LA HIPOCRESÍA DE LOS PACIFISTAS
(Del ensayo: "Si esa es la paz, devuélvannos la guerra" del escritor peruano Carlos Garrido Chalén)
Como dijo Jeremías (9:8): “Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas”. Son los que creen, que la paz es un frasco de perfume que les pertenece; y en su compulsión a la repetición, reclaman exclusividad para sus proclamas. Nada se puede alegar respecto a la paz, sin su presencia u opinión autorizada. Lo que constituye una estupidez.
Han hecho de sus gestos “pacifistas”, una profesión de fe, para presumir. Pero les llega a la sombra que los martiriza, la muerte de miles de jóvenes inocentes en las guerras desatadas o el hambre de los pueblos miserables. Tienen un status, que defienden con la mayor hipocresía del mundo, porque creen que siendo “pacifistas”, el mundo tiene que rendirse a sus pies, sin condiciones.
Para ellos la paz, es una burbuja de aire que concibe la vida. Y no piensan que sin cultura o sin justicia social, no hay paz posible.
Odian a los demás, porque se piensan abanderados de todas las virtudes y quieren cambiar los desatinos del mundo, para sustituirlos por los suyos. Son “ultra decentes” ante los demás, pero a solas expresan su decadencia moral y desprecio a los pacifistas verdaderos de otras latitudes.
Proclaman la paz sin sentirla. O si la sienten, la conciben como un estado de quietud que se parece a la paz que detentan los nichos de los más infectados cementerios. Son por eso, esos “sepulcros blanqueados” infames y angurrientos a los que se refería Jesús en Galilea.
Su mala fe, los pinta de cuerpo entero. Porque miran la paz como una oportunidad para su propia sobrevivencia material.
Carlos Garrido Chalén
Premio Mundial de Literatura "Andrés Bello"
Version Poesía 2009, de Venezuela
Presidente Ejecutivo Fundador de la
Unión Hispanomundial de Escritores. UHE
Fuente: