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CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
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2012, AÑO
DE LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA
Y CONSTRUYENDO LOS ANDENES NUEVOS
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DICIEMBRE, MES DE LAS MONTAÑAS,
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS INMIGRANTES, Y DEL NACIMIENTO
DEL DIOS NIÑO EN LA NAVIDAD
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VÍCTOR
MERINO
¡PRESENTE!
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FOLIOS
DE LA
UTOPÍA
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SE HIZO TRINO
YA EN EL CIELO
VÍCTOR MERINO
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De izquierda a derecha:
Abelardo Oquendo, Franklin Pease, Danilo Sánchez Lihón,
Antonio Cornejo Polar y Jorge Capella. 1979.
Danilo Sánchez Lihón
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Esta es tierra sagrada
porque la habitan siempre
los seres que la han amado.
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1. La aldaba
de una puerta
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Andaba tarareando todo el tiempo, sacándole sonidos a los seres y a las cosas, rumoreando versos y dándole inflexiones de canción, con su voz ronca, afónica y que él carraspeaba como cascarones que se quiebran, pero la cual contenía una honda raigambre afectiva.
Viajamos juntos a Santiago de Chuco, mi tierra natal, acompañados por sus dos hijos, Joel y Luciana, uno pintor y Luciana fotógrafa. Y es que toda la familia de Víctor eran artistas, siendo su padre también un músico connotado.
Víctor hizo que la poesía y la música volvieran a juntarse y se hicieran abrazo, brindis y celebración.
Le fascinó mi tierra y soñamos siempre en regresar. Mientras estuvimos allá iba detrás de las comparsas, de los danzantes de pallos, de la precesión del Apóstol. Quedó prendado de la comida, del habla y del alma de la gente.
Y es que era un ser inocente, un niño grande, fácil para enamorarse de cualquier presencia hermosa, sea una calle, la aldaba de una puerta o una mujer, a quien él encontraba una belleza secreta
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2. Evocar
lo entrañable
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Lo invité a viajar para la Fiesta Patronal del Apóstol Santiago el Mayor de mi pueblo, tierra del poeta César Vallejo, y lo hice en gratitud a que Víctor había musicalizado cerca de 14 composiciones de nuestro poeta universal.
Allí nos alojamos en mi casa de infancia y reunimos la noche del 25 de julio a un grupo de amigos, para hacer música e inaugurar el certamen que denominamos “Música en el umbral, bajo el alero”.
En esa oportunidad perfilamos un repertorio de 30 canciones y estuvimos presentes, dando inicio a este programa, además de Víctor y sus hijos, Isabel Narro-Llanes, Luis Ciudad, Eduardo Miñano, Augusto Helí Vejarano, entre tantas otras personas cuyos nombres no los sé pero a quienes abrazo emocionado.
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3. La tierra
natal
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Este año, el 2012, en esa misma fecha hemos vuelto a reunirnos y lo seguiremos haciendo en el futuro, recordando que quien inició ese programa fue Víctor Merino. Con todo ello tratamos de evocar lo mejor que tenemos, nuestro cariño, lo entrañable, haciendo música y volviendo a cantar.
¿Por qué lo hacemos? Por recuperar el pasado que nos ayude a ser hombres buenos, ilusionados y plenos de esperanza. Y personas que sobre todas las cosas sepan amar.
Hicimos música en la casa y en la sala en donde ensayaba la orquesta Ollantay de mi padre, entonando canciones antiguas. Incluso el cancionero escolar. Lo volvimos a recrear con el aire de estos y de aquellos tiempos.
Nuestras voces resonaron hacia la calle, explorando en el sentido de por qué venimos y por qué regresamos a la tierra natal.
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4. Es ya él
el motivo
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Porque hay muchas personas que regresan desde lejos y muchas de ellas no saben por qué lo hacen.
Quizá saberlo no sea lo importante, pero sí sentir el aleteo del amor sagrado a lo natal en nuestras vidas.
Así como otra de las razones es dar curso a la evocación y a la nostalgia, creando un espacio para expresar esos sentimientos.
