Danilo Sánchez Lihón
Introducción
Esta
semana que vivimos se dedica a crear conciencia para combatir el cambio
climático, a cuidar el medio ambiente y a la naturaleza, como debieran
ser todas las semanas del año, razón por la cual hemos querido ocuparnos
de este tema en la poesía de Taiwán.
Y
lo hacemos comentando el libro “Voces desde Taiwán” del poeta Lee
Kuei-shien, quien presidiera una delegación de seis poetas de Taiwán que
se hicieron presentes en el XVIII Encuentro Internacional Itinerante
Capulí, Vallejo y su Tierra.
Como
lo expresa el poeta Lee en el prólogo del libro es esta una poesía de
gran renombre en el continente asiático pero que no se conoce en otras
latitudes, que también es otro motivo que nos anima a hacer el presente
comentario.
1. El arco
iris
Un
hecho curioso se presentó hace pocos días, el jueves 30 de noviembre
del año en curso, 2017, en que se produjo en Taiwán un fenómeno que sin
duda quedará registrado en los anales de la historia.
Y
cuál es la presencia de un arco iris en esa isla que ha durado en
sostener su arco luminoso en el cielo más que cualquier otro, con un
registro de nueve horas que es el tiempo que más prolongado que se haya
podido constatar de la duración de un arco iris sobre la faz del
planeta.
El
anterior récord lo tiene un arco iris que se presentó en la localidad
de Yorkshire en Inglaterra en el año 1994, arco iris que se perfiló en
el cielo durante seis horas.
Anoto
todo esto en razón de ocuparme esta vez de un tema vinculado al medio
ambiente en la poesía de Taiwán, cual es el de la naturaleza y basándome
en la voz de sus poetas a partir de la antología realizada por el poeta
Lee en donde presenta una muestra, en edición trilingüe, de español,
chino mandarín e inglés, de la poesía de ese país en la obra de 19
poetas representativos de esta parte del mundo.
2. Cabal
y pródiga
Y
lo primero que quisiéramos decir es que Taiwán es lugar de privilegiada
belleza; isla pródiga con dos regiones definidas, una de planicies al
oeste, donde vive el 90 % de la población; y las otras dos terceras
partes conformada por montañas y bosques impenetrables, atravesada de
cinco cordilleras con montes elevados y profundas cañadas copiosas de
agua, y rodeada por un mar de esmeralda en donde abundan los arrecifes
de corales, muestra de que su agua es pura.
Pero
no solamente es su belleza física, sino que hay otra razón que lo
allana al arte, y cuál es su condición de isla. ¿De qué manera influye
ello en su sentir, pensar y asumir la poesía? ¡En mucho! Sentirse isla
es ser más libres para la soledad y el anhelo de elegir, y de unirse, de
enlazarse con algo o con alguien.
Desde
la condición de isla la emoción resulta más natural, como cabe suponer,
para hacer escuchar nuestra voz, como para buscar enlazarse entre
quienes se sienten solos. Hay más autonomía para saber quiénes somos y
qué queremos representar ante el mundo. Más si se es una isla de quimera
que junto a otras forman un archipiélago. Y más cuando la naturaleza es
cabal y pródiga que hacen sucumbir al gozo balbuciente o al llanto
arrebolado que se convierte en plegaria, la misma que coincide casi
siempre en ser poesía.
3. La naturaleza
como enigma
Hay
varios abordajes que quisiéramos hacer sobre este tema, y el primero es
el de la naturaleza como enigma, y texto cifrado que hay que develar.
Porque este no es un mundo vacío sino puesto en clave, dado en códigos y
en criptografías que la poesía se aproxima en descifrar. Y que se da
cuando es capaz de volverse inocente, e ingresar a los estados de alma
puros y no contaminados. Cuando se ha arribado a lo que es legítimo y a
lo que es verdad, frente a tanto artificio y adulteración.
La
naturaleza que pugna, que lucha, que se erige, naturaleza que
representa la poesía. Y principalmente la naturaleza vegetal, que se da
en los árboles y las plantas. La naturaleza como un código secreto.
Donde
los poetas solo son voceros, que al final pueden consustanciarse con
algo que ni ellos mismos pueden definir. O que está en su naturaleza
nunca quererlo definir, y que son los mismos códigos cifrados de que
estamos hechos los hombres.
Naturaleza
que hemos de desnudar para encontrar nuestro destino. Y que hemos de
saber descifrar, como lo expresa con tono hasta ingenuo pero profundo el
siguiente poema:
4. En
el estanque
MENSAJE DE OTOÑO
El otoño está escribiendo cartas,
y las hojas, en su caída, le sirven de papel.
El viento las traslada,
pero es un portador muy descuidado
y en cada parada
arroja el correo.
Alguna carta cae encima de la ardilla,
alguna carta cae encima de la rana.
E incluso, los gansos se llevan algunas.
En el estanque, entre arbustos, en todas partes
vemos el mensaje del otoño:
“Apúrense, animales, prepárense para el invierno.”
Lin Wu-hsien
Donde el resultado, como el planteamiento, solo aparentemente es simple, pero que encierra en el fondo significados profundos.
5. Naturaleza
consustancial
Pero también la naturaleza como esencia nuestra y como sustancia de la poesía misma.
