TIEMPO NUEVO
Internacional
por Addhemar Sierralta
Año 9 No. 308
Miami, 01 de junio de 2017
U.S.A. DEBE ESTAR UNIDO Y APOYAR A SU PRESIDENTE.
Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).
Mientras
el ingreso promedio del trabajador norteamericano, según último
reporte, se ha incrementado en el primer trimestre del año; y el ingreso
de ilegales disminuyó notablemente; así como la imagen de liderazgo de
U.S.A. se ha reforzado en el mundo con los acuerdos económicos con
Arabia Saudita y las posibilidades de paz entre Israel y Palestina, al
interior del país les preocupa más los atuendos de la primera dama y la
hija de Trump en su visita al Vaticano o si el presidente se adelantó al
primer ministro de Luxemburgo en la reunión de la OTAN.
La
prensa norteamericana sigue presionando sobre un posible acuerdo con
Rusia para comunicación directa –buscando ilegalidades inexistentes-
pero soslaya que lo importante es mantener un canal de comunicación con
los contrincantes o con los enemigos. Ello facilita cualquier
negociación y de ninguna manera es algo ilegal. Por otro lado ante el
peligro del estado islámico y Corea del Norte es muy relevante
establecer lazos estratégicos con Rusia y China para evitar los riesgos
de una guerra.
La
desinformación y/o falsas noticias siguen en boga en U.S.A. alentadas
por los demócratas y los izquierdistas que tratan de tumbarse al
presidente como sea. Esto realmente es antipatriota y en lugar de
discutir en forma adulta los problemas como la economía y la salud,
enfocarse en lograr lo mejor para el país, siguen como niños con rabieta
lloriqueando el haber perdido las elecciones. Grave es, también, evitar
que el presidente de todos los norteamericanos pueda completar su
equipo ministerial y de trabajo. Los congresistas tienen una
responsabilidad que les cobrará –en su momento- el electorado.
En
cuanto a la inmigración hay mucha responsabilidad de los medios en
crear miedos en lugar de alentar los esfuerzos para lograr una ley de
inmigración adecuada. Esto podría abrir las puertas a la legalización de
quienes trabajan, de quienes estudian en las universidades, tanto como
cerrar el paso a quienes delinquen y no merecen estar en U.S.A.
Hay
que recordar a los ciudadanos de los Estados Unidos de América que hay
un presidente de todos, sean del partido que fueran, y que se debe
trabajar para que el país obtenga los mejores resultados, para recuperar
su gran desarrollo económico, su liderazgo internacional y el
mantenimiento de una seguridad integral. Es momento de unirse y no de
atacar con maldad.
EN ESTA GUERRA TODOS PIERDEN.
Por Diana Seminario (Perú).
Interesante nota, aparecida en el diario El Comercio de Lima, que nos hace reflexionar y compartimos con ustedes.
El
gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski aún no cumple un año en
el poder y ya alcanzó los picos más altos de tensión con el Congreso. El
enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Parlamento a raíz del
pronunciamiento de Fernando Zavala, quien acusó a la mayoría
parlamentaria de ser obstruccionista, fue la consecuencia de una guerra
fría de meses, que mantiene a los peruanos como espectadores en una
confrontación que no tiene visos de solución.
“Una
cosa es el control político, otra el abuso de poder. Una cosa es
fiscalizar, otra obstruir” fue una de las frases más llamativas de
Zavala la semana pasada. La respuesta de la presidenta del Congreso, Luz
Salgado, no se hizo esperar y, dirigiéndose al titular de la PCM, le
dijo: “Se equivoca si piensa que el Ejecutivo no está obligado a rendir
cuentas de sus actos al Congreso”. Desde el Apra, Mulder muy a su
estilo, comentó que los congresistas no están llamados a ser “sobones”
de Zavala.
Más
allá de acusaciones y réplicas, esta colisión no puede ser permanente,
no solo porque el perjuicio para el país es tremendo, sino por el
desgaste de los dos poderes del Estado que merecen no solo respeto, sino
que si no trabajan coordinadamente el futuro se muestra incierto.
