jueves, 12 de abril de 2012

LA SANTA POLÉMICA: GREGORIO MAGNO Y MARÍA MAGDALENA - UNA INTERROGANTE DE DOS MIL AÑOS - ESCRIBE FRANSILES GALLARDO (CAJAMARCA)


LA SANTA POLÉMICA:

GREGORIO MAGNO Y MARÍA MAGDALENA

Escribe: Fransiles Gallardo


UNA INTERROGANTE DE DOS MIL AÑOS

¿Quién es María Magdalena y qué labores desarrollaba antes de su encuentro con Jesús de Nazareth?.

Para la universalidad de los cristianos y no cristianos, la pregunta es sencilla y tiene una respuesta casi obvia, repetitiva y tradicional: María Magdalena era una pecadora pública, una prostituta, la mujer de los siete demonios.

La tradición católica, la desinformación y la abundancia de historias, pinturas y esculturas alrededor del mundo, corroboran esta respuesta.

Sin embargo, un trabajo serio de investigación bíblica que confirme esta interrogante, nos permite obtener una gran verdad y una gran sorpresa: En ningún versículo del evangelio está escrito que María Magdalena fuera una prostituta; ni siquiera que fuera pecadora.

Entonces, ¿de dónde procede esta tradición, esta historia envuelta en un telar de verdad que todos conocemos, la cual se nos cuenta desde niños y que se repite en las misas de los 22 de julio de cada año?.

Para responder a este interrogante, debemos referirnos a tres personajes bíblicos, que algunos no muy acuciosos identifican en una sola persona: A María Magdalena, a María la hermana de Lázaro y Marta, y la pecadora anónima que unge los pies de Jesús.

DOS MARÍAS Y UNA PECADORA:
 .
TRES PERSONAJES PARA UNA MISMA HISTORIA

·                     María Magdalena, textualmente y con su nombre completo, aparece en varias escenas del Nuevo Testamento y refrendada por los cuatro evangelistas. 

Entre las mujeres que acompañan a Jesús (Mateo 27, 56; Marcos 15, 47; Lucas 8, 2); 

Durante la Pasión (Marcos 15, 40) 

Al pie de la cruz con la Madre de Jesús (Juan 19, 25); 

Observa cómo sepultan al Señor (Marcos 15, 47);

Llega antes que Pedro y que Juan al sepulcro, en la mañana de la Pascua (Juan 20, 1-2); 

Es la primera a quien se aparece Jesús resucitado (Mateo 28, 1-10; Marcos 16, 9; Juan 20, 14), 

Aunque no lo reconoce y lo confunde con el hortelano (Juan 20, 15); 

Es enviada a ser apóstol de los apóstoles (Juan 20, 18). 

Tanto Marcos como Lucas nos informan que Jesús había expulsado de ella «siete demonios» (Lucas 8, 2; Marcos 16, 9)

·         María de Betania es la hermana de Marta y de Lázaro; 

Aparece en el episodio de la resurrección de su hermano (Juan 11); Derrama perfume sobre el Señor y le seca los pies con sus cabellos (Juan 11, 1; 12, 3); 

Escucha al Señor sentada a sus pies y se lleva «la mejor parte» (Lucas 10, 38-42) mientras su hermana trabaja.

·         Finalmente, hay un tercer personaje, la pecadora anónima que unge los pies de Jesús (Lucas 7, 36-50) en casa de Simón el Fariseo.

Leyendo estos fragmentos bíblicos, no es difícil establecer una relación entre la pecadora y María de Betania; es decir, no es imposible suponer que se trata de una misma situación; aunque en circunstancias diferentes, y por lo tanto, que se trate de una misma persona. 

Por otra parte, los «siete demonios» de Magdalena podían significar un grave pecado del que Jesús la habría liberado. 
 .
LA GRAN CONFUSIÓN
.
Los pasajes bíblicos se desenrolla cuando Lucas presenta el relato de la pecadora arrepentida y perdonada (Lucas 7, 36-50) y seguidamente nos presenta a María Magdalena (Lucas 8, 1-2).

Juan por su lado al presentar a los tres hermanos de Betania (Marta, María y Lázaro), dice que «María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos». 