Porque
la poesía no es ni máscara, ni apariencia ni oropel. No es algo que se
agrega desde afuera, ni se inventa como aditamento o sutileza a lo que
es natural, sino que es naturaleza pura.
Y
la poesía es naturaleza desde adentro. No es la naturaleza como
paisaje, ni contorno ni contexto al cual nos vinculamos con éxtasis o
contemplación.
La
naturaleza no como espacio sino como ensueño, como sustancia interior y
savia vital, que nos ampara desde dentro como parte de nosotros mismos,
inmersa en nuestros huesos, dentro de la piel y borbotando en nuestra
sangre; así como en nuestras ideas, visiones y utopías. Porque
naturaleza es la poesía, como es un árbol, una planta, o como es una
flor.
Naturaleza
consustancial e inmersa en el fondo de nosotros mismos, como una
dimensión maravillosa; fibra o hebra de la cual estamos hechos, y que se
grafican en versos como los siguientes.
6. Cuando
sople el viento
BAMBÚ ACIBARADO
No encuentro diferencia entre escuchar y mirar.
Siempre soy el mismo ser
que se estira hacia donde emana tu poesía
en la ventana.
Tampoco me importa si es primavera,
pues, yo, de verde eterno me vestiré siempre para ti.
Cuando llegue el otoño,
a lo sumo algunas hojas dejaré caer,
hojas peregrinas rumbo a tu ventana,
y fielmente te habitaré.
Cerca de tu casa, en tu tierra,
afincaré mis profundas raíces;
tan profundas,
que nadie podrá desarraigarme.
Y cuando sople el viento,
suavemente me alzaré
en busca de tu anhelada atención.
Mo Yu
7. Hacia
adentro
Pero
ahora hay una confrontación entre industria y latido, entre consumo y
sentido; entre amor y tecnología; como entre aparatos y pálpito humano.
Confrontación
entre chips y cariño; entre fierros y sangre que fluye; entre
respiración y pulsación electrónica; entre naturaleza que está en la
poesía, y vileza que está en la mercancía; en lo humano que se compra y
se vende por la avidez del comprar y el vender mismo.
Esquema
en el cual el hombre se ha tornado en pesadilla, incluso para la
naturaleza, en donde nuestro rol es de depredadores. En este contexto,
¿cuál es el rol de la poesía? ¿Podrá arreglar algo? No. No será capaz de
detener la extinción de una especie, por ejemplo.
Ni
siquiera su función es hacer un llamado para preservar la naturaleza:
defender al oso negro, o revivir lo perdido: para que el ciervo blanco
de Taiwán reaparezca sobre la faz de la tierra.
La
poesía no puede cambiar nada hacia afuera. Pero sí puede hacer mucho,
poco a poco o repentinamente, pero hacia adentro, en el mundo interior
de las personas que se involucran en su fragua. He aquí lo ya consumado:
8. Bifurcados
cuernos
LAMENTO DEL CIERVO DE TAIWÁN
El placer era, simplemente, pasear en soledad
por los hermosos rasgos de la cara de Formosa.
Éramos felices en la isla antes de la llegada
de los primeros pobladores humanos.
¿Debería la belleza ser igual a la pena?
¿Debería la rareza convertirse en un fin?
¿Debería la extinción ser el destino?
La codicia humana
se ha vestido con nuestros bifurcados cuernos,
y alzan sus cabezas en las junglas urbanas,
incapaces de disimular su deformidad y maldad.
Pero no nos pueden trasplantar o reemplazar.
De aquí en adelante
sólo seremos un paisaje enmarcado
para colgar de un profundo y verdoso bosque.
Hsieh Pi-hsiu
9. Prodigio
final
La
poesía en Taiwán, como en ninguna parte del mundo, tiene una función
práctica. Lo que ella hace es crear otros mundos, reinos o moradas,
donde la vida es plena. Crea otras realidades donde todo es pródigo y
está salvado. Reemplaza este mundo por otro.
Porque
la poesía es capaz de hacer de la nada una flor, más real e intensa que
la flor misma del jardín; en aroma, en textura de sus pétalos, y en su
color blanco purísimo o escarlata, o lo que fuera.
Aún
más, con la capacidad de brindarse para que se la lleve inserta en el
pecho o en el alma. Y se la ofrezca hacia una ventana en donde hay
alguien o no hay nadie.
Adonde
permanece una dama sin esperar recibir nada, pero le llega insólita e
inesperada desde el fondo del alma de alguien aquella misiva, que el
poeta hizo para ella y ahora le ofrece el milagro de todo este misterio.
, como se grafica en el siguiente poema donde la poesía es a la vez ave y el agua; y que sintetiza cuál es el prodigio final de la poesía, como naturaleza absoluta y pura.
9. Esparciendo
las alas
PÁJAROS Y AGUA
Dedicado a un grupo de amigos
que padecen amputaciones y deficiencia visual.
Doy agua a los pájaros
como si bailase.
Emanamos de distintos lugares
y nuestros cuerpos de agua nos deleitan.
Los campos verdes se tiñeron de gris obscuro,
pero la tibieza del agua y su intensa vibración
nos da luz en la mirada.
En este etéreo espacio
para surcar la más hermosa y vigorosa
vida.
Danzo
como si fuera agua para los pájaros.
Hsieh Pi-hsiu
*****
CONVOCATORIA