“Creen
que están haciendo todo excelentemente y no es verdad. La prueba es que
les va mal. Tienen que hacer política y no quieren rectificar”. Esa fue
la sentencia de Fernando Rospigliosi en entrevista publicada ayer en
“Perú 21”. Nunca tan de acuerdo con Rospigliosi. El Ejecutivo viene
actuando como si todo lo hecho hasta el momento fuera una maravilla y
que las críticas vienen de quienes perdieron la elección y que no
soportan la derrota. Y por si fuera poco, se detienen a escuchar los
cantos de quienes desde su autoproclamada “superioridad moral” les dicen
al oído a Zavala y a Kuczynski que el fujimorismo hará todo lo posible
para que no culminen los cinco años de gobierno.
Es
lógico que ante estos apocalípticos consejos, que se hacen públicos
desde una falsa independencia política, la reacción sea salir a “pechar”
al fujimorismo, como si el oficialismo tuviera las armas y los
operadores para enfrentar la reacción naranja tras la declaración de
guerra.
Si
vas a pasar a la ofensiva, debes tener las armas para resistir el
embate. ¿Las tiene el Ejecutivo? No bastan los operadores mediáticos y
los aplausos. Se requiere de política. Ya lo dijimos en este espacio la
semana pasada: Zavala tiene que ponerse el traje de político, que no es
sinónimo de disparar sin estar cubierto.
Por
el lado del fujimorismo, también hace falta no solo una buena dosis de
humildad, sino que es momento de quitarse el uniforme de Rambo y guardar
las armas. No es una buena señal exhibir la fuerza a cada momento,
porque cuando esta se usa exageradamente, no solo se desgasta, sino que
pierde legitimidad. Pareciera que la actitud de la oposición es “vengan a
rogarme, porque sin mí no pueden hacer nada. Yo decido”. Y la población
empieza a percibir actitudes de este tipo.
No
estamos en una competencia de quién dice la declaración más
altisonante, quién se rectifica primero o quién sube más en las
encuestas; en esa contienda todos pierden. La única guerra que hay que
ganar es la que tenemos que librar contra la parálisis económica.
LOS GOBERNANTES.
Por Jorge Castañeda (Argentina).
César
Cao Saravia, injustamente olvidado, supo pensar la Patria, con
intención de grandeza. Dejó testimonio de ello en sus afiches, en sus
libros y en los reportajes que se le hicieron. Con claridad meridiana
reivindicaba una Patria “Libre, Justa y Soberana”.
En
su interesante opúsculo “Argentina Acosada”, publicado en el año 1968,
en una humilde edición de autor, dejó conceptos suyos sobre los
“gobernantes”, que huy tienen una vigencia que asombra.
Sobre
ellos escribió lo siguiente:
“Los gobernantes deben gobernar los
intereses para ponerlos al servicio del pueblo y no gobernar al pueblo
sometiéndolo a los intereses”.
“Los gobernantes deben comprender que son servidores transitorios del pueblo y no patrones vitalicios de sus súbditos”.
“Los gobernantes no son los privilegiados, sino los responsables del pueblo”.
“Los gobernantes deben sacrificarse, y no sacrificar al pueblo”.
“Los gobernantes son los mandantes, no los curadores del pueblo”.
“Los gobernantes no tienen que dictar, sino escuchar al pueblo”.
“Los
gobernantes que sacrifican el bienestar del pueblo, en beneficio de una
minoría, no son gobernantes, sino gerentes de intereses”.
“Los gobernantes sin pueblo, no son gobernantes, son asaltantes con público”.
En otro de sus fragmentos se refiere con crudas reflexiones sobre los políticos que gobiernan:
“La
suma de hogares forman una comunidad y la suma de comunidades forman un
pueblo. Cada etapa tiene su jefe o grupo responsable de mantener el
equilibrio de la relación humana”.
“Cuando mayor es el agrupamiento, mayor es su complejidad”.
