EL DÍA DE LA MÚSICA ANCASHINA
Por José Antonio Salazar Mejía
Este martes 24 celebramos “EL DÍA DE LA MÚSICA ANCASHINA” en homenaje a la gran exponente de la música ancashina doña María Alvarado Trujillo, más conocida como “La Pastorita Huaracina” e institucionalizado desde el 2007 mediante Resolución Directoral Regional del INC Ancash Nº 001-2008, firmada a toda honra por el suscrito.
Lamentablemente, como todo en este país es olvido, -a tal punto que estamos en peligro de elegir a la candidata que representa la peor y más corrupta dictadura que vivió nuestro país desde los inicios de su vida republicana- apenas han pasado diez años de su fallecimiento y las autoridades han olvidado esta celebración.
El “Día de la Música Ancashina”, según la resolución indicada, debe celebrarse con un Concurso Regional de Música y Canto Ancashino. Hasta el año pasado todavía se ha realizado este evento con las limitaciones del caso. ¿Para qué un concurso de música ancashina?, dirán algunos; pues es necesario para buscar y encontrar nuevos valores de nuestro cantar regional y para que se preserven los aires tradicionales de nuestro cantar regional.
No olvidemos que por presiones de la industria musical, la música ancashina ha sido desplazada por la moda de grabar con arpa, y así surgen cantidad de “estrellas” que son promocionadas en cuanto evento se desarrolle. Acá en Huaraz tenemos artistas que sacan cara por ese estilo, pero desde que salió Azucena Cantarina, no hay más representantes de nuestro verdadero cantar.
Es por ello que es necesario incentivar la promoción de artistas que representen nuestra música regional. Solamente de esta manera podremos garantizar que la música ancashina perdure en el tiempo. No hay que olvidar que en la historia del desarrollo de la música folklórica nacional, la música ancashina fue la que supo expandirse por todos los confines de la patria gracias al trabajo y aporte de nuestros grandes representantes: Ernesto Sánchez Fajardo “El Jilguero del Huascarán” y “La Pastorita Huaracina”.
Ellos fueron quienes luego de triunfar en los coliseos, llevaron su voz a las salas de grabación e iniciaron las caravanas por todos los pueblos del Perú. Es decir, nuestros artistas han sido pioneros en todo aspecto. Haciendo un poco de historia, tenemos que en la década del 20 del siglo pasado, a iniciativa de la Municipalidad del Rímac se institucionaliza el Festival de la Pampa de Amancaes y allí se presentaban los mejores conjuntos musicales del Perú cada 24 de junio en las festividades del “Día del Indio”.
En esos festivales, rápidamente destacaron los representantes de Ancash. La Orquesta Típica “Huascarán”, “Juventud Ancash”, El “Conjunto Típico Huaraz”, “Pumacayán” y “El Atusparia” se alzaron sucesivamente como ganadores en esos eventos. Como solista triunfaba Jacinto Palacios Zaragoza. Esto sucedía ya en los años 30.
En las décadas de los 40 y 50 la jarana andina se trasladó a los coliseos en donde se puso de moda representar danzas. Y en este rubro tomaron la delantera los cusqueños. Ellos acaparaban las actuaciones y cerraban las puertas a otros artistas. De modo que nuestra Pastorita y nuestro Jilguero, tuvieron que pagar derecho de piso y obligadamente se matricularon como parte de los elencos de danzas. Sólo así se les permitía interpretar algunos temas luego de haber bailado.
Pero pronto los coliseos se rindieron ante la calidad de nuestros dos intérpretes. Y la triunfadora absoluta fue María Alvarado Trujillo, “La Pastorita Huaracina”. Ella se convirtió en la engreída de los paisanos que llenaban los coliseos todos los domingos. Pronto, la industria discográfica se fijó en el nuevo filón que representaban los artistas folklóricos ante la invasión provinciana que le llegó a Lima en los años 50. Y junto a los huancaínos, nuestros representantes le entraron a esa nueva faceta artística.
Si dieran algún premio por grabar el mayor número de discos, la palma se la llevaría “El Jilguero del Huascarán”. Él grabó cerca a 500 discos de 45 rpm. Pero la viveza del cantar de “La Pastorita Huaracina” no tenía par, y ella cosechó muchos éxitos con sus interpretaciones en las radios y en las grabaciones. Ella opacó a la famosa “Flor Pucarina” representante del folklore huanca y a cuanto artista surgía en esas gloriosas épocas.
Es por eso que los empresarios la llevaban de gira todas partes y allí promocionaba sus canciones. Desde Cajamarca hasta Puno, “La Pastorita Huaracina” paseó sus más hermosas canciones y el estilo inconfundible de la música ancashina. Aún hoy día los mayores recuerdan su paso por Cusco, Arequipa, Abancay y los pueblos del centro del Perú.
Pero aquí no queda todo, la fama de nuestra cantante traspasó fronteras y se presentó a coliseo lleno en escenarios de Bolivia, Chile, Ecuador y Argentina. Ya en los años 80, viajó a Corea y luego a Europa en donde paseó su arte por las principales capitales.
Fuente:
José Antonio Salazar Mejía
.