Danilo Sánchez Lihón
1. La afición
a los libros
Javier Badillo Bramon es profesor jubilado de la
especialidad de lingüística de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Un
día cuando tenía cuatro años de edad su padre que era maestro de Educación
Primaria en Huamantanga, en la provincia de Canta, llevó a su casa un tomo de
la enciclopedia “El tesoro de la juventud” el mismo que con ayuda de su madre
empezó a revisarlo, y su madre a leerle lo que él le indicaba que quería saber.
Le fascinó el cuento de Hansel y Gretel de los dos
hermanitos que son abandonados por sus padres en el bosque y ellos buscan mil
maneras de regresar a su hogar enfrentando peligros y, sobre todo, a la vieja
bruja malvada que quiere cocinarlos en una olla de agua hirviente. Recuerda que
en ese tomo también se explicaba cómo Cristóbal Colón descubrió la América
observando que la tierra era redonda cuando al mirar en lontananza cómo un
barco se alejaba en el mar primero desaparecía el barco y después las velas con
el mástil lo que revelaba que el mar era curvo.
Hecho que fue clave, piensa él, para aficionarse de los
libros y de la lectura y hacerse el intelectual sabio y probo que es, ya que se
volvió insaciable en revisar ese tomo y en pedir que su madre le leyera. Y así
él mismo aprendió a leer aquel volumen que abarcaba inventos, biografías,
curiosidades de la naturaleza, contenidos de arte como descubrimientos de las
ciencias.
2. Hombres
de bien
Un día de junio del año 2011 con un grupo de colegas
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos fueron invitados a presentar el
libro: “Carhua, etnohistoria y etnolingüística” en el local comunal de la
propia comunidad de ese nombre en la provincia de Canta.
Mientras se desarrollaba la ceremonia Javier leía un
cartel prendido en una columna del recinto, que decía: “Silencio. Rincón de
lectura”. Le tenía obsesionado ese cartel porque allí no había ni libros ni pupitre
ni silla, siendo solamente un rincón oscuro, desolado y vacío.
Le conmovía el cartel porque estaba escrito con una
letra ingenua, como la de un niño. ¿Quién lo habría puesto? ¿Será una broma?
¿Qué significa? ¿Habrá existido aquí alguna vez libros como siquiera una mesa y
un banco? Y así seguía interpelándose asimismo.
Tampoco se atrevía a preguntar a nadie, porque todo
era muy obvio, ya que allí no había nada. Pero indudablemente el cartel
proclamaba un anhelo, un clamor y hasta un grito de auxilio. Pero de todos modos
preguntó si había una biblioteca en la comunidad.
“¡No hay!”, le dijo el presidente de la comunidad. “No
obstante, sería interesante que lo hubiera por la cantidad de niños y jóvenes
que aquí viven, y a fin de que sean profesionales y hombres de bien”. Javier se
ofreció a reunir los libros y el presidente de la comunidad a construir un
local y dotarle de mobiliario.
3. Cantidades
de libros
Javier ya en Lima empezó a solicitar libros a todos
los profesores que conocía de las universidades con las cuales está vinculado, comprometiendo
también a todo paisano que encontrara.
E incursionando también por toda librería de viejo
para adquirir los libros que consideraba más adecuados y pertinentes para una
biblioteca de una comunidad campesina.
Pero eso sí, lo primero que hizo fue indagar por los
veinte tomos de la enciclopedia “El tesoro de la juventud” que había sido
aquella que despertó en él su afición por la lectura y los libros. Ubicó una en
buen estado en la Feria de Libros de Amazonas y la adquirió con su propio
peculio de profesor jubilado.
El egregio maestro Ciro Hurtado le manifestó que él
quería donar el 80 por ciento de su biblioteca para el proyecto que estaba
alentando para la comunidad de Carhua.
Y así empezó a recibir en su casa cantidades de libros
que invadieron primero su cuarto de estudio, luego su sala, su patio y poco a
poco todas las habitaciones.
4. Jornadas
de trabajo
Pronto su casa se convirtió en un almacén de libros y
al poco tiempo en un taller de trabajo en donde se los ordena, repara, empasta,
etiqueta, clasifica y cataloga; y se los condiciona en cajas rotuladas por
temas y especialidades.