“Además,
si lo espiritual es lo que realmente une a los hombres y lo material lo
que los ata o los enfrenta, convengamos que el primer factor es
preponderante en el núcleo familiar, que virtualmente desaparece en el
gran conglomerado que constituye a un pueblo”.
“Ante
esta realidad quienes tienen la responsabilidad, o sea los gobernantes,
deben comprender que no pueden limitarse a gobernar para el gobierno,
sino para el pueblo, pues el gobierno en sí es una minoría con más
obligaciones que derechos”.
“Por
lo tanto, es recomendable que los auténticos gobernantes, para
concretar su destino y su objetivo, aprenda a practicar los siguientes
verbos: regular, equilibrar, proteger, comprender, cuidar, defender,
instruir, organizar, velar, respetar, servir, trabajar y si no pueden
aprender estos verbos como corresponde, será imprescindible que
conjuguen el único que queda a su disposición: renunciar. Si no lo hace
constituirán un grupo que, disfrazado de gobierno, vive del pueblo y lo
sacrifica”.
Porqué,
-expresa más adelante-: “Gobernar es dinámico. Reinar es estático. Para
gobernar es necesario unir; para reinar es imprescindible dividir.
Quién gobierna tiene por objetivo el bienestar de la mayoría; quién
reina tiene por propósito el interés de una minoría. Para consolidar el
bienestar hace falta gobernar. Para consolidar solamente intereses es
suficiente con reinar. Los intereses, en consecuencia, reinan, pero no
gobiernan. El gobierno de hombres capaces y auténticos, los intereses
utilizan incapaces y obsecuentes. El gobierno se orienta en la crítica y
no lo confunden los aplausos; el interés necesita del aplauso para
silenciar la crítica. El gobierno tiene su fuerza en la autenticidad,
capacidad y justicia; el interés consigue su fuerza en la fuerza que
hace desarrollar a los débiles, los incapaces y serviles. El gobierno
tiene autoridad, que nace valores morales; el interés tiene poder, que
nace egoísmos materiales. El interés publicita el derecho pero niega su
ejercicio; el gobierno defiende el derecho y asegura por igual su
ejercicio. El gobierno da claridad a sus objetivos; el interés oculta
sus propósitos”.
Conviene
cerrar esta breve nota sobre Cao Saravia con la siguiente frase: “Sea
en la función pública, política, gremial o civil el estar a cargo de la
conducción o dirección no es beneficio sino sacrificio, no es comodidad
sino responsabilidad, no es privilegio sino ejemplo, no se está en la
cúspide parta enceguecer, oscurecer y recibir, sino para ver, iluminar y
dar”.
JUSTICIA Y CANALLADAS.
Por Enrique Guillermo Avogadro (Argentina).
"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad". Albert Einstein.
Obviamente, el título de esta nota se refiere, primero, al fallo de la Corte Suprema (https://tinyurl.com/kbumnvm) que
el miércoles resolvió que correspondía aplicar el "2x1" (cada día de
prisión preventiva se computa doble) a un procesado por delitos de lesa
humanidad. Los ministros del máximo Tribunal Carlos Rosenkrantz, Elena
Highton de Nolasco y Horacio Rosatti conformaron la mayoría que
simplemente aplicó la ley, mientras Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos
Maqueda se opusieron. ¡Una para el lado de la Justicia!
No
habían pasado cinco minutos desde que el fallo fuera públicamente
conocido cuando comenzó el coro habitual de los ex organismos de
derechos humanos (ya confesadamente movimientos políticos kirchneristas)
a repudiarla; que la Vicepresidente, Graciela Michetti, y el Ministro
de Justicia, Germán Garavano, se sumaran a los críticos de la sentencia,
y en términos de compleja gravedad frente a la tan declamada separación
de poderes resultó, al menos, raro. Lo más notable fue la reacción de
quienes apoyaron, siempre y sin reparos, las teorías penales garantistas
de Eugenio Zaffaroni, que hicieron escuela y permitieron liberar a
acusados de los más aberrantes delitos, que ahora se rasgan las
vestiduras simplemente porque se pretende terminar con una arbitraria
discriminación. Aquí nadie parece comprender que, aunque se trate
eventualmente de culpables, no se combate a los caníbales comiéndoselos.
