CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA
Construcción y forja de la utopía andina
2011, AÑO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS
.
DICIEMBRE
MES DE LAS MONTAÑAS
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES Y DEL NACIMIENTO
MES DE LAS MONTAÑAS
DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES;
DE LOS MIGRANTES Y DEL NACIMIENTO
CONFERENCIAS Y SIMPOSIOS SOBRE CULTURA ANDINA
AULA CAPULÍ:
Tacna 118, Miraflores.
Cuadra 3 de la Av. Angamos Este
Entre Av. Arequipa y Paseo de la República
Planta de capulí, florece a la entrada del Aula Capulí
CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
18 DE DICIEMBRE
DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
VOLVER, ES LA CLAVE
Por Danilo Sánchez Lihón
1.
¡Qué hondo y hermoso verbo es volver!
Volver al terruño, volver al hogar, volver al país. Volver a encontrarnos, volver a mirarnos a los ojos.
Volver al patio o a la piedra de nuestra casa de infancia; a la esquina del barrio donde crecimos.
Volver a la calle a la cual sale, o a la cual entra, nuestra puerta.
Volver a ingresar y salir de la tienda dónde tú y yo compramos confites – ¿te acuerdas?– y cotillón para tu fiesta.
¡Volver a encontrarnos, no importa en un desierto, amor mío!
2.
Volver a la escuela y a la carpeta inaugural. Al colegio y a su pórtico, donde nos despedimos ahogándonos de pena. Atajando un suspiro y ocultando una lágrima furtiva.
Volver a aquel vestido que lucías aquel día en que salimos juntos. Volver a tu trenza. Y a la cinta con que amarrabas tus cabellos.
A las flores estampadas de tu blusa. A aquel instante. A la hora hechizada en que te miré y me miraste.
Y que ha quedado en mí como una muestra de que la eternidad existe.
Por eso, volver. No recordar, sino volver.
Porque recordar es evocar y volver es estar aquí, otra vez, juntos.
3.
Volver es dar la vuelta y cerrar el círculo de la existencia, haciendo que la vida esté donde debió estar.
Volver es recuperar lo perdido.
Y preguntas:
– ¿Por qué el destino torció su rumbo bifurcando en dos nuestros caminos?
Uno, lo que pudo haber sido. Y otro, lo que ha sido.
Y ninguno por sí solo es verdad.
La vida, que es sabia y es ciega, dejó esfumarse lo que habríamos sido, tú y yo.
4.
Por eso, volver. Volver es recomenzar, aunque tarde, aunque ya sin tiempo, ni edad.
Yo vuelvo a tu lado; a reclamar lo que pudimos ser.
Vuelvo a aquello de lo cual me alejé pero de lo que nunca me despedí.
Vuelvo a la casa que hicimos de niños. Y a las muñecas de las que me hiciste papá.
Por eso, volver. No recordar sino volver.
Porque recordar es evocar a la distancia.
Volver es regresar y estar, otra vez, aquí.
5.
Se puede ir muy lejos y llenarse de mundo, viajar y recorrer caminos depurando pasos.
Se puede vivir en un país remoto, modular otros verbos en una lengua exótica.
Se puede beber de las aguas de otros ríos y otras fuentes.
Se puede probar el aderezo de otros potajes.
Está bien. Pero volver.
Porque, eso sí, no se puede morir sino es en la tierra que nos vio nacer.
Porque las lágrimas y los quejidos ruedan por cualquier pendiente.
Y se juntan para volver; pero los huesos se quedan allí donde se los enterró.
6.
Por eso, los huesos han de reposar en donde el cariño los convoca.
En donde se balbucearon las primeras sílabas y se esbozaron en las retinas las primeras imágenes.
Porque los huesos son el único testimonio que nos sobrevivirá.
Se puede ir muy lejos y llenarse de mundo. Pero hay que volver para hacerse raíz y enterrarse donde se brotó.
Lo grave es irse lejos y morir cualquier día imprevisto.