Un puntal en todas estas actividades ha sido el
profesor Bernardino Ramírez, decano primero de la Facultad de Ciencias Sociales
de la UNMSM y después Vicerrector de Investigaciones de esa casa de estudios,
fundamental para los apoyos logísticos necesarios.
Han ayudado muchos jóvenes universitarios, profesores
jubilados, paisanos de la provincia de Canta quienes han formado un grupo
entusiasta que se reúnen y en el agotamiento de las jornadas de trabajo.
Se escogen los libros más pertinentes para una biblioteca
de una comunidad campesina, dando prioridad a libros que enfocan las
actividades agrícolas y pecuarias, sobre la crías de cuyes, conejos y aves;
sobre tecnologías con plantas y semillas, pero también libros de literatura
como novelas y poesías.
5. A toda
cabalidad
Es así como el 28 de julio del año 2012 se inauguraba
la Biblioteca de la Comunidad de Carhua para lo cual la comunidad envió un
camión a recoger los libros desde Lima e invitó a una comisión de profesores y
de personas que habían ayudado en la recolección y ordenamiento de los libros.
Para la recepción del camión en donde viajaban ciento
cincuenta cajas debidamente clasificadas y para el agasajo de la comitiva que
se hacía presente se organizó un pasacalle de estudiantes con sus respectivas bandas
de guerra y sus estandartes, bandas de músicos y comités de campesinos en
diferentes comisiones así como el agasajo con una pachamanca que se sirvió a
campo descubierto para toda la comunidad.
Ella había cumplido en construir el local y fabricar
los muebles como estanterías y sillas. Había cumplido en designar personas para
atender el servicio, había cumplido en invitar a otras comunidades vecinas al
acto solemne de inauguración. Todos vivían ese día un gran alborozo en que
primaba la ilusión, el beneplácito y la tarea cumplida a toda cabalidad.
6. Casa
de la Cultura
Pero allí mismo se apersonaron ante Javier Badillo las
autoridades de otros anexos y comunidades expresándole que ellos querían
también contar con su biblioteca comunal, como si él fuera un funcionario público
cuya misión fuera la organización de bibliotecas.
Él no se niega, no les aduce la disculpa de que él no
es la persona indicada para atender su pedido sino que acoge entusiasmado su
pedido, coordina con ellos y esboza un plan de acción.
Así ya se están constituyendo otras bibliotecas
comunales en Obrajillo, San Miguel, y en la misma ciudad de Canta, capital de
la provincia en donde proyecta constituir una Casa de la Cultura con un Archivo
Provincial, Biblioteca Pública, Museo de Historia, Museo Etnográfico y un
Centro de Recreación Artística.
La conductora del programa radial “Pariamarca en el
corazón” que se trasmite todos los días por Radio Comas 1,300 AM., desde las 12
del día hasta la una de la tarde le ha dado a Javier un espacio en su
programación desde donde él solicita donaciones de libros a la comunidad. Dejan
sus direcciones y él pasa a recogerlos.
7.
El sello
de
lo sublime
Cuenta Javier que un día se iba a participar en su
secuencia radial cuando antes de cruzar la pista de la Av. Túpac Amaru una niña
y un niño se le acercaron corriendo y le preguntaron:
– ¿Usted es el profesor Javier Badillo que recoge
libros para las bibliotecas de Canta?
– Sí, soy yo. –Les respondió encantado.
– Le hemos reunido estas dos bolsas de libros para sus
bibliotecas.
– ¡Ah! Muchas gracias. ¡Muchas gracias!
Miró alrededor para divisar a los papás, para también
agradecerles, pero no había nadie. Le sorprendió que dos niños lo hubieran
estado esperando y reconocido.
Este gesto hace que se le iluminen los ojos y se
esboce una sonrisa cristalina envuelta en su pelo cano.
Esto le ha quedado a Javier como o un hecho
providencial, como que su labor cobra sentido. Le conmueve, le compromete, como
que su labor tiene el sello de lo sublime y sagrado.