martes, 30 de enero de 2018

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL (MIAMI), DE ADDHEMAR H.M. SIERRALTA - AÑO 10 Nº 323 DE 30 DE ENERO DE 2018

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TIEMPO NUEVO 
 
Internacional 
 
por  Addhemar Sierralta 
 
Año 10 Nº 323
 
Miami, 30 de enero de 2018


EL “EFECTO TRUMP” EMPIEZA A SER VISIBLE Y NO LUCE NADA MAL.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump no es, ni pretende ser, un hombre simpático. Quizás hasta sea incapaz de serlo, por naturaleza.

Pero el efecto de sus políticas, que comienza a verse, está bien lejos de haber sido lo que alguna vez predijera un hombre que está en sus antípodas, el premio Nobel Paul Krugman, cuando afirmara que, a la llegada de Donald Trump, veríamos "el colapso de la economía americana y el de los mercados financieros". Nada de eso ha sucedido. Las reformas de Trump, que ya están sobre la mesa, han, en cambio, dinamizado y beneficiado a la economía de su país. Al menos hasta ahora ha sido así.

La reforma fiscal anunciada ya ha sido realizada con la diligencia prevista. Las empresas norteamericanas ahora pagarán no el 35% de impuesto a las ganancias sobre sus utilidades, sino el 21%, lo que naturalmente ha mejorado sustancialmente la competitividad de los EEUU en todo el mundo. Y un sinnúmero de otros negativos pequeños tributos han sido eliminados, más o menos silenciosamente.

En paralelo, con estímulos fiscales se promueve la repatriación de aquellas utilidades que, por largo rato, habían estado "estacionadas" fuera de los EE.UU., para evitar que fueran gravadas. Esta es, ciertamente, una manera directa de estimular su inversión en el propio país de origen. El impuesto a las sucesiones de menos de diez millones de dólares ha sido, entre otros, también eliminado.

Y, como está sucediendo entre nosotros, en paralelo se está presionando a algunos estados para que también ellos acompañen el esfuerzo de estímulo mediante la disminución de la presión impositiva local. Más importante aún, la administración norteamericana puede ufanarse de haber eliminado velozmente algo así como la mitad de las normas burocráticas que encarecían la actividad en el país del norte. Incluyendo unas 1500 reglamentaciones en materia de protección ambiental y distintas limitaciones anacrónicas en el sector de las comunicaciones por Internet. Eso es desregular, en serio. De este modo se ha liberado a los actores económicos de una carga preliminarmente estimada en unos u$s 9000 millones.

Este año presumiblemente, Donald Trump enfrentará inevitablemente la necesidad de "re-balancear" el comercio con la potencia que ya es la gran rival de los EEUU: China. Hay una idea que supone gravar las compras de las empresas norteamericanas a sus filiales extranjeras, con una tasa del 20%. Pero la empresa no será fácil y generará turbulencias que deberán ser enfrentadas.

Mientras tanto, la tasa de desempleo norteamericana ha bajado y hoy -en una economía que crece al 3% anual de su PBI- ella es del orden del 4,1%. Ocurre que en la nueva era de Donald Trump se han creado más de dos millones de nuevos puestos de trabajo. No es poco.

La mejora en la rentabilidad de las empresas se refleja ahora en una prudente suba de los niveles salariales, bastante generalizada. Con la consiguiente inyección de optimismo social.

Donald Trump es exuberante, caprichoso, altivo, provocador, irascible e imprevisible. Pero si aquello de que "por sus frutos los conoceréis" es cierto, la gestión lo hace un gobernante exitoso. Es difícil enamorarse de él. Pero el nivel de confianza en el futuro de los norteamericanos está creciendo, por las razones antes referidas.
 
 
EL VERGONZOSO VIAJE DE BACHELET A CUBA.

Por Andrés Oppenheimer (Argentina).
 
“El anuncio de que el propósito del viaje era mejorar los lazos comerciales con Cuba suena a broma”
 
La visita de la saliente presidenta de Chile, Michelle Bachelet, a Cuba fue una desgracia para su legado como líder democrática. Pero lo que es aun peor, fue un duro golpe para lo que queda de la izquierda democrática, defensora de los derechos humanos y globalizada de América Latina. 
 