Entonces, un lector no muy acucioso diría: " es la pecadora de Lucas 7". 

Además, Lucas inmediatamente después del episodio de la unción, presenta a María Magdalena, de la que habían salido «siete demonios». 

El lector ratificaría su primera impresión: "María Magdalena es la pecadora que ungió a Jesús". 

Y por último, Lucas pocos capítulos después (Lucas 10), nos presenta a María, hermana de Marta, escuchando al Señor sentada a sus pies. 

Entonces, nuestro lector concluye: "María Magdalena y esta María son una misma persona, es decir la pecadora penitente y perdonada; que Juan también menciona por su nombre, pero  aclarándonos que vivía en Betania".

DESENROLLANDO LA HISTORIA

Para aclarar la confusión de personajes y fechas, debemos considerar algunos hechos fundamentales relatados en los pasajes bíblicos:
  • No hay por qué relacionar a Juan con Lucas; los relatos difieren en varios detalles.
  • Así, por ejemplo, la unción, según Lucas, tiene lugar en casa de Simón el Fariseo; su relato hace explícita referencia a los pecados de la mujer que unge a Jesús.
  • Pero Mateo, Marcos y Juan, por su parte, hablan de la unción en Betania en casa de un tal Simón (Juan no aclara el nombre del dueño de casa, sólo señala que Marta servía y que Lázaro estaba presente).
  • Mencionan el gesto hipócrita de Judas en relación con el precio del perfume, sin sugerir que la mujer fuese una pecadora.
  • Sólo Juan nos ofrece el nombre de la mujer, que los demás no mencionan.
  • Los «siete demonios» no significan un gran número de pecados, sino como lo aclara allí mismo Lucas, son «espíritus malignos y enfermedades»; este significado es uso habitual en los evangelios.

SAN GREGORIO MAGNO: EL INICIO DE LA POLÉMICA

San Gregorio Magno (540-604), es uno de los cuatro doctores de la Iglesia católica, organizador de la Ley eclesiástica, en su Homilía 25; PL 76,1188 escribe: “la mujer descrita por Lucas como pecadora, llamada María por Juan, es la misma que Marcos atestigua que fue liberada por Jesús de siete demonios. Por lo tanto estos tres personajes son la misma persona: María Magdalena”.

Desde fines del siglo VI, la tesis de que Santa María Magdalena era la pecadora arrepentida prevaleció al menos en occidente, y modeló la piedad de los fieles, así como la literatura y las artes.

La Iglesia Católica  no se ha pronunciado oficialmente sobre la materia.

Sin embargo ha aceptado la identificación de Santa María Magdalena con la pecadora arrepentida, tanto en la misa y como en el Oficio Divino.

La misa del 22 de julio era dedicada a “Santa María Magdalena, penitente”, y la lectura del Evangelio era el relato que hace San Lucas de la pecadora que lavó los pies de Nuestro Señor con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, y finalmente los ungió con precioso ungüento.

PAULO VI: LA REIVINDICACIÓN DE UN NOMBRE

El Papa Paulo VI en 1969 reivindica el buen nombre y trascendencia histórica y bíblica de María Magdalena en la reforma Litúrgica Novus Ordo reemplazando la misa Tridentina como forma universal de la liturgia católica, señalando que María Magdalena no es la pecadora que afirmaba el papa Gregorio el Magno.

LA IGLESIA CATÓLICA

           
A pesar de que ambas posturas cuentan con argumentos, hoy en día la Iglesia Católica ha dado su versión oficial sobre a distinción entre las tres mujeres, señaladas en los evangelios.

Concretamente, en los textos litúrgicos, ya no se hace ninguna referencia -como sí ocurría antes del Concilio- a los pecados de María Magdalena o a su condición de "penitente", ni a las demás características que le provendrían de ser también María de Betania, hermana de Lázaro y de Marta.

En efecto, la Iglesia ha considerado oportuno atenerse sólo a los datos seguros que ofrece el evangelio.


           Por ello, actualmente se considera que la identificación entre Magdalena, la pecadora y María es más bien una confusión "sin ningún fundamento", como dice la nota al pie en Lucas 7, 37 de "El Libro del Pueblo de Dios".
      
