jueves, 17 de mayo de 2012

VERSOS SALVADOREÑOS - POR RODOLFO ASCENCIO BARILLAS (ASOLAPO INTERNACIONAL)



“HOGAR"

Rodolfo Ascencio Barillas 

Yo he vagado por los laberintos del mundo
Y he gemido en las quejas del viento,
Y en las miserias de solitarios cementerios
Y en abrojos cósmicos de pantanos siderales
Y la vida que atascó torbellinos de tormentos.
Yo he visto llorar la primavera
Y horizontes ardientes inundan tus mustios ojos.
Yo he visto el sol besar la pálida mejilla de tu encanto
Y el azul púrpura de los espesos bosques,
Y cuanto más añoro volver a mis años de infancia
Más me alejo de las lunas doradas de mi tierra.
Yo caminé por los senderos equivocados del dolor
Y vi el amado terruño que me vio nacer
Y quise regresar para contemplar la luz de tus ocasos
Y el despertar en la aurora de tus ojos.
Hoy quisiera recuperar el llanto que dejé de llorar
Y la alegría que la lluvia provoca tu aliento.
¡Oh, cómo han pasado los años!
La vida se me ha ido en breves horas
Y ahora después de tanto, tanto tiempo
He regresado a mi hogar, a mi pueblo,
A la tierra que extraño el ombligo en mis ojos
Y que dio la ternura que mudan las hojas verdes,
Y a las límpidas aguas del riachuelo
Y a los hermosos recuerdos de mis anhelos
He vuelto para escuchar los consejos de mis padres
Y besar la roca en el corazón forastero
Por fin he regresado a mi casa, a mi pasto
Y a mis sueños de vientos.
En mi hogar, viviré junto a mis tristezas
Y con las nostalgias de mis hermanos
Y los cimientos que mi voz silenciosa lloraba,
Y mirar los infinitos cielos de las montañas
Y escuchar las quejas de mis lamentos
Y llorar las tristezas de mi pasado.
Yo he vuelto a suspirar junto a tu pecho
Y a soñar con mi gente amada
Y a sentir el olor de las flores
Y los helechos entre las piedras
Y las frías noches oscilantes de estrellas
¡Oh! mi hogar, mi bella ternura,
Que arrulló mis ausentes sueños de infancia
En este valle de heladas montañas
Vuelvo a acariciar la silueta de tu rostro
Y volver cuando aun me esperas, mi hogar
Ahora puedo morir en paz… 


 “PARADERO” 

Rodolfo Ascencio Barillas

Soy un grito de sombras invocando universos
Y el denuesto porvenir de mi sendero,
Yo no supe encontrar lo que buscaba
De un siglo que caminaba de prisa
En el imperioso dolor que me acongoja.
Yo soy el delirio que va creciendo con el tiempo
Y los días que se esfuman de mis manos
Y el amanecer del corazón abierto
Y de las sombras en las que estoy hundido.
Yo soy llanto en el futuro incierto
Y el espanto que ensombrece la vida mía
Y sin atisbar el alba estremecida
Voy muriendo con la tarde que anochece,
Yo soy un gorrión que canta en la brisa
Y voy de paso con mi sueño y mi canto.
Yo llore hielos de anhelas en mis ojos
Y sin restañar la mortal herida de mi alma
Sigo siendo náufrago en los túneles del tiempo
Esperando la esperanza que nunca llega.
Yo fui el furioso océano de las pasiones
Y en mi lugar volaban desechos de ilusiones
Y presentir que mi vital herida es el futuro prisionero
Estoy muriendo sin escuchar la alegría de una triste risa.
Yo soy el soplo que va navegando en el viento
Y el leve susurro que murmuraba al oído
Y el recuerdo de cenizas abrasadas
Mientras lloraba en los alaridos secretos del mundo,
Nadie escuchó la voz de la sed entumecida.
Yo tuve miedo de mirar el infinito diminuto
Por donde los hombres pasan crepúsculos sediciosos
Y dolores ardientes de manifiestos ocasos.
Yo soy muy triste y melancólico
Y derroteros azares de los cielos se alzaron enfurecidos
En las desvanecidas cumbres tenebrosas
Yo fui el límite que ahogaron mis atribuladas respuestas
Yo busque el afán de mis razones
Y las conclusiones que jamás convencieron,
Yo vagué por solitarios desiertos
Y a mi paso escorpiones desertaron
Y el llanto exánime me atrapó en un risco de sombras.
Yo fui el alarido desbordante de la noche
Y los lamentos de un injusto mundo
Yo fui el silencio de las praderas
Y el sol querellante de las opacas dunas
Yo busqué el camino de interrogantes intenciones
Y encontré dibujando ardientes emociones
Y el paradero que no tuvo futuro…