La tragedia es yacer bajo tierra en un país extranjero sin poder ya regresar.
No hay problema en quienes todavía son fuertes. Ellos han de volver.
Pero los otros, ¿Qué será de aquellos que están muy achacosos y en un hospital? Por eso, volver.
7.
Sin volver, los ojos se vuelven llagas. Y ninguna realización es cierta.
Sin volver, no se ha cumplido cabalmente un destino. Sin volver la vida no tiene sentido.
Aunque les cuento:
Dios concede a quienes van a morir un último consuelo, cual es volver.
Nos concede regresar por algún camino a la casa de nuestra infancia, hasta la habitación en donde se exhaló el primer vagido del nacimiento.
Para ello se cruzan ríos, noches inclementes páramos, bajo la lluvia que arrecia.
Lo que sea, se vuelve aunque sea hechos ya sombra y espíritu.
Para ello se galopa a caballo todo lo que se quiera.
Total, ya se es viento y alma.
8.
En este caso se vuelve pero no se queda aquí para siempre.
Los que vuelven definitivamente echan flor que brota en un huerto o un jardín oculto.
Por eso, escojamos volver por el camino de nuestra infancia.
El camino que hacíamos al regresar ya tarde atraídos por el humo del hogar y la leña del fogón.
Y ser simiente de nuevos árboles, frutos y caminos.
Pero volver. No recordar. Porque recordar es evocar a la distancia.
Volver es regresar y estar, otra vez, aquí.
Volver mal grado el viaje de retorno alcance solo a recorrer la mitad del camino.
9.
Aunque apenas nos quede del viaje de regreso un mínimo boleto estupefacto.
Allí estarán contenidos los rumores del río y sus precipicios. Y los pueblos con sus gentes.
Los paisajes con el sol que miraste largamente el día de tu partida.
Volver absorto ante el hechizo contenido en el misterio de saber quienes somos.
Volver al grumo de tierra, de sol, de aire y de agua.
A aquel aroma acunado desde la infancia, que nunca has olvidado y que se ha hecho hálito y aliento sagrado.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
planlector@hotmail.com
inlecperu@hotmail.com
daniloydanilo@hotmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com
.CALENDARIO DE EFEMÉRIDES
18 DE DICIEMBRE
DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE
PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA
VOLVER, ES LA CLAVE
Por Danilo Sánchez Lihón
"Migrante, sufrido caminante, en ocasiones bienvenido,
muchas veces oprimido, casi siempre perseguido".
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
muchas veces oprimido, casi siempre perseguido".
Armando Alvarado Balarezo (Nalo)
1.
¡Qué hondo y hermoso verbo es volver!
Volver al terruño, volver al hogar, volver al país. Volver a encontrarnos, volver a mirarnos a los ojos.
Volver al patio o a la piedra de nuestra casa de infancia; a la esquina del barrio donde crecimos.
Volver a la calle a la cual sale, o a la cual entra, nuestra puerta.
Volver a ingresar y salir de la tienda dónde tú y yo compramos confites – ¿te acuerdas?– y cotillón para tu fiesta.
¡Volver a encontrarnos, no importa en un desierto, amor mío!
2.
Volver a la escuela y a la carpeta inaugural. Al colegio y a su pórtico, donde nos despedimos ahogándonos de pena. Atajando un suspiro y ocultando una lágrima furtiva.
Volver a aquel vestido que lucías aquel día en que salimos juntos. Volver a tu trenza. Y a la cinta con que amarrabas tus cabellos.
A las flores estampadas de tu blusa. A aquel instante. A la hora hechizada en que te miré y me miraste.
Y que ha quedado en mí como una muestra de que la eternidad existe.
Por eso, volver. No recordar, sino volver.
Porque recordar es evocar y volver es estar aquí, otra vez, juntos.
3.
Volver es dar la vuelta y cerrar el círculo de la existencia, haciendo que la vida esté donde debió estar.
