sábado, 29 de diciembre de 2012

ESTAMPA DE FIN DE AÑO - PLAN LECTOR: EL UMBRAL DE LA PUERTA - POR DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

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Construcción y forja de la utopía andina
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ACTUALIDAD

ESTAMPA DE FIN DE AÑO

PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA

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Sonriendo al 2013 - Niña de Santiago de Chuco - Foto: Nalo Alvarado Balarezo

EL UMBRAL DE LA PUERTA
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Por Danilo Sánchez Lihón

"Son dos viejos caminos blancos,
curvos".
César Vallejo
1. Son dos los pasos

Al pasar por una calle en Santiago de Chuco mis ojos se posan en el umbral raído y desvencijado de una puerta.

Es un madero que amarra de extremo a extremo los parantes verticales por la parte inferior, y que se coloca horizontal, ligeramente elevado sobre el nivel del suelo.

Hay en el umbral de las puertas, hechas de aliso, eucalipto o nogal, dos hondonadas al centro del vano.

Son dos curvas en la madera gastada por tantas pisadas de quienes han entrado o salido por sus marcos.

Son dos, porque se han puesto aquí o bien el pie derecho o bien el pie izquierdo, antes de dar el paso hacia adentro o hacia afuera.

Y que han desgastado el madero con una hendidura ligeramente combada hacia el centro del leño.


2. Como también las voces

Por aquí pasaron el varón llevando en brazos a su dama a consumar la primera noche de su luna de miel.

Sobre esta madera se posó, en generaciones sucesivas, el primer anuncio o sospecha para la esposa de contener en su vientre el temblor de una vida nueva.

Este quicio registra el abrazo de dos esposos felices o compungidos por tantos asuntos que nos depara la vida.

El alma de una madre anhelante por la hija o el hijo que yace enfermo y no sabe qué lo aqueja.

Como también las voces de los niños ilusionados en sus juegos, o acosados por oscuros presentimientos.

El amanecer en que el hijo tocó la puerta ya de regreso, después de largos años ausencia y sin saber por donde anda, apareciendo con el rostro radiante de triunfo, y hecho ya un hombre.


3. Los deudos desolados

Aquí está el pie de la hija o la sobrina sonrojada por el primer beso.

En ese umbral ¿quiénes y cuántos se empinaron a ver lo que transcurría por la calle, invadida de luz o de penumbra?

¿Quién o quienes aquí se asomaron hacia la calzada para ver desfilar la comparsa de la fiesta?

Sea en los bailes de carnavales o sea las mojigangas en la fiesta del Patrón Santiago, nuestro Apóstol.

O las huestes de los sublevados de las jalcas por intentar aplicarles un impuesto a sus tierras de pastoreo.

O bien, ¿quién desde aquí no contempló pasar el dolor de un entierro y a los deudos desolados arrastrando sus pesares?


4. El horizonte de la calle en lontananza

Aquí están los pasos de entrada y de salida, donde bulle la noticia buena o espanta el aviso que hiere y que castiga.

Este travesaño curvo de tanto haber sido pisado, lo contiene todo.


Porque donde subsisten huellas hay vida y donde no las hay la vida desaparece.

Es aquí, exactamente en este punto donde se vivió ¡la satisfacción de una llegada, y el desgarramiento de una despedida!

Es aquí precisamente en este sitio en donde se conoció o desconoció a aquella persona que vino trayendo algo, y se fue robando el corazón de la hija más tierna y querida.

Este leño tendido y lacerado sabe del temblor de la vida. Y esta es la medida de su asombro y de su abismo.

Ahora yace tendido y solo, mirando el horizonte de la calle en lontananza.


5. Para quien tiene sentido

Y, ¿cómo es que aguarda inamovible?

En realidad vela, está vigilante a los pasos que se acercan y le recuerden los pasos que contiene.

Y vela.

Le preguntaré qué le ocurre y cuál es su expectativa.

Y su respuesta es lacónica para sumirse luego en la contemplación de la espera:

– Espero el regreso de alguien.

Es su única respuesta misteriosa.

¿A quién espera?

Espera a alguien que lo justifica todo. Y para quien tiene sentido lo que él guarda.


6. Lo eterno como lo efímero

Y resiste leal, viejo y desgastado, en el sitio que el destino le tuvo siempre asignado: al pie, en la parte más baja de la puerta.

Y resiste y persevera aunque la casa esté en ruinas.

Aquí permanece y perdura esperando, como un perro fiel y amoroso.

¿A quién?

Aguarda el regreso de alguien. Y de ese alguien contiene el temblor de sus latidos.

Este leño sabe lo que es eterno como lo que es efímero. Es suya la inmensidad, lo finito y lo infinito.

Y aguarda a alguien con profunda esperanza.
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LA AMADA ESQUINA DEL POETA UNIVERSAL

Imagenes: Nalo Alvarado Balarezo

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