“LAMENTOS” 

Rodolfo Ascencio Barillas 

Yo soy polvo que se esparce en el viento
Y la noche que agoniza en un suspiro,
Yo que no tuve esperanza en el camino
Y aquellos que me amaban se volvieron enemigos
Y con crueldad asediaron mis momentos,
Yo me encontraba abatido por mis tormentos
Y sin esperanza reposaba en mi llanto.
Yo soy la bruma caliginosa de los sacramentos
Y no hallé en mi relicario esperanzas
Y mis parparos se entumecieron con la aurora
Y la mañana perniciosa apuñalaba mis intentos
Y las mieles del canto enmudecieron con el tiempo
Y cuando busqué la luz en las tinieblas todo se alejó de mi vida.
Yo expiré antes de salir del vientre de mi madre
Y fui el más triste de los tristes
Yo no hallé sosiego en mis exquisitos placeres
Y defraudé a los que confiaron sus encantos
Y fui las congojas de las lozanías
Y la tumba en el lauto de mis anhelos
Y destruí los cimientos de propósitos puros,
Yo anduve en los caminos de la nefasta muerte
Y ambicioné mis atribulados deseos
Y quise saciar mis apetitos prohibidos
Y lloré en las noches de incontenible dolor
Y mis palabras mudas gritaban en las turbaciones del silencio
Y mi voz era el movimiento espantoso del eco pagano.
Yo reposaba en la agonía de mis quebrantos
Y mi aflicción gemía en los tuétanos de mi cuerpo
Y mis quejas el cielo estremecía sin respuesta
Y mi crujir se turbaba con el promiscuo aliento
Y mi llanto a nadie le importaba
Yo era feliz en los manantiales del pensamiento
Y en la paz de las montañas solitarias
Yo intenté vivir en el claroscuro de la tarde
Y compartir los sueños que ayer deleitaba mis sentidos
Y lloré con el gemido de los desiertos del mundo
Y mi corazón desolado por el infinito Universo
Y fui atrapado en el lodo de mis pasiones
Y en el calvario de mi cautiverio.
Yo me vi en las debilidades de mis entrañas
Y fui apresado en la injusticia inmisericorde
Y mi castigo fue arrastrarme en los pantanos
Y sufrir el padecimiento de los enfermos
Y la censura en la expresión del viento
Y vivir con el peso de mis pesares
Y los sufrimientos de la desesperanza.
Yo viviré errante en mis razonamientos
Y en la ignorancia de los incautos
Y mi vida se me escapa en un suspiro.
Y yo seguiré esperando la muerte
Mientras tanto viviré en mis lamentos…


 “AMIGA” 

Rodolfo Ascencio Barillas 

Mira amiga el rocío que cae sobre las hojas en la fina hierba
Y en las hondas cañadas de frondosas selvas,
Y se escucha el silente eco trepidante de la voz solitaria
Y en la primavera algunos eucaliptos han besado el cielo
Y llega el recuerdo de tu dulce sonrisa de viento
Y las nevadas de los montes dibujan la belleza de tu rostro
Y el invierno de tus manos languidece en tus húmedas pupilas
Y tus montañas que enaltecen los trigales de mis campos
Y los sauces cristalinos serpentean en la luna de tu boca.
Mira amiga, el dolor que atormenta el frío de la noche triste
Y los espinos de la lejanía en la caprichosa soledad de tu aliento
Y manantiales que enjugan las fresas de tus ojos
Y en las campiñas mustias zarzamoras saborean tus manjares
Que despliegan las tristezas de tu acrisolado aliento.
Y las lluvias que surcan los piélagos salados de tus mares
Y que explayan los exóticos parajes de tu alma,
Mira amiga, que lejos de la vida has caminado
Sin saber que el arcoíris de tus venas han llorado
Y estrellas centinelas observando tus místicos suspiros.
Yo te amaré en el aquilón de mis pasiones
Y en el huracán de mis dolores
Y con las ansias de tus besos enardecidos,
Yo que seré un esclavo de tu naturaleza perfecta
Y un indigente de tus hojas acromáticas.
Yo que te he amado hasta el borde de la locura
Y vivo encadenado a los encantos indiferente de tus ojos
Y moriré esperando el martirio de mis deseos
Y el llanto estrepitoso en el estruendo de tus gemidos.
Mira amiga, el ocaso de tus fugaces anhelos
Y las interminables ilusiones de mi pecho
Que el corazón insipiente del dolor que provoca,
Y los placeres que en mi alma desencanta
Y en el gemido del ardiente fuego de tu boca
Y que resplandece en la aurora de tus labios.
Mira mía, la belleza de tu inhóspito universo
Y con la sombra que ilumina el infinito de tu sueño
Que a veces el dolor invoca… 


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