Danilo Sánchez Lihón
Lo que ahora está comprobado
antes sólo fue imaginado.
William Blake
1. Efecto
práctico
Ernesto
Schiefelbein define la información como: “La relación que establece una
persona entre un conjunto de datos y un problema con el fin de tomar
decisiones adecuadas”.
Porque
cada día es más cercana la coincidencia entre saber y poder, entre
manejar eficientemente los datos y tomar las decisiones más oportunas y
convenientes.
Cada
día es más el desafío entre ser aliados de las máquinas y decidir a
través de ellas, o ser dominados por la fuerza que concentran dado que
tienen acumulada la información que las hacen inmensamente poderosas.
La información alcanza estos niveles y produce estos efectos cuando tiene:
a) Pertinencia en cuanto al tema, asunto o problema que se desea resolver.
b) Idoneidad en el lenguaje, soporte y canal elegidos para transmitir la información contenida, y
c) Productividad en el sentido del efecto práctico y concreto que alcanza a tener en la transformación de la realidad.
2. Mal
que bien
Otros factores que influyen en esta relación, son:
– La cantidad de información
– El costo de la misma
– La compatibilización con otros sistemas, y
– La asistencia computarizada.
En
la relación investigación e información para la toma de decisiones en
el sistema educativo encontramos tres niveles en que se organiza y
proyecta el conocimiento codificado:
– Información para la actividad estratégica.
– Información para la actividad táctica.
– Información para la actividad operativa.
Ahora
bien, en el ámbito educativo se toman decisiones en todo orden de
cosas; así: los planificadores, en los proyectos y sus componentes; los
administradores, en los recursos económicos y financieros; los docentes
en el aula de clases, y así sucesivamente.
La toma de decisiones, mal que bien y aunque no lo visualicemos, se está realizando en todos estos estratos.
3. Una eficaz
transferencia
Hay
que superar entonces el errado concepto de que los únicos que toman
decisiones son los Ministros de Estado, los directores generales, y
otras autoridades. Ésta es una falsa percepción de la realidad, puesto
que a todos nos compete tomar decisiones en todo momento y a todo nivel;
incluso cuando no tomamos una decisión, ello ya es una decisión
importante por las consecuencias que ha de tener.
En
esta perspectiva, en los niveles altos quienes toman decisiones
necesitan menos y no más información, evitando aquella que es
redundante. En cambio, en los niveles operativos hay una relación
directa de que a mayor información menor la posibilidad de equivocarse.
Sin
embargo, hay un problema de intermediación, de vehicularla y
trasmitirla a los decisores, a los que adoptan políticas, a los docentes
y a los usuarios en general. Y al abordar este asunto nos estamos
refiriendo directamente a los profesionales de la información y a los
servicios existentes.
¿Cuáles
son? Las redes informativas dedicadas a cada área del conocimiento,
como también las bibliotecas generales y especializadas, los centros de
documentación y bases de datos, que son los llamados a garantizar una
eficaz transferencia de la información a todos aquellos que la necesitan
y utilizan.
4. Lo más alto
y vasto
Lo
que hay que remarcar en este punto es que por ahora el especialista en
información o documentalista no procesa adecuadamente la información
para la toma de decisiones. Esto es: no está proveyendo de este insumo
ni a las altas autoridades ni a las direcciones intermedias, ni a las
unidades operativas.
Hecho
realmente lamentable porque de lo que se trata es de encontrar un
efecto positivo entre el caudal de información disponible y la
expectativa que se tiene de transformación de la sociedad mediante la
toma acertada de decisiones.
Tenemos
que valernos del conocimiento oportuno y pertinente para producir los
cambios necesarios en la realidad, a fin de que esta responda mejor a
los anhelos que las personas tienen respecto a ella. Debemos conectar
entre quienes generan conocimiento y quienes actúan sobre la realidad
tomando decisiones.
Es este el eslabón fundamental de la cadena, que ha de funcionar y ser operativo a todo nivel, desde lo más mínimo hasta lo más alto y vasto. Para ello hay que alentar que se realicen investigaciones. Y que estas estén en manos de quienes son los decisores.
5. Válidos
para operar
De
allí que se ha dicho, metafóricamente, que los investigadores son los
legisladores del futuro, pero esta tarea será tanto más distante, lenta e
ineficaz sino se actúa con la logística apropiada, que proporcionan los
especialistas de la información, que hacen que el conocimiento generado
se disemine a los puntos de salida y por los cuales el usuario accede a
dicho conocimiento para luego aplicarlo en la solución de los problemas
del acontecer social. Para ello es importante que investigadores e
informadores aúnen y complementen esfuerzos, reconociendo las siguientes
urgencias:
–
La necesidad de reconocer que la investigación e información, si bien
son actividades con su dinámica propia, deben integrarse con otros
componentes del conjunto social orientándose a resolver los acuciantes
asuntos de la realidad.
–
La necesidad de una participación más activa de los investigadores,
junto con los agentes de información, en programas de difusión,
extensión, aplicación y uso del conocimiento, dirigiéndose siempre a
quienes requieren del aporte de la ciencia para la solución de los
problemas.
–
La necesidad de que los productos de la investigación estén escritos en
un lenguaje asequible, tengan conclusiones precisas y adecuadas y
destaquen fundamentalmente los resultados válidos para operar en la realidad.
6. Utilizar más
los medios
Asimismo, es necesario tomar en cuenta y atender:
–
La necesidad de institucionalizar los encuentros e interrelaciones
entre personas y entidades dedicadas a generar conocimiento en el campo
educativo y difundir tales aportes, reconociendo el carácter
interdisciplinario de la educación y buscando siempre identificar campos
de interés concreto y de demanda real.
–
La necesidad de utilizar más los canales informales en la transmisión
de conocimientos; perspectiva en la cual debemos enriquecer, por
ejemplo, la información interpersonal en la transmisión del conocimiento
científico, aquella que corre de hombre a hombre, como lo hace la
sangre en un ser vivo, información que últimamente hemos descuidado
tanto, quizás porque no está amparada en los portentos tecnológicos que
encandilan en el mundo moderno, pero que en el fondo funciona bien
cuando hay interés de activarla.
– La necesidad de trabajar más en los programas de extensión educativa, en cuanto a difusión de ciencia y tecnología.
–
La necesidad de utilizar más los medios de comunicación social, los
mismos que deben actuar en favor de la educación y del desarrollo de
nuestros países.
7. ¿Qué
hacer?
Y
así como empezamos citando al poeta William Blake, quiero finalizar con
unos versos de mi paisano César Vallejo, pues nací en el mismo pueblo
donde él nació, Santiago de Chuco. Dice César Vallejo en el poema “Los
nueve monstruos”:
I, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz, es el dolor dos veces...
y el bien de sér, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor Ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tánta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor...
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah!... hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo qué hacer.
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