Durante décadas, los gobiernos izquierdistas moderados de Chile han sido un referente para la izquierda democrática latinoamericana. Los políticos de centroizquierda de la región citaban a Chile –con razón– como un ejemplo de un país gobernado por la izquierda que logró reducir la pobreza a largo plazo sin la represión política, el caos económico ni la migración masiva de Cuba o Venezuela. 
 
Chile redujo la pobreza del 40% de la población al final de la dictadura del general Augusto Pinochet en 1990 al 11,7% en el 2015, más que cualquier otro país latinoamericano. 
 
Y gran parte del éxito de Chile se debió a los gobiernos de centroizquierda que vinieron después de Pinochet. Estos gobiernos firmaron acuerdos de libre comercio con docenas de países, mantuvieron buenas relaciones con la comunidad empresarial y defendieron los valores democráticos dentro y fuera del país.
 
Incluso Bachelet en su primer gobierno, del 2006 al 2010, se guio por el pragmatismo y las buenas políticas económicas. Pero en su segundo mandato, que comenzó en el 2014, cedió a las ideas de la vieja izquierda de su juventud y apoyó medidas educativas y económicas que no han funcionado en ninguna parte. El ex presidente de centroderecha Sebastián Piñera ganó las elecciones del 17 de diciembre por un abultado margen. 
 
¿Por qué viajó Bachelet a Cuba, en una de sus últimas apariciones internacionales antes de dejar el cargo? ¿Y por qué se reunió con el último dictador militar de las Américas, el general Raúl Castro, y no se vio con ningún miembro de la oposición pacífica durante su visita? 
 
El anuncio del gobierno de Bachelet de que el propósito del viaje era mejorar los lazos comerciales con Cuba suena a una broma. Según la agencia de noticias Efe, el comercio bilateral entre Chile y Cuba es de menos de US$40 millones al año, lo que en el comercio actual equivale a casi nada. 
 
Si el propósito de Bachelet era aumentar las exportaciones chilenas, habría hecho un mucho mejor uso de su tiempo yendo a cualquier otro país con una economía en crecimiento. Cuba, por el contrario, está en bancarrota. Las luces de la isla ya se hubieran apagado si no fuera por los subsidios de petróleo venezolanos. 
 
Patricio Navia, un profesor de la Universidad de Nueva York y conocido analista político chileno, me dijo que la visita de Bachelet probablemente fue un “viaje nostálgico”. 
“Fue allí para cerrar un capítulo de su historia personal, desde los días de su juventud cuando apoyaba la Revolución Cubana”, me dijo Navia. “Es como si, después de 30 años de matrimonio, vas al lugar donde conociste a tu primera novia cuando tenías 15 años”. 
 
Esa es una posibilidad. También existe la posibilidad, según me sugieren algunas fuentes en Chile, de que Bachelet haya viajado a Cuba en una misión secreta para pedir a Castro que convenza al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de que acepte una solución negociada a la crisis de Venezuela. 
 
México y Chile están mediando en las negociaciones entre la oposición venezolana y el régimen de Maduro. Pero las conversaciones han fracasado hasta el momento debido a la negativa de Maduro a permitir elecciones libres. 
 
Lo más probable es que la visita de Bachelet fue un acto simbólico para establecer sus credenciales de izquierda antes de comenzar una carrera pos presidencial en Chile o en alguna organización internacional en el extranjero.
 
Lamentablemente, fue un símbolo del retroceso de la izquierda democrática en Chile. El término ‘izquierda’ ha quedado en manos de los autócratas de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, y de los populistas que gobernaron Argentina, Brasil y Ecuador, y hoy enfrentan acusaciones de corrupción masiva. 
 
Eso es una verdadera lástima, porque lo mejor que le podría pasar a Latinoamérica sería tener una izquierda y una derecha democráticas, compitiendo en elecciones libres y garantizando la estabilidad y el progreso.


 BRASIL REGISTRA EN 2017 EL MAYOR SUPERÁVIT COMERCIAL DE SU HISTORIA.

Nota Mexicoxport, acerca de economía, dada a conocer el pasado 3 de enero de 2018 y que compartimos con nuestros lectores.
 
