“HOGAR"
Rodolfo Ascencio Barillas
Yo he vagado por los laberintos
del mundo
Y he gemido en las quejas del
viento,
Y en las miserias de solitarios
cementerios
Y en abrojos cósmicos de pantanos
siderales
Y la vida que atascó torbellinos
de tormentos.
Yo he visto llorar la primavera
Y horizontes ardientes inundan
tus mustios ojos.
Yo he visto el sol besar la
pálida mejilla de tu encanto
Y el azul púrpura de los espesos
bosques,
Y cuanto más añoro volver a mis
años de infancia
Más me alejo de las lunas doradas
de mi tierra.
Yo caminé por los senderos
equivocados del dolor
Y vi el amado terruño que me vio
nacer
Y quise regresar para contemplar
la luz de tus ocasos
Y el despertar en la aurora de
tus ojos.
Hoy quisiera recuperar el llanto
que dejé de llorar
Y la alegría que la lluvia
provoca tu aliento.
¡Oh, cómo han pasado los años!
La vida se me ha ido en breves
horas
Y ahora después de tanto, tanto
tiempo
He regresado a mi hogar, a mi
pueblo,
A la tierra que extraño el
ombligo en mis ojos
Y que dio la ternura que mudan
las hojas verdes,
Y a las límpidas aguas del
riachuelo
Y a los hermosos recuerdos de mis
anhelos
He vuelto para escuchar los
consejos de mis padres
Y besar la roca en el corazón
forastero
Por fin he regresado a mi casa, a
mi pasto
Y a mis sueños de vientos.
En mi hogar, viviré junto a mis
tristezas
Y con las nostalgias de mis
hermanos
Y los cimientos que mi voz
silenciosa lloraba,
Y mirar los infinitos cielos de
las montañas
Y escuchar las quejas de mis
lamentos
Y llorar las tristezas de mi
pasado.
Yo he vuelto a suspirar junto a
tu pecho
Y a soñar con mi gente amada
Y a sentir el olor de las flores
Y los helechos entre las piedras
Y las frías noches oscilantes de
estrellas
¡Oh! mi hogar, mi bella ternura,
Que arrulló mis ausentes sueños
de infancia
En este valle de heladas montañas
Vuelvo a acariciar la silueta de
tu rostro
Y volver cuando aun me esperas,
mi hogar
Ahora puedo morir en paz…
“PARADERO”
Rodolfo Ascencio Barillas
Soy un grito de sombras invocando
universos
Y el denuesto porvenir de mi
sendero,
Yo no supe encontrar lo que
buscaba
De un siglo que caminaba de prisa
En el imperioso dolor que me
acongoja.
Yo soy el delirio que va
creciendo con el tiempo
Y los días que se esfuman de mis
manos
Y el amanecer del corazón abierto
Y de las sombras en las que estoy
hundido.
Yo soy llanto en el futuro
incierto
Y el espanto que ensombrece la
vida mía
Y sin atisbar el alba estremecida
Voy muriendo con la tarde que
anochece,
Yo soy un gorrión que canta en la
brisa
Y voy de paso con mi sueño y mi
canto.
Yo llore hielos de anhelas en mis
ojos
Y sin restañar la mortal herida
de mi alma
Sigo siendo náufrago en los
túneles del tiempo
Esperando la esperanza que nunca
llega.
Yo fui el furioso océano de las
pasiones
Y en mi lugar volaban desechos de
ilusiones
Y presentir que mi vital herida
es el futuro prisionero
Estoy muriendo sin escuchar la
alegría de una triste risa.
Yo soy el soplo que va navegando
en el viento
Y el leve susurro que murmuraba
al oído
Y el recuerdo de cenizas abrasadas
Mientras lloraba en los alaridos
secretos del mundo,
Nadie escuchó la voz de la sed
entumecida.
Yo tuve miedo de mirar el
infinito diminuto
Por donde los hombres pasan
crepúsculos sediciosos
Y dolores ardientes de
manifiestos ocasos.
Yo soy muy triste y melancólico
Y derroteros azares de los cielos
se alzaron enfurecidos
En las desvanecidas cumbres
tenebrosas
Yo fui el límite que ahogaron mis
atribuladas respuestas
Yo busque el afán de mis razones
Y las conclusiones que jamás
convencieron,
Yo vagué por solitarios desiertos
Y a mi paso escorpiones
desertaron
Y el llanto exánime me atrapó en
un risco de sombras.
Yo fui el alarido desbordante de
la noche
Y los lamentos de un injusto
mundo
Yo fui el silencio de las
praderas
Y el sol querellante de las
opacas dunas
Yo busqué el camino de
interrogantes intenciones
Y encontré dibujando ardientes
emociones
Y el paradero que no tuvo futuro…
“LAMENTOS”
Rodolfo Ascencio Barillas
Yo soy polvo que se esparce en el
viento
Y la noche que agoniza en un
suspiro,
Yo que no tuve esperanza en el
camino
Y aquellos que me amaban se
volvieron enemigos
Y con crueldad asediaron mis
momentos,
Yo me encontraba abatido por mis
tormentos
Y sin esperanza reposaba en mi
llanto.
