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EL VIERNES 13/04/2012 SE PRESENTÓ LA NOVELA
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“LA TRISTEZA SEGÚN SAN ANTONIO”,
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DE RAFAEL MORENO, EN EL AUDITORIO DE LA FLMH
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Por Aureo Sotelo Huerta
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Acudí a esta ceremonia porque le había ofrecido a Rafael, citando a W. Withman: “Debemos celebrar la salida a la luz de cada libro y decir ve libro mío en busca de los hombres iluminados y haz que resuciten si están muertos”. Rafael durante semanas nos había invitado a los 20 profesores del TCOE, del cual es nuestro Coordinador. De igual manera convocó a los colegas del PEB y de la FLMH, pero, ninguno acudió, sólo sus fieles alumnos; estuve solo…Como también publico, esa ausencia e ingratitud me resintió. De los 1300 profesores que tiene la URP, ¿cuántos investigamos y publicamos? El lunes 9 del presente el diario La Primera en su suplemento “Ciencias y Tecnología” publicó mi artículo “Felipe Benavides”, el “Padre del Conservacionismo Nacional”, pese a que a mis colegas del TCOE les obsequié una copia sólo dos bellas y diligentes damas comentaron el artículo.
La presentación del libro estuvo a cargo de los profesores Miguel Cetraro, quien ponderó la calidad de gentes y su entrega a la facultad de LM por parte de Rafel.
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El escritor ancashino Marcos Yauri Montero, ganador en dos oportunidades del premio Casa de las Américas de Cuba y otros galardones, hizo el comentario y el análisis literario de la obra. La oralidad de la novela pertenece a los jóvenes “pitucos” de las décadas del 60 al 70 de Miraflores, San Isidro y San Antonio. Los personajes de la novela son de esos barrios que ya jóvenes estudiaban literatura en la UC, en que casi todos querían ser grandes escritores. Esos distritos ahora con “El desborde popular”, que nos habla el maestro Matos Mar, desde la década del 70 con las Reformas que impulsó Velasco se han empobrecido, por tanto la oralidad de la generación presente es diferente a las anteriores.
En la novelística no hay un texto puro, recalcó, hay la intertextualidad, otros saberes. Por ejemplo el novelista Salinger, uno de los clásicos de la literatura norteamericana, cuya novela “El guardián entre el centeno” (1951), se convirtió en un clásico porque en ella al autor supo comprender la natural rebeldía de los adolescentes de su país y que tuvo una gran influencia en otros autores del mundo. Era una crítica feroz al sistema norteamericano de las décadas del 50 al 60, en que también destaca el poeta Allen Ginsberg, que protesta por la vida de los jóvenes de USA que da origen al nacimiento del hippie.
Escuchemos ahora al autor. Rafael Moreno, Narró las motivaciones de la obra, entre ellas, la más importante, su niñez, adolescencia y juventud de su barrio San Antonio, que colinda con Miraflores y San Isidro. Sus amores en la UC, en la universidad Complutense de España, Sidney, Australia y París. Encuentros y desencuentros que fueron marcando los hechos que aquí nos narra. Reconoce que sus críticos le han dicho que “es la novela más vulgar y soez de la literatura peruana”, pero explicó que la coprolalia bien expresada también es “bella”. Cada generación tiene su lenguaje, subrayó. Mis recursos verbales ni el mismísimo Coserius lo ha identificado, nos dice con soberbia. Dueño de sí reitera, que está seguro que sus novelas pasarán a la historia al lado de Vargas Llosa, Arguedas y Bryce (su amigo). Para él Vallejo, Alegría, Scorza o Yauri Montero, pronto quedarán en el olvido. Nos puede causar risa, pero José Ingenieros nos dice: “Sin ideales sería inconcebible el progreso”… “Sólo de los imaginativos espera la ciencia su hipótesis, el arte su vuelo, la moral su ejemplo, la historia sus páginas gloriosas”.
Ante una pregunta que le hicimos ¿cuál era su opinión acerca de la oralidad en las obras de Oswaldo Reynoso y Gregorio Martínez, Rafael manifestó que la virtud de la novela “Los inocentes” (1961) de “Reynoso”, es el uso de la oralidad del mundo urbano y lumpen y “Canto de sirena” (1977) de Martínez, es la oralidad del negro, por tanto el suyo sería “la oralidad del “pituco” miraflorino de las décadas del 60 al 70.
Es posible que sea incoherente en mis juicios, pero intento decir algo frente al esfuerzo del trabajo creativo y de la tarea más difícil, recuperar lo que se ha invertido en un país de pocos lectores.
Aureo Sotelo Huerta - AEPA
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