Danilo Sánchez Lihón
¡Tánto amor,
y no poder nada
contra la
muerte!
César
Vallejo
1. Un
guerrero
En primer lugar yo quiero felicitar la actitud de los
amigos de Richard Pereyra Sahuarico, y de su familia, de no dejar que la muerte
de Richard lo oculte, lo desaparezca y caiga implacable sobre él la sombra del
olvido. Felicito el afán de hacerlo trascender a partir de lo que él forjó e
hizo, en este caso sus poemas, editándolos como libro bajo el hermoso y
significativo título de “Sal ígnea”.
Prueba más que suficiente de la autenticidad de
Richard, de su valía y ahora de su trascendencia, con lo que se suma a lo que
Richard fue e hizo la meritoria, la inmensa labor de quienes han impulsado la
edición de su obra, que hace que él siga viviendo y quizá de una manera mucho
más significativa que lo fueran sus pasos cotidianos.
Ocurrió su muerte el 10 de julio del año 2014, un día
significativo porque se conmemora un aniversario de la batalla de Huamachuco
ocurrida el año 1883. Es decir su partida de este mundo tiene una connotación
guerrera, tal como era el perfil y la índole de la personalidad de Richard, un
guerrero, un luchador, un hombre de espíritu combativo e impertérrito frente a
los asuntos más arduos y férreos de la vida.
2. De asombro,
de pasmo
¡Era joven! Si el fenecer de un ser humano resulta
inexplicable en cualquier circunstancia, es inconcebible tratándose de un niño
o de un joven.
Tenía la apariencia de un monje budista, alto y
desgarbado, escueto y austero, de rostro macilento, con el pelo rapado. Flaco,
cenceño, era un mensajero y un heraldo.
En los viajes de Capulí, Vallejo y su Tierra en
Santiago de Chuco amanecía en las cumbres más altas de los cerros haciendo
flamear la bandera roja y blanca inmarcesible.
De mirada hosca, que al hablar de Capulí la enternecía
hasta el punto que adquiría una expresión de paloma, nardo y horizonte abierto.
Era hombre de teatro además de arquitecto y vallejiano
contumaz y auténtico; quien latía, comulgaba y acompasaba su pulso cardíaco con
todo lo que en César Vallejo hay de asombro, de pasmo y también de esperanza
ante el dolor.
3. El cielo
azulino
Por eso dramatizaba ese poema de la agonía y antesala
del morir, como es “Las ventanas se han estremecido”, que lo decía envuelto en
una túnica blanca, cadavérico y con voz ahuecada:
– No es grato morir, señor, si en la vida nada se deja
y si en la muerte nada es posible.
Poema de la impotencia del amor frente a la muerte;
pese a que nos redimimos amando, lo que nos revela que estaba atravesado de
dolor.
Poema que representaba absorto, poseso, transido,
ineluctable, como ha sido su destino.
Pero supo querer y supo amar, ser fraterno y
solidario, e identificarse con un ideal y, es más: con una utopía como es la
que alienta Capulí, Vallejo y su Tierra.
Por eso, no lo consideremos muerto, y tengámoslo vivo,
palpitando y haciendo flamear la bandera que alzó muy en alto y batió sobre el
cielo azulino de Santiago de Chuco y para siempre en el fondo de nuestros
corazones.
4. Y
así fue
Realizar mi presentación en la "Fogata
poética" del Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra en
Santiago de Chuco, con un escenario muy artesanal fue una experiencia
conmovedora. Tenía al público a 50 cm y
en todos los flancos. Por resolver este tema temía olvidarme de la letra del
poema que debía interpretar: “Las ventanas se han estremecido” de César
Vallejo. Pero felizmente no fue así. Y aquí se cumplió un hechizo más, hubo una
comunicación muy fuerte entre actor y público. Se logró romper la famosa Cuarta
Pared.
Ya el último día como yo por prepararme no había
participado del “Saludo al sol”, quise sacarme el clavo y subir a alguna cumbre
cercana de los hermosos altozanos que rodean el pueblo. Escuche decir a alguien
que había un lugar elevado con unas cuevas en los alrededores. Así que le
pregunte al conserje del hospedaje y él me dio información más exacta. Me habló
de unas cuevas que se encuentran próximas y hacia lo alto, me dijo que una
moto-taxi me podría llevar a la salida y de allí emprender la subida. Y así
fue.