El
voto de Lorenzetti confirmó su postura de años, durante los cuales
sostuvo que la persecución a los militares que derrotaron a la
subversión terrorista (armada y financiada por Cuba, Argelia, Libia,
Vietnam y Rusia) era una política de Estado, consensuada por los tres
poderes, por lo cual ese vengativo acoso estaba legitimado y resultaba
funcional al poder de turno; nunca se le ocurrió juzgar conforme a
derecho y con total independencia. ¿Está abriendo el paraguas -como hizo
el propio Néstor, cuando dijo con cinismo "la zurda te da fueros"-
frente a las concretadas denuncias de Lilita Carrió o ante lo que surge
de su biografía, escrita por Natalia Aguiar, que se ha transformado en
un best seller?
Recordemos
que, para lograr ese fin, buscado por el kirchnerismo para conquistar a
la intencionada izquierda vernácula e internacional -el actual viaje a
Europa de Cristina es una prueba de su éxito-, se violaron todas las
leyes vigentes (legalidad, juez natural, irretroactividad, máximo de
prisión preventiva, detención domiciliaria a los mayores de 70 años) en
juicios fraguados mientras la sociedad entera, con su habitual actitud
hipócrita y cobarde, olvidaba a los militares presos y amnistiaba a los
asesinos, les pagaba sin control alguno pingües indemnizaciones y los
enquistaba en el aparato estatal.
Lamentablemente,
esa buena noticia, que hace regresar a la Argentina al imperio del
derecho y de la igualdad ante la ley, fue empañada por un nuevo manotazo
de venganza: un Juez de Mar del Plata, Santiago Inchausti, armó una
causa por presuntos delitos de lesa humanidad y ordenó la captura de
cuatro militares, entre ellos el Tte. Cnel. Emilio Nani, héroe de
Malvinas y tal vez el más condecorado de la gesta por su valor en
combate, que fue gravemente herido y perdió un ojo en la recuperación de
los cuarteles del Regimiento N° 3 "Gral. Belgrano", en La Tablada. Esa
acción guerrillera, que protagonizó el MTP (continuador del ERP),
conducido por Enrique Gorriarán Merlo, se desarrolló en enero de 1989,
en la presidencia de Raúl Alfonsín, un gobierno obviamente democrático
y. amén de multitud de heridos, costó la vida a muchos militares y
policías.
Nani
actuó hoy como hubieran debido hacerlo siempre los jefes de todas las
armas cuando esta infamia persecución comenzó; es decir, cuando Néstor
Kirchner, arropado en las banderas revolucionarias que siempre había
repudiado, obtuvo del genuflexo Congreso la derogación de las leyes de
obediencia debida y punto final que, sabiamente, la democracia había
sancionado como camino hacia la pacificación. O sea, haciendo honor a la
jerarquía, indispensable en cualquier fuerza armada, y al ver que
habían detenido a oficiales más jóvenes que él por la misma causa, viajó
a Mar del Plata, se puso a disposición del Juez y fue enviado a la
cárcel. ¡Así paga esta miserable y decadente Argentina a sus mejores
hombres!
En
el otro extremo de Sudamérica, mientras tanto, Nicolás Maduro sigue
poniéndose de sombrero a todo su país, sumido en el caos, el hambre, la
violencia, la falta de salud, la inflación espantosa. El estruendoso
silencio de nuestros presuntos defensores de los derechos humanos frente
a la salvaje represión, que ya contabiliza cuarenta muertos, decenas de
opositores presos y la destrucción de la prensa libre, desnuda su
inmunda hipocresía.
El
nuevo engendro jurídico pergeñado por el tirano para conservar el poder
omnímodo que aún ostenta fue la convocatoria a una original Asamblea
constituyente para modificar la carta magna que su padrino, Hugo Chávez
Frías, había impuesto a fines del siglo pasado. Pretende constituirla,
al menos por la mitad, con partidarios elegidos a dedo. Pero todo eso no
bastará, como lo demuestra cada día en la calle la movilizada sociedad,
para compensar su descrédito, por muchas armas y activistas que le
suministren los gerontes cubanos; es que, si el chavismo cayera, la isla
verá cortarse el último cordón umbilical que le permite respirar,
aunque sea miserablemente.
No
hay dictadura en el mundo que haya podido sostenerse exclusivamente
basada en las bayonetas, cuando sólo el 10% de la población la apoyaba.
Pero sería muy importante, casi decisivo, que los Estados Unidos
resolvieran, más allá de la correcta declamación política, interrumpir
sus compras de petróleo venezolano, que hoy representan el 75% de las
exportaciones del país. Si Maduro ni siquiera está dispuesto a permitir
la instalación de un corredor humanitario -es más, ha confiscado las
escasas medicinas que llegaron a su través- para ayudar a sus
connacionales simplemente a sobrevivir, ¿por qué seguir alimentando su
régimen, además vinculado al terrorismo colombiano y al narcotráfico,
con esenciales divisas?
En
el escenario latinoamericano, casi barrido de él el populismo que tanta
miseria costó a sus pueblos, Argentina ha recuperado su prestigio y
está dispuesta a asumir el liderazgo que Brasil dejara vacante por la
enormidad de sus problemas internos. En este momento, la acompañan todos
los países de la región -con la obvia exclusión de Uruguay, Bolivia,
Ecuador y Nicaragua, que aún no han conseguido desprenderse de esa
lacra, y varias naciones caribeñas, deudoras del chavismo, que intentó
exportar el "socialismo del siglo XXI" mediante enormes exportaciones de
petróleo a precios subsidiados- y la presión de sus vecinos regionales
sobre Nicolás Maduro se está acentuando.
El
gobierno bolivariano, ha quedado demostrado, prefiere la muerte de sus
conciudadanos a ceder en sus pretensiones pseudo socialistas y en su
capacidad depredatoria. Se ha conformado así un verdadero infierno, en
el cual Venezuela muere cada día, mientras los chavistas rojo-rojillos
bailan sobre un volcán en ebullición. Cómo concluirá esta monumental
crisis, que tanto lastima la sensible y dolorida piel del continente, es
la gran incógnita.
Bs.As., 6 May 17
EL CANCAN DE LOS RANQUELES.
Por Jorge Castañeda (Argentina).
El
coronel Lucio V. Mansilla en su interesante libro “Una excursión a los
indios ranqueles” deja valiosas observaciones sobre las costumbres y la
cultura de este valeroso pueblo.
Refiriéndose seguramente al “lonkomeo” refiere el siguiente relato:
“El
salón de baile o, mejor dicho, la arena, tendría unas cuarenta varas de
circuito, rodeada de palos a modo de corral; un monigote de tierra en
el centro, como de dos varas de diámetro y una de alto. Los concurrentes
estaban colocados alrededor del círculo del lado de afuera. La música
instrumental consistía en una especie de tamboriles; eran de madera y
cuero de carnero, y los tocaban con los dedos o con baquetas. El baile,
empezó con una especie de llamada militar redoblada. Oyéronse unos
gritos agudos, desacompasados, y cinco indios en hilera se presentaron
haciendo piruetas acancanadas. Venían todos tapados con mantas.
Entraron en la arena, dieron unas cuantas vueltas al son de la música,
alrededor del mogote de tierra, como pisando sobre huevos; de repente
arrojaron las mantas y se descubrieron. Se habían arrollado los
calzoncillos hasta los muslos, la camisa se la habían quitado; se habían
pintado de colorado las piernas, los brazos, el pecho, la cara; en la
cabeza llevaban plumas de avestruz en forma de plumero, en el pescuezo
collares que hacían ruidos y las mechas les caían sobre la frente. Las
mantas las arrojaron sin hacer alto, sacudieron la cabeza, como dándose
a conocer, y empezó una serie de figuras, sin perder los bailarines el
orden de hilera. Mareaba verlos girar en torno del mogote, agitando la
cabeza der derecha a izquierda, de arriba abajo, para atrás, para
adelante; se ponían unos a otros las manos en los hombros; se soltaban,
se volvían a unir formando una cadena; se atropellaban quedando pegados
como una rosca; se dislocaban, pataleaban, sudaban a mares. El aire de
las evoluciones determinaba el compás del tamborileo, el que cuando era
acompañado de una especie de canto triste, ora grave, ora burlesco,
según lo que la infernal cuadrilla parodiaba. Quince fueron los que
bailaron, en tres tandas; la concurrencia guardó el mayor orden; no
aplaudía, pero se comía con los ojos a los bailarines. Cerca de dos
horas duró la farsa; se ponía el sol cuando yo volvía a mi fogón”.
El
relato sin duda que es exagerado y con un desconocimiento importante
sobre el significado mágico y ritual del m ismo, pero se ve que ha
quedado fuertemente impresionado y algunas de sus observaciones merecen
un análisis.
Un
dato curioso lo ofrece el término “acancanado” de “cancanear”, que en
lengua mapuche es el acto me penetrar en un toldo a deshora de la noche y
específicamente “cancan” equivale también a seducción.
Casamiquela
sobre este aspecto expresaba “que es muy curioso que entre indios y
franceses cancanear y cancán respondan a ideas que se relacionan con
Cupido y sus tentaciones”.
Se
puede apreciar también que Mansilla acierta –dejando jocosidades de
lado- en varios aspecto del Lonkomeo, como los giros alrededor del
rehué, las máscaras y las pinturas en el cuerpo de los bailarines, el
son del cultrún, la imitación del avestruz, las cimeras de plumas en la
cabeza y otras.
AMORES SUBLIMES (MICRORRELATO).
Por Andrés Fornells (España).
El
rostro de Amanda entraba dentro de la máxima perfección que podía
alcanzar su naturaleza humana. Sus ojos, de un color azul láser, estaban
rodeados del armonioso estuche formado por sus densas, largas, curvas
pestañas negras. Unos ojos que expresaban dulzura, inteligencia y
sensibilidad. Sus cejas describían sendos arcos perfectos para unos
párpados convexos, sedosos. La nariz era recta y finamente esculpida.
Los labios de su boca eran gruesos, pulposos, sensuales. Para morir de
placer besándolos. La tez era tersa como porcelana y de un cálido color
rosáceo. A este extraordinariamente hermoso rostro lo enmarcaba una
cabellera azabache, resplandeciente, que, formando suaves hondas caía en
cascada sobre los bien proporcionados hombros.
Quien
estaba contemplando con absoluto embeleso este retrato alzó sus
temblorosas manos y, por un instante, creyó sentir entre sus dedos la
sedosidad perfumada de aquellos cabellos, y, a continuación, moviendo
sus trémulos labios hacia adelante, gozar la almizclada humedad de la
boca femenina que calmó parte de su apremiante, desesperada sed.
Transcurridos
unos pocos segundos, el anciano cerró sus cansados, viejos ojos que
empezaba a nublar un llanto amargo, despiadado, devastador.
El
hombre añoso apagó la luz del dormitorio. Acercó a su cara el pañuelo
impregna-do del perfume de Amanda y con la imagen de la mujer que había
amado con locura, presa en la retina, se dispuso a soñar con ella. A
Amanda, perdida irremediablemente para él, no tenía otro medio a su
alcance de recuperarla en alguna consoladora medida.
Una
oscuridad intensa, fatídica, lo rodeó, lo engulló con su profundidad de
abismo mortal, mientras dentro de su mente lo acogía, lo salvaba, una
angelical figura de mujer aureolada de cegadora luminosidad, quién,
cogiéndole dulcemente de la mano lo guiaba hacia el paraíso donde moran
las almas de los amantes de amores inmortales.
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RECUERDOS DE GUERRAS Y ESPERANZA DE PAZ.
Por Addhemar H.M. Sierralta (Perú).
Herbert
había pertenecido al ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Aquella época en la que Hitler dio rienda suelta a sus locuras y causó
una de las desgracias más grandes para la humanidad. Con sus 27 años,
había arribado a Lima en 1950 con la esperanza de tener un mejor futuro,
después que su país quedó casi en ruinas.
A
poco de llegar a la capital peruana el joven alemán, tío de mis
compañeros de barrio Peter, Helga y Hans, se hizo amigo de mis padres y
llegó a casa donde nos narraba sus experiencias durante los bombardeos
en Berlín. Recuerdo que un día se presentó en casa con su uniforme de
militar y constituyó toda una novedad.
Mi
tío Eugenio, quien también era de Alemania, llegó una tarde a casa
manejando un auto que nos llamó la atención. Por ese tiempo era muy raro
ver aquel diminuto carro en el que se metía con su 1.90 m. de estatura
causando la risa de todos. Se trataba de un Volkswagen azul que nos
parecía muy gracioso. Años más tarde se convertiría en uno de los
vehículos más famosos del orbe.
Ver
a mi tío conversando en alemán con Herbert era también muy curioso. Mis
hermanos y yo jamás habíamos escuchado ese idioma y nos pareció de lo
más complicado. Por supuesto que no entendimos ni pizca y solo atinamos a
reírnos.
Cuando
nos contaba, Herbert, sobre la guerra, vino a mi mente una noche de la
década de los 40 en la que un amigo de la familia –a la sazón Ministro
de Guerra- nos trajo comida enlatada y tabletas de la dieta que
consumían en combate los soldados aliados. Sabía asquerosa, pero para
los que estaban en el frente les sabría a gloria, estaba seguro.
La
Guerra Mundial sirvió también para que mis tíos, en casa de la abuela,
siguieran el desarrollo de la misma en un gran mapa del mundo colgado
en la sala del escritorio. Con banderitas de colores identificaban las
zonas de dominio de los aliados y del eje. Seguían las noticias de los
periódicos y de la radio e iban modificando las banderitas de acuerdo a
los avances o retrocesos de las tropas.
Lo
que me interesaba a mi era leer Selecciones para enterarme de las
hazañas de la guerra. También me gustaba identificar los aviones, naves
y tanques de combate.
Poco
a poco me iba dando cuenta que luego de esta horrorosa guerra el mundo
entraba en una etapa de recuperación y progreso. Por 1952, nuestro amigo
Herbert, nos anunció que retornaría a Alemania porque se presentó una
oportunidad de trabajo y extrañaba a su familia. Se marchó y nunca más
supimos de él.
Pero
el mundo no estaría en paz por mucho tiempo. Otro conflicto, esta vez
la Guerra de Corea nos centraría la atención. Nuevamente los mapas, los
juegos de guerra, unos como las tropas de Mac Arthur y otros como los
coreanos y chinos, llamaría a los chicos del barrio a tomar bandos en
combates imaginarios.
Nuestra
generación, desde la niñez, estuvo signada por la mortal guerra. El
estar lejos de la misma no significaba que no supiéramos lo que
ocurría. Ya la marcha de Mao Tse Tung en China, la nueva guerra en
Indochina en la que se sacó a los franceses de esa zona, que luego
terminaría en la de Viet Nam. O la revolución cubana de Castro siguieron
marcando el horror ante nuestra juventud. Las guerras de liberación en
África y los conflictos del Medio Oriente tampoco nos eran ajenos.
Nunca
pudimos imaginar que en nuestro país tendríamos, más adelante, el
horror de los guerrilleros de los de la Puente Uceda y compañía (en
los sesenta), y años más tarde la crueldad e insania terrorista de
Abimael Guzmán y Sendero Luminoso y de los del MRTA. Me tocó vivir y
sufrir en carne propia las consecuencias, cuando una noche en Tarata en
Miraflores, los coche-bomba del terrorismo causaron horror y muerte y
especialmente, en mi caso, tuve 32 heridas.
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Addhemar Sierralta
Año 9 No. 308 de 01 de junio de 2017