Brasil registró en 2017 un superávit en su balanza comercial de 67,001 millones de dólares, el mejor resultado de su serie histórica y un 40.5% superior al de 2016, informó hoy el Gobierno.
 
Se trata del mejor dato de la balanza comercial desde 1988, cuando comenzó la serie histórica, y supera el récord de 47,683 millones de dólares de 2016.
 
El superávit récord en 2017 se debe al fuerte aumento de las exportaciones, que crecieron más que las importaciones en los últimos 12 meses, según el informe divulgado por el Ministerio de Industria y Comercio Exterior.
 
Las ventas al exterior en 2017 llegaron a los 217,746 millones de dólares, lo que representa un aumento del 18.5% frente a 2016, mientras que las importaciones alcanzaron los 150,745 millones de dólares, un 10.5% más respecto al mismo periodo del año anterior.
 
Las ventas de productos brasileños a Asia crecieron un 27.7% y tan sólo China compró el año pasado 50.200 millones de dólares en productos como soja en grano, petróleo en bruto, carne bovina y celulosa, entre otros.
China, su principal comprador
 
China volvió a ser el mayor comprador de productos brasileños en 2017, por delante de Estados Unidos (26,900 millones de dólares) y de Argentina (9,400 millones de dólares). De acuerdo con el Gobierno, la exportación a Argentina creció un 32.4%, impulsadas principalmente por la venta de vehículos.
 
Según los datos del Ministerio de Industria y Comercio Exterior, en 2017 aumentaron principalmente las exportaciones de productos básicos (+ 28.7%), de manufacturados (+9.4%) y de semifacturados (+13.3%). En el lado de las importaciones, avanzaron especialmente las compras en el exterior de combustibles y lubrificantes (+ 42.8%), de bienes intermediarios (+11.2%) y de bienes de consumo (+7.9%), aunque retrocedieron las de máquinas y equipos de producción (-11.4%).
 
En diciembre, el superávit comercial de Brasil fue de 4,498 millones de dólares, un 13.2% más respecto al último mes de 2016 y un 41% superior al de noviembre. La balanza comercial positiva en diciembre es el resultado de 17,595 millones de dólares en exportaciones y 12,598 millones de dólares en importaciones.
 
Las exportaciones en diciembre saltaron un 21.4% respecto a diciembre de 2016 (15,941 millones de dólares) y un 5.4% frente a noviembre (16,688 millones de dólares). Las importaciones, por su parte, treparon un 20.2% respecto al último mes de 2016 (11,525 millones de dólares), pero cayeron un 4.1% frente al mes anterior (13,142 millones de dólares).
 
La balanza comercial supone un nuevo aliento para Brasil, que encadena tres trimestres consecutivos de crecimiento después de dos años de dura recesión en los que el pib acumuló una caída de más del 7%. Tras una contracción del 3.5% en 2015 y otro 3.6% en 2016, la economía brasileña creció en 2017 un 1%, según los economistas del mercado financiero, y escalará un 2..8% en 2018.
 

 ANTOLOGÍA POETAS Y NARRADORES 2017 DEL ICP, 

LIBRO DE ADDHEMAR SIERRALTA 

Y HOMENAJE A POLO CAMPOS EL PRÓXIMO LUNES 12 EN MIAMI.

El Instituto de Cultura Peruana está invitando, para el próximo lunes 12 de febrero a las 5:00 p.m., al evento especial que convoca en el auditorio de la Biblioteca West Dade en el 9445 Coral Way (SW 24 St.) en Miami.

En esta ocasión se presentará la edición de la Antología Poetas y Narradores 2017 del ICP que incluye los trabajos ganadores del concurso del año recién finalizado.

Asimismo será la presentación del libro “El reverso de mi piel”, nueva obra del escritor peruano Addhemar Sierralta, en la que se nos ofrece una selección de poemas románticos, haykús y décimas, especialmente dedicadas a su esposa Yoconda.

También, en este evento, se hará un homenaje póstumo a Augusto Polo Campos, destacado compositor peruano recientemente fallecido.

El presidente del ICP, el escritor Ricardo Calderón, agradece anticipadamente a quienes participen de este evento en el que se resaltará la narrativa, poesía y música de nuestro país.


  MACHACAR HASTA QUE ENTRE.

Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
 
"La gota horada la piedra
 no por su fuerza
 sino por su constancia".
Ovidio
 
Dado la escasez de temas puntuales durante esta semana, salvo la gira de SS Francisco a Chile y Perú, a la cual prefiero no referirme, aprovecharé para volver a proponer un tema que me tiene obsesionado desde hace años y sobre el cual he escrito muchas veces, obviamente sin éxito alguno.-
 
Vivimos en la Argentina, aproximadamente, 42 millones de personas, de  las cuales un 30% se encuentra bajo la línea de pobreza; en consecuencia, podemos considerar que aquí hay menos de 30 millones de potenciales consumidores. Si nos comparamos con Brasil, por ejemplo, que ha duplicado su población en 50 años y hoy cuenta con 210 millones de habitantes, o con China o India, donde hay muchos miles de seres humanos, resulta fácil comprender que, entre nosotros, no puede florecer ninguna industria que necesite gran escala para vender su producción a precios competitivos.
 
Por ello, resulta necesario preguntarnos qué debemos hacer para abrirnos al mundo, lograr venderle lo que fabricamos y, sobre todo, cómo permitir a todos nuestros conciudadanos acceder a esos bienes, cuando otros países los ofrecen a valores sensiblemente inferiores. La receta es tan elemental y conocida que resulta raro que aún no la hayamos aplicado.
 
La persistente falta de seguridad jurídica y, hasta hace poco tiempo, también cambiaria, retrae a los capitales a la hora de poner dinero en las empresas (decían: "aquí uno se entera si es rico o pobre por los titulares de los diarios del día siguiente"). Una de las consecuencias más graves de la falta de inversión, local o externa, es que el sector privado no puede absorber el millón de personas que sobran en el Estado entre sus tres niveles y, con ello, impide resolver uno de los problemas más nefastos de nuestra economía: el gasto público desmesurado.
 
Esa posición de los industriales fue razonable durante muchos años y, aunque la realidad está en un fuerte proceso de cambio, todavía no conseguimos suscitar la confianza necesaria para que la tan soñada lluvia de inversiones se concrete, salvo en el transporte aéreo y las energías renovables. Pero también es verdad que ellos no han conseguido, salvo en contadísimas excepciones, lograr que sus productos tuvieran características de singularidad que los hicieran apetecibles en los mercados consumidores externos, ya que la industria local puede ser descripta como 'común' y, sobre todo, poco competitiva.
 
Las asociaciones industriales, que pretenden continuar viviendo en una economía cerrada, con protecciones que les garanticen cazar en el zoológico o pescar en la bañadera, deben dejar de vendernos los productos "caros" (no se justifica el precio) y pasar a exportar objetos "costosos" (precio alto justificado por la calidad o la exclusividad) para competir con Italia, con Francia, con Gran Bretaña, con Estados Unidos, etc.. ¿Qué quiero decir con esto? Muy sencillo: como hemos visto, no tenemos un mercado interno de suficiente envergadura como para sostener una industria que produce bienes escasos y 'comunes', y no podrá competir nunca con las empresas textiles de otras geografías ni con las fábricas de calzado que producen para cientos de millones de personas.
 
Entonces, ¿para qué seguir, como se ha hecho desde hace más de 60 años, protegiendo a las industrias locales con medidas proteccionistas que nos impiden a todos vestirnos o calzarnos a precios más bajos? Lo que debemos hacer es comenzar a fabricar productos de excepcional calidad, sin importar el precio. Italia e Inglaterra carecen de grandes rebaños bovinos y, sin embargo, son países reconocidos mundialmente por la calidad de sus productos de cuero; y Suiza y Bélgica carecen de cacao, pero son los mejores fabricantes de chocolate del mundo.
 
Si vamos a continuar protegiendo a la industria nacional, hagámoslo sólo durante un breve lapso que deberá usar para reconvertirse y ser capaz de competir, de igual a igual, en los mercados de gran lujo y, por ello, reducidos. Si los cueros argentinos son los que llegan a los países mencionados para ser allí curtidos y trabajados, ¿por qué no hacerlo aquí?, ¿la tecnología no está disponible o nuestros operarios no son capaces? Lo mismo ocurre con la industria de la moda, en la cual Buenos Aires sigue siendo un atractivo faro en Latinoamérica. El diseño y la calidad de nuestros tejidos son reconocidos mundialmente y, sin embargo, no jugamos en uno de los mercados más interesantes por la relación costo-beneficio.
 
No recuerdo que los buenos fabricantes de zapatos italianos o ingleses, o los diseñadores de moda franceses reclamaran subsidios o restricciones a la importación; ni siquiera que protestaran por las imitaciones baratas que se venden en la calle. Cuando Ferragamo o Bally o Church's o Dior o Louis Vuitton ofrecen su mercadería a cifras siderales no están tratando de inundar mercados con sus productos, sino llegar con ellos a la gente que está dispuesta a pagar sumas muy importantes por usarlos. Sabemos que los relojes 'de goma' dan la misma hora y valen pocos dólares; sin embargo, miles de personas están dispuestas a pagar muchísimo por relojes 'de marca'.
 
Por lo demás, tengo la más absoluta seguridad de que, si la UIA usara esta receta, pronto los argentinos viviríamos mucho mejor. Y digo esto porque, por cuidar a los trabajadores de la industria textil o la del calzado (ésta ocupa 50.000) que, por lo demás, conservarían su empleo en las  fábricas de excelencia, se impide a los más pobres comprar camisetas chinas a $ 50 o zapatillas brasileñas a $ 200. En una palabra: no se trata de cerrar industrias o de discutir la distribución mundial del trabajo, sino sólo de cambiar el perfil de nuestros productos. Espero que, alguna vez, tanto la industria cuanto el Gobierno escuchen, ya que el apoyo a esta transformación debería convertirse en una verdadera política de Estado, indispensable para corregir muchos de los males aquí descriptos.
 
En otro orden de cosas, el decreto de Mauricio Macri que reglamentó la Ley de Educación modificó la representación de los gremios docentes en la paritaria nacional, otorgando a cada central que los nuclea la misma cantidad de asientos en la mesa. Esa medida afectó gravemente a la CTERA, la confederación de "trabajadores de la educación" (antes llamados "maestros"), con vocación por perpetuar un sistema obsoleto y prebendario que utiliza a los chicos como rehenes, expulsa a los alumnos de los establecimientos públicos y entorpece la gestión del Gobierno para servir a los bastardos propósitos políticos del kirchnerismo destituyente.
 
Quien más sufrirá los embates de la protesta contra la decisión será, seguramente, la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires; pero no hay que preocuparse por ello, ya que María Eugenia Vidal ha demostrado tener el coraje suficiente para enfrentar cualquier situación conflictiva y superarla.
 
No puedo concluir sin recordar a los integrantes del Poder Ejecutivo una frase que debiera atribuirse a Nicolás Maquiavelo: "en política, los crímenes se perdonan; los errores no"; a quien le quepa el sayo que se lo ponga.
 
Bs.As., 20 Ene 18
 
  
KUYE MILLONARIO EN AÑOS.

Por Alfonsina Barrionuevo (Perú).
 
Nos miramos frente a frente. El, con su naricita graciosa, sus orejas de paraguas, sus bigotes ralos y sus ojazos risueños. Al sentirse descubierto hizo como un mohín. A muy pocos les gusta hablar de su edad. Lo descubrí de pura casualidad, leyendo un trabajo de Jane Wheeler y Juan Rofes. El kuye no sólo es tatarabuelísimo sino muchísimo más. Los años le llueven por todas partes torrencialmente sobre su cabeza, en un patinaje loco encima de su cuerpo lustroso y anegando los dedos de su patitas creando un charco como un océano.
 
El kuye nuestro tiene millones de años de vivir sobre la tierra, este planeta al que los humanos no dejamos en paz. “Estudios recientes, -dicen Wheeler y Rofes- han demostrado que los roedores llegaron a Sudamérica hace unos 35 millones de años procedentes del continente africano (Wyss et al., 1993). Tenemos así que la forma ancestral del suborden Hystricognathi dio origen, entre otros, a los Hystricidae (puercoespines) en Africa, y a los Caviidae (cuyes) en Sudamérica (Woods, 1984; Wyss et al., 1993).”
 