5. Paisajes
sorprendentes
Mi curiosidad crecía a medida que empezó la ascensión
y ver el paisaje ¡espectacular! Realmente indecible, como dice Vallejo:
¡inefable! ¡Jamás visto! ¡Asombroso! No cabía de emoción y sentía que el
corazón me explotaba en el pecho.
La subida es brava. Hay que ascender hasta las cuevas
unos 250 metros, con 45 grados de pendiente. No es muy largo el camino pero eso
sí, bien empinado. Finalmente logré llegar, habré demorado una hora y media,
haciendo sólo una parada de 10 minutos. Allí me recibieron dos lechuzas. No es
muy grande el lugar pero sirve como práctica para quienes gusten del turismo de
aventura empezar por este ejercicio. Le pongo dificultad 3.
Para el siguiente año Capulí, Vallejo y su Tierra debe
incluir en su programación una salida al campo y fomentar el turismo. Sé que
hay mucho por hacer, pero esto podría ser el inicio para generar un medio
sostenible y sustentable, sin necesidad de usar recursos foráneos y sin
depredar el medio ambiente. Lo merecen pueblos y paisajes sorprendentes,
inusitados, de pasmo como solo los tiene Santiago de Chuco. Y dudo mucho que
existan y se puedan apreciar maravillas como estas en otras partes del mundo.
6. En alguna
curva o recodo
Richard Pereyra dejó escritos los poemas de “Sal
ígnea” como testimonio sorprendente de que entraba al recinto de la muerte, de
que abría esa puerta para morar en ella, para esperarnos allí, lo dice
textualmente en el primero de sus poemas y con estas palabras:
Por ello no
llores.
Mira el
infinito;
porque allá te espero.
¿Por qué razones y motivos alguien espera a otro ser o
seres en el infinito que en este caso se alude como si fuera un camino?
¿Cuándo ocurre que alguien se adelanta en un sendero,
como él se ha adelantado a todos nosotros, para esperar a alguien en alguna
curva o recodo?
Se cumple este rito cuando el camino es peligroso y
temible, lleno de acechanzas y riesgos. y cuando alguien quiere defender y
proteger a quienes él ama y quiere librándolo de cualquier sorpresa nefasta, o
accidente o asalto que pudiera darse en esa vía y por ese tránsito.
7. Llameante
y lacerado
Richard con ello y con esto nos muestra lo que era en
el fondo, un ser extraordinariamente bondadoso, pero de aquellos que hacen el
bien sin ostentar, calladamente, y se lo guardan.
Así, fui un día a la avenida Garcilaso a probar si
podía imprimir unos afiches de la Telúrica de Mayo de Capulí, Vallejo y su
Tierra. Mi sorpresa fue encontrar allí que estaban imprimiendo un afiche
también de Capulí anunciando lo mismo, la realización de nuestro evento anual
en el mes de mayo en Santiago de Chuco.
Él por su propia cuenta lo estaba haciendo. Al
descubrirme se sintió azorado como un niño, como si hubiera caído en falta él
que estaba haciendo algo noble, generoso y desprendido.
Era de quien busca hacer el bien pero sin que lo
noten, calladamente. Y eso era Richard.
Tierno pero que quiere hacerse el duro. Irreverente,
solitario, un lobo estepario.
De mirada rara de un ciervo herido, que en verdad así
tenía: el corazón llameante y lacerado. Como él era: directo y descarnado.
8. Atreviéndose
a morir
Los editores de “Sal ígnea” me solicitaron que
escribiera la Nota de contratapa que aparece en el libro, que aquí la reproduzco
y que dice:
La sal está en el mineral como está en las lágrimas,
donde es agua convertida en llama viva de amor, que avasalla y purifica.
Es sal ígnea que permite ver el infinito interior que
nos habita, y que solo avizoramos y presentimos a través de las lágrimas.
Solo ellas permiten avizorar lo desigual, lo que hace
falta y causa heridas en el alma, como es la muerte y otros abismos.
Sal ígnea que Richard Pereyra Sahuarico supo decantar
en versos y en páginas apasionadas que felizmente se recogen en este libro.
De quien ya en sus pupilas secas sabía mucho sobre la
muerte y a ese recinto ingresó para indagar más sobre ese abismo.
Atreviéndose a morir nos dejó este testimonio de
hermandad, de coraje y trascendencia.
El libro “Sal ígnea” editado en la colección de poesía
Sístole & Diástole de la Editorial Vivir Sin Enterarse ahora está al acceso
de quienes deseen adquirirlo en el stand del Fondo de Cultura Económica en la
20 Feria Internacional del Libro de Lima.