“SHALOM”, DE EDMUNDO TORREJÓN JURADO
EDGAR AVILA EXCHAZÚ
Edmundo Torrejón Jurado, es conocido en Bolivia y, de manera especial, en su tierra natal: Tarija, como un prestigioso médico. Un cirujano de larga carrera profesional.
Pero, para asombro de muchos y desde hace tiempo, es también un poeta cuya obra ha trascendido en varios países iberoamericanos, Europa y Oriente Medio.
Por sus propios méritos literarios, su poesía no solo ha sido apreciada, sino que ha ganado galardones que, según creo, ningún poeta boliviano contemporáneo puede ostentar. Últimamente, recibió el “Gran Prix” Solenzara de Poesía 2011, otorgado por “La Sorbona” de París. Algo más, su poemario “Shalom”, mereció un prólogo del Presidente de la Asociación Israelí de Escritores en Lengua Castellana, quién, a nombre de la Asociación Internacional de Médicos Contra la Guerra Nuclear, recibió en Premio Nóbel de La Paz, en 1985.
Aquí, si bien estos homenajes y valorizaciones de la poesía de Torrejón Jurado nos enorgullecen a los tarijeños, queremos decir algo más sobre la personalidad y la obra poética suya. Y se trata de destacar uno de los casos más singulares: El que siendo Torrejón Jurado un científico, es asimismo un poeta. Esto ha sucedido en muchas de las literaturas, desde los médicos-poetas judíos de El Andaluz, y desde el desarrollo creativo de la literatura persa. Muchos no entienden ni aceptan – irracionalmente – que la Ciencia y Arte se relacionen o tengan algo en común. Edmundo Torrejón, como cirujano se las ve a diario con la muerte, o, mejor dicho, con la extinción total de los sentidos de un ser humano. Los poetas hacen lo mismo en otro plano del existir: Sus temas creativos son, precisamente, la muerte y la vida, y todo lo que a ellas pertenezca.
De ahí viene el equívoco delimitativo de los oficios científicos y poéticos. Lo que se quiere sean dos antagonismos del conocimiento. O, mejor dicho, de la espiritualidad como fundamento de la creación, y del dominio de lo material en el quehacer científico. Pero, se puede ser conceptualmente un ser espiritual y materialista al mismo tiempo. Ni al poeta ni al científico – como seres humanos – podemos negarles o prohibirles que perciban a la existencia como un fenómeno material, físico; o descubriendo y nominando lo que es del Alma o del Espíritu: lo que trasciende de lo físico determinado por su ser meramente humano; y, que tiene su propia lógica no racional.
Así, creo yo, se vislumbra todo eso, en la poesía de Torrejón jurado. Al menos desde su poemario “Xanadú” a su última creación: “Shalom”. Es el hombre el que experimentó – vivió la realidad de lo material – Y es el poeta el que alaba, canta a la esencia de la vivencia humana, como lo dicen ciertas imágenes y frases de “Shalom”.
Si lo espiritual se ha constituido en el ser mismo de su trabajo poético: sus visiones reales pertenecen al mundo creativo judío. Pero Edmundo no puede ni siquiera soñar en no ser una entidad o una manera cultural atesorada: La del chapaco en su tierra, porque en ese vivir singular se abrazan la vida material y el ser creador espiritual.
Cartuja de Erquis, marzo de 2012
Por sus propios méritos literarios, su poesía no solo ha sido apreciada, sino que ha ganado galardones que, según creo, ningún poeta boliviano contemporáneo puede ostentar. Últimamente, recibió el “Gran Prix” Solenzara de Poesía 2011, otorgado por “La Sorbona” de París. Algo más, su poemario “Shalom”, mereció un prólogo del Presidente de la Asociación Israelí de Escritores en Lengua Castellana, quién, a nombre de la Asociación Internacional de Médicos Contra la Guerra Nuclear, recibió en Premio Nóbel de La Paz, en 1985.
Aquí, si bien estos homenajes y valorizaciones de la poesía de Torrejón Jurado nos enorgullecen a los tarijeños, queremos decir algo más sobre la personalidad y la obra poética suya. Y se trata de destacar uno de los casos más singulares: El que siendo Torrejón Jurado un científico, es asimismo un poeta. Esto ha sucedido en muchas de las literaturas, desde los médicos-poetas judíos de El Andaluz, y desde el desarrollo creativo de la literatura persa. Muchos no entienden ni aceptan – irracionalmente – que la Ciencia y Arte se relacionen o tengan algo en común. Edmundo Torrejón, como cirujano se las ve a diario con la muerte, o, mejor dicho, con la extinción total de los sentidos de un ser humano. Los poetas hacen lo mismo en otro plano del existir: Sus temas creativos son, precisamente, la muerte y la vida, y todo lo que a ellas pertenezca.
De ahí viene el equívoco delimitativo de los oficios científicos y poéticos. Lo que se quiere sean dos antagonismos del conocimiento. O, mejor dicho, de la espiritualidad como fundamento de la creación, y del dominio de lo material en el quehacer científico. Pero, se puede ser conceptualmente un ser espiritual y materialista al mismo tiempo. Ni al poeta ni al científico – como seres humanos – podemos negarles o prohibirles que perciban a la existencia como un fenómeno material, físico; o descubriendo y nominando lo que es del Alma o del Espíritu: lo que trasciende de lo físico determinado por su ser meramente humano; y, que tiene su propia lógica no racional.
Así, creo yo, se vislumbra todo eso, en la poesía de Torrejón jurado. Al menos desde su poemario “Xanadú” a su última creación: “Shalom”. Es el hombre el que experimentó – vivió la realidad de lo material – Y es el poeta el que alaba, canta a la esencia de la vivencia humana, como lo dicen ciertas imágenes y frases de “Shalom”.
Si lo espiritual se ha constituido en el ser mismo de su trabajo poético: sus visiones reales pertenecen al mundo creativo judío. Pero Edmundo no puede ni siquiera soñar en no ser una entidad o una manera cultural atesorada: La del chapaco en su tierra, porque en ese vivir singular se abrazan la vida material y el ser creador espiritual.
Cartuja de Erquis, marzo de 2012
EDGAR AVILA EXCHAZÚ. Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua, correspondiente a la Real Academia Española
.