Volver es recuperar lo perdido.
Y preguntas:
– ¿Por qué el destino torció su rumbo bifurcando en dos nuestros caminos?
Uno, lo que pudo haber sido. Y otro, lo que ha sido.
Y ninguno por sí solo es verdad.
La vida, que es sabia y es ciega, dejó esfumarse lo que habríamos sido, tú y yo.
4.
Por eso, volver. Volver es recomenzar, aunque tarde, aunque ya sin tiempo, ni edad.
Yo vuelvo a tu lado; a reclamar lo que pudimos ser.
Vuelvo a aquello de lo cual me alejé pero de lo que nunca me despedí.
Vuelvo a la casa que hicimos de niños. Y a las muñecas de las que me hiciste papá.
Por eso, volver. No recordar sino volver.
Porque recordar es evocar a la distancia.
Volver es regresar y estar, otra vez, aquí.
5.
Se puede ir muy lejos y llenarse de mundo, viajar y recorrer caminos depurando pasos.
Se puede vivir en un país remoto, modular otros verbos en una lengua exótica.
Se puede beber de las aguas de otros ríos y otras fuentes.
Se puede probar el aderezo de otros potajes.
Está bien. Pero volver.
Porque, eso sí, no se puede morir sino es en la tierra que nos vio nacer.
Porque las lágrimas y los quejidos ruedan por cualquier pendiente.
Y se juntan para volver; pero los huesos se quedan allí donde se los enterró.
6.
Por eso, los huesos han de reposar en donde el cariño los convoca.
En donde se balbucearon las primeras sílabas y se esbozaron en las retinas las primeras imágenes.
Porque los huesos son el único testimonio que nos sobrevivirá.
Se puede ir muy lejos y llenarse de mundo. Pero hay que volver para hacerse raíz y enterrarse donde se brotó.
Lo grave es irse lejos y morir cualquier día imprevisto.
La tragedia es yacer bajo tierra en un país extranjero sin poder ya regresar.
No hay problema en quienes todavía son fuertes. Ellos han de volver.
Pero los otros, ¿Qué será de aquellos que están muy achacosos y en un hospital? Por eso, volver.
7.
Sin volver, los ojos se vuelven llagas. Y ninguna realización es cierta.
Sin volver, no se ha cumplido cabalmente un destino. Sin volver la vida no tiene sentido.
Aunque les cuento:
Dios concede a quienes van a morir un último consuelo, cual es volver.
Nos concede regresar por algún camino a la casa de nuestra infancia, hasta la habitación en donde se exhaló el primer vagido del nacimiento.
Para ello se cruzan ríos, noches inclementes páramos, bajo la lluvia que arrecia.
Lo que sea, se vuelve aunque sea hechos ya sombra y espíritu.
Para ello se galopa a caballo todo lo que se quiera.
Total, ya se es viento y alma.
8.
En este caso se vuelve pero no se queda aquí para siempre.
Los que vuelven definitivamente echan flor que brota en un huerto o un jardín oculto.
Por eso, escojamos volver por el camino de nuestra infancia.
El camino que hacíamos al regresar ya tarde atraídos por el humo del hogar y la leña del fogón.
Y ser simiente de nuevos árboles, frutos y caminos.
Pero volver. No recordar. Porque recordar es evocar a la distancia.
Volver es regresar y estar, otra vez, aquí.
Volver mal grado el viaje de retorno alcance solo a recorrer la mitad del camino.
9.
Aunque apenas nos quede del viaje de regreso un mínimo boleto estupefacto.
Allí estarán contenidos los rumores del río y sus precipicios. Y los pueblos con sus gentes.
Los paisajes con el sol que miraste largamente el día de tu partida.
Volver absorto ante el hechizo contenido en el misterio de saber quienes somos.
Volver al grumo de tierra, de sol, de aire y de agua.
A aquel aroma acunado desde la infancia, que nunca has olvidado y que se ha hecho hálito y aliento sagrado.
Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860
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