Yo soy la bruma caliginosa de los
sacramentos
Y no hallé en mi relicario
esperanzas
Y mis parparos se entumecieron
con la aurora
Y la mañana perniciosa apuñalaba
mis intentos
Y las mieles del canto
enmudecieron con el tiempo
Y cuando busqué la luz en las
tinieblas todo se alejó de mi vida.
Yo expiré antes de salir del
vientre de mi madre
Y fui el más triste de los
tristes
Yo no hallé sosiego en mis
exquisitos placeres
Y defraudé a los que confiaron
sus encantos
Y fui las congojas de las
lozanías
Y la tumba en el lauto de mis
anhelos
Y destruí los cimientos de
propósitos puros,
Yo anduve en los caminos de la
nefasta muerte
Y ambicioné mis atribulados
deseos
Y quise saciar mis apetitos
prohibidos
Y lloré en las noches de
incontenible dolor
Y mis palabras mudas gritaban en
las turbaciones del silencio
Y mi voz era el movimiento
espantoso del eco pagano.
Yo reposaba en la agonía de mis
quebrantos
Y mi aflicción gemía en los
tuétanos de mi cuerpo
Y mis quejas el cielo estremecía
sin respuesta
Y mi crujir se turbaba con el
promiscuo aliento
Y mi llanto a nadie le importaba
Yo era feliz en los manantiales
del pensamiento
Y en la paz de las montañas
solitarias
Yo intenté vivir en el claroscuro
de la tarde
Y compartir los sueños que ayer
deleitaba mis sentidos
Y lloré con el gemido de los
desiertos del mundo
Y mi corazón desolado por el
infinito Universo
Y fui atrapado en el lodo de mis
pasiones
Y en el calvario de mi
cautiverio.
Yo me vi en las debilidades de
mis entrañas
Y fui apresado en la injusticia
inmisericorde
Y mi castigo fue arrastrarme en
los pantanos
Y sufrir el padecimiento de los
enfermos
Y la censura en la expresión del
viento
Y vivir con el peso de mis
pesares
Y los sufrimientos de la
desesperanza.
Yo viviré errante en mis
razonamientos
Y en la ignorancia de los
incautos
Y mi vida se me escapa en un
suspiro.
Y yo seguiré esperando la muerte
Mientras tanto viviré en mis
lamentos…
“AMIGA”
Rodolfo Ascencio Barillas
Mira amiga el rocío que cae sobre
las hojas en la fina hierba
Y en las hondas cañadas de
frondosas selvas,
Y se escucha el silente eco
trepidante de la voz solitaria
Y en la primavera algunos
eucaliptos han besado el cielo
Y llega el recuerdo de tu dulce
sonrisa de viento
Y las nevadas de los montes
dibujan la belleza de tu rostro
Y el invierno de tus manos
languidece en tus húmedas pupilas
Y tus montañas que enaltecen los
trigales de mis campos
Y los sauces cristalinos
serpentean en la luna de tu boca.
Mira amiga, el dolor que
atormenta el frío de la noche triste
Y los espinos de la lejanía en la
caprichosa soledad de tu aliento
Y manantiales que enjugan las
fresas de tus ojos
Y en las campiñas mustias
zarzamoras saborean tus manjares
Que despliegan las tristezas de
tu acrisolado aliento.
Y las lluvias que surcan los
piélagos salados de tus mares
Y que explayan los exóticos
parajes de tu alma,
Mira amiga, que lejos de la vida
has caminado
Sin saber que el arcoíris de tus
venas han llorado
Y estrellas centinelas observando
tus místicos suspiros.
Yo te amaré en el aquilón de mis
pasiones
Y en el huracán de mis dolores
Y con las ansias de tus besos
enardecidos,
Yo que seré un esclavo de tu
naturaleza perfecta
Y un indigente de tus hojas
acromáticas.
Yo que te he amado hasta el borde
de la locura
Y vivo encadenado a los encantos
indiferente de tus ojos
Y moriré esperando el martirio de
mis deseos
Y el llanto estrepitoso en el
estruendo de tus gemidos.
Mira amiga, el ocaso de tus
fugaces anhelos
Y las interminables ilusiones de
mi pecho
Que el corazón insipiente del
dolor que provoca,
Y los placeres que en mi alma
desencanta
Y en el gemido del ardiente fuego
de tu boca
Y que resplandece en la aurora de
tus labios.
Mira mía, la belleza de tu
inhóspito universo
Y con la sombra que ilumina el
infinito de tu sueño
Que a veces el dolor invoca…