No quiero seguir abundando en esta valiosa información por no incomodar al kuye o qoe, amigo de toda la vida, al que consumimos cariñosamente en Cusco al horno, relleno, en nuestro caso, de hierbas olorosas,  crocante como un lechoncito y saboreando sus suaves carnes hasta dejar sus huesos mondos; y también aunque menos en  qowilawa, qowelawa o “crema, sopa, de kuye”. En otras partes lo comen chaktado (Arequipa y Moquegua), frito (Ancash, Junín) o nadando en aceite (Cajamarca). De todas formas es sabroso. 
     
Tampoco se trata de elogiarlo solo como alimento ni cómo ha sido  recibido en mesas extranjeras, -a los coreanos les apasiona-, sino de revisar el trabajo de Wheeler y Rofes y agregar algunas notas recogidas en mis viajes. Ellos afirman que el cuye doméstico es “un pequeño animalito de temperamento inofensivo”, que “posee piernas cortas, cuerpo y cuello anchos y carece de cola” tiene unos 9,000 años de antigüedad, según los hallazgos en depósitos arqueológicos. Es importante remarcar que  no tiene cola, hace décadas lo confundían en Lima con la rata, que es muy diferente y tiene además de hocico largo y amenazadores dientes una larga y repugnante  cola.
 
Y ahora sí que nuestro kuye (Cavia porcellus ), cuyo nombre corresponde a su nombre peruano “qowe o qowi”,  respira con algún alivio. Se siente como un bebé al lado de sus ancestros, cuando los continentes estaban unidos y siendo tan tímido, tan ajeno a las aventuras, pudo pasar valientemente uno a otro. ¡Pequeño gigante!
 
En Cusco, según las añejas tradiciones andinas, el Ukhupacha, el mundo de abajo, está poblado por unos hombres pequeñitos que tienen cabeza de qoe. Son los ukhupacharunachakuna, pastores de los poronqoes. Kukuli los dibujó alguna vez con unos pequeños chalecos bordados con flores.
 
En Puno tuve la suerte de ver a los poronqoes, sus antepasados silvestres. Al atardecer salieron de sus madrigueras y se movieron en una mancha que llenaba la vía. A medida que avanzábamos en el auto, se abrían. Eran miles y ni pensar en que se pudiera coger uno para examinarlo. Hubieran desaparecido en instantes porque son rapidísimos.
 
Al parecer se alimentan únicamente de pasto. Un guía del lugar nos informó que no son comestibles, porque su carne tiene sabor a hierba y no es agradable. Jane Wheeler, de CONOPA, estaba en lo cierto cuando afirmaba que al convivir con el hombre ganó mucho. Su condición de doméstico le proporcionó un techo seguro y un ambiente grato, tibio, por el calor de los fogones; al recibir una alimentación especial (alfalfa o sutuche) su carne llegó a hacerse apetecible, considerándose además que siendo magra es muy deseable como alimento propio de los Andes.

A todo eso hay que agregar que el número de crías es mayor y que sus variados colores, negro, blanco, crema, beige, marrón claro y anaranjado,  lo han ayudado a sofisticarse, al grado de convertirse en mascota. En la Universidad Agraria de La Molina me mostraron ejemplares muy simpáticos de pelo crespo, en bucles o pelo largo, lacio, que podía ser usado para hacer tejidos.
 
En una entrevista a la arqueóloga Sonia Guillén, en Moquegua, sobre los chiribayas, ella me mostró unas momias de infantes que habían sido colocados en unas ollas con sus juguetes. Los tiernos niños llevaban al mismo tiempo unas ofrendas de kuyes bebé, quién sabe para “su comida” en la otra vida, que se habían secado completamente sin perder su delicado pellejo. 
 
Una interesante investigación de Escobar & Escobar en Cusco, mencionados por Wheeler y Rofes, revela nominaciones de acuerdo a algunas características de estos animalitos. “El kuy que combina el blanco con el negro recibe el nombre de habas t’ikacha, “flor de habas”. Cuando tiene otro color alrededor de los ojos se le llama dokturcha, “doctorcito”. Si su cuerpo es de dos colores, a la hembra se le dice pollerachayoq, “con pollera”; y si es macho pantalonchayoq, “con pantalón”. Cuando se le mira del medio para arriba sakuchayoq, “con saco”. “Los cuyes poco desarrollados son llamados phuchus. Las crías muy pequeñas, qhulla, “verdes”, qhullu, “menudos”, uña, “tiernos” o huch’uy, “pequeños”.
 
Las Hermanitas Sánchez (Constantina y Victoria) de Huancavelica, solían cantar en qechwa un waynito pícaro sobre un kuyecito que habían comido con placer y que, por alguna razón, rascaba su estómago con sus uñitas, quizá pidiendo un poco de anisado, licor dulcete, o un bocado de buena chicha. 
 

EL ABUELO COSMO AÑORABA LAS NAVIDADES DE ANTES (Microrrelato).
 
Por Andrés Fornells (España).

El abuelo Cosme era un hombre muy arraigado a las tradiciones que le habían inculcado en su niñez. Al abuelo Cosme le removía las tripas observar que el ayuntamiento de su ciudad en vez de las luces con motivos navideños, que él había conocido toda su vida, y que eran campanitas, estrellas y arbolitos, colgaban ahora cajas, cilindros y triángulos feísimos que solo podían tener interés para amantes de la geometría.

Sus hijos eran muy modernos, laicos y reformadores, y estaban totalmente de acuerdo con todo esto tan novedoso y absurdo.

—Las religiones son dañinas, papá. Miles de personas han muerto y siguen muriendo por su culpa —justificaban su conducta los hijos de este anciano—. Ser laico es lo moderno, es lo rompedor, es lo que mola hoy en día. Tú eres un anticuado, un reaccionario, un inmovilista, has quedado anclado en el tiempo, en el rancio pasado.

—Yo no quiero ser laico, yo no quiero ser moderno, yo quiero ser como he sido siempre, y vosotros no lo respetáis y pretendéis imponerme vuestras convicciones, vuestras creencias y vuestro modo de pensar —se defendía el abuelo Cosme.

—Eres obstinado, imposible, cerradísimo totalmente de mollera —se enojaban sus hijos.

Una semana antes de la Navidad, el abuelo Cosme comenzó a desaparecer de su casa todas las noches, sin querer decir a donde iba. Los suyos, intrigados, decidieron seguirle una noche y averiguar que misterio se traía entre manos.

Se llevaron una extraordinaria sorpresa cuando le descubrieron combatiendo el frío de la noche alrededor de un barril metálico con algunos leños ardiendo dentro, junto a un puñado de vagabundos, tan ancianos y pasados de moda como él, cantando villancicos, mostrando sus rostros iluminados por las llamas un contento y una ilusión que podrían calificarse de divinos.

 
CAPRICHOS DEL AMOR (Cuento).

Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).

La noche estaba realmente hermosa. Las estrellas se veían en todo su esplendor y Enrique las contemplaba desde el piso ocho de aquel edificio en Miraflores. Es posible que la belleza astral, allí presente, no fuera captada por él. Su mente seguía viendo aquellos ojos negros –hermosos y cautivantes- de su amada que había terminado su relación en forma abrupta. Por primera vez en su vida miró desde aquella terraza a la gente y los automóviles que se movían por la avenida Larco. Las luces y avisos comerciales parecían decirle, ven te esperamos abajo. Pensó en lanzarse al vacío pero una angustia se reflejó en su estómago y dudó.

Las ansias de los jóvenes amantes los habían llevado al clímax. Su amor fue rápido y bello, no sin haberse presentado algunos desencuentros –naturales en las parejas- que les permitió un disfrute singular cada vez que se reconciliaban. Enrique había recibido la negativa de Bella, su chica, en forma sorpresiva, tajante y era como si le hubieran guillotinado. En pocos días bajó de peso y hasta tuvo que hospitalizarse porque su salud, que era muy buena, empezó a tambalearse como un castillo de naipes. Y allí, delante del balcón, oscilaba entre la noche subyugante o la noche eterna. Recordó los mejores momentos con su amada.

