está suficientemente
motivado para leer. De allí la importante fase de la motivación. Y lo estará en
la medida en que la experiencia de leer para él le sea clara y que le
propiciemos confrontarse con la lectura.
5. Integrando
artes
Para ello construir poco a poco y con él sus textos de
lectura. Y otros en donde se anoten las incidencias en el proceso de su crecimiento
y desarrollo, y sobre todo los aspectos de la vida que mayor satisfacción cause
al niño.
Donde las letras al lado de las ilustraciones hermosas
y coloridas dejen de ser barreras inexpresivas, líneas ingratas, trazos
mecánicos; y hasta signos traumáticos en el proceso por aprender a decodificar
la palabra escrita.
Una metodología de pre-alfabetización que combine
literatura con imágenes es lo más recomendable; donde la "narración"
se apoye en figuras expresivas que se vayan mostrando al niño a quien queremos
impulsarlo a subir esta escalera que hará que finalmente alcance a tocar las
estrellas.
Siendo así, cuando ya sea lector habitual esa persona
articulará los dos planos –el visual y el verbal– pudiendo elaborar, comparar,
criticar el contenido integrando artes distintas que enriquezcan su percepción
del mundo y den pábulo a expresar su mundo interior, propio y original, haciéndolo
realidad en el plano externo y objetivo que es lo que se quiere transformar
para mejor.
5. Actividad
compleja y rica
Ahora bien, en el conocimiento del campo de la lectura
y sus diversas facetas hay un aparato conceptual, metodológico y experiencial
de por sí valioso que nos permite identificar a la lectura como un proceso
complejo que activa saberes diversos en el sujeto que la realiza.
Para ello, primero hay que enfocar y leer bien la
naturaleza del problema, cuál es que el centro de la cuestión no es tanto el
saber leer, puesto que en realidad, no es muy complicado ni difícil hacer que
un niño domine dicho código y proceso.
Sino que lo importante en verdad es que la persona
humana incorpore la lectura a su quehacer diario como una práctica fascinante;
que ame el leer y lo adopte y prefiera a cualquier otra manera de vincularse
con el mundo y lo asuma como una conducta permanente en su vida y para su
propia realización, y esto por los múltiples beneficios y características que la
lectura comporta.
También es fundamental reconocer que en realidad la
lectura es un proceso polarizado, ambivalente y dialéctico; de allí que en ella
quepan todas las posiciones y sea posible abordarla por todos los medios y
flancos posibles, debido quizás a que ella es a la vez cielo e infierno,
realidad y fantasía, análisis y síntesis.
7. Mundo
mágico
Pero, asimismo, los mundos en los cuales se
desenvuelve el niño son variados y distintos: mundos, instantáneos y
superpuestos, rápidos y vertiginosos, como otras veces quietos y adormilados; y
a ratos inesperados, sorprendentes y veloces.
De allí que cabe decir que más que universo el niño
cuenta y tiene una pluralidad de universos.
Todo aquello hace de la lectura en la infancia sea una
actividad compleja por la naturaleza de la persona que lo realiza, pero a la
vez riquísima por sus potencialidades.
Dentro de todos aquellos recursos disponibles para
cultivar y hacer amar la lectura en los niños es importante volver a enfatizar
en el rol de la literatura infantil que tiene un impacto global, y
configuraciones de significados múltiples, como activaciones de la percepción,
la conciencia y el mundo mágico que constituyen una energía capaz de impulsar
al niño a dimensiones muy altas y superiores de inteligencia y sensibilidad.
8. Mundos
nuevos
Y, además, porque al educar con la lectura debemos
tratar de preparar al niño para la vida fuera del texto, fuera de las
asignaturas y de los patrones que se dan en las aulas. Para ello, no poner
tanto énfasis en lo técnico como pueden ser los métodos, sino en simular
modelos de problemas con los cuales la persona se va a enfrentar en la vida,
como nos lo ofrece y prodiga la literatura.
Tenemos también que crear un entorno más enriquecido
de códigos de escritura: señales, avisos, letreros. Y convertir la realidad en
un texto y en un libro abierto, siempre renovado, animado constantemente y cada
día con entusiasmo e imaginación que nos den y abran paso a la realización
plena del hombre en el mundo.
Tenemos que utilizar la lectura como el vehículo de
nuestra máxima realización. Y para ello nada segura tanto éxito como un buen
inicio y un buen cimiento en el dominio de este proceso. Y dicha fórmula es:
vincular la vida, el habla y el lenguaje escrito.
Siendo así tendremos en la lectura no solo un medio de
progreso sino la posibilidad de creación de mundos nuevos para cada una de las
personas que lo realiza como para la sociedad que es la que finalmente nos
interesa mejorar como lugares y tierras de promisión.
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