Danilo Sánchez Lihón
1. Y
cantan
Ser
niño es clave del universo. Todo lo que queda fuera de ese sentido, o
enunciado o evocación es lo que hay que olvidar y descartar; y hasta de
repente abolir y suprimir de nuestras vidas si tuviéramos el arrojo de
hacerlo.
Sin
embargo, la inocencia pese a su pureza y candor está atravesada por el
peor de los atropellos, la concupiscencia del poder, la plata y el
placer. Así: en el Perú, las calles de Lima y de las principales
ciudades y pueblos del interior del país
Están
llenas nuestras ciudades de niños mendigos. De acróbatas azorados, de
engullidores de vidrios a fin de ganar una propina, de saltimbanquis
avergonzados, de pirueteros con teas encendidas.
Deambulan
en los bares, los mercados y las tiendas. Piden los restos de comida
que llenan en bolsas plásticas. Y es para llevarlas a otros mendigos sin
suerte, porque quedan en sus hogares inmovilizados por dolencias graves
o alguna enfermedad incurable. Como hay otros míseros que no se dan
cuenta que lo son porque algo tienen, pero lo retienen, y no lo dejan
que fluya a la vida.
2. Ni padre
ni madre
¡Qué
paradojas hace el lenguaje!, ¿no? Tanto que él mismo se retuerce, ¡sin
que yo lo ataje!, como para decir: mendigos con suerte. Porque, ¿los
hay?
Suben a los ómnibus, algunos enlazados de manos con el hermanito o la hermanita más tierna a su lado. Y cantan.
Las
más de las gentes se fastidian cuando les ofrecen algo en venta, casi
siempre caramelos. Y les contestan guturalmente ¡no!, sin mirarlos a la
cara. Con un "¡no!” animal, que es un sonido salvaje en sus gargantas,
mientras van cómodamente sentados.
¡Hay
niños que se envilecen con las drogas, porque nacieron negados por sus
progenitores!, criaturas que no conocen ni padre ni madre.
¡Son ilegítimos! Y ¿cómo cabe que los códigos ilegitimen incluso a la vida?
¡Y
por eso comen, duermen y asaltan en las calles! Y no solo aquí, por si
acaso, sino en muchas partes del mundo. ¡No seamos hipócritas!
3. ¿Qué
celebramos?
Pero,
¡solo en Lima 40 mil familias, cada una compuesta de seis niños,
reciclan la basura diaria en situación de extrema pobreza!
Por
si acaso, su trabajo es valeroso. No estoy menospreciándolos. En todo
caso, nosotros somos los miserables e indignos, que nos conformamos con
el actual estado de cosas. ¡Y aún más quienes sienten aversión y repulsa
para encarar estos temas!
Ellos
no tienen luz, ni agua, ni desagüe; ni pistas ni veredas, pero nosotros
celebramos estas fiestas navideñas y de Año Nuevo, con pompa y
despilfarro.
Esos
niños adquieren enfermedades infecciosas severas y muertes prematuras
por cortes de vidrios que se convierten en gangrena a los pocos días.
Cuando
se aproximan a los asientos de los ómnibus y ante su cercanía les
mostramos las espaldas, escondemos la mirada por la ventana, con tal de
no enfrentarnos a esos ojos que piden y mendigan.
4. Y
de ti
¿Cómo
aceptar entonces tu agasajo recién elegida autoridad de lo que sea?
¿Cómo celebrar tu elección o tu premio, preboste? ¿Con qué partida se
hace el banquete de esta tarde, mandón ocasional y de lástima?
¿Bailarás con la adulona de turno porque algo persigue como favor inconfesado?
¿Qué
sentimiento e intención hay detrás de todo esto? ¿Un momento de
expansión y divertimiento sano? ¿De qué tenemos que estar alegres o
complacidos esta noche?
Y de ti, ¿cómo aceptar tu tarjeta de Navidad, congresista detestable? ¡Ignaro en todo! ¿No te la había rechazado antes?
Para mayor afrenta está impresa en pan de oro y con un texto que dice: “Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo”. ¿No es burla?
¿Cuánto te has puesto de sueldo y cuántos emolumentos amañados recibes al año, sinvergüenza?
5. También
es su día
Antes serías mi
amigo, porque no sabía a donde apuntabas. Ahora, que crees que te has
encumbrado, con engaños y con falsas promesas, ya no.
Y no pienses que
estoy orgulloso de ti, ni aprecio el escaño que detentas. Eliminaré
incluso tu nombre de la lista de gente que conozco.
Y, de otro lado,
¿cómo aceptar tu invitación, magistrado? ¿Y la adulación que te han de
deparar en el evento de tu entronización? ¿Qué esperas para administrar
justicia tal como se debe: noble, ecuánime y valerosa?
¿Por qué no
despachas los expedientes que yacen estancados? ¿Esperas algún
aliciente? ¿Algún soborno? ¿Por qué no condenas a los corruptos y
liberas a los honestos que permanecen encarcelados?
Hoy, también de ellos es su día: ¡son inocentes! Y no solo víctimas de Herodes el encumbrado, que en el fondo tú representas.
6. Lucha
y consigna
¿Cómo
aceptar entonces tu agasajo, señor presidente de la compañía? ¿O
directivo de la institución, tal o cual? ¿Cuál es el motivo? ¿Qué
persigues? ¿Votos para la reelección? ¿Cómo aceptar los sueldos que tú
mismo consientes que se pongan en las empresas que son del Estado? Y que
priva de medicinas y atención básica a tantas familias en los
hospitales.
¿Has
visitado el Pabellón de Quemados del Hospital del Niño? A cada familia
que allí espera no le alcanza para comprar los medicamentos básicos, ni
mínimos.
Y
el niño es lo más preciado de una sociedad. Es lo más valioso y lo más
sublime. Y contra el niño atenta este sistema de oprobio. Como contra
todo lo noble y prístino, atenta este modelo aberrante dictaminado por
el Herodes Internacional, imperante en esta sociedad de consumo y
globalizada. Hacer que nuestra sociedad sea menos indolente, insensible e
hipócrita. ¡Que esa sea nuestra lucha y consigna!
7. Vencer
siempre
Que
nuestra consigna sea el bien siempre, y la verdad por sobre todas las
cosas. El actuar con valor, el ser consecuentes. Y el coraje para
afrontar desafíos y adversidades.
Ser
íntegros, ecuánimes, probos. Contribuyendo con el trabajo humilde y
paciente; convencido de que te quiero, Perú del alma. Que nuestra
consigna sea forjar más conciencia, más sensibilidad y solidaridad
humanas.
Que
eduquemos a una juventud imbuida de ideales, dispuesta a luchar con
ideas, con la palabra que esclarece y las obras concretas que se
realizan. Una niñez y juventud dispuestas a defender grandes causas, con
la actitud que ilumina, y con el ejemplo que consagra.
¡Ese
es nuestro compromiso! Para eso: ¡organizarnos! Haciendo un tejido
sano, para derrotar a los Herodes de ayer, de hoy y, ojalá que nunca
más, de mañana. Dispuestos no a morir ni a entregar la vida, sino a
vencer siempre.
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CONVOCATORIA