.
.
1º DE DICIEMBRE, DÍA DEL AHORRO
Por Juan José Alva Valverde (Pepe)
Hoy
1º de diciembre, a la distancia del tiempo, cuando una tenue
nevada inicia a cubrir el negro azabache de mi cabellera, cuando mis
pupilas ya no tienen el brillo matinal de la lozana juventud, cuando
los años vividos nos han colmado de sal y poca miel, me refugio en la
mejor época, y evoco los 1º de diciembre de aquellos años idos.
Hasta
1987 el 1º de diciembre se conmemoraba el Día del Ahorro, luego fue
cambiado por el Día Internacional del Sida, fecha elegida porque el
primer caso fue diagnosticado el 1º de diciembre de 1981.
Recuerdo con alegría mi escuela primaria 378, a mi querido maestro
Juan Aldave Oyola, y a mis entrañables compañeros de aula. Desde
abril, el profesor Juan, así le decíamos cariñosamente, forraba con
papel cometa una cajita de cartón y escribía con letras grandes
“ALCANCÍA”. Él nos aconsejaba así sobre la virtud del ahorro:
“El
ahorro queridos alumnos es bueno e importante, porque nos acostumbra a
no gastar todo, pensando en el mañana, en el futuro; nos disciplina
para realizar los gastos priorizando lo importante”
Una
libreta de apuntes, era inseparable a nuestra alcancía. El que
depositaba sus reales o medios, -(10 o 5 céntimos)- en presencia del
profesor Juan, anotaba la fecha y la
cantidad en dicha libreta. Todos adquirimos la manía de agitar la alcancía luego
de echar la moneda, con la finalidad de escuchar su sonido.
-
En la tienda de Bayona me he comprado un trompo nuevo. Me ha rebajado 20 centavos, eso voy a echar a la alcancía -dijo
Vladimiro en una oportunidad.
-
Pucha me había olvidado traer los 50 centavos que me pagó doña
Panchita por llevar sus burros a la chacra de don Chino Benito, pero
mañana lo traigo y echo a la alcancía -comentó Oswaldo Jaimes.
Cada
uno se las arreglaba para depositar el dinerito que adquiría; claro,
dejando unos centavos para saborear la rosca bañada de doña Lucinda,
los caramelos de manjar blanco de la tía Dolorita, las manzanas de
chinchupuquio que vendía mi abuelita Visitación, las raspadillas de
Camilo, que el papá de Miguel Ramírez (Chuck Norris), don Facundo, solía
pedir así:
- ¡Camilo, un Yerupajá! -refiriéndose al combinado de raspadilla y helados de leche.
.
Desde fines de octubre, más de uno se refregaba las manos pensando en la Navidad, como decía Roberto:
-
Pasu shay, falta poco para que el profesor Juan abra la alcancía y nos
de lo que nos corresponde, ojala me alcance para un avión que he visto
en la tienda del señor Bisetti y una muñeca para mi hermanita Doris.
El
1º de diciembre a las tres de la tarde, nuestro profesor Juan, después
de una lectura alusiva al ahorro, iniciaba la tan esperada apertura de
la alcancía, llamaba indistintamente al primero, al
último, al quinto, etc. de la lista, quienes previa suma en la
libretita, recibían lo ahorrado, en medio de aplausos de los compañeros
de aula. A la hora de salida la algarabía continuaba por las calles
rumbo a casa, otros iban a la tienda del señor Bisetti, algunos a
saborear los biscochos doraditos con su pasa al centro, de mi padrino
Alejandro Rivera.
***
Recuento dedicado a mis entrañables compañeros de aula de la escuela 378, de mi Chiquián Querido, Espejito del Cielo.
CHIQUIÁN