CONCLUYENDO:

María Magdalena aparece en los tres momentos más trascendentes en la vida de Jesús:

  • Acompañándolo desde Galilea
  • Al pié de la Cruz
  • En su Resurrección

MARÍA MAGDALENA EN LA PROVENZA FRANCESA

Acaecida la muerte y resurrección de Jesús de Nazareth y luego de la muerte del pro mártir San Esteban; María Magdalena junto con Marta y Lázaro, Marcela, Máximo, Tróphimo y otros cristianos se embarcaron en una pequeña nave y arribaron a las costas de la Provenza francesa, a un lugar conocido como Massilla, actualmente Marsella.

Allí María Magdalena predicó las enseñanzas de Jesús; retirándose posteriormente a una gruta cerca de Aix, en Provence, conocida a partir de entonces, como la Cueva Santa.

 Vivió allí haciendo vida de ermitaña y practicando la penitencia durante unos treinta años, y según asegura la tradición de los pueblos aledaños, era arrebatada por manos de ángeles y conducida a presencia del Señor, haciendo vida celestial y terrena al mismo tiempo.

Próximo el momento de su muerte acudió al oratorio construido por Máximo, siendo sepultada en aquel desconocido y solitario lugar.

            En el siglo VIII Francia fue invadida por los sarracenos.

Los Casianistas temieron por los restos de María Magdalena y para preservarlas la trasladaron al sepulcro de Sidonio, obispo de Aix. Para corroborar la autenticidad del cuerpo, depositaron junto a él, dos inscripciones de su procedencia.

En el año 1103 el papa Pascual II por bula, autorizó la romería de Vezélay y estimuló al pueblo para que creciese la devoción a María Magdalena, la Santa Penitente.

           Fue en Vezélay cuando San Bernardo en presencia del rey Luis VII, predicó la segunda cruzada (1146-1147).

En el año 1190, Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto se reunieron allí para disponer la tercera cruzada.

En el año 1267 San Luis rey de Francia, antes de marchar por segunda vez a Tierra Santa, acudió a Vezélay a implorar protección a La Magdalena.

En presencia de los obispos de Aix, en Povence y de Arlés abrieron el sarcófago, encontrando unos restos humanos y un pergamino con el texto siguiente:

“El año de la Natividad del Señor 710, el sexto día del mes de diciembre, bajo el reinado de Eudes, piadosísimo rey de los franceses, en la época de las devastaciones causadas por la pérfida nación sarracena, el cuerpo de la muy amada María Magdalena, ha sido trasladado muy secretamente y durante la noche, desde su sepulcro de alabastro a este de mármol de donde se ha sacado el cuerpo de Sidonio, para que esté más oculto y al abrigo de la invasiones “.

Por Bula del 6 de abril de 1295, Bonifacio VIII declaró verdadero el hallazgo de los restos de María Magdalena, concediendo a Carlos II de Sicilia, Conde de Provenza, la facultad de traspasar el monasterio de San Maximino de la orden de los Casianistas, a la de los Padres Predicadores.

El Príncipe mandó levantar una Basílica en honor a Santa María Magdalena, en el antiguo oratorio de San Maximino, muriendo sin ver terminada la obra, que finalizó dos siglos después durante el reinado de René.

En 1332, ante la tumba de María Magdalena se postraron cinco reyes: Felipe de Valois, rey de Francia; Alfonso IV rey de Aragón; Hugo IV, rey de Chipre; Juan I de Luxemburgo, rey de Bohemia; Roberto de Anjou, rey de Sicilia.

Así mismo y en un solo siglo el santuario fue visitado por siete papas: Juan XXII, Benito XXIII, Clemente VI, Urbano V, Gregorio XI, Clemente VII y Benedicto XIII.

           La Basílica de Santa. María Magdalena fue respetada incluso durante la Revolución Francesa de 1789.

María Magdalena ha sido, es y seguirá siendo fuente de polémica, suposiciones y estudios, no sólo en el mundo cristiano y católico; sino fuente de investigación en todas las religiones y filosofías del mundo.
Aún queda mucho por investigar, verificar y reivindicar.





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