Y porque hay amigos y hermanos y familiares a los cuales seguir recordándolos y teniéndolos presentes, como en este caso será a Víctor Merino, unido ya para siempre a esas muros y a ese aire indeleble de la sala. Es ya él el motivo y la razón de seguir alentando hacia futuro este programa.
Espacio que aspira a cubrir este anhelo del alma, porque cantar, como se dice en la canción escolar “La choza”, que entonamos en el patio de nuestra escuela y repetimos esa noche, hace:
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5. Otra alma
extasiada
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El cielo limpio, lleno de estrellas
desvaneciendo la oscuridad,
cánticos suaves, música bella
y aquí muy cerca la eternidad.
La misma que repetiremos cada 25 de julio y cada vez que lleguemos con Capulí, Vallejo y su Tierra a Santiago de Chuco.
Y es que el año que lo inauguramos hacía treinta años que mi padre había y fue enterrado en Santiago de Chuco. Era él, quien amaba la música y las serenatas.
Antes era solo él quien nos convocaba a cantar en esa misma casa, en esa misma sala, detrás de esa misma puerta y luego por las mismas calles del pueblo por donde él cantaba y que nunca abandonó, quedándose a vivir él allí para siempre.
Pero esta vez estará unida y pendiente otra alma extasiada en el umbral o en el alero, como será la de Víctor Merino.
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6. Cada vez
que vayamos
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Por eso, es también a él a quien volveremos a escuchar en la memoria las notas conmovidas de sus acordes y bajo el mismo tejado.
Dejando que el amor borbote y sobresalga, tanto en el recuerdo, como ahora en las notas tangibles de las guitarras y mandolinas haciendo que el conjuro se expanda.
Así, “Música en el umbral bajo el alero”se torna en una actividad aún más permanente de Capulí, Vallejo y su Tierra por estas presencias que lo alientan desde el fondo y que evocaremos cada vez que vayamos en el mes de mayo y de julio a Santiago de Chuco.
Por eso esta vez en el Capulí de mayo que realicemos Víctor estará presente en esa sala y en las calles de Santiago de Chuco en nuestras voces fervorosas diciendo: ¡Víctor Merino! ¡Presente!
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7. Era otro
su llamado
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Lo hacemos también en homenaje a la memoria y la tradición de la música en nuestro pueblo. Y como celebración del amor a nuestra tierra, que como un carbón encendido llevamos fulgurante en nuestros corazones.
Porque el significado de la vida y obra de Víctor Merino es de extraordinario valor, porque se inició en la música ligera, bailable y de diversión; integrando orquestas muy populares de la época, como la de Fredy Roland y pasó varios años trabajando en una compañía turística del caribe contratado para interpretar la música frívola en los barcos de paseo.
Ganaba mucho dinero en ese desempeño, pero renunció a aquella vida halagüeña porque sentía que era otro era su llamado: la poesía, que era como encontrar la verdad de la vida, aunque para ello tuviera que hacer grandes sacrificios.
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8. Quedan ligados
a la tierra
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Y en este campo fue un triunfador, fortaleció el poema canción contribuyendo a formar una sensibilidad en nuestro país, ganando 12 festivales de la canción, tanto en el ámbito nacional como internacional.
Musicalizó los poemas de Mario Benedetti de su libro: “La vida, ese paréntesis”. En ese trabajo acompañó con el piano a Armando Manzanero, Mercedes Sosa, Héctor Lavoe, Chico Buarte, Irakere, y otros.
De allí que era inagotable el anecdotario que él recreaba para su auditorio acerca de poetas y compositores musicales, principalmente de César Calvo y Juan Gonzalo Rose.
Cualquiera de los 14 poemas de César Vallejo que había musicalizado los andaba diciendo a voz en cuello en la propia tierra del poeta, sea detenidos en alguna esquina o por los caminos. Su voz y su pálpito por eso quedan ligados para siempre a la tierra del poeta.
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Texto que puede ser reproducido
citando autor y fuente
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Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
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