LA LITERATURA LATINOAMERICANA SÍ EXISTE
Por: Samuel Cavero Galimidi
Por: Samuel Cavero Galimidi
Hace unos días leía en el diario El Universal de Guadalajara, con motivo de la entrega del Premio de la III Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que la literatura latinoamericana ya pasó de moda. ¡Y por tanto no existe!
No porque lo digan escritores y catedráticos como Gonzalo Celorio y Jorge Volpi esto es cierto. Es verdad que el efecto del boom de la gran literatura latinoamericana ya ha pasado, pero no con esto debemos decir que no existe una portentosa literatura latinoamericana. Existe, lo que pasa no está masificada, integrada al boom o post boom, pero está allí latiendo con pulso firme, desde nuestras literaturas regionales y nacionales. Basta sino asistir a las Ferias Internacionales de Libro que existen en cada uno de nuestros países, y hay países como Argentina, Perú, Chile, Colombia, México, donde además hay en varias ciudades otras ferias de gran interés, donde año a año se publica mucha literatura nacional. Y los escritores haciendo denodados esfuerzos, muchas veces en contra de las grandes transnacionales, para decirnos: ¡Lean mi libro!
Pero también hay Asociaciones internacionales de escritores como la UHE, AEADO, Capulí, la Casa del Poeta Peruano, todas nacidas y forjadas curiosamente en Perú, país pluricultural de rica historia, tradición, gastronomía, que año a año va creciendo y se fortalecen, para hermanar nuestras literaturas, y que busca seguir un nuevo derrotero de acuerdo a las circunstancias que nos imponen los tiempos de la globalización y el Internet.
Dentro de todo esto la literatura de Costa Rica es la que nos convoca desde su honorable Parlamento, que hoy nos honra, para hablar de nuestras literaturas, así de unir esfuerzos por la no violencia y la pacificación que tanto necesitan nuestros pueblos. Es verdad que las mujeres dentro de este contexto han asumido un papel decisivo de empoderamiento, y entre ello nuestras escritoras, artistas, educadoras. Pero no por ello ha bajado la violencia y la criminalidad contra las mujeres en nuestros países. La realidad en el Perú indica que una niña es más propensa a padecer una agresión sexual que a morir a causa de un accidente de tránsito. Para el caso de las niñas, ellas sufren esta violencia muchas veces de parte de sus propios padres, o de sus propias madres, padrastros, y eso es porque la violencia muchas veces se reproduce de generación en generación. ¡Y no hablemos de la paz que necesitan nuestros países ante la criminalidad, el creciente armamentismo y el problema de latente peligro de grandes guerras globales! ¡Palabras mayores!
¡Hoy estamos aquí! ¡Desde muy lejos, gracias a la magia de los aviones que nos hace viajar y ensoñar, hemos venido a la amada Costa Rica a bebernos un poquito de su rica cultura, de su arte y literatura, para mostrar que en Centroamérica y en Latinoamérica hay muchas coincidencias, y hay una variada y buena literatura de gran tradición y arraigo! ¡Que no se haya masificado por todo el mundo estas obras literarias un tanto desconocidas, y que no haya tras los reconocidos autores el impuso que antes, en décadas pasadas hubo, de los grandes monopolios editoriales es otra cosa! ¡Pero aquí está latiendo, con pulso firme, nuestras literaturas!
Tal cual ha sucedido en otros países de Latinoamérica históricamente, la literatura costarricense tiene antecedentes en la colonia y marcada influencia europea, por lo que la mayoría de sus obras se han producido principalmente en idioma español, aunque también se han escrito numerosas obras en otros idiomas, como inglés y francés. Al ser Costa Rica un país joven, su literatura también lo es, y se puede iniciar su historia hacia finales del siglo XIX. Entre sus mayores exponentes se encuentran Aquileo Echeverría, Carmen Lyra, Joaquín García Monge, Carlos Salazar Herrera, Joaquín Gutiérrez Mangel, Fabián Dobles, Isaac Felipe Azofeifa, Jorge Debravo, José León Sánchez y Anacristina Rossi, entre muchos otros. Pero también están quienes otras escritoras reconocidas, como las que nos acompañan en la Mesa de Honor. ¡Ellas, como Alondra Gutiérrez y otras poetas y narradoras, son, en Costa Rica, las escritoras del nuevo Olimpo, del gran parnaso de las letras!
Diré, por ejemplo, que la formación de una literatura nacional en Perú y Costa Rica se asemeja, en líneas generales, a la formación de otras literaturas nacionales en los países latinoamericanos y centroamericanos. Ese proceso forma parte de un esfuerzo más amplio, la construcción o invención de la 'nación', como una 'comunidad imaginada', así la construcción de identidades regionales, más que una realidad sustantiva.
La producción literaria en Costa Rica como en Perú fue poco importante durante la época colonial y gran parte del SIGLO XIX. Eso sí la imprenta llegó al Perú después que llegó al Virreinato de México hacia 1581, pues el Virreinato del Perú había cobrado gran importancia, y existía la necesidad perentoria de establecer una imprenta que difundiese rápidamente el material religioso necesario para el adoctrinamiento de los indios. Ya en 1551, los dominicos habían fundado la Universidad de San Marcos, y era necesaria la impresión de textos para los alumnos. En ese entonces llego desde México el impresor italiano, Antonio Ricardo.
En el caso de Costa Rica la primera imprenta llegó al país en 1830, varios siglos después, y la mayoría de los libros publicados fueron textos didácticos, políticos o religiosos, con esporádicas producciones literarias en los periódicos, predominando el cuadro de costumbres de características humorísticas, pintorescas o satíricas, a imagen del costumbrismo español.
Costa Rica tuvo sus Escritores del Olimpo, con Manuel Argüello Mora, considerado el fundador de la novela costarricense y uno de los grandes impulsores de la literatura nacional. Pero también están Pío Víquez, Joaquín García Monge; Max Jiménez; Manuel de Jesús Jiménez O; ; Jenaro Cardona; Manuel González Zeledón; Carlos Gagini ; Aquileo Echeverría; quien fue historiador, escritor, político y diplomático y escribió numerosas obras históricas. Es considerado uno de los padres de la historiografía moderna de Costa Rica.
En el Perú de igual manera hemos tenido nuestro Olimpo y Parnaso, con escritores hoy de prestigio mundial como los cronistas Felipe Guamán Poma de Ayala, el Inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma, Flora Tristán, Abraham Valdelomar, Julio Ramón Ribeyro, Manuel Scorza, Ciro Alegría, José María Arguedas, César Vallejo, Martín Adán, Blanca Varela y Mario Vargas Llosa, nuestro gran Premio Nobel, para solo mencionar algunos.
Pero hoy (porque no quisiera cansaros más) nos queda la promesa, cobijados en este hermoso suelo de San José, de seguir conociendo más de la literatura de Costa Rica. Con el querido escritor Carlos Garrido Chalén, tan laureado y no menos famoso, prometemos leer todo lo que se pueda, y llevarnos algunos libros en la maleta, como las de Rodolfo Arias Formoso, Guillermo Barquero, de Carlos Cortés, ganadora del Premio Centroamericano Mario Monteforte Toledo, entre otros. Pero también a Yolanda Oreamuno, a Joaquín Gutiérrez Mangel, a Fabián Dobles, a José León Sánchez, de trágica e impresionante vida, a Jorge Debravo, a Ana Istarú. ¡Y el cariño de ustedes, con sus libros, por supuesto! ¡Muchas gracias!