OCTUBRE
VI JORNADA:
POR EL COMPROMISO
Y LA CONCIENCIA SOCIAL
CHEPÉN
VIERNES 21
TRUJILLO
VIERNES 21
SANTIAGO DE CHUCO
SÁBADO 22
SANTA CRUZ DE CHUCA
DOMINGO 23
PARTICIPACIONES
CONFIRMADAS
NARDA GARCÍA
EN MÚSICA
JAIME SÁNCHEZ LIHÓN
FOTOGRAFÍA
WILMER SICCHA
ORGANIZACIÓN
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
ORGANIZACIÓN
PANEL DE CONFERENCIAS:
“LA GESTA
DE LUIS FELIPE DE LA PUENTE”
“LA MÚSICA ANDINA
HIMNO DE VICTORIA”
NARDA GARCÍA
PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
“SIMIENTE QUE BROTA
ES LUIS DE LA PUENTE”
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA:
“TELÚRICA Y MAGNÉTICA
DE LA TIERRA DE CÉSAR VALLEJO”
JAIME SÁNCHEZ LIHÓN
*****
28 DE SEPTIEMBRE 1918
HOY SE FUNDA EN LIMA:
ESCUELA
NACIONAL
DE BELLAS
ARTES
FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
AGUSTÍN
ROJAS,
EL PINTOR
Danilo Sánchez Lihón
1. ¿Qué
hacer?
Desde
tiempos lejanos de Santiago de Chuco se decía: “Tierra de poetas”. ¿Por
qué? Por la predisposición a ligar y juntar la palabra al paisaje que
en este lugar es bello y espléndido e inspira a ser buenos, agradecidos y
celebrar toda creación.
Sin
embargo, tuvo que nacer César Vallejo para que el Congreso de la
República oficializara este reconocimiento emitiendo el Decreto Ley
30176 del 3 de abril del año 2014, que declara a Santiago de Chuco
Capital de la Poesía del Perú.
Pero
así como es “Tierra de poetas” lo es también de egregios pintores, y
por la misma razón a la cual aludíamos antes. Así como lo es ¡de
insignes y grandes guerreros!
Quizá
con mucha más justificación sería “Tierra de pintores” puesto que en
ella la profundidad del color es tan honda que produce una sensibilidad
muy grande y especial por todo lo que es contemplación del paisaje y el
anhelo de dejar retratado en el lienzo todo este prodigio.
Uno
de esos pintores es Agustín Rojas Torres quien nació en Santiago de
Chuco y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima.
2. Callejas
retorcidas
Las siguientes líneas las
escribí para el catálogo de la exposición que él presentara el año 1986
en la Galería 715 de la Av. Benavides, un día apoteósico al cual no fui,
como siempre. El pintó después varios cuadros con escenas de mis
cuentos que valoro entre las joyas más preciadas:
La pintura de Agustín Rojas
va más allá de la descripción del paisaje para introducirse en un estado
de alma, para lo cual le vale el dominio de la luz y la sombra, plano
en donde se define un verdadero pintor.
Ha recreado con singular
maestría la vida, la gente y la historia de un pueblo de los andes del
Perú de donde él es natural, sin que a veces aparezca en sus cuadros
nada más que unos árboles, las piedras, la sequía, los tejados. ¿Cómo
entonces explicar esas sensaciones?
¡No sabemos! Pero basta mirar
para adivinar las actitudes de las personas que allí habitan, que están
detrás, al lado, o debajo; aunque no sean visibles ni aparezcan, que
allí viven y hasta pareciera que sintonizamos con los pensamientos de
quienes duermen o reposan entre esas callejas retorcidas.
Este cielo anubarrado y el
sol en las paredes que plasma Agustín Rojas lo emparenta con lo mejor de
la pintura de inspiración andina, con los artistas candorosos de
nuestra tierra con quienes está hermanado no solo porque comparten
inquietudes sino porque coinciden en una conjunción feliz de arte,
compromiso y sabiduría.
3. Un mar
movible
Y proseguimos diciendo en aquella nota:
Por eso, en el estuco de
estas paredes y bajo la sombra de estas techumbres que evoca en sus
cuadros recostó su frente César Vallejo, no solo cuando dormía.
Sino cuando tuvo que
contestar a la pareja de policías que se le acercaron a interrogarle por
sus generales de ley, mientras él se arrebujaba en una banca en París
ya hacia la madrugada:
– ¿De dónde es usted?
Y él respondió con total naturalidad:
– De Santiago de Chuco, señor.
Pero no solo cuando dormía
deambulaba por esta tierra que Agustín Rojas colorea, sino más aún
cuando estaba despierto o cuando al morir desandó sus pasos y hubo de
regresar hasta aquí, en la memoria de su lar nativo.