De pronto percibió un viento fresco, aspiró profundamente, se sintió algo mareado… Enrique ya no pensaba… solo reaccionaba a los instintos… poco a poco una y otra vez el aire le devolvió la claridad mental y decidió bajar por las escaleras lentamente, piso siete, piso seis, piso cinco, cuatro, tres, dos y la salida. Caminó por Schell, Tarata y salió a la avenida… ya en Larco levantó la vista hacia donde había estado solo unos minutos antes y por primera vez en muchos días pudo sonreír. Atravesó al Café Manolo y allí, mirando el pasar de los autos y la gente, saboreó un café amargo endulzado por unos churros. La zona le recordaba la noche trágica de las bombas terroristas ocurridas hacía mucho años.

Para qué preocuparse, se dijo el muchacho al día siguiente. Acaso no lo pensó previamente. Bella no era la que le convenía, por sus conflictos y cambios bruscos, pero nunca pudo apartarla de sus sentimientos, salvo que su bella tomara la iniciativa y lo hiciera… y hasta rezó y pidió a Dios para que la chica rompiera. Si bien ocurrió cuando menos lo pensaba, y de improviso, no estaba listo y menos podía alejarla de su corazón… simplemente la amaba de verdad. Por eso –pese a que era lo inteligente- su razón no estaba por encima de su amor. De allí su intenso dolor  cuando finalizó la relación con su bella musa.

Después del café emprendió, como si fuera la marcha para recoger sus sentimientos, lentamente un camino por los lugares donde fue feliz con ella. Parques, restaurantes, teatros, calles y avenidas… y le dio la madrugada entre lágrimas que ahogaron sus recuerdos.

Y llegó el otro día y amaneció con sol esplendoroso. Enrique todavía somnoliento se sintió mejor. Estaba vivo y algo más tranquilo. Hay que ser honesto y valiente para llorar en plena calle por un amor perdido… y decidió volver a su rutina de trabajo. Aunque algo taciturno y sin mucho ánimo se dirigió a su oficina. Esa mañana un rumbo desconocido, como aquellos navegantes de las tres carabelas, se presentaría sin proponérselo.

Su jefe le dijo: “Enrique, usted ha sido seleccionado para seguir un entrenamiento en Brasil, empieza el mes próximo”. Sorprendido estaba con la noticia que le venía como anillo al dedo… me ayudará a olvidarla, pensó. Y viajó a Sao Paulo.

Entre sambas y caipiriñas, cursos, almuerzos y conocer lugares hermosos, nuestro amigo empezó a recomponer su estado de ánimo. Las garotinhas muy amables y bellas lo recibieron como si fuera algo especial. Una linda chica, a la que conoció por  la avenida Paulista, le impactó sobremanera: era como el doble de su ex amada que quedó en Perú. Verla fue algo especial, como si llegara de pronto a un oasis en medio del desierto, como hallar un ángel en medio de su infernal desasosiego, en fin era una aparición cuasi mágica, un clon de ella, de pronto su corazón volvió a latir presuroso y decidió invitarla a visitar Lima.

Y ella, la hermosa carioca, aceptó la invitación de Enrique. Juntos en Lima empezaron un romance que jamás imaginaron. Una noche se recostaron en la cama de la casa de Enrique y durmieron con la esperanza de un mundo mejor, sin luchas ni bombas y solo pensando en el amor.

Bella tomó la mano del muchacho cuando el abrió sus ojos. “Dónde está Creusa”, preguntó… quién es Creusa, dijo ella… la de la avenida Paulista… estás desvariando estás hospitalizado… por qué hospitalizado… hace un mes que lo estás porque te arrojaste de un octavo piso, de milagro sobreviviste y permaneciste inconsciente hasta ahora… no, no puede ser si yo vine con ella… nunca saliste del país… y qué haces a mi lado… al enterarme te he estado cuidando todos los días… pero si  tú ya no tienes nada que ver conmigo… eso pensé pero ya ves aquí estoy y es porque entendí que te necesitaba y al enterarme de lo que hiciste me di cuenta que aún te amo.

Y se fundieron en un largo y apasionado beso. Bella y Enrique, más allá del tiempo, siguen amándose todavía.


  
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Fuente: 

TIEMPO NUEVO INTERNACIONAL
 
 
Addhemar Sierralta
 
Año 10 Nº 323 de 30 de enero de 2018
 
 
 

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