Pero, lo más conmovedor que
pinta son los tejados, tal y cómo yo los sentí de niño siempre: como un
mar movible de olas de tierra roja que se alejan y se acercan.
4. Más
candor
Vivía en la calle Fermín Tangüis, en la Urbanización Ingeniería del distrito de San Martín de Porres, en Lima.
En
los últimos años de su vida le era difícil dibujar por el temblor de
sus manos, pero ideó formas y técnicas de cómo seguir moviendo los
pinceles y su arte adquirió mayor vigor, fuerza y contundencia.
Ahondó
en pintar escenas de su tierra natal y de su gente originaria, como si
los recuerdos empezaran a pesar mucho y fueran prevalecientes en su
alma. Evocaba más cada detalle como si le ganara la nostalgia y le
atrajesen más sus días de infancia.
Y
su arte adquiría más candor y transparencia. Pintaba flores, escenas
del campo, pero sobre todo techumbres, tejados, paredes oblongas,
balcones titubeantes.
Pintó
varios cuadros con escenas de mis cuentos. Hizo las carátulas de varios
libros míos, como para la primera edición de “La piedra bruja”, “Camino
de Santiago” y “Mi tierra clavada en el alma”.
A fines del mes de septiembre del año 2010, recibí el aviso de que se estaba muriendo.
5. Inmenso
cariño
El
siguiente fue el correo de su sobrina Elsa Portella, en verdad hija
suya porque él la protegió y orientó en la vida y a quien educó junto
con una parvada de niños que eran hermanitos suyos que habían quedado
huérfanos de madre, y quien me decía en su nota:
Danilo: Hoy me conmovió lo que has escrito sobre
ese gran hombre que es Ricardo Ríos, y de pronto lo relacioné con la
vida de mi tío Agustín Rojas Torres, quien hoy se encuentra postrado en
la cama de un hospital, sufriendo los efectos de una dolorosa
enfermedad. Tú, ¡sigue en la tarea de resaltar las virtudes y cualidades
de quienes lo merecen! Y ojalá escribas algo sobre mi adorado tío.
Y el siguiente fue el correo que hizo circular mi hermano Jaime, desde Pennsylvania, donde vive:
Hace 15 días el pintor
Agustín Rojas está postrado en un hospital, sin ninguna posibilidad de
cura. Los médicos han dado por terminada toda posibilidad de
recuperación. Espero que esta noticia nos haga pensar qué podríamos
hacer. Son muchas las personas de mi generación que pasamos días
agradables en su acogedora casa, en donde fuimos recibidos por él con
inmenso cariño.
6. Las joyas
más preciadas
Dos
días después que se cursaron estas notas él murió, a fines de
septiembre del año 2010, como lo es ahora, fecha de aniversario también
de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima en donde él estudiara. Y
donde fuera alumno predilecto del maestro José Sabogal , junto a una
pléyade insigne de grandes pintores como Camilo Blas, Julia Codesido,
Teresa Carvallo y Vinatea Reinoso.
Han
pasado seis años y no dejemos que siga muriendo de ingratitud, como
dejamos morir sus paisanos a César Vallejo sus paisanos. Nos duele ahora
tanto y sin remedio que él muriera lejos, pobre, en el abandono
material, sin ver publicada su obra, olvidado por la cultura peruana
enquistada en el poder, la misma cohorte apátrida que hoy colma los
medios de comunicación en nuestro país.
Hagamos
algo, no importa qué: indignarnos, enternecernos, ¡en fin!, dejar que
ruede aquella lágrima furtiva. Pero mucho más y mejor: Hagamos realidad
la Pinacoteca de Pintores en Santiago de Chuco, que reúna, conserve y
promueva la obra de nuestros artistas para bien de la niñez, la juventud
y los hombres del mañana.
7. Que otros niños
nazcan
Por eso, que en una fecha como hoy, que toda la azulería de los horizontes y amaneceres que él pintara doblen sus rodillas.
Que
paletas y pinceles, que caballetes y bastidores doblen sus frentes y
enmudezcan. Que el rojo de las tejas deje caer sus lágrimas furtivas.
Que
los colores de las flores: carmesíes, fuccias, azafranes, jaldes o
anaranjadas empalidezcan heridos en el rubor de sus sienes o mejillas.
Que el amarillo de las espigas que él como nadie supiera de su dulzor, desahoguen sus suspiros.
Que
el añil del cielo de Santiago de Chuco se nuble y con toda razón si
quiere llorar que llore. Y que se alivie lloviendo de tristeza, de pesar
y de amanecida.
Que
las nubes blancas de candor, que él hiciera bogar por el cielo de su
tierra natal, se enluten. Y que a fin de brotar otra vez blancas urdan a
que otros niños nazcan con pinceles y colores de belleza infinita en el
alma, como es y lo será siempre Agustín Rojas Torres.
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